N.A: Después de mucho vuelvo a la carga con un intento de fic MakoHaru AU. ~ Basado en la historia La Sirenita y la canción The Little Mermaid de Megurine Luka. ~ Continuaré mis antiguos fics, lo prometo. òwo
Pairing: MakoHaru [Makoto x Haruka]
Advertencias: Sí no te gusta el yaoi... Mejor no venir. Futuro drama dramoso. AU.
Disclaimer: Free! y sus personajes le pertenecen a Kyoto Animation.
No había nada más hermoso en el mundo que el mar, aquello era una verdad inamovible para Haruka. Él había tenido la suerte de haber nacido como tritón, aquello le permitía pasar su vida en aquello que el tanto amaba, el océano, ese extenso prado azul que parecía no tener final y que cada día le volvía a enamorar. Así era, Haruka Nanase era perfectamente feliz pasando su vida entre peces, nadando sin rumbo, no necesitaba nada más. O eso creía. Porque nada en el mundo es infinito, y esa regla también se aplicaba a aquellos que vivían en las profundidades del océano, la indiferencia que Haruka Nanase había expresado hacía aquellos que habitaban la superficie se acabó el día en el que cumplió los 16 años.
Aquel 30 de Junio el moreno no había cambiado su rutina a pesar de ser un día tan especial, no solo se celebraba su cumpleaños, además, al llegar al decimosexto año de su vida se le permitiría subir a la superficie por primera vez, por lo general, cualquier habitante de las profundidades marinas deseaba con fervor cumplir los 16 años para poder investigar que pasaba más allá del océano, descubrir que eran esas enormes cosas que de vez en cuando pasaban por encima de ellos tapando la luz solar, tocar lo que los veteranos llamaban "algas de superficie"… Oh, había tanto por hacer ahí arriba, y, en cambio, el chico que al que ese día le permitirían ver el mar desde arriba mostraba la misma indiferencia que había mostrado todo su vida hacía los humanos, ¿qué había de bueno en subir allí cuando podía quedarse nadando abajo? Nada de allí podía ser mejor que el océano, eso estaba claro, ¿entonces porque perder un día de nado subiendo? No tenía lógica, era estúpido…
-¡Haru-chan! –El saludo inesperado por parte de un chico rubio sorprendió al de ojos zafiro, que se giró a sabiendas de lo que vendría ahora – ¿No estás emocionado? ¡Hoy es el día! ¡Por fin podrás subir a la superficie! Me das un poco de envidia, la verdad…
El moreno cerró los ojos resoplando ante el escándalo que estaba montando el menor, Nagisa también parecía de esos que se morían por ir a la superficie, esperaba que en el tiempo que quedaba hasta que el rubio cumpliera los 16 este se calmara, porque, realmente, creía que, con tanta energía, Nagisa explotaría el océano entero el día que pudiese ir arriba.
-No estoy emocionado. ¿Por qué debería estarlo? ¿Qué tiene de bueno ir arriba? No puede haber algo mejor que este océano. –Aclaró el moreno, sabiendo que aquella aclaración solo le daría más razones a Nagisa para seguir ahí.
-¿Qué tiene de bueno? Moh, Haru-chan, ¡todo es bueno! ¿Acaso no tienes curiosidad? La vida allí arriba es muy diferente a la nuestra, ¡todo un misterio por resolver! Además… –Poco sabía el rubio de que el moreno ya no le escuchaba, cansado de las múltiples razones que los demás insistían en defender sobre lo maravilloso de subir a la superficie – ¿Entiendes, Haru-chan?
Pero la respuesta del moreno nunca llegó, ¿la razón? El de ojos zafiro fue arrastrado por algo que venía a toda velocidad con un objetivo fijo, el sujeto que lo transportaba como si se tratase de una pequeña alga sin peso frenó unos metros más lejos de donde Nagisa y él habían estado hablando antes y lo soltó sin ningún tipo de cuidado, lo que no contribuyó a aliviar el mareo que Haruka había adquirido por el brusco viaje.
