Oscuridad, es todo lo que Azula veía, no sabía dónde estaba ni por qué estaba ahí, solo veía oscuridad, un infinito y frio vacío. De repente el suelo cedió ante sus pies y callo, intento gritar, pero no salía sonido alguno de su boca, a medida que caía podía distinguir imágenes, al principio borrosas para luego ir tomando cada vez más nitidez, eran imágenes de sus acciones, sus recuerdos y de las personas que conocía, su madre, su padre, su hermano, el avatar, su tío, y luego… ellas, Ty Lee y Mai, las dos traidoras. Su caída la llevo al recuerdo de la cárcel, rememorando la traición, de Mai se lo esperaba, pero no de Ty Lee, se enfureció al ver ese recuerdo "¿Cómo se atrevían a volverse contra ella?" pero podía sentir otro sentimiento a parte de la furia, un sentimiento que no entendía, dolor, el dolor de la perdida ¿Por qué se sentía así? ¿Por qué sentía ese dolor por dos sirvientas que la habían traicionado?
El recuerdo de la traición se desvaneció, y comenzaron a aparecer otros recuerdos, de su niñez con Ty Lee y Mai, jugando, molestado a su hermano… sonriendo, siendo feliz. No recordaba tener esos recuerdos y mucho menos esos sentimientos ¿Eran reales o una fantasía? Su padre le decía siempre que esos tipos de sentimientos eran una debilidad que debía ser erradicada, pero en ese momento se sentía tan bien, se veía tan bien ¿Alguna vez aquellos sentimientos fueron suyos? ¿Los olvido? ¿Los aparto de su mente porque la volvían débil? ¿O era simplemente una alucinación? Desde luego se veía muy real todo.
El recuerdo se desvaneció de nuevo, y se dio cuenta que seguía cayendo por una oscuridad infinita, gritar no servía de nada, y por lo que deducía esto era una especie de sueño así que no tenía nada que temer, o eso esperaba. Una nueva imagen apareció, pero no era un recuerdo, al menos no algo que haya vivido todavía ¿Una visión? No, eso era imposible, pero parecía tan real, se veía a sí misma en un estado deplorable, su pelo destrozado, con ropas sucias de prisionera, encadenada en una mugrienta celda y con una mirada que lo único reflejada era una locura psicótica, era triste, simplemente triste la imagen que la trasmitía, estaba… rota ¿Cómo podía llegar a ese estado? Ella era Azula la hija de Ozai de la sangre de Sozin, conquistadora de Ba Sing Se y la mejor maestra del fuego del mundo, y sin embargo ahí estaba, podía sentir su desesperación, su locura la invadía ¿Acaso esto era una advertencia de un posible futuro? ¿Qué debía hacer para evitarla? ¿O era simplemente una alucinación?
De nuevo el recuerdo se desvaneció, esta vez aparecieron dos figuras, Ty Lee y Mai ¿Otra vez ellas? ¿Acaso ellas eran la respuesta para evitar estar así? ¿O era el simple remordimiento de la traición? Aunque la habían traicionado a ella no debería de sentirse así. "¡No entiendo nada!" quiso gritar, pero no salía ningún sonido de su boca. Las imágenes de sus antiguas compañeras se desvanecieron como el polvo "No, no os vayáis" "¡No me dejéis sola! ¡Os lo ordeno! Por favor…" Si pudiera hablar su voz se hubiera escuchado débil y quebrada. No entendía que pasaba y eso la enfurecía más, no poder controlar la situación no comprender su alrededor, no, no se sentía furiosa, sentía miedo, inseguridad, no quería sentir esas sensaciones, la alejaban del control.
De nuevo, otra vez en la oscuridad, no aparecía ninguna imagen nueva y se sentía cada vez peor, quería que acabase esto ya, no lo soportaba. Otra imagen apareció frente a ella, una imagen desconocida peor a la vez familiar, la imagen del avatar, pero no del avatar del aire, sino del avatar del fuego, era la imagen del avatar Roku, pero ¿qué tenía él que ver con esto? ¿Acaso era un truco? ¿Había sido capturada por el grupo del avatar? No, imposible. ¿Era el espíritu del avatar Roku quien le mostraba esto? ¿Pero por qué? ¿Con qué intenciones?
