Piggeh daba saltitos por la Mansión D'Azur, mientras gritaba cosas como: "Yeeeh, I'm pumped". Craig le seguía de cerca, con una mirada molesta para ocultar su miedo. Aunque para eso tenía ya sus gafas de sol.
-Oye, Piggeh... Todas las puertas están cerradas, y no oigo a nadie más depués de ese grito. -El pelirrosa se giró con expresión confusa. -¿Y si... nos vamos?
-Mmm... ¿El valieeeente Barrel tiene miedo? -Soltó Piggeh con tono meloso, lanzandose a los brazos del castaño.
-Por supuesto que no.
-¿Entonces? -El pequeño rió, y le dio un pequeño golpe en el hombro. -Tranquilo. Sólo nos queda mirar en el sótano y listo.
Dicho esto, volvieron a ponerse en marcha hacia la última puerta, que se veía polvorienta.
-Yupi... -Susurró Craig, no muy emocionado.
Cruzaron la puerta, que se abrió con un largo chirrido molesto, y comenzaron a bajar unas escaleras viejas hacía el sótano.
-¿No se encargaba tu amigo la silla de esto? -Susurró, el castaño pasándose el pelo hacia un lado.
-No lo se. ¿Por qué sususrras? -Preguntó también en tono bajo Piggeh.
-Por si nos oyen los fantasmas...
La risa del pelirrosa podría haberse oído por toda la mansión culpa de la chorrada de comentario que acababa de soltar su amigo. Sin embargo, su larga risa se transformó en un grito de horror, cuando un chico mucho más alto que ellos, encendió una motosierra en mitad del sótano. Lo distinguieron por las sombras.
-OH DIOS MIO, CORRE. -Gritó Craig, agarrando al más bajito de la mano, y saliendo de allí a toda pastilla.
-Oye... -Susurró una voz grave, un poco molesta.
Los dos chicos consiguieron salir de la casa sanos y salvos. Al parecer fueron los únicos, porque no había ni una alma allí afuera.
-Craig... ¿Crees que el tipo de la motosierra...? -Empezó Piggeh, moridiéndose el labio inferior.
-Oh dios. Oh dios. Oh dios. Han matado a la rata y al resto. -Craig comenzó a ponerse paranoico, mientras zarandeaba al pelirrosa. -¡HEMOS SIDO TESTIGOS! SOMOS LOS SIGUIENTES, JODER.
-Relajate. -El pelirrosa le agarró de las manos.
-Tenemos que irnos, lo digo en serio. Si no nos vamos nos van a matar. -El más alto agarró de la mano al otro e hizo el intento de llevarselo lejos de allí.
-Ouch. ¡No! -Piggeh se soltó de un manotazo. -Tenemos que encontrar a Pewds y los demás.
A Craig eso le sentó como una jarra de agua fría.
-Pewds, Pewds, Pewds. -El chico soltó una risa sarcástica. -Mira, tio que te den. Me he cansado de esto. -El pelirrosa se quedó un rato mirando al Barrel, con cara de pocos amigos. -¿Por qué me has invitado, si sabes que os odio a todos?
La expresión del más bajito cambió de molesta a sorprendida, y seguidamente a avergonzada.
-... Yo... -Empezó con un susurro.
-¿Tú qué?
-... Puedes irte si quieres. -Soltó de pronto Piggeh girandose de vuelta a la casa. -No volveré a invitarte, tranquilo.
Pasaron algunos minutos silenciosos. Cuando el pelirrosa se giró, Craig ya no estaba allí.
Piggeh entró lentamente en la mansión. Los gritos de Pewds y Stephano venían de arriba, asi que invertigaría allí.
Por supuesto, estaba completamente aterrorizado. Pero no iba a dejar a sus amigos solos. No era... Un sucio barrel.
En fin... Todas las puertas estaban cerradas con llave, excepto una que se veía medio abierta. Como... Si le estuviese esperando. Lentamente agarró el pomo, y empujó hacia adentro, mientras tomaba todo el aire que podía.
