con cariño para las Hyotei, las chicas que aman POT y Kissusita :D
feliz cumple atrasado, Marianita (si, hay mucho BuntaXJiroh LOL)
POT no me pertenece
Simply remember me
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Capítulo 1
Sí, Me gusta
Las vio tiradas en el piso y se sintió un poco incómodo. Suspiró pesadamente y caminó tres pasos adelante, luego terminó regresando. Las miró de nuevo y luego las recogió de mala gana mirando a todos lados esperando que nadie lo viera. A decir verdad se sentía bastante ridículo por estar tanto tiempo en un solo lugar pensando idioteces. Las tomó al fin y al cabo y simplemente las guardó en la bolsa del yérsey, luego metió las manos junto con ellas. De nuevo suspiró, y es que sacarse esa voz chillona y gritona le estaba costado. Lo había esperado y de hecho ya todos los miembros del Rikkaidai se habían ido, tenía una cierta necesidad de verlo, de hecho apenas había hablado con él directamente y apenas y recordaba su nombre, no lo negaría desde ese día, no lo había podido borrar de su cabeza, pero aún así no era para tanto. Es que… tenía una linda sonrisa, además de que era una persona muy divertida, dulce y transparente. No comprendía como alguien tan… tan "amable" estaba entre los petulantes del Hyotei.
Y si bien el de cabello rosado sabía que, ese teatrito de entrenamiento del Rikkaidai con el Hyotei había sido por pedido de ese rubio. Nunca se imaginó que realmente se pudiera realizar tan pronto, sin duda ese chico podía lograr todo lo que quisiera.
Bunta comprendió el motivo justamente media hora antes, cuando el capitán del Hyotei lo miró de lado y le dijo de forma cortante – él no va a despertar en un rato más, mejor vete- Atobe Keigo estaba molesto, o eso parecía sin embargo permanecía sentado al lado de esa persona esperándolo tranquilamente. Bunta fingió que esa acción no le sorprendía en lo más mínimo, y solo le dijo una que otra tontería… como si no importara.
Entonces notó que el capitán de su equipo había acariciado el rizado cabello del rubio y lo veía con un poco de ternura, Bunta se sintió irritado.
-Tienes suerte de que él te admire tanto, ojala algo aquí en Hyotei hiciera que Jiroh estuviera despierto- Bunta sintió mejillas arder, pero en un segundo la sensación se disolvió cuando el capitán del Hyotei se puso de pie y lo miró con bastante odio. Jamás pensó que vería eso… tampoco imaginó que el "gran" Atobe Keigo lo hiciera sentir diminuto a su lado, se molestó. Solo opto por guardar silencio, y como era costumbre, pretender ignorarlo.
-No sé de que hablas… yo solo vine a jugar, en fin… me voy es algo tarde, suerte con el rubio- el más bajo le giño el ojo y sonrió como si nada. Bunta había notado su molestia pero no le importó ni un poco, luego de eso vio que tenía en sus manos las ridículas muñequeras… verde agua con corazones rosas… aquellas que el rubio le había dicho, le daría y el millonario solo las aventó. Eso sí le había molestado.
Lo demás era historia, Bunta Marui de 15 años solo caminó molestó y luego de un rato regresó al mismo lugar a donde estaban ese par de muñequeras tiradas en el piso.
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-Atobe… las perdí- Jiroh cerró su casillero y habló un poco decaído mirando al piso, sabía que siempre su capitán lo escuchaba. No importaba lo que fuera Atobe estaba ahí. Keigo alzó una ceja y luego de unos segundos supo a que se refería ese niño. A la famosas muñequeras que el mismo Atobe había tirado al piso.
-Búscalas por ahí - dijo conteniendo su molestia, para luego azotar la puerta de su casillero y salir de ahí.
-¿hoy también estas de mal humor?- el pequeño rubio se acercó invadiendo el espacio personal del otro hasta tenerlo muy cerca de su cara y estar tan cerca de los labios de Atobe que el millonario se quedó sin aire. Atobe dio un paso atrás y salió ahí.
- no me gusta que Atobe este molesto… tal vez deba quedarme despierto 5 minutos más- el rubio miró al piso y hablo, sabiendo que Gakuto estaba tras de él.
- solo dile que si a Atobe y todos seremos más felices- el rubio lo miró interrogante mientras el de cabellos de cereza buscaba por todas partes a su pareja de dobles- ¡Yuushi, espérame!
-humm pero si las dije que el capitán no está interesado en mi- Jiroh enseguida sintió sus mejillas calientes, tenían semanas molestándolo con eso. Si bien era cierto que Atobe lo escuchaba, también sabía que nunca lo miraba a los ojos, que pocas veces él le hablaba. Luego sintió como Ryo, le daba un pequeño golpe en la cabeza para verlo a los ojos y hablarle.
-Jiroh, no te das cuenta pero Atobe solo tiene consideraciones contigo-
-eso no es verdad – el rubio, pensó que eso ya era mucho, lo mejor era irse a dormir al pasto, tanto pensar en Atobe lo estaba haciendo sentir incómodo. Generalmente solo pensaba en pocas cosas una de ellas eran pockys; una que otra vez los partidos de tenis, y solo si en ellos estaba Bunta Marui. A parte de eso nada le importaba mucho. Solo ahora, Atobe Keigo.
-Jiroh sempai, no quiero entrometerme pero tiene razón Shishido-san, ya tuvimos una junta por usted y Atobe-san siempre intercede por usted y además Shishido-san dice que el Buchou lo mira a usted con un gran cariño- Otori miró a su sempai, mientras todos los miembros al fin salían de los vestidores con rumbo a las canchas luego miró que ese pequeño rubio ya no lo estaba escuchado.