—Que esto te sirva de lección y advertencia— La voz de Roku grave y atronadora sonó por todo el vacío, tanto que tuvo que taparse los oídos ¿Lección? ¿Advertencia? — Ahora despierta…
Azula se levantó de su cama aterrada respirando de forma agitada y con sudor. Miro a los alrededores y comprobó que estaba en su habitación en el palacio del fuego, todo había sido una pesadilla… no, no lo había sido, era demasiado lucido para serlo, era una visión, una advertencia sobre su futuro ¿Acabaría realmente así? ¿Por qué apareció el avatar? ¿Acaso Roku le ha mostrado esa visión ¿Por qué? ¿Por qué el avatar la ayudaba? ¿Era un truco? Demasiadas preguntas para ninguna respuesta racional.
Azula se levantó de su cama, estaba empezando a amanecer y algunos rayos de luz asomaban ya por su ventana, camino hasta el baño, allí se miró en el espejo, la imagen que la devolvió la aterro, era la de su pesadilla, no igual pero veía que tenía cierto parecido, su cara estaba demacrada, tenía ojeras y su pelo estaba completamente despeinado, aunque eso era más bien a que se acababa de levantar para ayudaba a dar esa imagen, se estaba convirtiendo en la chica rota de su visión, si, lo sentía, desde el incidente en la prisión, desde la traición, no podía dormir bien, apenas comía y su fuego, su control de fuego sentía que cada vez era más débil, lo comprobó cuando ataco el templo del aire donde se escondía el avatar, Zuko pudo luchar de igual a igual con ella ¡Zuko!, estaba perdiendo el control sobre su fuego, y no solo eso sentía algo creciendo dentro de ella, algo oscuro, no, no crecía, era ella la que se desvanecía en esa oscuridad que había en su interior, podía sentirlo— ¿Qué puedo hacer para pararlo?— Se dijo a sí misma en el espejo, recordó las palabra de Roku "Lección y advertencia"— ¿Esto es a lo que te referías? ¿Por qué me muestras esto? — Azula bajo la mirada— ¿Qué hago? —Azula se adentró dentro de su memoria buscando los recuerdos del sueño buscando la respuesta, y encontró a sus dos compañeras que había usado como herramientas y la habían traicionado, ellas la habían traicionado ¿Entonces por qué se sentía como si ella fuera la traidora? ¿Por qué se sentía tan mal por ellas? Tan vacía… ¿Acaso de verdad sentía aprecio por ellas más allá de su utilidad como aliadas? Busco los recuerdos de su niñez que le había mostrado su sueño, en ellos parecía feliz con ellas, y se sentía bien, pero el aprecio era una debilidad, no podía sentir aprecio, no si quería ser perfecta. Confianza, amabilidad, compañerismo y demás sentimientos inútiles eran debilidades y debían ser eliminadas, eso es, al menos, lo que le decía Ozai ¿Su padre estaba equivocado? Se volvió a mirar en el espejo y se vio con mejor aspecto ¿Estaba encontrando la respuesta? — ¿Esto es lo que querías enseñarme? ¿Ty Lee y Mai evitaran que quiebre y me convierta en la desgraciada de mi visión? ¿Cómo? — Evidentemente nadie contesto a sus preguntas, pero ahora por lo menos tenía algo por dónde empezar y solucionar sus males, recuperar su fuego, lo que no entendía era porque el avatar Roku siendo su reencarnación su mayor enemigo la había ayudado ¿Acaso esperaba que ayudara al avatar en contra de su nación? Lo llevaba claro si pensaba eso. Salió del baño sintiéndose mejor y se preparó, hoy visitaría la cárcel y a sus dos… amigas, también se preparó para hacer algo que jamás pensó que tendría que hacer en caso de emergencia, y esperaba con todo su fuego que no tuviera que hacerlo.
Unas horas después, a medio día se encontraba de nuevo en el ferry de la prisión en la que había sucedido todo, estaba furiosa, no toleraba la traición e iba a perdonar a un par de traidoras solo para no volverse loca, pero también se sentía insegura ¿La perdonarían a ella? También se sentía ansiosa, quería volver a sentir ese sentimiento de paz que había vivido en su sueño con esos recuerdos de su infancia, una paz que no sentía desde que mostro su potencial con el fuego y su padre la tomo como favorita y su madre al incompetente de su hermano... su madre, ¿Por qué pensaba en ella ahora? Ni siquiera en sus recuerdos más felices recordaba a su madre sintiendo algún tipo de afecto por ella, siempre prefirió a Zuko ¿O acaso esos recuerdos los aparto al igual que hizo con los de sus compañeras? ¿Cuántas cosas más de sí misma había apartado de ella para complacer las expectativas y exigencias de su padre y los de ella misma? Aparto todos esos pensamientos de su cabeza, había venido aquí a hacer otra cosa, a evitar que se quebrara en un futuro y solo había una forma de hacerlo, o al menos eso creía, ni siquiera sabía si eso pasaría. Para empezar, no había evidencias de nada, no estaba siendo racional, pero si que había evidencia de que su estado de salud estaba empeorando y no por una enfermedad, física al menos, así que ese sueño, más viene esperanza, era la única pista que tenía para curarse.