Entonces...
-¡AAAAAAAAAGH! -Una luz cegó sus ojos grises, a la vez que el sonido de una motosierra invadía una habitación toda manchada de rojo.
-¡PIGGEH!
Después de que sus ojos se acostumbraran a la luz, y el chico dejase de gritar como un poseso. Descubrió una escena cuanto menos... Extraña.
Steph y Pewds estaban maniatados, con un esparadrapo en la boca. A su lado, de la misma forma estaba Skully y Mr Chair.
Delante de ellos, un chico de pelo grisaceo extrañamente parecido a Stephano junto con la hermana mayor de Craig, sujetaban a tres niños pequeños que intentaban soltarse de mal humor.
-... ¿Kevin? -Por último, el hermano mayor de Piggeh, Kevin sujetaba su móvil con una sonrisa siniestra. -No lo entiendo...
-Pues verás, querido niño. -Empezó el chico que se parecía a Stephano. -Estos pequeñines de aquí descubrieron que os marchabais, y pensaron que sería divertido seguiros. -Soltó, mientras agarraba a un niño pelirrojo y a otro albino.
Maiden sujetaba a la única chica de los pequeños, que tenía algo de parecido con ella.
-Asi que oí a mi primita salir de su cama, y llamé a los chicos para ver que tramabais. -Acabó ella con una sonrisa, pero esta se desvaneció de pronto. -Piggeh, ¿No iba mi hermano contigo...?
-Respecto a eso... -La sonrisa divertida que adornaba el rostro del chico bajito desapareció en cuanto mencionaron al Barrel. -Se marchó. Decía que esto era una mierda...
-¡BARREL! -De alguna forma Pewds se había desecho del esparadrapo.
-Um... Supongo que se asustaría... -Susurró Monika un poco distraida. -Bueno, chicos. Yo me llevo a Broomy a casa, hasta mañana. -Se despidió, mientras agarraba a la silenciosa niña de la mano. Por algún motivo se veía distante... Pero decidieron ignorarlo.
Llevaron a Torchy y a Mayo a sus respectivas casas, haciendo que todo el ruido que los niños causaban se convirtiese en un silencio bastante incómodo.
Felix le dirigió una mirada asustada a Kevin, el cual no apartaba la vista de su hermano pequeño. Aunque no fuese un asesino en serie como pensaba... Seguía dando algo de malrollo.
-¿Felix? -Gonzales le dio una palmadita en el hombro al rubio. -No te quedes empanado, hombre.
-Oh... Perdón. -Sonrió el chico, de forma un poco cómica.
-Bueno... Hemos llegado. -Soltó Piggeh, todavía mirando el suelo. -Nos vemos mañana chicos...
-Piggeh, ¿estás bien? -Preguntó Stephano, haciendo una mueca. El pelirrosa le restó importancia con la mano, y entró a su casa. Los dos rubios se miraron entre si preocupados, y se despidieron del hermano de su amigo antes de seguir su vuelta a casa.
Pewdie se fijó al lado de la puerta de su amigo. ¿Eso era sangre...?
Decidió que no sería importante y siguieron caminando.
-Bueno, yo no me aclaro. ¿Entonces Piggeh y el Barrel estan liados o no?
-Que no, a Piggeh le gusta Craig, y a Craig probablemente Piggeh le de igual.
-¿Entonces se han enrrollado ya?
-Yo que se, Gonzales. ¿Qué te importa a ti?
-Hahaha. Joder Stephano, aquí todos pillan cacho menos tu.
-Que te calles.
Pewds iba con la cabeza como un bombo, mientras los hermanos Broberg no dejaban de discutir.
-Buenas noches. -Los dos chicos se callaron, mientras el sueco entraba por la puerta, aliviado. ¡Por fin estaba en casa!
-Ah, Au Revoir, Felix. -Se despidió Stephano con una sonrisa. Gonzales le dio un codazo, riendo lo cual resultó en otra discusión que a PewDie no le interesaba en absoluto.
