INJUSTO (1era temporada) Sumarry: (Versión 2.0)
Sólo tienen un año para acostumbrarse al otro y cuando el tiempo acabe, quieran o no, la boda se efectuará. Pero ninguno de los dos está de acuerdo con dicho compromiso y harán lo que sea para evitar la boda, sin contar con que en el trayecto se enamoraran de aquel que dicen odiar. ¿Qué se supone pasará?
Personajes: Sasuke, Originales, Otros
Categorías: Crossover, Naruto, Originales, Otras Series Manga
Géneros: Acción, Angustia, Drama, Humor, Romance, Universo Alterno, Tragedia
Advertencias: Chan, Incesto, Lemmon, Mpreg, Muerte de un Personaje, Parafilias, Shota, Tortura, Violación
Clasificación: M
Aclaraciones:-xxxxx- Diálogos.
-"xxxxx"- Pensamientos.
/xxxxxx/ Flash back o recuerdo.
O-+O-+O Cambio de escena.
Disclaimer: Ni Naruto, ni ninguna de las series que aquí aparezcan son de mi propiedad, pertenecen a sus respectivos autores... pero todos los originales sí, por lo cual les agradezco no los usen sin mi permiso XD... en serio ¬¬*
Antes de empezar con el fic unas cuantas aclaraciones n.n:
-Si no te gustan los Originales, o poner a un personaje de una serie con uno, abstente a leer esto.
-El fic tiene "algo" de contenido hetero, pero no pasa a mayores.
-Injusto es la 1era temporada de una serie llamada "Entre el amor y el odio sólo hay una delgada línea" que dependiendo puede llegar a tener hasta 4 temporadas, lo mínimo son 2 n.n.
-Es un Crossover entre una gran cantidad de animes y mangas, e inclusive videojuegos, si te interesa pero no conoces a algún personaje al final de cada capítulo pondré el nombre real y la serie de cada personaje nuevo que salga (pondría imágenes, pero en FF es toda una odísea poder ponerla ).
-No crean que todo el fic es así de lala, los primero capis son introductorios para que vayan entendiendo de que va la cosa
Ahora si empecemos n.n, ojalá les guste:
CAPÍTULO 1: El Reino de Suna… La familia Akiyama.
El Reino de Suna. Ubicado en el País del Viento. Era uno de los cinco reinos más importantes que se encontraba en uno de los cinco países mas desarrollados del mundo.
Aún y cuando las tierras eran un tanto áridas y secas, eso no imposibilitaba que Suna creciera y se expandiera, que siguiera avanzando, y que fuera muy rico en cuanto a tecnología
La entrada al mismo era una puerta grandísima fortificada impidiendo la entrada de cualquiera que se le diera la gana de invadir. Resguardada por guardias de la realeza.
Antes de llegar al castillo del reino, había una gran ciudad, muy poblada y desarrollada. Casas de una arquitectura magnífica, propias del siglo XXV sin duda alguna.
Si, porque ya estaban en el año 2.400, pero el mundo no era como todos pensarían llegaría a ser.
Si bien las cinco naciones más importantes se encontraban en perfecto estado, hacía ya unos doscientos años que se había dado una devastadora guerra. Muchas ciudades habían desaparecido, países se encontraban completamente mal, gente muriéndose por no tener ni un simple bocado.
El Consejo del Mundo quería arreglar eso como fuera, aunque al final todo quedaba en manos de los cinco Grandes Reinos.
Pasando de eso, puesto que es una historia a la que le llegará su momento, la ciudad de Suna era sin duda alguna una de las más hermosas, los ciudadanos siempre trabajadores y buenas personas, ninguna queja en general de ella.
Pero más allá de la ciudad se encontraba el Castillo del Reino de Suna, levantándose alto e impotente, su tamaño superaba con creces el de las casas de la ciudad, y si se hablaba de belleza ni se dijera.
Repleto de torres y ventanas de gran tamaño, sus paredes pintadas de un tono entre gris y azul, llegaba a transmitir una especie de paz a cualquiera que llegase a verlo.
