Hola queridos lectores. En esta ocasión le traigo un corto soundtrack, de varias canciones que se entrelazaran para contar esta historia. Así que 100 % recomendado buscar la canción base antes o mejor aún durante la lectura. Una parte de la letra está añadida al diálogo, por ello, parte de la conversación de los personajes aparece en negrita para distinguir la letra de la música, las demás secciones que esten en negritas pero se encuentren entre paréntesis es la otra parte de la canción pero solo como música de fondo. Espero que hayan entendido todo esto y que disfruten la lectura. Calculo que serán solo tres capítulos, sin embargo dependiendo de lo que se me vaya ocurriendo en el transcurso ese número puede aumentar. Agradezco de antemano todo su apoyo. Espero lo disfruten.
Canción base: Mi historia entre tus dedos (Gianluca Grinaldi)
Detuvo su dedo índice antes de apretar el botón sin poder evitar mirar su reloj con pesar. 10 minutos para las 12:00 am. Seguramente su esposa debía estar dormida hace un buen rato, así que tocar el timbre sólo conseguiría despertarla y aumentar aún más el mal humor que seguramente debía de tener. Con aquello en mente buscó las llaves dentro de su chaqueta e introduciendola en la cerradura dio el giro completo a la perilla. Con un ligero empujoncito logró que la puerta se abriera sin hacer demasiado ruido, sin embargo las luces encendidas y las maletas que se veían delante de la puerta le anunciaron dos cosas: la primera que su esposa no estaba dormida y segundo que algo andaba muy mal. Buscó con la mirada alguna señal de su presencia y entonces su vista se detuvo en la figura esbelta y mestiza de la mujer sentada en el sofá, mientras agitaba con lentitud el contenido de una copa y su vista se perdía en el líquido rojo."Esto va muy mal." Se dijo a si mismo mientras pensaba en que su esposa jamás bebía a menos que estuviera muy contenta o por el contrario muy enojada. Pedirle al cielo que fuese la primera opción era desear demasiado y ser excesivamente optimista.
Se acercó con lentitud a ella mientras detallaba su atuendo que contrario a ser una de sus habituales piyamas, se trataba de un sencillo vestido gris que le llegaba hasta las rodillas, un abrigo negro y sandalias. Sintió como sus ojos esmeraldas se posaban en él fugazmente al escuchar sus pasos y con un ademán lo invitaba a sentarse en el sofá frente a ella y no en el espacio a su lado. Reuniendo las fuerzas que le quedaban obedeció su petición.
-¿Qué tal estuvo la reunión?- Le escuchó preguntarle una vez estuvo sentado, a la vez que volvía su mirada a la copa, bebiendo despacio el contenido de la misma.
-Algo complicada. El señor Weng no estaba de acuerdo con las inversiones que tenemos presupuestadas y nos a costado bastante convencerlo.- Intentó conversar en tono normal mientras no apartaba su mirada de ella que parecía tratar de encontrar valor en el líquido que no dejaba de remover ni un segundo.
-Ya veo. ¿Ya cenaste?- Preguntó sin aún mirarlo mientras bebía nuevamente.
-Si. Te he traído una porción del postre. Estoy seguro de que te gustará.
-Gracias.- Susurró volviendo a llevar la copa a sus labios. Shaoran se extendió hacía delante y le quitó la copa de la mano volviendo de inmediato a su lugar.
-Sabes que no toleras la bebida. No deberías tomar tanto.
-¡Yo decido lo que es mejor para mi o no!- Gritó clavando su mirada llena de ira en el castaño que se limitó a quedarse impasible mientras examinaba sus gestos. Avergonzada por su reacción tan agresiva llevó sus manos a su cara mientras sus labios comenzaban a temblar. -Lo siento.- Musitó en un hilo de voz mientras permanecía con la cara cubierta seguramente tratando de calmar el repentino picor que comenzaba a aparecer en sus ojos como silente amenaza de un torrente de lágrimas a punto de salir. Shaoran se sintió tentado a acercarse y abrazarla pero si ella había solicitado desde el principio que no se sentara a su lado era porque al menos por el momento no lo quería cerca, así que se limitó a acomodarse en su asiento nuevamente y beber de un solo sorbo el contenido de la copa.
