HE VUELTO POR TI
Por. Anais Carmona.
La tarde había caído por completo, la luna aparecía en el horizonte, sus rayos plateados chocaban con el mar imponente y majestuoso, las olas golpeaban la arena con suavidad de un amante el cuerpo de su amado, el sonido provocaba una sinfonía sin igual.
En la playa una fiesta que rompía el encanto de la noche, se escuchaba un ambiente de celebración, damas y caballeros con ropas muy elegantes se divertían al ritmo de un vals; junto a los fuegos artificiales que acaparaban la atención de algunos de los presentes.
Ante tal festejo la figura de un caballero enfundado en un traje de lino blanco, su espalda ancha era acariciada sutilmente por su pelo rubio al revolotear con la brisa marina, su mirada estaba clavada observando a la luna llena que besaba la superficie del mar. Mientras sostenía una copa de vino sin probar; él sonreía de lado mientras su mirada permanecía fija en el horizonte. El sonido de unos pasos acercándose lo hicieron voltear. Un hombre de pelo corto en un traje negro impecable, su tez blanca era reflejada por los rayos de luna, llevaba en su mano un sobre; siguió aproximándose a él. Al sentir la presencia de aquel hombre, el joven dijo – ¿está todo listo? – el asintió.
El caballero estiro su mano entregando le el sobre que contenía documentos que el empezó a leer de inmediato- William- dijo firmemente mientras el levantaba su rostro- sabes que mi apoyo es incondicional en todo lo que emprendas- suspiro- haz logrado triunfar aquí en Brasil abriendo el mercado para la compañía a pesar de los inconvenientes que se han presentado- Albert sonreía al escucharlo- el silencio se hizo presente un minuto y Albert giro para verlo- pero el paso que vas a dar- movió George su cabeza- es muy arriesgado y peligroso.
Cerro el folder de inmediato- ¿en verdad que te preocupa, amigo? -
George trago un poco de saliva – la reacción de la señora Eloy, el consejo y lo que dirá la señorita Candy-
Albert movió su cabeza, suspiro- respecto al consejo- sonrío- en menos de tres años hemos cumplido las expectativas para 5 ¿o no? - George asintió- de mi tía - volvió a suspirar- tendrá que entender que soy adulto y la cabeza del clan y mis decisiones-
George hablo – no se discuten- Albert asintió y sonrío- te deseo suerte con eso, será una gran discusión, pero se que podrás con ella, aunque no será tan fácil como Rockefeller- rieron los dos.
Miró el horizonte- lo sé- sus ojos se quedaron fijos- aun que me preocupa ella, no sé cómo tomara todo esto-
George sonrío, tocándole con su mano el hombro- descuida, confía en ti y todo saldrá bien muchacho- el asintió- por ahora lo mejor es descansar mañana el barco parte temprano y es una largo viaje- diciendo esto George se dio media vuelta dejándolo en la playa.
Tomo un sorbo de la copa y volvió a ver al horizonte- Candy, mi dulce pequeña, solo espero- toco su pecho con su mano- que puedas comprender todo y tu respuesta sea sincera, amor mío- se dio la media vuelta y se perdió en la oscuridad de la noche.
Lejos de ahí en una habitación bañada por la noche, una joven de cabellos rubios, ojos verdes esmeraldas se sobresaltaba de un sueño, levantándose de la cama, se dirigió a su ventana, una mano tocaba su pecho izquierdo y una lagrima recorría su blanca mejilla- Albert, dulce príncipe mío- suspiraba sin dejar de ver la luna- ha sido tanto tiempo desde la ultima vez que te vi- movió su cabeza en signo de negación, dejando salir un suspiro- que ahora en sueños escucho tu voz, llamándome, padre mío tráelo pronto de regreso- una oración de amor se percibió en aquella habiatacion, mientras volvía a recostarse en su blanda cama.
Cuando dos almas se aman, la lejanía no importa por que el amor puro puede atravesar mares, océanos y distancias, siendo solo testigo del dolor de la separación el viento mismo, que lleva plegarias al amor distanciado, para calmar el dolor de la separación de dos almas.