Aunque si bien estaba lleno de guardias por doquier, a nadie se le permitía pasar la magnífica puerta del mismo, a no ser, que se tuviera un permiso de antemano. Aunque, conseguir uno no era muy difícil, se podría decir que sus puertas estaban abiertas para cualquiera que lo deseara, aunque por lo general nadie se pasaba por el mismo, no solía haber quejas.
Dentro del mismo se hallaba el rey, la reina, sus hijos y sus sobrinos. El rey era un hombre de cabellos castaños lisos, ojos azules muy brillantes pero los cuales sólo parecían transmitir frialdad, piel morena, alto y de buena contextura: Seto Akiyama.
Su esposa por otro lado era una mujer de cabellera de un tono entre gris y blanco, que le llegaba hasta final de la espalda, unos ojos verdes y vivaces, de piel nívea, alta y hermosa. Daba la sensación de ser una mujer muy bondadosa y alegre: Akira Strife Akiyama.
Sus hijos, 2 chicos y 1 chica.
Uno de ellos, el mayor que tenía 17 años, tenía el cabello alborotado de color rojo heredados de su abuela materna, ojos verdes, piel muy blanca. Sus ojos estaban delineados por unas extrañas ojeras negras, producto del insomnio, sueños macabros y extraños los cuales no lo dejaban dormir. Un extraño kanji adornaba su frente en el lado izquierdo hecho de un suceso del pasado que trataba de olvidar, en el que simplemente le cortaron la frente escribiéndole Ai = Amor: Gaara Akiyama.
Luego eran 2 mellizos. Ambos de 15 años.
El que era el del medio entre los tres, tenía cabellos entre gris y blanco llegándole a mitad de la espalda, ojos azules y piel blanca: Tetsuya Akiyama.
Además, era un doncel.
Los donceles eran hombres capaces de tener hijos, que poco a poco fueron apareciendo en el mundo pues las mujeres estaban desapareciendo y muchas habían perdido la capacidad de dar a luz.
Se distinguían de los hombres normales más que nada en el físico: sus facciones, sus caderas más anchas… y en que tenían la capacidad de atraer a cualquier tipo de hombre, ya fuera homo o no.
Cuando cumplían 17 años, los hombres tienen una ceremonia en donde se indica si el mismo es o no un doncel. Había unos que la necesitaban, otros que a simple vista se distinguía era un doncel. Tetsuya no había necesitado esa ceremonia, a simple vista se notaba era un doncel, pero había otros que era imposible diferenciarlos de un hombre normal.
Su melliza, la menor sólo por unos 10 minutos, de cabellos y ojos del mismo color que Tetsuya, los mismos solían transmitir tanto bondad e inocencia como frialdad y maldad, todo dependía de la situación, su piel era blanca. Se le notaba de lejos era bastante caprichosa:Ayumi Akiyama.
Luego estaban los sobrinos, uno tenía la misma edad que Tetsuya y Ayumi, el otro era un año mayor que ellos. Wolfram y Cloud Akiyama.
Cloud Akiyama era rubio y su cabello estaba peinado hacía atrás, ojos azules brillantes y piel clara.
Wolfram Akiyama rubio por igual pero sus cabellos le llegaban a los hombros y estaban algo alborotados, ojos verdes que parecían divertidos y de piel blanca.
La guardia de la ciudad era un caso muy especial. Estaban pendientes de todo y de todos. El más mínimo indicio que conllevaría a una pelea era detectado en tan sólo segundos, siempre capturaban a quien debieran hacerlo, sin excepción, llevándolos a prisión.
Porque sin duda alguna, por muy perfecta que fuera Suna, era imposible que no hubiera alguien malo, que le gustará causar problemas, fuera un ladrón o algo por el estilo, pero siempre había uno. Y nunca salían libres.
Pero, aún y por increíble que pareciera, puesto que eran excelentes, siempre había un doncel al que no lograban capturar de ninguna forma.
A Tetsuya Akiyama.
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Tetsuya se escondió tras una columna del gran castillo, sonriendo un poco al darse cuenta de que era imposible llegaran a notarlo.
Corrió lo que quedaba de pasillo cuando el guardia desapareció por una esquina. Era rutinario, él sabía a que hora tenía que salir siempre y cómo debía hacerlo.
