Renuncia de Derechos: Los personajes de Supergirl no me pertenecen, son propiedad de DC Comics. Yo sólo tomé prestadas a las chicas para que jueguen un poco entre ellas y las devolveré sin daños...casi. Bueno, nada notable.

Advertencia: ¡Smut!, puro smut, NSFW, +18 (si en tu país la mayoría de edad es después de los 18, ven a México, aquí si lo puedes leer 3:D). Leer bajo su propia responsabilidad en la escuela u oficina, reuniones familiares y demás.

Como ya se imaginaran, es una relación entre 2 mujeres. Así que si no te agrada deberías tomarte unos minutos para reflexionar que haces aquí. Tal vez te asusta pero te gusta, como dice una de mis lectoras (Saludos a HarukaSama76).

Si continuas es porque estás de acuerdo con los puntos anteriores.

Y hasta aquí con la parte legal, pasemos a los saludos

Hey!

Señorxs usuarixs, el día de hoy les traigo un one-shot AU ya que se han portado tan bien y yo necesitaba relajarme después de andar de mandilona (sí, mi mujer me manda), así que espero lo disfruten tanto como yo escribiéndolo. Si es así, díganmelo en un comentario y puede que pronto los vuelva a consentir con otro similar que traigo en mente pero aún no está sobre papel.

Agradezco que le den una oportunidad a mis historias y esta vez no añadiré notas al final, por razones obvias, así que de una vez les doy los avisos de ocasión.

"Aún contra ti" sigue en pie y les cuento que ya está escrita en su totalidad, sólo resta editar y actualizaré lo más pronto posible, pues quiero terminarla antes de que la 4ta temporada salga en español porque en inglés va a estar difícil ganarle.

Y ya para terminar les comento que este fic está inspirado en "La alumna y la profesora" de Thais Dutie.

Sin más les dejo a solas... con la luz baja... música relajante...ambiente...


La Becaria

Kara Danvers, jefa editorial de la revista CatCo, se encontraba en el jacuzzi del hotel donde acababan de tener una importante conferencia. Algo sobre biotecnología, cosa que en ese preciso momento no le importaba estando tan cerca del orgasmo, quizá más tarde revisaría sus notas y recordaría de qué se trataba para poder escribir el reportaje, por el cual se había tenido que trasladar a otra ciudad y gracias a eso se encontraba hospedada en ese maravilloso hotel.

Ya era tarde y sabía que la mayoría de los huéspedes estarían cenando o empezaban a disfrutar la vida nocturna de la ciudad, por lo cual decidió bajar y sumergirse en el jacuzzi que había visto unas horas antes.

No se equivocó, tanto el jacuzzi como la alberca estaban vacíos, solo había una pareja platicando en una mesa algo alejada. Se encargó de quedar relativamente oculta, gracias a las plantas que decoraban el lugar, para evitar miradas indiscretas.

Aprovechando la relativa soledad, había dejado que el chorro del hidromasaje apuntara directo a su entrepierna, provocándole una deliciosa sensación. Llevaba ya varios minutos en esa misma posición, aferrándose al borde del jacuzzi, haciendo lo posible por mantener su respiración controlada y no gemir. Pero mantenía los ojos cerrados, fantaseando.

-Ahora veo por qué no saliste con los demás.

Había reconocido la voz de inmediato y elevó la mirada para encontrarse con Lena Luthor entrando en la tina, sus intensos ojos verdes recorriéndola con cierto descaro, rápidamente se reacomodó para dejar de sentir la presión del agua en su intimidad, con un poco de molestia por haber estado tan cerca y haber sido interrumpida. Se fijó en lo bien que le quedaba ese bikini blanco, como se ajustaba a su cuerpo perfectamente y contrastaba con el cabello negro suelto, cayendo sobre su pecho. No cualquiera se atrevería a usar ese color para entrar al agua. La chica se zambulló y emergió de nuevo, Kara no pudo evitar pensar en lo hermosa que veía totalmente mojada. Sintió una pequeña punzada en su vientre ante ese pensamiento.

-Creí que irías con ellos.

Evadió el comentario de Lena, quien era la nueva becaria de la revista y estaba bajo su cargo. Su madre, Lillian Luthor, era una importante empresaria y amiga de Cat Grant, dueña de la revista, a quien le había pedido como favor mantener a su hija ocupada en algo productivo. Así que la chica tenía beneficios especiales, como asistir a este tipo de conferencias.

-Esa era la idea, hasta que noté que tú no ibas. No me apetecía estar a solas con un montón de presumidos que sólo quieren meterse entre mis sábanas.