-No deberías estar despistado, podrían atacarte. –Dijo el amable chófer con sorna, mostrando sus afilados dientes– Y no quieres ser secuestrado, ¿verdad, Haru? Y menos el día de hoy.
Haru levantó la vista para toparse con los ojos rojos de Rin, el chico le miraba divertido y él no pudo evitar suspirar cansado.
-No puedes hablar con la gente de forma normal, ¿no? Tienes que atropellarlos primero. –Dijo el de ojos zafiro, mientras el otro reía mientras levantaba los brazos medio-disculpándose por su brusquedad– De todos modos, ¿qué haces aquí? Se armará un revuelo si algún loco seguidor del rey te ve por aquí.
-La ocasión merecía el riesgo. –Aclaró el pelirrojo, era bien sabido que el clan del tiburón no tenía buenas relaciones con el clan del delfín desde hace años, pero eso no había supuesto un impedimento para que la amistad entre Rin y Haru naciese, aunque habían tenido que ser realmente cuidadosos cuando querían echar carreras o simplemente hablar, si alguien viese a ambos herederos juntos se armaría un revuelo que afectaría a ambos de manera muy negativa– No iba a dejar que viejas disputas sin sentido me alejaran de este gran evento, no todos los días se cumpl-
Su conversación fue interrumpida por los gritos de un rubio que se acercaba a la mayor velocidad que su cola le permitía, fingiendo molestia por el secuestro-express que Rin había hecho a Haru y que había impedido que la conversación de este con el rubio concluyese.
-¡Rin-chan! ¿Cómo se te ocurre? Estaba hablando con Haru-chan… –El rubio fingió sentirse ofendido, cuando de repente cayó en la cuenta de algo y su rostro tomó una seriedad poco habitual– ¿No habrás venido a una carrera con Haru, cierto? Hoy no tiene tiempo para eso y no pienso dejar que os pongáis a nadar como locos para que él se pierda su gran día.
-Tranquilo, no he venido para eso. ¡Todo lo contrario! Quería acompañar a Haru hoy, además yo ya sé lo que hay por allí y podría darle algún consejo. –El pelirrojo rió ante la idea de hacer de guía turístico para el moreno en un viaje a la superficie.
Aquella aclaración fue suficiente para que el rubio sonriera aliviado y comenzará a ametrallar a Rin con preguntas sobre lo que había visto allí para que Haru escuchara las maravillas de la superficie y decidiese que no estaba tan mal, pero poco efecto tenían las aventuras que el de ojos rojos contaba sobre el moreno, que apenas conseguía prestarles atención sin morirse del aburrimiento.
-Además… – Continuaba el pelirrojo– No solo hay paisaje, los humanos también son muy interesantes. –En ese momento el pelirrojo aprovechó y agarró a Haru del hombro, mostrándole una sonrisa afilada– Quizás encuentres a alguien de tu gusto ahí arriba, ¿sabes?
-Qué tontería. –Atajó rápidamente el moreno, desprendiéndose de la mano que le sujetaba el hombro– El contacto con los humanos está estrictamente prohibido. No voy a arriesgarme a ser castigado encerrado sin poder nadar libremente por una tontería como esa.
Tanto el rubio como el pelirrojo suspiraron, sintiéndose ligeramente frustrados, pero sabían como era el carácter del moreno y que daba igual que arriba todo fuera maravilloso, para él no había nada más perfecto que el océano. Y ni hablar de los humanos, estaban casi seguros que esos eran los que menos atención de Haruka recibían, parecía que el de ojos zafiro apenas conocía su existencia, sin prestarles atención, para él eran una raza inferior incapaz de mantenerse sumergidos por siquiera 1 hora. ¿De qué manera unos seres tan patéticos podrían merecer atención o crear curiosidad? Así pensaba Haruka, y nadie le cambiaría la mentalidad de un día para otro.