Se notaba era algo que hacía muy seguido.
Giró y llegó a otro pasillo, faltaba poco. Agudizó el oído, tenía que estar pendiente.
No era que no pudiera caminar en su propia casa ni nada por el estilo, a él no le interesaba los guardias, nunca se atreverían a preguntarle algo a menos que fuera en extremo necesario, y menos a reclamarle. Era por otra persona por la cual tenía cuidado.
Sus planes se podían arruinar si esa persona lo viera, ya lo había hecho antes por pequeños descuidos, pero sin duda alguna ahora era mucho más precavido.
Lo que menos quería era que le dijera a su padre que se escapaba del castillo. Su padre no lo dejaba salir a menos que fuera con 20millones de guardias o simplemente no lo dejaba hacerlo.
No había nada que lo molestara más que eso.
Abrió la ventana con cuidado, no era muy grande. Se sentó en el borde y dio media vuelta, sus piernas quedaron colgando hacia fuera. Se paró en el borde y se movió un poco hacía un lado, cerrando la ventana.
Miró hacia abajo. Se agarró del borde y con un pequeño impulso saltó. Cayó parado puesto que ya estaba acostumbrado, aunque levantó un poco de tierra. Se limpió un poco la ropa, un reflejo.
Corrió por el amplio jardín, escondiéndose entre arbustos y árboles cuando lo veía necesario. Llegó hasta el muro que separaba el castillo de la ciudad. Trepó por él y brincó al otro lado. Sin duda había sido fácil.
Se colocó una gorra negra y metió su cabello bajo la misma, ahora todo era muy sencillo. Nadie lo reconocería. Caminó entre las personas, nadie lo notaría. Una simple persona más del montón. Llevaba puesto un sweater negro algo largo que impedía se notara era un doncel.
Metió sus manos en los bolsillos siguió caminando hasta que llegó a un parque desierto. Los juegos estaban un tanto gastados por lo que nadie iba ahí.
Se sentó en un columpio a esperar que ellos llegaran.
Tras unos minutos levantó la vista y ahí estaban. Tres de sus cuatro mejores amigos.
Un chico rubio, cuyos cabellos estaban atados en una trenza y de ojos dorados, de piel blanca. Era un poco bajito pero tenía 15 años aunque no lo pareciera. Tenía un brazo y una pierna de metal, en la ciudad solían llamarlo Full Metal, pero para él era Edo, Edward Elric.
Los otros dos eran gemelos: Dante y Vergil Sparda. Tenían 16 años.
Dante tenía los cabellos blancos que le llegaban hasta los hombros totalmente lisos, ojos azules y piel blanca. Caminaba con pose despreocupada, con sus brazos tras su nuca. Como si nada le importara.
Vergil, el mayor, tenía el cabello blanco peinado hacia atrás y levantándose en algunos lados, ojos azules y piel blanca. Él por el contrario, daba a entender que era un chico serio y frío. Tetsuya sabía que él no era para nada así por mucho que tratara de parecerlo.
Él se levantó y fue a saludarlos.
Dante se quedó un rato con él entre sus brazos, sin soltarlo para nada.
-Dante, ya basta- le dijo Vergil jalándolo de la chaqueta roja para que lo soltara.
-¿Por qué?- preguntó haciendo puchero.
-Porque es incómodo-
-Pero yo quiero mucho a Tetsu-chan- dijo acercándose de nuevo a él y tomándole de forma posesiva –Él es sólo mío- gruño como sin con eso fuera a alejarlos.
-Que raro eres- dijo Edward.
-Creo que más raros somos nosotros por ser sus amigos- dijo Tetsuya como si nada.
Dante puso una mueca ofendida y una pose dramática como si no se creyera lo que le acababan de decir.
-Que malvados son- fingió que le salían cascaditas.
Todos pusieron los ojos en blanco.
-¿Jugamos?- preguntó Dante a Edward que cargaba un balón bajó su brazo.
-Vale- respondió.
Vergil se sentó en un columpio y Tetsuya en el que estaba a su lado. Ninguno de los dos dijo nada hasta después de unos minutos.
