Lluvia de cerezos
Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto.
Capítulo 1: El inicio de un sueño
Lo primero que hizo Sakura al sentir los rayos del sol sobre su rastro fue cubrirse con las cobijas. No funcionó, aún con los ojos cerrados podía sentir la intensidad de la luz. Mentalmente se reclamó por no haber cerrado las cortinas la noche anterior. El sonido del despertador la sacó de sus pensamientos. Lo golpeó en un intento por permanecer dormida. No fue hasta que lo escuchó impactar contra el suelo que se dio cuenta de su error.
Era el tercer reloj despertador que rompía en lo que iba del mes. Si bien se trataba de una baratija sabía que eso no podía seguir repitiéndose, de lo contrario sus ahorros se esfumarían. Se estiró perezosamente, encontrando los restos de lo que una vez fue un reloj despertador. La hora seguía siendo visible. Sakura comprobó con horror que era tarde.
Mientras se terminaba de despertar no dejaba de reprocharse, llevaba meses planeando ese viaje y sin embargo el sueño la había vencido. No quería pensar en lo que pasaría si perdía el tren, no solo podría perder la beca sino también la oportunidad de reencontrarse con él, sin duda esto último era lo que más le afectaba.
Desde que se había ido no había recibido ninguna carta o una llamada sin embargo no podía sacarlo de sus pensamientos. Intentó preguntarle a Naruto, pero no obtuvo respuestas, solo sabía de él a través de las revistas y programas sobre farándula. No lo culpaba, nunca lo hizo, no podría hacerlo. Sabía que Sasuke estaba ocupado, que tenía mucho por hacer. Entre entrevistas, conciertos y sesiones de fotografías el tiempo se hacía limitado y ella lo comprendía.
El único contacto que tenía con Sasuke era Naruto, su hermano adoptivo. Varias veces le pidió que la ayudara a contactar con Sasuke, pero en todas esas ocasiones obtuvo la misma respuesta. No sabía si Naruto había entregado sus mensajes, el no tener respuestas le hacían pensar que no era así.
Él estaba logrando todas y cada una de las metas que se había propuesta. Su camino estaba marcado por la grandeza, si antes era popular entre las chicas ahora lo era mucho más. El Equipo en el que estaba era famoso, cada lugar que visitaba tenía algo que inevitablemente le hacía recordarlo.
Tomó un baño de cinco minutos y se vistió rápidamente. Hubiera querido tener algo de tiempo para aplicarse algo de maquillaje pero sabía que de hacerlo no tendría oportunidad alguna de tomar el tren. Si bien no era necesario que tomara ese tren prefería hacerlo, faltaba poco para que las clases iniciaran y deseaba tener todo listo para ese momento y eso incluía un techo donde vivir.
Eso era lo que más le preocupaba. Tenía un número de un vendedor de bienes raíces. No quería preocupar a sus padres pero tampoco deseaba cancelar ese viaje, había esperado tanto para poder hacerlo y nada la haría retroceder.
El viaje era largo por lo que debía salir temprano. Tokio se encontraba lejos de Konoha pero tenía una de las mejores escuelas en medicina y ella había sido aceptada. Se había quedado hasta tarde, no pudo dormir por la emoción que le provocaba ese viaje.
Más grande que el miedo, era su determinación. Sakura estaba segura de que en cuanto llegara a la ciudad podría convertirse en una gran estrella y lograr su más anhelado deseo, estar al lado de Sasuke. Bajo las escaleras aún más rápido, poco le faltó para tropezar y caer. Ninguno de sus padres lo notó por lo que prefirió fingir que nada había pasado.
—Creí que te quedarías dormida, estuve a punto de ir a despertarte —le dijo Mebuki Haruno mientras le servía el desayuno a su hija —. No te preocupes por tu equipaje, te lo haremos llegar en cuanto consigas un departamento, si es que ya conseguiste uno.
—No, mamá, tengo todo planeado—Sakura tomó asiento mientras que aparentaba una tranquilidad que no sentía.
