Primero que nada, este Fic lo escribí cómo regalo a Nats28. Espero que sea de tu agrado y… ¡FELIZ CUMPLEAÑOS!

Felicidad con una amiga

— ¡¿Por qué lo hiciste?! —sentado en un mueble, Koushiro movía su cabeza de arriba para abajo por el nerviosismo que presentaba. Ahora que todo estaba hecho, quería una explicación justificable de su amiga pelirosa, quién estaba sentada a su derecha.

— ¿Bromeas? ¡Tú mismo me lo pediste! —actuando a la defensiva, Mimi no podía creer lo rápido que su amigo pelirrojo había olvidado el favor que le pidió.

—Lo sé… pero no lo dije en serio.

—Lo que pasa es que te estás echando para atrás, como siempre lo haces en cada una de tus citas. —le reclamó Mimi a su amigo.

— ¡Jamás tuve una cita!

—Si sigues con esa actitud, no tendrás ninguna —apoyó su mano en el hombro de Koushiro—. Sólo quiero ayudarte, eso es todo… Quiero que seas feliz.

El chico no pudo evitar un leve sonrojo tras escuchar esas últimas palabras.

Hacerlo feliz era un trabajo que sus encargaban de cumplir por mucho tiempo. Pero a sus 17 años, él quería buscar la felicidad por su propia cuenta.

Muchos de sus amigos ya tenían parejas, lo cual le animó a encontrar a alguien "ideal" para él. Desafortunadamente, invitar a chicas no era su punto fuerte; temía ser rechazado porque no era uno de esos chicos populares que las mujeres tanto deseaban; simplemente se consideraba como "el último de la fila", pero Mimi no lo veía de esa manera.

— ¿Y qué le dijiste exactamente? —se animó a hablar Koushiro. Al menos quiere saber cuáles fueron las palabras que Mimi usó.

—Sólo le dije: "oye, un amigo me dijo que quiere invitarte a salir, pero es muy nervioso para hacerlo, por eso me pidió que te lo dijera", a lo que ella me dijo: "claro, aquí te escribo mi dirección, mi número de celular, y la hora que me puede recoger; dile que sea puntual, por favor".

— ¿De verdad? ¿Dijo que sí y anotó su dirección en un papel? ¿Así nada más? —le resultaba un poco difícil de creerlo.

—Así es cómo fue. Pero no hay nada de qué preocuparse; se nota que no tiene altas expectativas.

Y al haber dicho eso, Koushiro la mira con el ceño fruncido. ¿A qué sé refería con "altas expectativas"?

— ¿Por qué lo dices? —le preguntó, sin quitar su expresión de molestia.

—No preguntó tu nombre, no me preguntó cómo eres, sólo aceptó la invitación al instante.

—Eso no significa nada.

—Claro que sí. Quizá sólo quiera pasar unas horas contigo. Sólo "pasar"

—No entiendo —Koushiro comenzó a confundirse aún más—. Tú me sugeriste en tener citas, me apoyabas en todo momento, ahora pareces enojada.

—Claro que lo estoy, tonto, ¿no te das cuenta? —con un tono bastante alto pero sin amargarse.

— ¿Qué te molesta? Dime.

—Yo quiero hacerte feliz… pero, al parecer, no te das cuenta —coge su bolso y se marcha cerrando la puerta con gran fuerza.

—Pero soy feliz. Me falta admitírtelo. Nada más.