Kara sonrió y se hundió un poco más en el agua, queriendo ahogar su frustración. Cerró los ojos nuevamente. A pesar de ser joven, Lena era muy inteligente, Kara la había escuchado hacer muy buenas preguntas, logrando poner en aprietos a los entrevistados, su sonrisa sincera y esa figura, la hacían llamativa y con eso lograba obtener respuestas que usualmente los reporteros sin talento jamás tendrían, lástima que ella estaba destinada a otra vida y esto era apenas un pasatiempo para ella. Debía reconocer que en más de una ocasión le había hecho perder el hilo de la conversación con esa mirada tan inquisitiva, llena de curiosidad, que la estremecía al recorrerla como unos minutos antes. Suspiró por el rumbo que seguían sus pensamientos.

-Estás algo tensa. Deberías relajarte, ya sabes qué no le diré a nadie.

No notó en qué momento se había acercado tanto. La mano de Lena acariciaba su muslo lentamente y le hablaba al oído.

-¿Sobre qué?- preguntó tratando de aparentar inocencia. Seguía muy excitada y lamentó no haber terminado.

-Ya sabes, que pensabas en mí mientras te mordías el labio.

La voz en su oído y esa mano acercándose a su bikini, hacían latir su corazón con fuerza y la sangre iba directo a la zona sur de su cuerpo. Bajó una de sus manos y tomó la de Lena.

-No es correcto Luthor, soy tu jefa y te llevo bastantes años. ¿Quieres que Lillian y Cat me maten?

-No pensaste en eso cuando nos besamos. Además no eres tan mayor, solo son unos cuantos años.

Hacía un par de meses, se habían encontrado en un cóctel y se habían besado. Kara hubiera deseado poder culpar al alcohol, pero no estaba tan intoxicadas para no saber lo que hacían.

-Estamos solas. La semana pasada cumplí 21, así que ya soy mayor de edad y te traigo ganas, no podrán hacer nada si es mi decisión. Además se que no has dejado de pensar en mí desde esa noche… Lo sé por cómo me miras.

Lena aprovechó la distracción y acomodó su mano en la intimidad de Kara, el movimiento le arrancó un sensual gemido. Ambas esperaron unos segundos, por si habían llamado la atención.

Kara sabía que tenía razón, Lena le gustaba desde que Cat las presentó y la ordenó hacerla su sombra hasta que aprendiera el oficio.

Desde la fiesta, la rubia recordaba una y otra vez ese beso, la sensación de los labios de Lena en los suyos, las manos acariciando su cadera mientras la tenía atrapada contra la pared y los suaves gemidos en su boca. Además del morbo que le provocaba estar en un evento público donde cualquiera pudo haberlas visto y eso le excitaba.

-Recapacité. Tener 32 es ser bastante mayor para ti- Kara volteó discretamente y se tranquilizó al ver que la pareja seguía en lo suyo, ignorando su existencia.

-¿Entonces por qué estás nerviosa?

-No lo estoy. Es tu imaginación, Luthor.

-Si supieras lo que hay en mi imaginación, yo te pongo nerviosa… Te contaré un secreto, cada mañana al verte salir del elevador pienso una manera diferente de hacerte mía sobre tu escritorio. Llenas mi mente de perversión y tengo que obligarme a pensar en otra cosa antes de hacerlo realidad. En mi última fantasía te ponía boca abajo contra el escritorio, separando tus piernas y yo detrás de ti, penetrándote despacio.

Le dijo al oido, el cálido aliento de la mujer contra su piel mojada la hizo temblar de deseo.

Kara sabía que era verdad, pues en ya varias ocasiones había notado esa chispa en sus ojos, haciéndola sentir desnuda. Tratándose de Lena, no le desagradaba pero no era correcto.

Su respiración se había vuelto irregular, la chica había corrido la tela que cubría su parte inferior.

-Dentente, Lena. Lo que haces podría tener consecuencias.

Hubiera querido cerrar sus piernas, sin embargo su fuerza de voluntad hacía mucho había desaparecido.

Lena usó su otra mano para tomar su rodilla y mantener sus piernas separadas. Muy despacio, recorrió con su dedo medio los pliegues de Kara, disfrutando su turbación por querer detenerla y al mismo tiempo seguir.

Lo siguiente que sintió fue un dedo acariciando su entrada. Se mordía el labio con fuerza, en su mente había una lucha entre sí permitirlo o no.

No tuvo que pensar más, pero si reprimir un fuerte gemido cuando sintió dos dedos entrando de golpe. Estaba muy húmeda y poco tenía ver con estar sumergida en la bañera.

