Nota de la traductora: Este FF es una versión traducida del inglés de Choice, de juanafever. A día de 28 de enero (2007) la historia aún no está terminada (lleva 34 capítulos), pero os puedo asegurar que es una de las mejores SSHG que he leído (y he leído unas cuantas).
Se sitúa en sexto/séptimo año. Fingid que El principe de Sangre mestiza nunca fue escrito y que esas cosas que pasaron y que no vamos a comentar -por si a caso alguien no lo ha leido- no han pasado.
Espero que mi traducción sea lo bastante buena y ala, a disfrutar!
Disclaimer: Los personajes pertenecen a J. K. Rowling.
Rating: R
Advertencias: lenguaje, violencia y quizás sexo en futuros capítulos.
Capítulo uno
"A veces mi vida es simplemente un asco" era el único pensamiento en la mente de Hermione J. Granger. Echó una rápida ojeada a su amigo Ron Weasley y volvió a sus deberes de transfiguraciones. Sus ojos de ámbar líquido escanearon el pergamino que tenía en frente. "Creo que necesito un descanso." Resopló ante aquel pensamiento. "Mejor no hago esto público o a alguien le dará un ataque al corazón." Echó de nuevo una mirada a los dos chicos del sofá de al lado.
El pelo rebelde de Hermione caía por su espalda como un río de chocolate. Ya no era tan tupido como antes, pero eso no significaba que fuera más fácil de manejar. Nunca se había visto como Miss Universo, pero le gustaba su aspecto o, por lo menos, estaba satisfecha con él. Su madre siempre le decía: "Si quieres que los otros te quieran, primero has de quererte tu misma." Tenía que poner verdaderos esfuerzos en eso, pero lo consiguió. Aún era doloroso lo de que su madre...
Los pensamientos de Hermione volvieron a centrarse en la sala común por causa de una fuerte explosión detrás de ella, seguida de unas risas aún más fuertes. Frunció el ceño borrando la expresión calmada de su cara. Le dolía ya la cabeza, y todos esos ruidos no la ayudaban precisamente. Se encontró regañando a alguien de detrás antes de que pudiera contenerse:
― ¿Podéis estaros un poco calladitos¡Aquí hay gente intentando estudiar, por si no lo habéis notado! ― Dos de quinto año tuvieron la decencia de poner cara de culpa, y alguna casi inaudible disculpa llegó a la muchacha. Su rostro se suavizó.
― Hermione, ya sabes solo están celebrando. No hay necesidad de ser aguafiestas. ― Su ojo derecho empezó a crisparse, pero el pelirrojo no pareció notarlo. "¿Así que soy una aguafiestas, Ronald¿Y que hay de tu rabieta de hace media hora, eh?." Pero solo dijo:
― El examen de transfiguraciones es dentro de dos días, chicos, por si a caso lo habéis olvidado. ― Ahora se encontraba encarando sus dos mejores amigos.
― ¡En serio, Mione¡El viejo Voldie está muerto y no va a volver, es tiempo de celebración! ― Sí, después de toda la lucha El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado estaba finalmente muerto, de hacía seis meses ya. Eso sonaba bien cada vez que lo oía. ― Nosotros lo vencimos, lo menos que podrían hacer sería ponernos buenas notas en los exámenes ― añadió Ron. Esto no le sonaba bien, y no ayudó que Harry pusiera cara de acordar.
Cuando se dieron cuenta de la mirada mortífera que les dirigía, Harry se apresuró a añadir ― ¡sólo bromeamos, Hermione! Sabemos que los exámenes están a la vuelta de la esquina y estamos preparados. Sólo necesitas relajarte un poco¡no es el fin del mundo! ― le sonrío a la chica.
― Quizás tengas razón, Harry. Todo este estrés está pudiendo conmigo. Lo siento. ― Intentó pronunciar una débil sonrisa.
― Deja los libros un rato y se te pasará ― dijo Ron. Otra vez no. Ahora no.
Cuando iba a replicarle fue interrumpida.