- Jiroh no te duermas mientras te están hablando- Shishido una vez más trato de darle un pequeño golpe en la cabeza pero se quedó quieto cuando escuchó esas palabras salir de la boca del rubio.
-Buntaa~~-
-¿Crees que Jiroh… le corresponda al buchou?- Ootori miró al de cabello castaño con preocupación, realmente habían visto, si no taciturno, bastante más serio de lo normal al capitán de su equipo. La razón era simple, desde que Jiroh había prácticamente declarado que le gustaba el chico del Rikkaidai, parecía que el millonario había perdido su oportunidad, al menos así lo habían pensado varias personas cuando el rubio le había pedido a su capitán que quería jugar con Bunta.
- La pregunta es ¿crees que Atobe le diga algo a Jiroh?- Choutaro, se detuvo y suspiró para luego sonreírle a su sempai. Adoraba esos pequeños momentos en los que se quedaba a solas con el chico de cabellos castaños, lo tenía solo para él.
-Ojala Atobe-san le diga algo… no creo que Jiroh le diga que no, ellos pueden ser muy felices; Jiroh sempai es muy amable – ellos se miraron a los ojos y luego el mayor arrugó el ceño pensando tranquilamente.
- No lo sé, Atobe tal vez sabe que si le dice algo a Jiroh, él le diría que si… aún que no sienta nada por él, y siga enamorado de Bunta –
-Jiroh-san no haría eso y él dijo que no siente nada especial por Bunta-san más que admiración-
-pero eso Atobe no lo sabe- ambos suspiraron, enseguida recordaron que Atobe estaba siendo bastante más cruel de lo normal.
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-¡Marui llegas tarde!- el de cabello rosados refunfuñó mientras escuchaba a Sanada gritarle, le dolía la cabeza y no había dormido mucho. Pensó en no contestarle y verlo feo, pero luego vio a su capitán sonreírle sádicamente.
-Perdón Sanada, ayer no dormí bien- confesó y se puso a calentar, pero enseguida sintió la necesidad de ir a devorar azúcar… y no había dado ni media vuelta a la pista.
-¿Te sientes mal?- escucho que le preguntaba Yukimura, aún así fue directo a una banca y sacó unos dulces que su querida mamá había puesto en su mochila.
-No, estoy bien- comió un poco y luego miró que su capitán estaba a su lado, eso le ponía nervioso, no es que no le agradara, en general no le molestaba; pero su cabeza justo ese día estaba molestando al grado de irritarlo
-Ayer tuviste dificultades con el ese sujeto del Hyotei, tienes que entrenar más- Bunta lo miró y se sintió extraño; sobre todo en la parte donde habían dicho "ese sujeto".
- Su nombre es Jiroh- dijo con la voz suave, y justo ahí lo notó; no había podido sacarse ese nombre; de inmediato pensó el tal Atobe Keigo. Enseguida sonrió recordando que, de alguna manera, si él estaba comportándose así… era porque ese rubio, estaba interesado en él
- Si como se llame, el viene aquí a espiarnos, lo mejor es que tomes un entrenamiento a parte por un tiempo y que muestres tus técnicas entrenaras en las canchas del gimnasio- Bunta había sonreído cuando recordó eso, siendo así podría invitarlo a salir, no perdía nada después de todo… solo era un chico que tal, vez le gustaba y, si no era así simplemente podía decirle que no. Después de todo no tenía ningún compromiso, tampoco esperaba tener algo serio, solo quería sacarse de la cabeza a ese pequeño rubio que giraba en su cabeza. -Kirihara iras con él- apenas notó que el capitán había dado varias órdenes supo que estaría encerrado con ese niño
-¡yo! ¡Y yo por qué! Yo no perdí- Kirihara arrugó el ceño y caminó reprochando todo el camino mientras el otro seguía maquinando ideas en su cabeza, a pesar del dolor punzante que aún sentía.
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Realmente se sentía intranquilo y molesto, ¡tenía que hacer eso siempre ese niño!, estar cerca, pero no lo suficiente, al menos el entrenamiento de ese día había estado ausente… y de alguna manera le alegraba no tener que verlo. A decir verdad le dolía bastante, al grado de ya no poder disimularlo. Ya varios lo habían notado.
Atobe Keigo había evitado el resto del día al rubio, no quería verlo sobre todo después del partido del día anterior. Su resistencia se agotó cuando, ya saliendo del instituto lo vio caminando despacio en otra dirección diferente de su casa.
Sabía que ir tras él era masoquista, pero aún así una vez que se subió a su limosina le pidió de una manera nada amable a su chofer que siguiera cierto transporte colectivo; sintió que su pecho se contraía cuando noto la dirección del rubio. Esa presión en el pecho le estaba ahogando y aún así siguió, aun sabiendo que podía simplemente irse a su casa.
Pidió a su chofer que se estacionara a una distancia prudente justo cuando sabia estaba cerca; caminó un poco y enseguida lo vio. Era la primera vez que veía a Jiroh despierto mirando hacia las canchas, y no precisamente las del Hyotei, enseguida sintió celos y ese deseo de derrotar a todos y cada de uno de los miembros de Rikkaidai aumento. Para su sorpresa, y la del dormilón, no estaba ahí el sujeto que le había robado el corazón del rubio. Sonrió amargamente y decidió darse la vuelta hasta que escuchó como un gritó desde la escuela sonó.
-Jiroh-chan espérame- Atobe se sintió irritado… nunca antes había escuchado a alguien llamar así al rubio… de hecho, el rubio era el mayor de casi todos; a pesar de su apariencia, no lo iba a soportar, no podría seguir viendo eso.
