Jajajajaja, ¡Hola, chicas! (¿ o tal vez chicos?) Después de un largo retiro espiritual, ¡vuelvo lista cómo nunca para volver a escribir!, dentro de mi absurda depresión tomé muchos pasatiempos, entre los cuales se coló el gusto por la cocina- más que gusto yo diría amor- y también después de escribir dos capítulos horribles, mejor decidí borrarlos y comenzar con una historia completamente ajena a lo que siempre pensé que escribiría, una historia que más que salir de mi mente, saliera de mi corazón. Quería que fuera algo más íntimo, algo que me acercara a ustedes y les ayudara a comprender a esta pequeña persona que es yo misma (Sí, lo escribí así a propósito).

Por eso aquí les dejo lo que pasaba por mi mente y un pedacito de mi corazón, que van de la mano de los sentimientos de Hinata.

NOTA: BASTANTE OOC de Hinata!, ¡Ya les advertí,no quiero lloriqueos!

También les quiero agradecer sus reviews en las anteriores historias que borré, pero que espero retomar algún día.

Este primer capítulo lo quiero dedicar a dos personas.

A Bella Scullw, por ser la primera persona en darme un review, eso siempre te dará un lugar especial para mí. Además que te prometí que te regalaría un one-shot, pero quedó horrible. Espero que este pueda remediar algo.

Y para Ichijouji Kany-chan. Por ser mi amiga más cercana en el grupo "Irresistible Naranja", y por tu ayuda con el summary.

Y Ahora, ¡LEAN!

p.d: dejen review, no sean malas personas.

Sin más que decir se despide:

Su amable vecina, Farah Maysoon.


A FUEGO LENTO

Prólogo.

Una vez cuando era niña – y mi madre era más cariñosa, mi padre seguía aquí, y yo no era una deshonra para la humanidad- pasaba horas en la cocina, revoloteando de un lado a otro alcanzándole cosas a mi madre, una hermosa mujer que parecía tener la sonrisa tatuada en el rostro, con la voz llena de calidez y manos más suaves que la seda. Soñaba el momento en el que yo podría estar en su lugar, batiendo, derritiendo chocolate en baño María, o preparando el glaseado del seguramente delicioso pastel de cumpleaños de mi hermana, primo, o cualquier familiar que se parara por mi casa.

Era de esos preciosos momentos en la infancia donde mi familia era la protagonista de un cuento y yo – con muy poca originalidad- era la princesa y la felicidad estaba más cerca que mi uña de mi piel.

Y un día, por ese dicho de que al que madruga Kami-sama le ayuda, el héroe del cuento, el prototipo de príncipe azul , o sea mi Padre, había desaparecido de nuestras vidas, una huída de la cual no había dejado ni polvo, ni clásica carta de despedida, ni un beso en la frente cómo el de las películas.

Un día lo tienes todo, y al siguiente te sientes cómo si fueras una hoja al viento, pérdida, débil, sientes que te asfixias y que no hay ni un alma samaritana que te eche una mano.

Y cuando algo similar pasa- aunque no creo que te pueda pasar dos veces, porque nadie puede tener tan mala suerte de perder a su padre en esos momentos de piernas para que las tengo para que se vaya con la "otra"- cada quién busca el refugio personal en lo primero que encuentra.

En caso de Neji, frialdad pura y charla sin fin acerca del honor y el destino. Aunque nadie lo culpa, después de todo el innombrable era el segundo padre que perdía. Uno se había ido al cielo junto con su madre, y el otro se había ido en su Audi para escapar de su segunda madre.

En caso de Hanabi, fui yo.

Y mi madre…Bueno, mi madre no se lo tomó muy bien.

Ese mismo verano ató una soga a su cuello y saltó de una silla en medio de la sala.

En mi caso, la cocina… y la sonrisa del chico rubio por el que me había comenzado a volver un poco loquita, que hacía que mi corazón saltara cómo cebolla en aceite y que mis mejillas estuvieran mas rojas que un helado de cereza.

¿Cómo lo conocí?

Ya ni yo lo recuerdo. Sólo sé que quiero verlo, y hablarle y tener el valor de decirle todo lo que siento. Pero…¿cómo decírselo si su corazón ya tenía dueña?

Esa mujer con actitud de niña. Con su cabello del color de las fresas, sus ojos verdes como hojas frescas de té, y sonrisa dulce como el caramelo…y temperamento cómo una salsa de limón: agridulce.