—Podrías darnos la dirección —insistió Mebuki. Sakura se atragantó al escuchar esas palabras.
—Lo haré cuando llegue, la dirección que me dieron estaba equivocada y todavía no me han hecho llegar la correcta.
—¿Estás segura? Puede tratarse de una estafa.
—Soy una mujer adulta, sé lo que hago.
—Iré sacando el carro del estacionamiento —le dijo Kizashi mientras tomaba las llaves.
—No te distraigas mucho con la guitarra o andes pensando todo el tiempo en buscar novio. No eres un genio o un prodigio pero por alguna razón te han dado la oportunidad de estudiar en una de las mejores universidades y no debes desaprovecharla.
— ¡Mamá! —le reclamó Sakura—. Me estás avergonzando.
—Cuida ese vocabulario y más cuando hablas con tu madre. El que te hayan aceptado en esa universidad no quiere decir que debas confiarte, tendrás que esforzarte más que los demás ya que no eres ningún genio.
Había algo que Sakura no podía dejar atrás, eran las alas con las que podría volar hasta llegar a su lado. Tomó el estuche de su guitarra y cruzó las puertas de su casa. Pronto dejaría Konoha, pronto iniciaría un nuevo capítulo en su vida.
—Mi niña se ha convertido en una mujer —comentó Kizashi con expresión nostálgica al despedirse de su hija — ¡Te convertirás en una gran doctora!
—Me avergüenzas, papá —respondió Sakura mientras revisaba el lugar esperando que nadie los estuviera observando —. Prometo escribirte pero no te pongas sentimental.
—No te olvides de obedecer a tus superiores en todo momento y de repasar tus lecciones en tu tiempo libre. Estarás en uno de los mejores hospitales de Japón y debes mostrar ser digna de ello, todavía no termino de creer lo lejos que has llegado.
—Es que Sakura tiene buenos maestros. Ella se convertirá en una gran doctora, estoy seguro de ello.
—Eso haré, será mejor que me apresure o perderé el tren —respondió con dificultad, todavía tenía la boca llena de comida. No podía negar que estaba emocionada por el viaje a Tokio pero lo que le provocaba ese sentimiento no era la oportunidad de estudiar en "JikeiUniversity Hospital".
—Cierto, es solo que me cuesta creer que mi pequeña niña se está convirtiendo en una mujer.
Para Sakura el viaje hasta la estación fue una tortura. Su padre no iba tan rápido como deseaba y la espera le resultaba angustiante. Mentalmente se repetía que debía ser fuerte pues estaba más cerca de lo que estaba el año pasado pero la espera no dejaba de ser dolorosa. Antes de subir al tren pudo ver a sus compañeros de la universidad siendo Naruto y Konohamaru los que destacaban. Ambos eran demasiado ruidosos como para ser ignorados.
—¿Estás segura? —le preguntó Naruto.
—Sí —respondió Sakura con una sonrisa, segura de sus palabras —. Debo hacerlo.
—¿Dejarás la música?
—Eso nunca, me convertiré en una estrella, pronto me verás brillar.
Para sorpresa de la de cabellos rosados, Naruto la abrazó. Poco después los demás se unieron al abrazo. No eran necesarias las palabras, todos ellos le deseaban éxito en la travesía que estaba por iniciar.
—Nos volveremos a ver —susurró Naruto en el momento en que el abrazo se terminó. Sakura no tuvo tiempo de preguntarle a Naruto el significa de esas palabras pues escuchó el llamado a tomar el tren.
Dedicó una mirada a todas las personas antes de retirarse. Subió al tren y buscó un asiento situado al lado de la ventana. Sus ojos se posaron en el lugar que estaba dejando y sintió algo de nostalgia pues no sabía cuándo regresaría.
El tren se puso en marcha, minutos después los rostros de sus amigos y familiares se convirtieron en manchas borrosas para luego desaparecer completamente. No era el inicio de un sueño pero sí un paso que la acercaba más a verlo convertido en una realidad.
—"Sasuke, espérame" —susurró Sakura para sí misma en el momento en que el tren partió.