-Bueno, veo que no voy a ser capaz de cambiar tu opinión… –Dijo Rin, quien sabía que cambiar a Haruka era imposible pero al menos se veía en la necesidad de intentarlo– Estoy segura que ya deberías ir al coliseo, de seguro te están esperando… Buena suerte, Haru. Ya me contarás.
Esa fueron las últimas palabras del de ojos rubí, ya que inmediatamente después salió nadando a toda velocidad, desapareciendo de la vista de los que aún quedaban allí en unos segundos, Haruka miró las burbujas que aún quedaban por donde el pelirrojo se había ido, entendía el riesgo que Rin había asumido al venir a su territorio en un día de tal importancia y se lo agradecía realmente, aunque no lo expresara, sabía que el heredero del clan de los tiburones lo entendía sin palabras.
-Eh, Haru-chan… –Las palabras del rubio lo sacaron de su trance, el más pequeño parecía estar tirando de su brazo– ¿Nos vamos? No quiero que llegues tarde.
El moreno asintió y ambos salieron de allí nadando, llegando al coliseo en pocos minutos, como el rubio suponía, habían llegado ligeramente tarde y ya estaban todos reunidos, dio un largo suspiro y le indicó a Haru que a partir de ahí tendría que seguir solo, pues solo aquel que cumplía los 16 podía subir al coliseo, sus acompañantes debían quedarse fuera, el moreno entendió a la primera lo que quería decirle y se fue, dejando atrás un rubio que se sentía ligeramente culpable por no poder acompañarle, su padre no iba a estar con él en un momento tan crucial y no podía parar de pensar en lo horrible que era eso, todos decían que Haruka era la viva imagen de su padre, con el cabello largo, recogido en una trenza, que simbolizaba la fuerza del heredero, como en su día lo había hecho el cabello de su padre, o sus ojos, tan profundos que podían parecer un reflejo del océano… Pero Nagisa no podía decir eso, nunca, en su vida, había visto a padre e hijo juntos como para saber si eran tan iguales… No entendía como Haru podía mantenerse indiferente a eso, a ese comportamiento de su padre, que ni se dignaba a aparecer el día en el que por fin subiría a la superficie. ¿Cómo podía ser tan cruel? Sí Haru no se sentía frustrado por eso, ya se sentía Nagisa lo suficiente por los dos.
Para Haru era muy diferente, había entendido desde pequeño que él debía ser independiente, entendía que sin su madre, que había muerto al poco de nacer él, no había manera de que su padre mantuviese el territorio en orden y estuviese con él al mismo tiempo, debía de hacer una cosa u otra y hace tiempo que se había decido cual era más importante. No culpaba a su padre por su decisión, ni culpaba al pueblo por decir que su carencia de sentimientos estaba provocada por la falta de cariño de su niñez, quizás tenían razón, él no podía asegurar que estuviesen en lo cierto o no.
Pero eso había dejado de preocuparle años atrás, ahora se centraba en lo que se le venía encima, una molesta ceremonia que lo llenaba de aburrimiento. Las palabras del hombre en el que más confiaba su padre le llegaban distorsionadas, su significado no le alcanzaba y le daba exactamente igual, él solo mantenía la mirada alzada hacía la superficie, preguntándose cuando tardaría en llegar hasta allí teniendo en cuenta que estaban en las profundidades del océano y que el coliseo era seguramente el lugar más alejado de la superficie en todo el extenso prado azul. De repente, una mano se posó sobre su hombre y le hizo girarse, Sasabe, el hombre que había estado cuidándole durante sus primeros años de vida, y que le había enseñado lo básico para nadar correctamente, le sonreía indicándole que ya era hora de que emprendiera su viaje, el moreno asintió casi imperceptiblemente y salió disparado hacia arriba, no sin antes echar un vistazo hacía donde los acompañantes se situaban, pudiendo sentir la mirada de Nagisa sobre él, junto a una sonrisa por parte del rubio que le animaba a subir.