-Lo siento- dijo Tetsuya bajando un poco la cabeza. Se meció un poco.
-No importa- Vergil fijó su vista en Dante y en todo lo que hacía.
-Nunca he visto a Dante como algo más que un amigo, nunca podría llegar a ser algo de él- ahora eran dos las miradas que estaban fijas en el chico peliblanco –Y no se tampoco como me mire él realmente, si lo que hace es solo por jugar o es cierto-
-Te dije que no importa, en serio- lo dijo en tono cortante, queriendo dar por terminada la conversación.
-Deberías decírselo- dijo Tetsuya. Vergil ahora lo miraba fijamente, pero él seguía viendo a Dante.
-Sabes que no puedo- un fuerte sonrojo cubrió sus mejillas –No le gustan los chicos y además es mi hermano-
Tetsuya volteó a verlo a él.
-Nada pierdes con intentarlo Vergil-
-Sabes que lo nuestro no podría ser, no trates de darme falsas esperanzas- tenía el ceño fruncido.
-Vergil…-
Él lo ignoró, no seguiría con la misma estúpida charla de siempre. Si bien se sentía celoso cuando a Dante le daba por abrazar y decirles cosas así a otras personas, no podía enojarse con Tetsuya por eso. Dante era un tanto especial a fin de cuentas.
Y sin duda alguna a él le encantaba. Era algo que no podía evitar. Haberse enamorado de su hermano, y aún y con todo, él no lo consideraba como un terrible error.
Su hermano lo estaba volviendo loco, el deseo estaba siendo casi imposible de ignorar, pero debía hacerlo, no quería acabar cometiendo una terrible locura.
Desde hacía unos 350 años las relaciones entre hombres no eran nada del otro mundo, ni las de mujeres. Era algo tan normal como bañarse y cepillarse los dientes todos los días.
Incluso las personas del mismo sexo podían llegar a tener hijos. Los perjuicios habían sido por completo superados.
Eso no lo preocupaba para nada, que fueran hombres era lo de menos.
Vergil soltó un suspiro, la vida a veces resultaba un tanto complicada.
-Valla, valla, siempre rodeado de chicos… muy codiciado tú ¿no?- dijo una voz a sus espaldas. Tetsuya se sobresaltó un poco y hubiera girado de inmediato de no ser porque la persona se puso tras él y lo rodeó con sus brazos.
-¡Mierda Lelouch!, realmente me asustaste- Tetsuya giró un poco la cabeza y unos labios se posaron de forma tierna sobre los suyos.
Lelouch Lamperouge, un chico de cabellos marrones lisos hasta los hombros, ojos morados y piel blanca.
-Tsk, no sabía que era tan feo-
-No es eso, pensé que eras Ayumi- Tetsuya se relajó.
Se movieron de los columpios y se sentaron en una banca cercana. Tetsuya sobre las piernas de Lelouch, quien la abrazaba por la cintura, en el medio Cloud y al otro lado Vergil.
-Ayumi es un verdadero fastidio, no hay duda de que me odia-
-Y el sentimiento es recíproco ¿no?- dijo Cloud en tono burlón.
-Je bueno… que te puedo decir- Tetsuya sonrió de forma inocente.
Comenzaron a hablar de temas banales, sin ninguna importancia, simplemente decían lo primero que se les ocurría.
Vergil y Cloud se pararon y fueron hasta donde Edward y Dante a jugar un rato. Tetsuya puso sus pies sobre la banca y abrazó a Lelouch por el cuello apoyando su cabeza sobre su hombro.
-Tetsu, ¿Cuándo…?- Lelouch no pudo terminar su frase, Tetsuya no lo dejó.
-Ya te he dicho que no- se levantó de sus piernas y se sentó a su lado con los brazos cruzados –Parece que sólo estuvieras conmigo porque quieres tener sexo- su ceño estaba fruncido.
-Sabes que no es así- Lelouch intentó apartarle unos mechones de la cara, pero él se movió un poco. Lelouch suspiró resignado –Sabes que te amo y es por eso por lo que quiero-
-Pero yo no quiero todavía ¿Vale?- subió sus piernas sobre la banca, pegándolas contra su pecho y apoyó sus brazos y cabeza sobre sus rodillas.