Al llegar a Tokio lo primero que hizo fue buscar un departamento. Hubiera querido buscar a Sasuke pero no contaba con ninguna información sobre él, solo sabía que era el bajista del reconocido Equipo "Hebi" y que estaba en una gira fuera de Japón.
Debería ir al hospital a registrarse, empezaría a trabajar dentro de una semana pero no quería dejar su documentación para el último momento, eso podría costarle su beca y su estancia en esa ciudad.
Giró sobre sí misma unas cuantas veces, estaba maravillada por el lugar, era tan diferente a Konoha, estaba en una ciudad. El cielo se encontraba libre de nubes y el sol brillaba con intensidad. Sakura se sentía llena de energías, llena de expectativas por el nuevo capítulo de su vida que estaba por iniciar.
Lo primero que hizo fue comprarse un postre, quería disfrutar su independencia. Su madre no la dejaba comer tantos postres como le hubiera gustado por lo que esa fue la primera regla que rompió. No tuvo la mejor de las despedidas ni siquiera sabía cuándo volvería a ver a sus padres pero no era algo que le molestara. Sakura quería disfrutar de sureciente libertad. Una nueva vida iniciaba para ella y quería celebrarlo. Sacó la tarjeta que su padre le había dado el día anterior, era el número de un agente de bienes raíces que le ayudaría a encontrar un departamento, esperaba poder encontrar uno que se ajustara a su presupuesto, al ser una estudiante este era limitado.
Para cuando llegó el agente de ventas su paciencia ya se estaba agotando. Tenía hambre pero no podía comprar algo sin tener la certeza de que había encontrado un lugar donde vivir durante su estadía en la ciudad. En su momento no lo considero importante, tenía la oportunidad de viajar a Tokio y temía que si lo pensaba demasiado perdería la oportunidad.
Ese hombre no era lo que esperaba, tenía el cabello de color gris en punta y varias cicatrices a lo largo de su rostro pero la que más destacaba era la que se encontraba a travesando su cuello.
Después de visitar varios departamentos y que ninguno se ajustara a sus necesidades su humor empeoró considerablemente. Si encontraba uno que le gustaba era demasiado costoso, si encontraba uno que podía pagar era horrible, el último incluso tenía ratones.
—No se preocupe, señorita, encontraremos su apartamento soñado en poco tiempo —le dijo el señor Shira con una sonrisa amable, para su mala fortuna estaba equivocado.
Sakura encontró algo más que la separaba de un buen lugar en donde vivir, no era la única que ocupaba un departamento. Varias veces encontró un buen lugar pero ya estaba ocupado, a veces eran minutos lo que los que marcaban la diferencia entre ella y la persona que logró cerrar el contrato.
También tuvo problemas con los vecinos. Unos estudiantes de secundario la llamaron fea por lo que respondió de manera agresiva. Al final tuvieron que salir corriendo pero ella se quedó con la satisfacción de haberles dejado unos cuantos moretones.
Los departamentos en zonas conflictivas fueron ignorados al instante. Necesitaría de un lugar tranquilo para estudiar y practicar su canto. Sus pies comenzaron a dolerle y su estómago a rugir. Estaba cansada, hambrienta y seguía sin encontrar un lugar donde vivir. Nunca pensó que encontrar un techo para dormir fuera tan complicado en Tokio, comenzaba a considerar el regresar a casa y esperar a que hubiera una vacante en los departamentos universitarios.
—Mañana podremos seguir buscando departamentos —le dijo el agente de bienes raíces con la misma sonrisa pero esta vez no le pareció amable, al contrario, era molesta y falsa.
—¡Está loco! ¡Tiene que ser hoy! —gritó con su puño en alto, estaba molesta y poco le faltaba para golpear al hombre —. Necesito un lugar donde dormir, hoy. Si no hace nada mi única alternativa será un puente o en su casa por incompetente.
—Todavía queda una opción, si no te molesta compartir departamento puedo mostrarte uno ahora mismo.