Azula salió del ferry, en la entrada de la prisión le esperaban un par de guardias y el alcaide de la prisión que ya estaba postrado ante ella "Patético" pensó, el tío de Mai y ni siquiera hablo en su favor cuando la encerraron en la cárcel, es más, sugirió su ejecución, lo que no estaba segura era si lo hacía en un intento patético de demostrar lealtad hacia a ella o lo hacía porque con Mai y sus habilidades políticas fuera del mapa le sería más fácil intentar apropiarse de las posesiones de su hermano ahora que su hija había caído en desgracia y su hijo no era más que un niño, debería tirarle de una patada al lago hirviendo por eso.
—Princesa Azula, es un honor que vuelva a visitar nuestra humilde prisión— Dijo el alcaide todavía postrado con la cabeza gacha mirando al suelo en gesto de sumisión, la verdad le gustaba que hombres poderosos se postraran ante ella, una sonrisa de satisfacción recorrió su cara para luego desaparecer en una mueca de disgusto, él no era poderoso, solo un gusano patético que debería de agradecer todos los días el que ella le permitiera seguir existiendo— ¿Qué puedo hacer este humilde servidor por usted?
—Quiero ver a las pioneras, alcaide, supongo, por tu propio bien que sepas a quienes me refiero— El hombre contestó con un tímido si cargado de miedo. Aparto la mirada de él para observar el paisaje, la ponía enferma el solo mirarle, bueno, en realidad casi todo el mundo la ponía enferma, no toleraba la incompetencia y ella estaba rodeada día sí y día también de incompetentes, solo Ty Lee y Mai merecían algo de su respeto, sin habilidad alguna en el manejo de los elementos y sin embargo tan letales o más que cualquier maestro.
—La acompañare a su celda, por favor sígame— El alcaide iba a levantarse cuando se encontró con la mirada furiosa de Azula.
—No, iré yo sola, solo dime donde están, tu presencia me disgusta y me pone furiosa— Una sonrisa sádica apareció en su rostro para dale un aspecto más aterrador— ¿Quieres verme furiosa, alcaide? — Pudo ver claramente como el alcaide empezaba a temblar y sudar y sonrió con satisfacción.
—Por supuesto que no pri-princesa… no quería ofenderla, por supuesto, ahora mismo le digo donde están, no la molestare más.
—Espero que así sea, alcaide— Cuando le dijeron en que celda estaban rápidamente se apartó de esa escoria y se adentró en la prisión sin escolta alguna, para lo que iba hacer cuantas menos personas estuvieran mejor.
Durante su camino pensó en el alcaide, un típico matón que abusaba de los que eran más débiles que él, así es como trataba a los prisioneros, como no podían quejarse abusaba de ellos y los que intentaban defenderse se les castigaba, tampoco era asunto suyo, bueno, en realidad como futura Señora del Fuego sí que lo era, simplemente no le importaba demasiado, pero desde luego odiaba a ese tipo de personas, porque a la hora de la verdad cuando se enfrentaban a su igual o a alguien más fuerte que ellos se acobardaban como los auténticos gusanos y cobardes que eran ¿Qué satisfacción había en tener poder y solo usarlo en personas débiles? ¿Dónde estaba el desafío? Solo tienes el derecho a reinar sobre los débiles cunado te has enfrentado a los más fuertes.
Sin darse cuanta y perdida en su mente por fin llego a la celda donde se encontraban Ty Lee y May ¿Las había juntado en la misma celda? Menudo error por parte de los celadores, la sorprendía que no se hubieran escapado todavía, quizás también estaban rotas como ella debido a la traición, o quizás estaban completamente encadenadas, como ella en su visión. Pensar aquello la enfureció, pero se obligó a calmarse, al y al cabo era culpa suya, en parte, de que estuvieran allí encerradas. Se mentalizo y repaso todo lo que tenía que decir, ordenó a los guardias abrir la puerta y entro. La habitación era un poco oscura, pero pudo ver a las dos sentadas una frente a la otra, no estaban encadenas, pero no lucían demasiado bien ¿No las estaba alimentando bien? Cunado las dos la miraron se quedaron sorprendidas, desde luego no la esperaban. Ahora era la hora, debía dar un gran discurso convencerlas de que siguieran a su lado, ese era el momento— Hola…— Es lo único que salió de su boca, toda la preparación no había servido de nada y ahora la tocaría improvisar.