Los días pasaron con lentitud y las noches eran mas lentas para aquellos amantes. La distancia se acortaba al paso de estos. Esa mañana era hermosa, Candy despertó con una sensación extraña, estaba tranquila y con una felicidad que no había tenido los días anteriores. Las labores en el Hogar de Ponny seguían como siempre ocupando sus mañanas y el trabajo calmaba la necesidad de saber de él, de su Albert. Caía la tarde en Hogar los niños se encontraban con la hermana Mary tomando su clase de catecismo, la señorita Ponny y ella se encontraban en la pequeña sala remendando ropa. Entre platicas banales y otras importantes.
De pronto el ruido llamando a la puerta hizo que Candy soltara la prenda con que peleaba para remendarla, la señorita Ponny se extrañó- hija ¿estás bien? -
Ella se llevo su dedo anular a la boca, por el sobre salto se había pinchado, sonrío con su típica mueca- descuide señorita Ponny estoy bien; iré a ver quién es- asintió la anciana con una sonrisa y moviendo la cabeza.
Candy llevaba una camisa de seda blanca con mangas largas y unos olanes en su pecho muy discretos, una falda recta de color beige y unas zapatillas. su pelo recogido en un chongo alto y unos caireles sueltos. Toda esta transformación fue gracias a Annie y Archie hacia un año que la convencieron. al abrir la puerta rápidamente bajo la mano y su cara fue de asombro- buenas tardes- su corazón acelerado apenas la dejaba articular, mientras el caballero asentía – George, ¿todo esta bien? ¿Albert volvió? ¿le paso algo? - sin pensarlo tomo las manos de George.
La señorita Ponny se levantó acercándose y abriendo la puerta- Candy- se giro a verla- hija deja que el pobre hombre conteste – ella asintió y soltó las manos de George y el hizo una ademan para saludar a la anciana – pase por favor- indicaba con una mano.
George suspiro – buenas tardes a las dos, disculpen mi intromisión, pero el señor William me pidió que le diera esto- estiro su mano con un papel que tomo inmediatamente Candy- y no se preocupe señorita el señor William esta bien- Candy sonrío mientras se apresuraba a leer.
"VE AL LUGAR DONDE NOS ENCONTRAMOS POR PRIMERA VEZ, PORFAVOR"
Candy volteo a ver a George y este le regalo una sonrisa, no se escuchó nada más que un – GRACIAS GOERGE- y el sonido de la puerta al cerrar. Candy corría con todas sus fuerzas por la colina asta llegar al padre árbol. Retomo el aire perdido y empezó a buscar por el lugar sin éxito, cuando una voz familiar se escuchó.
He viajado tanto por el mundo, pero los mejores atardeceres siempre se pueden observar aquí ¿no lo crees? - Candy volteo a donde provenía la voz y vio a Albert en un traje gris de corte italiano, camisa blanca; su pelo perfecto, una sonrisa que podía derretir a un iceberg. Ella corrió a encontrarlo, se abrazaron por unos minutos.