El viaje fue tranquilo y rápido, al menos así lo era para el más rápido tritón del clan de los delfines, que alcanzó la superficie pasados unos diez minutos, aunque había oído que normalmente se tardaba algo más, una vez que estaba cerca de la superficie, se relajó un rato, observando desde arriba lo que era su hogar, las grandes construcciones estaban a demasiada profundidad como para ser vistas de allí, pero podía ver el resto de cosas; peces, corales… Pero entonces algo llamó su atención, había algo ahí que no debería estar. Era una forma humana que se precipitaba con rapidez hacía la profundidad, pero no parecía estar nadando, simplemente cayendo, ¿Un tritón desorientado? ¿Quizás una sirena perdida? Decidió acercarse, y aquello le permitió despejar sus dudas, aquello no era ni un tritón ni una sirena, tenía piernas, era… ¿Un humano? Haru no tuvo tiempo de contestar la pregunta que él mismo se había formulado, el humano, que había identificado como un hombre por sus facciones, continuaba cayendo, y si seguía así moriría, el de ojos zafiro nadó lo más rápido que pudo para alcanzar al chico y lo sacó hacía la superficie, al menos así no respiraría más agua. Aún sin tener muy claro que hacer, el de ojos zafiro decidió que lo mejor sería llevarlo a la orilla, ya que sí los humanos aguantaban poco tiempo en el agua sería por algo, por lo que nadó manteniendo el cuerpo del chico fuera del agua, aquello le ralentizaba un poco pero aún así no tardó demasiado en alcanzar la costa, y cuando lo hizo pudo acercarse a la arena, para descansar y dejar al chico que venía cargando. Una vez allí se permitió observar con más detenimiento al joven, tenía el cabello castaño, corto, nada que ver con el de Rin, Nagisa o el suyo propio, además, llevaba una especie de tela cubriéndole el cuerpo, en el abdomen la tela se había rasgado dejando ver un cuerpo bien trabajado, entonces notó que no se había asegurado de que el chico respirara con regularidad. ¿Se había esforzado tanto en traerlo hacía la orilla y ni siquiera se aseguraba de sí estaba bien? ¿Dónde tenía la cabeza? Avanzó apoyándose en sus brazos hasta llegar a la altura del rosto del joven, que parecía respirar con bastante dificultad, Haruka no supo qué hacer en ese momento y optó por soplar hacía la nariz del chico, ya que tenía entendido que los humanos captaban el oxígeno por ahí, pero no tardó en darse cuenta de la estupidez que estaba haciendo. Trató de recordar que debía de hacer en esas situaciones y recordó aquel libro que Nagisa había encontrado en las profundidades, probablemente se había caído de alguno de esas cosas gigantes que navegaban por encima de ellos, trató de recordar sus indicaciones… Levantó la barbilla del chico, le presionó su nariz y posó sus labios sobre los de él, intentando pasarle algo de aire…
No pasó mucho tiempo cuando el joven se giró, tosiendo, y Haruka supo que ya estaba fuera de peligro, un suspiro de alivio se le escapó al moreno de los labios, no sabía muy bien porqué, pero había querido salvar a ese chico.
-¿E-Eres u-un… t-tritón?
La voz grave le sorprendió, se había olvidado por completo en la situación en la que estaba, aquel joven, que había parado de toser y se había sentado, incapaz de levantarse por ahora, le miraba atentamente, de arriba-abajo, frotándose los ojos con regularidad, como tratando de constatar que aquello no era un sueño. Fue entonces cuando sus ojos esmeraldas se encontraron con los zafiros, el verde prado se encontraba con el poderoso océano.
En ese momento, Haruka encontró algo que se podía igualar a la belleza del océano.
*La fuerza de los tritones/sirenas se medirá por la longitud de su cabello, por eso se dice que Haruka, que tiene el cabello largo, posee la fuerza del líder del clan, así como Rin.
Espero que les haya gustado este coso, y agradecería que algún alma bondadosa me dijese como poner las barritas separadoras o cómo se llamen, con el nuevo sistema no me entero de como se ponen. ;;