—¡Hazlo de una vez! —gritó Sakura, esta vez sosteniendo al hombre por la camisa de su cuello.
—La llevaré ahora mismo pero sería más sencillo si me dejara respirar.
—Cierto —respondió Sakura mientras soltaba la ropa del agente de ventas.
Por primera vez en el día Sakura no solo encontró un departamento que le agradara sino que también se ajustaba a su presupuesto. La idea de compartirlo no le emocionaba pues consideraba que podía ser incómodo cuando Sasuke la visitara pero realmente en ese momento estaba desesperada.
El señor Shira tocó la puerta y una mujer de cabellos azulados abrió la puerta. Sakura agradeció eso pues no quería provocarle celos a Sasuke, inmediatamente pensó en cómo reaccionaría al verla.
Su primer pensamiento fue que estaría feliz al verla, habían pasado años desde la última vez que lo vio y lo extrañaba con locura. Sasuke había dejado Konoha para cumplir con sus objetivos y ella no fue capaz de seguirlo, esperaba que esta vez fuera diferente.
Pero tenía miedo. Sabía que amaba a Sasuke, podía jurarlo con total sinceridad pero no podía decir lo mismo de él, su comportamiento era tan impredecible. A veces la hacía sentir que le importaba, incluso que la amaba pero en otras como si solo fuera una molestia, incluso llegó a sentir que la odiaba.
La voz del agente de ventas logró sacarla de sus pensamientos. Ese no era el momento para dudar, había llegado demasiado lejos y no tenía deseos de retroceder. No pensó en llegar tan pronto, eso era bueno, el hospital quedaba cerca, así no tendría que preocuparse por madrugar.
—Venimos por el anuncio del departamento —le dijo el agente de ventas ligeramente nervioso —. ¿Sigue en pie la búsqueda de una compañera?
Sakura cruzó sus dedos esperando algo de buena suerte. No era solo el cansancio, aquel departamento le gustaba y mucho. Y aunque no le motivaba la idea de compartir casa con una desconocida dudaba encontrar otro lugar como ese.
—Sí —respondió una mujer que parecía tener su misma edad, algunos meses menos quizás, inclinó la cabeza y les cedió el paso.
Ella tenía los ojos negros enmarcados por un par de lentes y su cabello era del mismo color con toques azulados. De pequeña estatura pero con curvas pronunciadas las cuales eran visibles a pesar de que la ropa que usaba era poco ajustada.
Ver el departamento por dentro logró que el interés de Sakura aumentara. La decoración era sobria y el edificio espacioso, incluso tenía un ascensor, no pudo evitar pensar en que a partir de ese momento todo marcharía bien para ella. Estaba un paso más cerca de ver su sueño cumplido, de regresar al lado de Sasuke.
Podría invitarlo cuando tuvieran algo de tiempo libre y sería como en los viejos tiempos. No estaría Naruto y en parte lo prefería así. Después de tanto tiempo separados lo quería para ella, quizás podía parecer egoísta, pero había esperado tanto tiempo y su corazón lo necesitaba.
Sobre su compañera no podía decir mucho, había permanecido callada en todo momento. Solo esperaba que no fuera fanática de Hebi, en especial de SasukeUchiha, ya había tenido problemas por eso en el pasado y no quería que se repitiera, en especial si se aceptaba compartir el departamento con ella.
—¿Alguna regla o condición para compartir departamento? —preguntó Shira poco antes de que ella lo hiciera.
Sakura cruzó los dedos. Esperaba que no tuviera problemas con que su novio la visitara. De hecho esperaba que una de las reglas fuera dejar el apartamento cuando quisieran compartir un momento íntimo con el novio. Ino le había dicho que era algo así como una de las reglas del manual femenino que toda mujer debía conocer, no era algo en lo que quisiera pensar, no podía perdonar a Ino por tener sentimientos por Sasuke.
—Ninguna en especial —respondió la joven de manera insegura —. Solo necesito que me ayude a pagar la renta puntualmente y si se puede que sea ordenada.