Subió lentamente las escaleras hasta su cuarto, y se metió en la cama con una gran sonrisa. Aunque pronto, los pensamientos comenzaron a invadir su mente.
¿Estaría bien Piggeh...? ¿Por qué había reaccionado el Barrel de esa manera con él? ¿Por qué demonios tienen pico los patos?
Entre tanto filosofeo absurdo, acabó por quedarse dormido sobre las tres de la mañana. Y encima mañana tenía instituto... Mierda.
O0O0O0O0O0O0
Craig avanzaba por el Barrio de Piggeh con la mirada baja. ¿Por qué demonios se había comportado de esa forma con el chico? Es que le daba una rabia horrible que estuviese todo el día pegado al PuiPe ese, como sea. La pregunta era... ¿Por qué?
¿Por qué le jodía tanto? ¿Por qué odiaba tanto al niño sueco rubio? ¿Por qué Piggeh se le arrimaba tanto...?
Decidió que se había comportado como un gilipollas, y dio media vuelta para rescatar al bobo de pelo teñido, cuando una visión no muy bonita ocupó su campo de visión.
Un par de hombres, armados estaban mirando la casa de Piggeh de forma extraña. ¿Acaso pensaban entrar a robar?
"POR SUPUESTO QUE QUIEREN ENTRAR, IDIOTA, TIENEN PASAMONTAÑAS Y ARMAS" Se respondió a si mismo Craig.
Por lo que él sabía, la madre de Piggeh estaba en su casa durmiendo en ese momento, y si no hacía algo pronto, a su familia iban a quitarle lo poco que tenían.
-Eh, vosotros. -Soltó, mientras se metía las manos en los bolsillos, y avanzaba hacia ellos. -¿Qué creéis que estáis haciendo?
Uno de los hombres, el más fuerte se acercó al Barrel lentamente, mientras se quitaba el pasamontañas y dejaba ver una sonrisa asquerosa de dientes amarillos.
-Vaya, Mike, parece que tenemos a un gallito intentandose hacer el heroe. -La voz del tipo era grave, y ronca. Le repugnaba.
-Pft. ¿No véis que la pobre familia no tiene casi nada? Id a robar a otra parte, capullos.
Error.
Lo único que consiguió con eso fue un puñetazo por parte del ladrón grandote, y caer al suelo del hostión que le habían metido.
Craig pensó que se había terminado... Pero volvió a equivocarse. Entre los dos ladrones lo acorralaron contra una pared, y empezaron a darle puñetazos y golpes con un par de barras de metal.
-A nosotros no nos manda nadie, y menos un niñato. -Rió el ladrón más bajito, mientras el castaño hacía un gran esfuerzo por ponerse en pie. Toda su cara y cuerpo estaban ensagrentadas, y dolía de cojones.
-Mike. Oigo a alguien.
Craig suspiró aliviado. ¡Estaba salvado!
-Coge al niñato y tiralo o mátalo por ahi. Sólo no dejes huellas.
-Entendido.
...Espera... ¿QUÉ?
Lo último que el Barrel consiguió ver, fue una barra metalica acercandose rápidamente a su cabeza.
...
-Bueno... Hemos llegado.
La voz de Piggeh retumbó por toda su cabeza, mientras Craig intentaba incorporarse. Era imposible...
-Nos vemos mañana chicos...
-Piggeh, espera... -Susurró el castaño, estirando su brazo. La cabeza le daba mil vueltas, mientras largos surcos de sangre bajaban desde su frente hasta la nariz. -Piggeh...
-Piggeh, ¿estás bien?
...Estaba con PewDie... Asi que de eso iba todo esto, ¿Eh?
Por mucho que él hiciese por Piggeh, siempre iba a quedar el sueco por encima de él.
-Pues nada... -Suspiró el chico, mientras poco a poco cerraba los ojos un poco soñoliento.
Dentro de una fosa profunda.
En el jardín de una casa abandonada, al lado de la de Piggeh.