Ese tipo de situaciones siempre conseguían alterarle los nervios y tomar un poco era lo que últimamente lo ayudaba a calmarse. Ahora que lo pensaba después de todo, tal vez él era el culpable de que su esposa comenzara a adoptar aquella malsana costumbre.
-Estoy segura de que notaste las maletas.- La escuchó decir por fin después de varios segundos quitando de su rostro sus manos y mirándolo a los ojos. "Claro que las vi, las dejaste frente a la puerta a propósito, ¿no?". Pensó cuando escuchó su pregunta pero sabiendo que decir aquello sólo conseguiría caldear los ánimos procuró buscar en su mente palabras más adecuadas.
-Si, las vi. ¿Tienes planes de salir?- Indagó con trivialidad tratando de mantener en todo momento la calma, Sakura estaba tratando de llevar aquella discusión lo más pacíficamente posible así que lo mínimo que podía hacer era colaborar con sus esfuerzos aunque en realidad deseara preguntarle a gritos que diablos estaba pasando.
-Volveré a casa. Quiero que nos divorciemos.- Soltó llendo al grano, tal vez porque pensaba que si comenzaba a detallar porque estaba molesta o lo que la había llevado a tomar aquella decisión, o bien terminaría vuelta un mar de lágrimas o bien terminaría gritando como loca todas las cosas hirientes que le rondaban por la cabeza y haría que el castaño también se alterara y aquello terminara siendo una dolorosa ruptura, aun más dolorosa de lo que de por si era.
-¿Es por lo de hoy?- Lo escuchó preguntar distinguiendo en su tono de voz que estaba tratando de no exigirle una explicación de manera agresiva.
-De hecho, eso es sólo la gota que derramó el vaso. Ya llevaba un tiempo pensando en esta posibilidad.
-Ya veo.- Susurró. Alcanzó la botella de la que Sakura se había servido antes y llenando la copa nuevamente bebió la mitad del contenido. -¿Puedo saber que más he hecho para llevarte a querer dejarme?.- Preguntó con amargura señal de que poco a poco estaba perdiendo la compostura que quería mantener.
-Siento que ya las cosas entre nosotros no están funcionando. Muchas cosas han cambiado y yo… yo creo que ya no te amo.- Soltó con la voz ligeramente trémula mientras apretaba sus puños sobre su falda y miraba hacía sus pies para no ver la mirada del castaño al escuchar aquella declaración. Lo escuchó lanzar una carcajada amarga y luego el ruido de la copa mientras la colocaba en la pequeña repisa de cristal.
"Yo pienso que no son tan inútiles las noches que te dí."
-No recuerdo haber sido tan malo en nuestros últimos encuentros.- Comentó con picardía y sorna tratando de sonar despreocupado, a la vez que comenzaba a retirarse la chaqueta que de repente comenzaba a calentarlo como los mil demonios. Era eso o su cuerpo ardía por el dolor que trataba de contener dentro de él.
-Sabes que no se trata de eso. Cuando digo que no estamos funcionando me refiero a que...
"Te marchas y qué, yo no intento discutírtelo. Lo sabes y lo sé."
-A que vas a divorciarte de mi porque ya no me amas. Creo que quedó bastante claro, no necesito que me lo repitas.- Su voz sonaba cada vez más amarga, más llena de dolor. La castaña percibió que decir algo más solo causaría que las cosas se pusieran más tensas y que como en otras ocasiones, ella decidiera volver atrás sus pasos sólo por no lastimarlo. Pero esta vez no era como las anteriores, ya aquello no tenía solución, ya su decisión estaba tomada. No importaba cuanto dolor hubiera en los ojos ámbar de su esposo, ella no debía retractarse. Hizo acopio de todo su valor y esbozando una sonrisa lo miró a los ojos.