― Hermione, vamos, prometiste corregir mi tarea. ― La voz de Lavender reclamó su atención. Hermione le echó a su compañera de habitación una mirada de desentendimiento. ― El que trata del hechizo congelante ― añadió la chica de pelo de color arena. Hermione entendió lo que trataba de decirle y corroboró. El que trata del hechizo congelante... es una provocación.
― Claro, Lav. ― Se dirigió a los chicos. ― Me voy a la habitación, Lav necesita ayuda con su tarea. Os veo mañana en el desayuno ― les dirigió una breve sonrisa y empezó a recoger sus cosas del sofá.
― Oh, vale. Nos vemos mañana. Buenas noches ― dijo Ron. Por alguna razón, perder una oportunidad de discutir con ella le hacía parecer enojado. "Hoy no, Ronald" pensó ella.
Una vez la puerta de la habitación estuvo cerrada, Hermione abrazó a Lavender. ― ¡Eres una salvavidas¿lo sabías?! ― dijo con una sonrisa cansada. Antes de que su amiga pudiera contestar otra voz habló:
― ¿Qué hicieron ahora los idiotas esos? Te juro que si... ―Un siseo furioso provino de una belleza exótica acomodada en una de las tres camas. Era su otra compañera de habitación Parvati Patil.
Tras convivir seis años en una misma habitación se habían convertido en hermanas para Hermione: cariñosas, leales y protectivas como eran suponían un gran apoyo. Por alguna extraña razón todo el mundo tenía la idea de que no se llevaban bien. Sonrió. Eran distintas, y rara vez se las veía juntas fuera el dormitorio. No solían mostraban como de cercanas eran, pero si alguna vez Hermione necesitaba apoyo estaban siempre allí. Cuando las cosas le fueron mal en quinto año, ellas estuvieron allí. Siempre. Hermione sintió como se alegraba su corazón. Eran sus verdaderas dos mejores amigas.
― No te preocupes, Parvati, no hicieron nada. ― Eso no pareció calmar la belleza furiosa; sus osos oscuros repasaban su amiga castaña en busca daños. Se relajó cuando no encontró ninguna muestra de daño físico...
― ¿A qué viene entonces lo de salvavidas? ― Ahora su atención era para Lavender, quién resopló en respuesta.
― ¿Tu qué crees?
― ¡Eh, estoy aquí y estoy bien, en serio! ― Hermione intentó sin mucho éxito convencer a sus compañeras.
― Tienes un aspecto asqueroso y apuesto a que te sientes aún peor, así que para de decir eso. ― Lavender casi se exaltó.
― No lo entiendo, Mya. ¿Por qué dejas que te pisoteen de esta forma? ― Preguntó Parvati alzando el tono.
― Son mis amigos ― dijo casi susurrando.
― ¡Chorradas, y lo sabes¡Un amigo no hubiera hecho lo que ellos! No es suficiente que estés al borde de un ataque de nervios gracias a Fudge; ¡tienen que acusarte de no haber hecho bastante en la batalla final! Por el amor de dios, Mya¡ni Merlín hubiera dado más! Has hecho mucho más que Potter, Weasley o Dumbledore.
― La mayoría de alumnos de esta escuela te deben la vida, al igual que los profesores. Si no hubieras lanzado ese hechizo sobre Hogwarts, hubiéramos muerto todos mucho antes de la batalla final – añadió Lavender en voz calmada, una pequeña sonrisa y con sus ojos azules irradiando afecto. Hermione le sonrió. Su compañera era una loba disfrazada de oveja, o quizás una leona. Dudaba que alguien más a parte de ellas dos supiera eso. Era uno de sus muchos secretos.
Secretos de los que ni Ron ni Harry sabían nada. Nunca se preocuparon por sus secretos. Ella era su ayudante en las tareas y su amiga en público. Tampoco compartían sus secretos con ella. "Qué amigos" pensó después de su última disputa. Parvati aún estaba furiosa, pero Hermione la paró.