Lelouch se pasó la mano por los cabellos desordenándolos un poco. Era increíble como él todavía no quería, la estaba matando con eso. Pero tenía que dejarlo ya, Tetsuya realmente podía molestarse.
Lelouch se levantó y se dirigió a donde los otros, realmente quería hacer suyo a Tetsuya, pero él "todavía" no quería. Se estaba volviendo loco.
Tetsuya se acostó sobre la banca y puso sus brazos tras su cabeza, mirando el cielo como si fuera de lo más interesante.
Como deseaba que Haruhiko estuviera allí. Era su mejor amigo. Los demás del instituto sólo querían hacerse su amigo por puro interés.
-Mmm- se acostó de lado mirando a los chicos. Si bien ellos le caían genial y todo, además de que a Lelouch lo quería de sobremanera, extrañaba hablar con Haruhiko, sin duda era con quien más confianza tenía.
Se sentó de nuevo y con paso lento se acercó a los chicos y dejó el tema olvidado… por ahora.
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Tetsuya corría con rapidez, tenía que apurarse, sino Ayumi se daría cuenta. Volvió a repetir el mismo procedimiento sólo que al revés.
Tras cerrar la ventana corrió por distintos pasillos, cuidado igual que antes de que no lo vieran ni escucharan. Se quitó la gorra y sweater en el proceso, giró una esquina y ahí estaba la puerta de su cuarto, al final de uno de los pasillos.
Sonrió al verla, caminó lo que le quedaba y al entrar cerró la puerta con suavidad, como si la misma no pesara absolutamente nada.
Se tiró en su cama, las típicas de doseles, e intentó normalizar su respiración. Una fina capa de sudor recorría su cuerpo por lo que decidió meterse a bañar.
Cerró la puerta de su habitación y entró al baño, cerrando la puerta de este con seguro.
Algunos minutos después salió con una toalla alrededor de su cintura y el cabello escurriéndole un poco. Metió la ropa sucia en el cesto encargado de la misma y buscó entre sus cajones que se pondría, ya estaba entrando la noche, optó por ponerse el pijama.
Terminó de vestirse y de arreglarse y se tiró de nuevo en la cama, cogiendo el control remoto y prendió el televisor.
Dio la vuelta a los canales unas tres veces sin nada interesante que ver. Sintió ganas de ver anime, pero los dvd's estaban muy lejos, él ya no quería pararse.
De repente se le vino a la cabeza su relación con Lelouch, rara sin duda alguna. Lelouch y él llevaban ya un año juntos, realmente Lelouch quería hacerlo suyo, pero habían cosas que simplemente se lo impedían.
No quería molestar a Lelouch, no quería que los suyo se acabara, no quería que él lo botara. Pero para él era imposible llegar a hacerlo, por mucho que quisiera o que lo intentara, al final nada ocurriría.
Lo detendría por mucho que insistiera… porque simplemente aún no podía, no era el momento adecuado.
No estaba listo para eso… y no sabía cuando lo estaría.
Volvió su vista al televisor, el canal que había dejado había sido nada más y nada menos que uno de noticias del mundo. La noticia le llamó la atención.
Mostraban lo que era el panorama del mundo fuera de las cinco grandes naciones. Realmente era fatal, terrible, devastador…
No podía imaginarse como era que las cinco grandes naciones estaban en tan buen estado, si el resto del mundo era así.
La gente vivía entre escombros, o si bien, el lugar donde vivían ni se le podía llamar una casa decente. La gente estaba desnutrida, se alimentaban de lo que podían.
Era algo horrible, pero no se podía hacer nada. El mundo estaba hecho un asco. El Consejo del Mundo, formado luego de la guerra de hacía ya 200 años, trataba con todo lo que tenía a sus manos para arreglar tan desagradable situación, pero nada habían logrado.
Ese tipo de cosas te hacían sentir fatal, saber que te sobraba lo que ha muchos les faltaba. Si no lo veías de frente podía decir que no te importaba para nada, que eso no era tu problema, que no era tu culpa ni de tu interés… pero al ver escenas como esas todo cambiaba.