-Me alegro de haber compartido todo este tiempo contigo. Espero que seas muy feliz a partir de ahora.- Aseguró a la vez que suavizaba su voz y trataba de sonar lo más amable posible. Lo decía de todo corazón, en serio guardaba hermosos recuerdos de su relación con Shaoran. Su vida junto a él, en especial su noviazgo fue en buena parte una experiencia agradable que siempre guardaría con cariño en su corazón. Él era un buen hombre y ella lo sabía, por eso, a pesar de todo deseaba que pudiera encontrar la felicidad luego de su separación, que tal vez pudiera hallar sosiego para aquella angustia que ella le estaba causando.
Al menos quédate sólo esta noche. - Lo escuchó solicitarle y no pudo evitar que su cuerpo se tensara ante la solicitud, cosa que no pasó desapercibida al castaño.- Prometo no tocarte, estás segura .- Se apresuró a aclarar conociendo bien el pensamiento que surcó la mente de la castaña. Reconocía que últimamente sus discusiones terminaban de esa manera, pero aunque no desearía nada más en el mundo que tenerla apresada entre sus brazos oyendola gemir de placer, sabía que en esa ocasión aquello no sería tan sencillo de resolver. De hecho que se quedara aquella noche tampoco parecía augurar una solución.
-Lo sé. No vale la pena. -Se apresuró a reconocer a la vez que alborotaba su cabello con desesperación procurando hallar alivio de alguna manera. - Tal vez es que me voy sintiendo solo. Porque conozco esa sonrisa tan definitiva. Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso .- Comentó a la vez que intentaba sonreír. Pensar que con aquella sonrisa con que ahora ella le deseaba lo mejor durante su inminente ausencia, ella había aceptado ser su esposa cuando se lo propuso. Esa sonrisa era la señal de que estaba decidida a hacer lo que tenía en su corazón, que no importaba lo que sucediera ella llevaria a cabo sus planes. Jamás pensó que ver aquella línea curvada en los labios de la castaña alguna vez podría causarle tanto dolor. -Se dice que con cada hombre hay una como tú . – Continuó comentando a la vez que intentaba mantener su sonrisa.- Pero mi sitio luego lo ocuparás con alguno. Igual que yo, mejor lo dudo. Eres más inteligente que eso, no cometerás el mismo error dos veces.
"¿Por qué esta vez agachas la mirada?
Me pides que sigamos siendo amigos"
-Shaoran… tu no eres un error, yo me siento muy feliz de haberte conocido. Es solo que… - Sintió que su voz estaba a punto de partirse, no debía hablar de ello, no en ese momento tan tenso. Si comenzaba a llorar todo aquel esfuerzo no valdría la pena, ya había llorado demasiado, no debía dejar caer una sola lágrima más. Se apresuró a agachar la mirada para no ver sus ojos llenos de dolor junto a aquella sonrisa que parecía más una mueca mal hecha. - Eres un buen hombre y de hecho quiero que aunque ya no podamos ser una pareja sigamos siendo buenos amigos.
-¡¿Amigos para qué? Maldita sea! - Lo escuchó gritar y no pudo evitar morder su labio inferior tratando de no comenzar a sollozar. Shaoran jamás gritaba, no a menos que estuviera realmente molesto o sintiera mucho dolor. Sabía que en esos momentos estaba experimentando al máximo ambos sentimientos y saber que ella era la causante de ello dolía, dolía mucho. -
A un amigo lo perdono, pero a ti te amo. Pueden parecer banales mis instintos naturales, pero no puedo aceptar ser un simple amigo tuyo.- Señaló sin bajar el tono de su voz mientras se ponía de pie y caminaba con desesperación de un lado a otro.
Hay una cosa que yo no te he dicho aún, que mis problemas, ¿sabes qué? se llaman: "tú". Solo por eso tu me ves hacerme el duro. Para sentirme un poquito más seguro. Y si no quieres ni decir en qué he fallado. Recuerda que también a ti te he perdonado. Y en cambio tú dices "lo siento, no te quiero". Y te me vas con esta historia entre tus dedos.