De no haber estado tan sorprendida por el departamento ni necesitar un lugar con tanta urgencia, quizás Sakura se hubiera preguntado porque la de los cabellos azules no había encontrado una compañera de piso, ni siquiera preguntó si ya había tenido otras compañeras y si de ser así porqué habían dejado un apartamento como ese pero como no era así procedió a presentarse.
—Soy Sakura Haruno.
—Meiko Mochizuki, un gusto en conocerla. Espero que podamos ser amigas.
—Entonces ¿tenemos un trato? —preguntó el agente de ventas esperanzado. Si bien al principio la comisión era lo único que le emocionaba no podía negar que esa mujer de cabellos rosados le había asustado, era demasiado impulsivo.
—Dalo por hecho —respondió Sakura emocionada —. Haré traer mis maletas de inmediato.
En ese momento Meiko le extendió un llavero con unas llaves a la de cabellos rosados. Si bien eran pocas las palabras que habían intercambiado ambas estaban dispuestas a llevar esa convivencia de manera tranquila pues las dos sabían lo difícil que puede ser conseguir un departamento en la gran ciudad.
—No creo que sea necesario cambiar las cerraduras, estas son las llaves de mi antigua compañera y no tengo otra copia. Puedes mudarte en el momento que lo desees.
Aceptó las llaves y las guardó en su bolsillo. Sacó su teléfono y llamó a su madre, probablemente estaba esperando su llamada y realmente no deseaba hacerla enojar, en ocasiones podía ser realmente… intensa. Moría por decirle que había conseguido un departamento en su primer día.
—Sí, mamá, todo está bien y estoy segura de que mi compañera no es ninguna psicópata o una drogadicta.
Mentía pues no estaba segura. Solo conocía a Meiko de unos minutos pero sentía que podía confiar en ella, era una corazonada y de momento ninguna de sus corazonadas había fallado, no veía por qué esa vez debía ser diferente.
Firmó el contrato que el señor Shira le había entregado no sin antes darle un rápido vistazo. Tenía prisa pero no acostumbraba a firmar nada sin haberlo leído previamente.
—Te mostrare tu cuarto —le dijo Meiko mientras jugaba con sus dedos —.Tiene cocina, baño y su propio aseo, un futón *, en el Oshiire* podrá encontrar algunos muebles pero quizás tenga que comprar algunos. Si gusta ahí puede acomodar su equipaje.
—Mi equipaje llega mañana, no tendremos problemas con eso. Espero no se demoren demasiado.
Supuso que la convivencia sería difícil, Meiko parecía estar demasiado cerrada en sí misma, no sabía si era formalidad o timidez, quizás una mezcla de ambos. Le recordaba a ella antes de conocer a Ino, cuando el tamaño de su frente la hacía sentirse acomplejada. Esperaba no volver a verla pues la última vez que hablaron tuvieron una discusión bastante fuerte y llegaron a decirse palabras de las que se arrepentirían en el futuro.
Llamó al hospital y les hiso saber que ya estaba instalada en la ciudad. Esa era una de las razones por la que no le preocupaba la convivencia entre las dos, entre su búsqueda por el estrellato y sus estudios en el hospital no tendría mucho tiempo para estar en casa.
Firmó el contrato y se fue corriendo a la habitación que le correspondía. Colocó el estuche de la guitarra en una esquina y sacó el poster que guardaba en el bolsillo. Era una fotografía de "Hebi" en la que Sasuke se encontraba al frente. Al lado colocó una fotografía de su antigua banda, tomada cuando Sasuke todavía formaba parte de ella.
Si Sakura Haruno hubiera sabido lo que sería de ella al llegar a Tokio probablemente no hubiera firmado aquel contrato, quizás hubiera intentado olvidar a Sasuke. Ella solo quería ser feliz, solo seguía su sueño, sin embargo cumplir un sueño no siempre es sinónimo de felicidad.
Vocabulario:
Futón: Se usa en vez de la cama.
Oshiire: una pequeña parte de la casa que se usa para el almacenaje.
Gracias por leer.