Te hacían recapacitar sin duda alguna. Querer hacer algo para intentar ayudar a cambiar todo lo que está mal, pero no tener a tu alcance nada que pudiera hacerlo. Y las ganas nunca han servido de nada.
Si quieres hacer algo siempre debes actuar, de lo contrario nada nunca ocurrirá.
Pero él no podía hacer nada para cambiar la situación, ni siquiera para mejorarla. Que deprimente.
Apagó la televisión para evitar a toda costa seguir pensando en eso.
Observó por la ventana, ya estaba anocheciendo. Siempre le había gustado ver el atardecer, es uno de eso regalos que la naturaleza solía dar, uno de los pocos que le gustaba.
***Toc-Toc***
Tocaron a la puerta, Tetsuya se quedó en espera de alguna frase.
Pero aquella persona no dijo nada, entró como si nada.
-¿Qué haces aquí?- preguntó Tetsuya con un ceño terriblemente marcado y apretando los dientes.
-Hago visita de caridad al necesitado- respondió entre burlona e irónica la otra, con una sonrisa completamente falsa.
-Lamento decirte esto pero… tu presencia no es bienvenida por estos lugares… tendrás que mandar a otra persona en tú lugar- dijo él con una sonrisa igual de falsa que la de su queridísima melliza.
Ninguno de los dos quitó su sonrisa.
Tetsuya le dio la espalda para dirigirse al baño. En ese momento la expresión de Ayumi cambió, sus ojos demostraron una especie de burla malvada y su boca se curvó en una sonrisa macabra.
Sacó una espada que llevaba en su espalda y se dirigió con rapidez contra Tetsuya. En el momento en que esta iba a impactar contra su espalda, Tetsuya se agachó, se volteó y agarró la espada con sus manos.
-¿Sabes que eso que acabas de hacer es de muy mala educación?- preguntó Tetsuya fingiendo reproche y con una voz inocente.
-Lo siento, la educación la he dejado fuera, y para serte sincera no me apetece ir a buscarla- Ayumi ejerció presión y Tetsuya hizo una mueca de disgusto al sentir el frío metal cortando parte de sus manos.
Lo soltó y con rapidez saltó a su derecha, en busca de su katana que se encontraba sobre una mesa cercana.
Dio con ella y cuando la agarró se hecho hacia un lado, esquivando un ataque que sin duda la hubiera picado por la mitad.
-Haz estado entrenando, inútil- dijo Tetsuya riéndose.
-Pero por lo visto tus habilidades han empeorado hermanito-
Ayumi alzó la espada sobre su cabeza para dirigir un golpe vertical a Tetsuya. Interpuso la katana entre él y aquel golpe, y así fue como se le dio inicio a la batalla.
Lluvia del golpes caían en todas las direcciones posibles, todos eran parados o esquivados por alguno de los contrincantes.
La puerta volvió a abrirse y la persona que entró no pudo evitar chasquear la lengua con desagrado.
Dio un golpe contra la pared un poco fuerte. Tetsuya y Ayumi se separaron, yéndose cada uno a un lado de la habitación distinto, separados por una gran distancia.
-¿Madurarían de una vez y nos harían un favor a todos los que vivimos en este maldito castillo?- preguntó enojado.
-Gaara nii-san… Gomen- Tetsuya volvió a poner la katana en la mesa, al tiempo que Ayumi guardaba su espada en un estuche en su espalda.
-No digas que lo sientes si no es verdad, eso me jode de sobremanera- Gaara fulminó con su mirada a Tetsuya. Podría haberlo taladro con ella de haber sido eso posible.
-Que genio- murmuró apenas audible y se sentó en su cama, recargando el peso de su cabeza sobre su mano, cuyo brazo tenía apoyado en una de sus piernas.
Fue cuando notó la sangre que salía de sus manos, a causa de parar la espada de Ayumi, manchándole la cara. Incluso le llegaba ese típico olor a oxido, ese que tanto detestaba.
Se paró como si nada y entró al baño, cerrando la puerta sin decir palabra alguna, dejando a sus dos hermanos solos en el cuarto.