- Para ti es muy fácil solo tirar todo a la basura, solo decirme que ya no me amas, disculparte y esperar que yo lo acepte con toda la calma del mundo. Estoy aquí intentando mantener la compostura, tratando de no convertir esto en un campo de batalla, tratando de aparentar ser el hombre razonable y comprensivo que tu esperas que sea, de tomar las cosas con diplomacia en vez de vaciar esas estúpidas maletas y dejarte encerrada aquí adentro hasta que cambies de opinión. Y sin embargo no eres capaz de darme una explicación con base, de señalarme los errores que he cometido, de perdonar mis equivocaciones como yo he procurado hacer con las tuyas. Sólo... sólo te quedas ahí, mirándome con compasión mientras acabas con lo único que tiene sentido en mi vida. Lo único que considero verdaderamente importante.
Se dejó caer en el sofá mientras agarraba su cabeza en un intento desesperado porque no estallara debido a la presión que sentía en aquellos momentos. Sintió que la castaña se acercaba a él con la clara intención de consolarlo, sin embargo en esos momentos lo último que necesitaba era sentir su compasión. Eso sólo le recordaría lo maravillosa que era la persona que estaba perdiendo, el gran corazón que ella poseía y del que una vez había sido dueño.
-¿Qué vas a hacer? Busca una excusa y luego márchate. - Le dijo toscamente a la vez que se alejaba de ella y la miraba con dolor, haciendo que ella se retrajera y se quedara de pie a cierta distancia. Si ella lo abrazaba sabía que no podría contenerse y la besaría hasta que a ella no le quedara más opción que quedarse, pero algo dentro de él le decía que eso solo conseguiría empeorar las cosas, que solo conseguiría darle razones para que lo odiara.
"Porque de mí no debieras preocuparte. No debes provocarme. Que yo te escribiré un par de canciones. Tratando de ocultar mis emociones. Pensando, pero poco, en las palabras. Y hablaré de la sonrisa tan definitiva. Tu sonrisa que a mí mismo me abrió tu paraíso."
Él ya hallaría la manera de sobreponerse a aquel dolor, de ocultar lo desolado que se sentía con lo que estaba pasando. Hallaría la manera de sobrevivir, de vivir sin ella.
Desvió su mirada a la copa de la que antes ambos habían bebido y que a partir de entonces se convertiría en el último recuerdo de sus labios teniendo algún tipo de contacto, mientras escuchaba los pasos de la castaña pasar de él. Escuchó el pequeño chirrido de las ruedas de las maletas y luego el infernal sonido de la puerta abriéndose y cerrándose anunciando la partida del amor de su vida, haciendo que toda la fortaleza que había tratado de aparentar se fuera al demonio. No tenía fuerzas para mirar atrás de él, ni mucho menos para levantarse y seguirla. Jamás se había sentido tan desolado. Jamás había experimentado tanto dolor, angustia y desasosiego en un solo instante. Casi sentía que su corazón se detendría en cualquier momento que dejaría de latir incapaz de aguantar aquella terrible sensación. Sintió que sus ojos comenzaban a arder y volvió a sostener su cabeza entre sus manos dejando que después de muchos años las lágrimas corrieran por sus mejillas. Mientras su mente repetía una y otra vez aquella conversación y pensaba en todas las cosas que debió y no debió haber dicho en aquel momento, torturandose a si mismo con la idea de que tal vez podría haber evitado que ella se fuera.
Hay una cosa que yo no te he dicho aún. Que mis problemas, ¿sabes qué? se llaman: "tú". Solo por eso tu me ves hacerme el duro. Para sentirme un poquito más seguro. Y si no quieres ni decir en qué he fallado. Recuerda que también a ti te he perdonado. Y en cambio tú dices "lo siento, no te quiero". Y te me vas con esta historia entre tus dedos.
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Y ahí está. ¿Qué les pareció?
Quien ha experimentado alguna vez una ruptura o al menos una discusión fuerte, sabrá lo doloroso que puede resultar pasar por una situación así aún con los esfuerzos que se hagan por mantener la calma. Esta canción me eriza los pelos cada vez que la escucho por la intensidad de las emociones que muestra, así que me siento muy feliz de haber plasmado esos sentimientos en un pequeño relato. ¿Que pasará con los dos castaños? Ya lo veremos a partir de los próximos capítulos. Me dejan saber su opinión y sus expectativas. Me divierte verlos adivinando lo siguiente que pasará.
Sin más que decir me despido.
Leah05