― Ya han dicho que lo sienten, todo está bien. Así que no te metas en ninguna pelea absurda. No estamos tan unidos como antes, sí. Ya no se puede decir que me conocen, sí. Si lo hicieran, la disputa de hoy no hubiera pasado. Pero aún son mis amigos, y se preocupan por mí. Han tenido un día horrible y lo han pagado con la primera persona con la que se han cruzado, que desafortunadamente era yo. Es solo que últimamente me frustran, ellos y el resto del mundo. Ya sabéis por qué. ― Hermione se frotó la cara con las manos y fue a su cama a por el pijama.
Parvati Patil suspiró. Estaba tumbada sobre su cama, observando la castaña moverse por la habitación. Parvati conocía lo suficiente a su amiga como para entender que ese era el fin de su discusión. Miró a Lavender, que estaba sentada a su lado, y le lanzó una mirada que claramente quería decir "Quiero una explicación, Lavender Brown, y será mejor que tengas una de buena." En cuanto Hermione cerró la puerta del baño, la explicación llegó.
― La encontré sentada en la sala común; Weasel estaba intentando discutir con ella por sus hábitos de estudio. Parecía que iba a llorar o a matar. Potter también estaba allí, apuesto a que esperando a discutir también. No creo que realmente esté apenado por el desastre de esta noche. ― Una mueca de asco acompañó esa última parte.
― Aún no puedo creer que me gustara durante dos años. ― Lavender puso sus ojos en blanco como diciendo "¿aún no sabes por qué?" ― Quiero decir que vale, es un héroe y tal, no es feo y parece un chico decente... pero Weasel y él la abandonaron cuando ella más los necesitaba. Aún los necesita, y ¿les importa a ellos? Nooo. Son lo peor. ¿Crees que se preocupan ni siquiera un poco por su vida personal, Lav?
― Para empezar, no creo ni que sepan lo que ella hizo. ― En su vida, Lavender Brown tenía sólo dos cosas de las que realmente se preocupaban, y eran sus dos amigas. La mera idea de que alguien las estuviera tratando mal la hacia sacar la varita. Ronald Weasley nunca sabría que cerca había estado de recibir un Avada Kedabra cuando acusó a Hermione. Ella tenía una expresión calmada, pero después de seis años de práctica Parvati podía ver más allá de su máscara.
― ¿Cómo es que el sombrero no te puso en Slytherin, Lav? ― Parvati sonrió afectuosamente a su alterada amiga.
― ¿Qué?
― Ya me has oído, Lav. No muchos Gryffindors pueden estar pensando en un asesinato y tener un aspecto de ángel al mismo tiempo.
― ¿Cómo? ― Fue la única palabra que Lavender pudo decir. Parvati puso sus ojos en blanco y rió.
― Seis años de proximidad dan mucho de si. Y por cierto, fue idea de Mya que te lo preguntáramos. ¿Y bien?
― En mi primer viaje en el expreso de Hogwarts encontré a Malfoy molestando a Hermione. Fue la primera amiga que hice, a parte de ti. Ese gilipollas decía que él estaría en Slytherin. Así que digamos que el sobrero sabía que no sería bueno que me pusiera allí. ― Por un momento su máscara se apartó y sus ojos mostraron frío fuego en vez de receptivo afecto. La chica tumbada sonrió afectuosamente ante eso.
Las dos se sobresaltaron ante la risita que procedía de la puerta del baño.
― Siempre supe que tenías algo así, Lav. ― Hermione vestía solo su pijama de seda azul oscuro. Se veía perfecta. Su cabello salvaje enmarcaba su cara, su piel de color vivo no tenía imperfecciones. Pechos bonitos y un cuerpo perfecto. Sus amigas suspiraron.
― Es un misterio para mi como escondes un cuerpo como ese detrás de tus ropas ― dijo Lavender mientras Parvati asentía en señal de acuerdo.
― Es magia. ― Les guiñó un ojo. ― Me voy a dormir antes de que me muera de cansancio. Dulces sueños, chicas.
― Buenas noches, Mya ― dijeron a la vez sus dos amigas. Hermione no tardó en quedarse dormida en su cama.