-Me voy- dijo Ayumi. Se dirigió a la puerta y la abrió, pero antes de que pudiera salir, Gaara volvió a cerrarla -¿Qué…?- la frase quedó en el aire al ver la expresión de furia en su cara.
-No te lo voy a volver a repetir Ayumi, así que escucha bien y trata de grabar estas tres simples palabras: déjalo en paz- Gaara se acercó a Ayumi quien retrocedió de inmediato –Bastante tiene ya con tener que ser doncel y que nadie la tome del todo en cuenta, empezando por padre, para que tú también le vivas jodiendo la vida y la paciencia-
-Yo no fui quien decidió que fuera doncel, fue mamá por si no lo recuerdas- la expresión de Ayumi denotaba fastidio.
-Pero tú fuiste quien escogió molestarlo cada vez que pudieras, nadie te obligó a eso- Gaara la miró fijamente tratando de buscar algo -¿Por qué lo haces?-
-No sabes lo divertido que resulta-
Ayumi no se dio cuenta en que momento Gaara estaba parado frente ella y le había soltado una bofetada, haciendo que retrocediera algunos pasos.
Gaara no volvió a preguntar, Ayumi jamás le daría una respuesta a eso. No tenía ni idea del porque la molestaba tanto, al punto de querer matarlo, a quien se suponía era nada más y nada menos que su hermano, y para completar su mellizo. Y al parecer nunca terminaría de enterarse.
-"Pero de algo estoy claro… Ayumi se trae algo entre manos… y sea lo que sea voy a averiguarlo"-
Salió de la habitación aún con ese pensamiento rondando por su cabeza.
Segundos después Ayumi salió por la misma puerta.
Tetsuya aún dentro del baño sonrió un tanto feliz, Gaara siempre lo estaba apoyando y ayudando, siempre lograba sacarle una sonrisa hasta en la más terrible situación.
-Él es de las pocas persona en este maldito mundo que me toma en cuenta, la única que se preocupa por mi, que no me ve como alguien inferior ni como que sólo sirvo para darle hijos a alguien y luego quedarme en una casa cuidando de ellos y del hogar…-
Chasqueó la lengua y entrecerró los ojos al notar que había echado más pomada de la cuenta y que la misma había hecho que le ardiera la herida.
-Realmente… me hubiera encantado que Gaara no fuera mi hermano mayor… daría lo que fuera por casarme con alguien como él, alguien que me tome en cuenta-
Lelouch se le vino a la cabeza. Lelouch siempre era atento con él y demás, por sobretodo sabía que lo quería, pero a la hora él era igual a todos, solo lo quería para sexo. Tenía la misma mente cerrada que la mayoría de las personas.
Porque así era, los donceles eran vistos por la mayoría como simples objetos encargados de procrear y de quedarse a cuidar el hogar, no servían para más nada. Las mujeres por su parte, a pesar de su imposibilidad, eran mucho más tomadas en cuenta que ellos. Eso la cabreaba de sobremanera, la jodía en extremo.
-Maldita guerra de mierda-
Porque oh sí, eso también había sido culpa de esa maldita guerra.
Espero que les guste esta nueva versión yaoizada XDD
Cuando tenga pueda haré unos dibujitos de los originales (en intenet no logró darme con ninguno que se les parezcan u.u)... pero no esperen la gran cosa XD
Ahora, aquí las imágenes:
-Seto Akiyama: Seto Kaiba (Yu-Gi-Oh!)
-Gaara Akiyama: Sabaku no Gaara (Naruto)
-Cloud Akiyama: Cloud Strife (Final Fantasy VII, Kingdom Hearts)
-Wolfram Akiyama: Wolfram von Bielefeld (Kyo Kara Maou!)
-Edward Elric (Full Metal Alchemist)
-Dante Sparda (Devil May Cry)
-Vergil Sparda (Devil May Cry)
-Lelouch Lamperouge (Code Geass)
Buenu, sólo resta decir nos vemos dentro de dos semanas con el siguiente capítulo: "El Reino de Konoha... La familia Uchiha"
Ahora, si... ja ne!!! n.n
!"*+VeRoUcHiHa+*"!
