Hola, chicos.
Este es el día tres del reto. Sé que no ha sido seguido, pero entre todo lo que he estado haciendo a penas me da tiempo de seguir.
Espero les guste, esta vez toca Korrasami.
Los personajes no me pertenecen, la historia sí.
X
El día era fresco y cálido a la vez, el Sol brillaba y el azul del cielo era tan intenso que hacía ver a las nubes como una verdadera obra de arte.
Mientras el viento acariciaba su pálido rostro de porcelana, ella se encargaba de hacer lo propio, leyendo un libro de ingeniería con la ayuda de una mano y acariciando esa café cabellera, que se encontraba sobre sus piernas, con la otra.
Korra había llegado ese día al edificio en el que su novia estudiaba decidida a pasar tiempo con ella, bajo el brazo, una canasta de picnic era transportada. Asami había aceptado de inmediato.
Así que ahí estaban ambas, bajo la sombra de un árbol. Descansaban recostadas sobre una manta que habían colocado sobre el pasto; hace poco que habían terminado de comer los emparedados que Korra había hecho con sus propias manos y les apetecía reposar un momento. La morena tomó su posición recostando su cabeza sobre las piernas extendidas de Asami, disfrutando a medias de los cariñitos que le proporcionaba la futura ingeniera.
— ¿Qué siempre tienes que estar estudiando, Sato? — Había preguntado aún con los ojos cerrados.
— No sabía que estabas despierta. — Admitió, cerrando el libro. Korra abrió los ojos, clavándolos en el cielo.
— No quería que lo supieras.
Ambas se instalaron en un silencio cómodo, desde que la había conocido, algo la atrajo hacia aquella morena de ojos cerúleos y sonrisa traviesa. Sin poder evitarlo, ni saber porqué, había querido más que nada llegar a ser su amiga, logrando su cometido con honores unos meses después. Aunque pronto se dio cuenta de que no era suficiente.
En el mismo tiempo que le tomó volverse su más preciada e importante amiga, Asami se había dado cuenta de la atracción física que sentía por Korra, semanas después se dio cuenta que era algo más allá. Estaba enamorada de aquella estudiante de música contemporánea.
Tardó un tiempo, pero después de varios momentos llenos de celos y malos entendidos, se habían confesado su amor y ahora se encontraban en una cita, donde disfrutaban de la presencia de la otra con anhelo de no separarse nunca.
Asami se levantó y, por consiguiente, Korra también para volver a su posición anterior al notar como la mayor se acostaba a su lado. La morena movió el brazo y, captando sus intenciones, Asami dejó que se deslizara bajo su cuello, en tanto ella acomodaba su cabeza en el hombro de Korra, enterrando su cara en el cuello de piel canela que tanto adoraba.
No tardó en sentir cómo aquellos brazos fuertes la estrujaban en un suave y cálido abrazo, inconscientemente se acurrucó más cerca.
— Éste lugar me trae recuerdos. — Le susurró en el cuello, causando que la piel de la otra se erizara.
— ¿Ah, sí? — Korra meditó por un rato. — ¿Cuáles? — En cuanto la pregunta fue dicha, Asami se levantó levemente, apoyándose sobre su codo para verla incrédula y un poco molesta.
— ¿Me estás tomando el pelo? — Al notar la mirada confusa en esos ojos azules, terminó por irritarse. — No puedo creerlo. — Masculló e hizo el intento de irse, pero una risa y unos fuertes brazos no la dejaron separarse más. — ¿Qué es tan gracioso, Korra? — Inquirió molesta.
— Sí estoy jugando contigo, 'Sami. — Cuando escuchó un pequeño gruñido no pudo evitar volver a reír. — Aquí te pedí salir por primera vez. — Respondió, demostrando que no se había olvidado de ello.
— ¿Pediste? Me lo gritaste... ¡Frente a mi equipo de animadoras! — El sonrojo que surcó las mejillas de Korra la puso de buen humor.
— Oh, bueno... — Refunfuñó. — Lo importante es que estamos juntas, ¿No? — Dijo con un puchero que le pareció adorable a Sato.
— Juntas en un picnic. — Y se besaron.
