Tus besos me provocan
Adela parpadeo un par de veces acurrucada sobre un largo sofá de cuero en forma de L, un bostezo se colgó de sus labios y al estirarse la luz de la mesilla de la esquinera realzo su reflejo.
''deberías estar en la cama Adela '' el reproche muy familiar pero dulce que tanto deseaba escuchar se había manifestado.
''ya sabes que no hago caso'' replico ella levantándose del asiento para mirar un sonriente y siempre cálido Ignacio de brazos cruzados en el pecho, ella se movió hacia él y este la rodeo con sus brazos pegándola a su cuerpo.
''yo también te eché de menos'' dijo el con ironía, el conocía bien a Adela y sabia que reconocer sus sentimientos no era su fuerte, ella lo miro con una sonrisa traviesa y lo beso rápidamente en los labios para luego hacer un puchero mientras él, la mecía entre sus brazos.
'' ¿hablaste con el senador?'' Ignacio resoplo ante su pregunta y ella se separo del
'' ¿qué pasa? nachito..'' él le tomo el rostro entre las manos con ternura. Se besaron despacio, saboreándose el uno al otro sabiendo que tenían tiempo, mucho tiempo. El mundo se había desvanecido a su alrededor. Sus labios se movían unos contra otros, abriéndose, cerrándose, sus lenguas buscándose, gustándose. Pronto se fue elevando el tono de los besos, de sus caricias. El contacto de sus cuerpos era eléctrico.
Adela aferro sus manos en la cabellera su nachito intensificando el beso, sus besos eran el mejor majar que existía y era solo para ella, se separaron cada uno con una sonrisa en sus labios respirando entrecortados.
''eso es jugar sucio'' dijo ella golpeándolo en el hombro para salir corriendo consiente que él iba tras ella