—Azula— La primera en responder fue Ty Lee, al observarla pudo ver un cierto atisbo de afecto hacía ella, eso la alegro, con Ty Lee podría ser fácil parecía que ella la apreciaba de verdad más allá de temerla, se alegró de que no la odiara. El problema iba a ser Mai.
—¿Qué hace aquí alteza? — Mai aparto su mirada de la de Azula en un signo de desprecio—¿Viene a ejecutarnos personalmente? — Azula pudo ver como el miedo embargaba a Ty Lee ¿En qué estaba pensado Mai? Así lo único que conseguía era asustar a Ty Lee, aunque viendo la situación tampoco era tan inverosímil— ¿Cómo va a ser, decapitación, o nos vas a quemar vivas?
—No he venido a ejecutaros— Quiero explicarles todo, pero solo salió esa frase, y es que en toda su preparación no había tenido en cuenta un hecho importante, sus habilidades sociales eran nulas.
—¿Entonces a que, a burlarte de nosotras, has venido a decirme que por fin has matado a Zuko y vienes a restregármelo en la cara? —Mai desde luego se estaba desahogando, quizás debía dejar vomitar toda la bilis antes de parlamentar.
—No, tampoco—"Mierda" nunca había… como lo llaman, a, si, socializado en su vida, no de la manera en las que las personas normales lo hacían, podía amenazar, manipular, engañar, intrigar, pero no podía tener una simple conversación casual y honesta o simplemente disculparse de forma apropiada. Claro, podía engañarlas, podía manipularlas, soltar un discurso falso que seguro que funcionaria, pero si quería que esto saliera bien sentía que tenía que hacerlo de la manera correcta, tenía que ser sincera, debían construir una verdadera relación de afecto entre ellas—Yo…
—¡Entonces por que estas aquí! — Grito Mai impaciente, ya se estaba empezando a pasar de la raya por mucha razón que tuviera, debían mantener la calma— ¡Vamos, dilo!
—Vamos Mai cálmate, déjala hablar— Por suerte, Ty Lee salió en su defensa, Mai se calló por fin y Ty Lee la miro a los ojos— ¿A qué has venido Azula?
—Veras…—Las palabras no salían, nada había ido como esperaba— Yo… me traicionasteis— Mierda ¿Por qué había dicho eso? Había venido a disculparse y a liberarlas no a echarles en cara su traición, ahora se sentía tan incompetente como Zuko, así que si se sentía ser él todo el tiempo, eso explicaría su constante mal humor.
—Así que has venido a echarnos en cara el que nos enfrentáramos a ti— Dijo Mai con su típico cinismo— ¿Vienes a darnos el discurso de porque lo que hicimos está mal? ¿De qué hemos traicionado a la Nación de Fuego? Mira Azula, no me arrepiento de lo que hice, y lo haría de nuevo ¿Me entiendes? Ya no te temo, y Ty Lee tampoco, ya no tienes poder sobre nostras.
—¡No es eso! — Grito Azula hacinado callar a Mai y asustando a Ty Lee, quizás se había pasado. Se acabo había intentado todo, pero no había funcionado, simplemente no valía para estas cosas. Tendría que usar su último recurso, algo que jamás había hecho y jamás haría, pero la situación lo exigía ¿Pero y si la visión no era más que una alucinación? Quizás todo esto era en vano. No, tenía que hacerlo, o se convertiría en la mujer rota de su visión— Veréis— Cogió alentó y se armó de valor al igual que hacía cuando la obligaban de pequeña a comer verduras ¿Por qué se acordaba de eso ahora? Soltó el aire retenido y se postro ante sus dos compañeras, tal como había hecho el alcalde ante ella antes— Ruego, no, suplico vuestro perdón, no os he tratado con el respeto que merecéis ni me he comportado como una buena amiga— Levanto la cabeza para mirarlas a los ojos— No he sido una buena amiga, pero quiero cambiar eso, quiero que volvamos a ser un equipo… os necesito.
Continuara…
