Disclaimer: El Potterverso es propiedad de Rowling. Escribo sin fines de lucro.

Este fic ha sido creado para el "Amigo Invisible de San Valentín" del foro "First Generation: The story before books".

Para Lara Pond. ¡Espero que te guste! Es una serie de drabbles y viñetas sobre Albus y Scorpius, no he podido meter lime o lemon porque simplemente no se me da.


MOMENTOS

Por Azulz Friki


Albus es de los que pasan a soltar grandes, peligrosas verdades en medio de discusiones por error.

Están discutiendo, él y Scorpius. Son mejores amigos desde primer año, pero sus personalidades son tan parecidas que chocan y crean fricción y tensión, que se junta hasta explotar, terminando en peleas estúpidas y sin sentido alguno.

Scorpius dice con tono aparentemente tranquilo:

— ¿Por qué sacaste mi libro, Albus?

El rubio siempre ha tenido un afán por leer. Por lo que, cuando alguien le saca un libro o un cuaderno, el enojo se hace visible en sus facciones y las palabras salen como un remolino por su boca, aunque siempre manteniendo ese tono sereno y elegante de los Malfoy. Y nunca es bueno buscando culpables, por lo que siempre culpa al primero que encuentre. Su víctima, esa vez, es su mejor amigo.

— ¡¿Cómo lo iba a sacar yo, Scorpius, si yo te amo?! —exclama él. Se da cuenta demasiado tarde de su error y no sabe como lanzar correctamente un Obliviate. Su cara se enrojece completamente y se da la vuelta. Baja las escaleras de la habitación de los chicos de Slytherin con estrépito y huye de la sala común.

Scorpius solo abre la boca algo sorprendido, aún sin procesar del todo la confesión de su amigo.

—o—

El sangrepura tiene claro que su mejor amigo siempre se esconde en uno de los baños cuando se siente triste o cuando no quiere que lo vean. Entra a cada uno y grita el nombre de Albus. Lo termina encontrando en el del quinto piso. Escucha los sollozos ahogados del pelinegro y se adentra en el baño.

Albus está en una esquina, con la cabeza escondida en sus rodillas. Se escuchan sus llantos resonar por el baño. Scorpius se agacha a su lado y lo toca suavemente en la espalda. El pelinegro levanta su cabeza y mira a los ojos a su mejor amigo. El rubio se da cuenta de que los ojos verdes de su amigo están enrojecidos de tanto llorar.

—Albus…

— No, ¡no me digas nada! ¿Dirás que no te importa y que podemos seguir siendo amigos, no? —masculla él, dolido—. ¿Me quieres dejar en la friendzone, acaso? —Lágrimas escapan de los ojos del pelinegro y él se pasa las manos por los ojos.

— ¡No! Al, yo…—Scorpius quiere dejar claro que no es eso, que los sentimientos de Albus los corresponde y quiere tener una relación con él, pero las palabras mueren en su boca mientras el pelinegro sigue viendo lo peor de la situación.

— ¡Cállate! —exclama—. Me da igual. —Se levanta y se tambalea. Mira a los ojos a Scorpius—. Yo…agh, lo que sea. Me importa un bledo.

El pelinegro ya se está dando la vuelta y parece a punto de salir cuando el blondo lo toma del brazo y lo acerca a él. Entonces, Scorpius le sonríe, cansado. Entrelaza su mano derecha con la de Albus y acerca sus labios a los de su mejor amigo.

El mundo parece desaparecer mientras ambos adolescentes profundizan el beso y sus lenguas se juntan en un baile torpe de dos chicos novatos en el arte de amar. El rubio acerca al pelinegro a él y los dos parecen ser uno en ese momento mágico. Albus, en su mente, aún no puede creer que Scorpius lo corresponda, pero de momento, decide seguir con esa danza que parece infinita.

Quizás un minuto después sus labios se separan; ambos tienen los pómulos sonrojados. Se miran y Scorpius abraza a Albus, que no corresponde al gesto y se queda en silencio absoluto. Luego, Scorpius le susurra:

—Yo también te amo.

Albus sonríe mientras, después de esa confesión, el rubio le da un suave beso en la mejilla.

Salen del baño, los dos sonriendo tontamente, tomados de las manos.