Incluso el hombre con el que se gritoneaba diariamente- sin falta- en la Universidad, en plena calle e incluso en lugares donde el silencio es primordial (iglesias, bibliotecas, bancos, hospitales), ese chico, su mejor amigo, tenía un lugar más grande en su corazón del que yo algún día podría tener, incluso rezándole a todos los Dioses que conociera.

No pedía que me amara, tampoco ser su princesa, a algo así. Sólo quiero…

-¡Hinata-chan, mueve ese precioso trasero que tienes, que vamos tarde!

Sentí como mi cara estallaba en llamas al escuchar esa frase y empeoró al oír los silbidos y piropos de los muchachos que también salían de sus clases.

-¡Te-temari-chan, no digas esas cosas!- su suave risa inundó mis oídos cuando me abrazó, pasándome su despreocupado brazo por mi tenso hombro.

-Creo que te preocupas demasiado, Hinata-chan, pero como quieras. No lo volveré a decir si te incomoda. Pero por favor, mueve ese precioso trasero que tienes, que Gaara no es muy paciente y seguro nos deja tiradas aquí. A propósito, ¿Qué hiciste hoy en clase?

A veces sentía que Temari-chan sólo me tenía viviendo con ella y sus hermanos para que cocinara, aunque fuera bastante descortés de mi parte pensarlo.

-¿De nuevo estás pensando en que sólo te tengo para cocinar para mi y mis hermanos?- pasé saliva con dificultad, sintiendo cómo mis dedos luchaban por liberarse de la prisión que ahora eran los diferentes bentos con comida, querían juntar puntas para hacer mi tic. Ella rodó los ojos al notarlo- Creo que nunca te podré convencer de que le gustas a Gaara y por eso te quiere bajo su techo, además de que Kankuro te quiere mucho y eres mi mejor amiga. Ahora deja de pensar esas idioteces y muévete, Hyuga.

Suspiré. Tenía razón, Gaara-kun es la persona más impaciente que he conocido en la vida- y que lamentablemente yo si tenía el conocimiento de que sentía algo más que amistad por mí. Caminamos charlando hasta el estacionamiento del campus- Bueno, en realidad Temari-chan hablaba hasta por los codos y yo sólo escuchaba y asentía- y justo cuando mi mano estaba rozando la puerta del auto sentí una cadera empujando la mía con fuerza.

Después de girarme- muy sobresaltada, por cierto- casi me voy de espaldas. Ahí estaba Él, la encarnación de todo lo bueno para mí- omitiendo el hecho de que no supiera de mi existencia- era como un regalo de Kami tenerlo tan cerca, podría tal vez tener una corta conversación con él. Aunque sea del clima, todo contar de seguir viéndolo hablar y sonreír. Pronto cortó la conversación con Gaara-kun al sentirse observado y lentamente volteó y sonrió de manera resplandeciente, acercándose poco a poco. Cuando llegó hasta mí vi su mirada azul posarse automáticamente en Temari

-Te lo devolveré esta noche, Temari. Juró que no será como la vez pasada.

-Eso me dices todas las veces, Namikaze. Pero esta vez te pondré a limpiar su desastre si Gaara llega borracho, ¿entiendes?- él hizo una mueca de asco muy cómica y luego le guiño uno de los preciosos ojos azules. Luego puso una cara de sorpresa total y arrugó la nariz, dirigió su mirada hacia mí y ensanchó la sonrisa.

Kami-sama, infarto en: tres, dos, uno…

-¿Es ramen lo que traes de casualidad ahí, 'ttebayo?-De repente lo tenía frente a mí, olfateando con insistencia el aire que me rodeaba, otra chica le habría gritado algo como: "¡PEDAZO DE IDIOTA!", pero ese no era mi estilo. Mi estilo era hiperventilar, ponerme roja hasta el punto de poder freír un huevo en mi frente y desmayarme cómo si hubiera tenido un inmenso shock.

Vamos,Hinata. No ahora, no ahora. Respira…

-S-sí. E-es Ramen, ¿Gusta un poco?- el sonrió de una manera tan grande que pensé que la piel de sus mejillas se desgarraría. Justo como The Joker. Pero al parecer su cara estaba más que acostumbrada a estirarse de esa manera.

Y no pude evitar sonreír mientras lo veía soplar los fideos calientes y beber hasta la última gota del caldo. Sonreía cómo hace once años y tres meses que no lo hacía.

No pedía que me amara. Tampoco ser su princesa…Sólo quería caminar a su lado.

Aunque fuera como amiga.