Ella sonreía mientras lo veía, su mundo se había llenado de luz, no quería dejarlo ir, no lo permitiría de nuevo- Albert, volviste, volviste- comenzó a llorar, con su mano acaricio la mejilla de ella; limpiando sus lágrimas – no vuelvas a irte, nunca tanto tiempo por favor-
El sonreía mientras la mantenía abrazada- Candy- por un momento quería arrepentirse, solo por tenerla entre sus brazos otro instante más, pero tenía que hablarle, tomo su rostro para que lo viera a los ojos- tengo que decirte algo muy importante-
El cuerpo de ella se tensó, él lo noto- promete que me escucharas hasta el final- ella asintió. Su corazón se paralizo e hizo una plegaria a dios y comenzó- Candy no sé cómo, ni cuándo; empezó esto – trago saliva y ella sentía que su corazón salía de su pecho- eres lo mejor que le ha pasado a mi vida, te has metido no solo en mi corazón sino en mi alma- sus ojos la veían fijamente y la transparencia de su alma se reflejaba en ellos- llegaste a mi vida en el momento más difícil de ella y sin proponértelo la haz llenado de luz, de aventura, de amistad y de un sentimiento mas allá de mis fuerzas, en vano he luchado por contenerlo, Candy pero ya no puedo- ahora fue ella quien trago saliva y cerro los ojos por un momento, la voz de Albert se cortaba entre mezclada con miedo a perderla, pero necesitaba decirlo- si no te lo dijo, mi corazón no soportara mas tiempo. TE AMO, TE AMO con todas las fuerzas de mi alma, eres el aire que necesito para respirar, eres el sol de mis días, sin ti amor me siento solo, triste y sin fuerzas, estos meses lejos de ti, han sido la peor agonía de mi vida- se aproximaba peligrosamente a sus labios- el no poder ver esos hermosos ojos, sin poder sentirte aunque sea en un abrazo, me matan muy despacio- suspiro muy cerca de sus labios ,los ojos de ambos seguían fijos, ella temblaba en sus brazos- vengo con angustia y un poco de esperanza a preguntarte, ¿si tus sentimientos así mi son igual o si aun albergas esperanza de volver con viejos amores?- sonrió temblando - ¿o si solo me vez como tu amigo?-
Ella apenas pudo articular – Albert yo- el coloco su dedo en su boca y movió su cabeza en negación.
Suspiro- prometiste escuchar asta el final- ella asintió- una palabra tuya de negación de este sentimiento que te profeso, amor mío y juro por Dios que los guardare en la profundidad de mi alma para siempre- sus ojos se cristalizaban – velare por ti siempre como el mejor de los amigos y te apoyare para que logres tu felicidad- paso saliva- pero si tu respuesta es favorable a mis sentimientos Candy, prometo que dedicare mi vida entera hacerte la mujer mas feliz del mundo, que luchare por que tu sonrisa siempre este en tu cara- inclino su cabeza- sí, tus sentimientos me favorecen solo te pido una cosa Candy, concédeme el honor de ser tu esposo y yo seré el hombre mas agradecido de la tierra, porque permitirías a este tonto, ser el compañero de tu vida. No puedo ofrecerte una vida sencilla, pero – el silencio se asentó por unos minutos mientras ella observa fijamente- si te puedo ofrecer mi corazón y mi alma entera. Una palabra Candy solo necesito una palabra, ¿Por qué hoy solo he vuelto por ti? -
Sintió como el cuerpo de ella se tensaba y el la soltó por un momento, ella se giro y se puso firme, él se mantenía estático, con los ojos cerrados, su corazón se había paralizado, su respiración estaba detenida. Los minutos pasaron y el comprendió – lo entiendo, solo me queda disculparme por mi comportamiento y sentimientos, discúlpame- se había girado y comenzó a caminar, su recorrió unos pasos cuando escucho una voz, se giró.
Candy estaba viéndolo fijamente y como un susurro dijo -Tha mi gad ghràdh le mo chridhe air fad agus tha mi a 'gabhail ri do bhean- Albert abrió los ojos.
Candy agacho su cabeza por unos minutos y dijo- no lo dije bien- dudosamente, asintió cuando empezó a caminar a ella- te amo con todo mi corazón y acepto ser tu esposa, desde la primera vez que te vi mi corazón fue tuyo por completo, me di cuenta de ello desde que supe que no estabas en el departamento, supe que sin ti mi vida seria en vano, Albert te amo y no me importa lo que pase si estas tu conmigo-
Albert la abrazo – gracias Candy, mi amor gracias- mientras la llenaba de besos y la levanta por los aires- amor solo he vuelto por ti, solo por ti-. Esa tarde fue la puesta de sol mas hermosa, ninguno lo olvidaría nunca, solo faltaban unas palabras, unas miradas para sellar lo que sus corazones siempre supieron. Después de esa confesión ninguno volvería a estar solo, enfrentarían muchas cosas, pero nunca se volvería a alejar. Sus vidas comenzarían un camino, a veces fácil, otras difíciles, pero juntos. El había vuelto por ella y ella lo siguió por siempre