-Debería controlar su cara señorita Danvers o nos van a descubrir- movió sus dedos dentro de Kara.- Quisiera comerte durante horas, pero me temo que no puedo respirar bajo el agua y eso podría ser un impedimento.

Cómo podía pedirle que se controlara cuando movía sus dedos con semejante maestría, curvándolos donde debía y tocando de esa manera su clítoris. Lena se atrevió a más y después de una última mirada alrededor liberó uno de sus pechos para lamerlo.

Kara no pudo resistir y se unió al juego, moviendo rítmicamente su cadera, profundizando las embestidas de la morena.

Gemía lo más bajo que podía en el oído de Lena, la chica entraba con toda la fuerza que el agua le permitía, acercándola al clímax una vez más.

-Cerramos en cinco minutos. Disculpen el inconveniente.

Kara escuchó una voz que nada tenía que ver con la de Lena. Era la del encargado que avisaba a la pareja del cierre de las instalaciones. Sacó la mano de Lena de entre sus piernas y trató de aparentar normalidad. Su respiración seguía agitada para cuándo el mozo llegó, así que solo asintió con la cabeza. Si había notado algo, no hizo ningún comentario.

Maldijo por segunda ocasión el haber estado tan cerca. Necesitaba más, ahora que había probado lo prohibido, no podía conformarse con unas cuantas caricias.

Lena salió del agua impulsandose con sus brazos, mostrando su cuerpo a Kara, para quien no pasó desapercibida la transparencia del traje de baño de la morena. La chica se sentó en el borde del jacuzzi y descaradamente separó sus piernas, provocando a la rubia.

-¿Te gusta lo que ves?

Kara sacudió su cabeza, para sí misma por lo que iba a hacer.

-¿Quieres ir a mi habitación?

Al diablo la cordura. Lena tenía que ser suya.

.

Su habitación estaba en el séptimo piso así que tomaron el elevador, sólo eran ellas dos mirándose con intensidad. En cuanto las puertas se cerraron, Lena no dudó en atrapar sus labios, primero con cautela y después profundizando el beso, explorando con su lengua, procurando que Kara reconociera su necesidad en él.

Cuándo el ascensor se detuvo, ambas respiraban con dificultad, el cuerpo de Kara atrapado contra la pared, mientras Lena apretaba sus pechos sin escrúpulos.

Kara fue la primera en salir, revisando que el pasillo estuviera vacío, mientras caminaba, sacó la tarjeta de su bolso y la deslizó para abrir la puerta de su habitación pero la ansiedad no le permitía hacerlo correctamente. Al tercer intento, el lector brillo en color verde y ambas intercambiaron miradas llenas de lascivia.

¿Lena cumpliría su palabra? Durante todo el camino en su mente sonaban las palabras dichas mientras la penetraba con sus dedos y deseaba volver a sentirla, quería saber si era igual de hábil con su boca.

La habitación estaba a oscuras, Kara entró tomando a la joven de la mano y dejó caer su toalla mientras empujaba a Lena contra la pared, besándola como la primera vez, como en cada fantasía, mientras se tocaba hasta venirse.

Era un beso cargado de deseo contenido durante esos 2 meses. La chica lo profundizó, soltando también la toalla que la cubría y acercando sus cuerpos. Presionando una de sus piernas entre las de la rubia.

Kara la recorría con caricias, memorizando sus curvas pero deseaba verla, apretó el interruptor y la recamara se llenó de una tenue luz amarilla, creando un ambiente agradable y acogedor.

Podía ver sus pezones, presionando contra el sostén de su traje de baño. Llevó sus manos a la espalda de la chica y con un poco de desesperación desabrochó el cierre en su espalda, lo mismo hizo con el del cuello y dejó caer la prenda al suelo. Ante ella aparecieron un par de senos coronados por unos duros pezones café claro , los acarició y los sintió fríos. Pero eso solo la impulsó a acariciarlos y lamer uno con la punta de su lengua, recibiendo una violenta inspiración en respuesta. Lena la tomó de la nuca para hacer más presión contra su pecho e incrementar las atenciones.

Kara sonrió ante el atrevimiento de la menor y la llevó hasta la cama.

-Acuéstate a la mitad de la cama, Luthor.- ordenó.

A pesar de que ya habían rebasado el límite de la formalidad, la seguía llamando por su apellido, igual que en la oficina. Le excitaba saber que lo que hacía no era ético y que eso podría costarle su carrera entera.

La chica levantó una ceja pero obedeció, dándole la espalda y gateando sensualmente, regalándole una monumental vista de su trasero. Una vez estuvo en el centro, se acomodó sobre su espalda y separó sus piernas, provocándola.

Kara la veía con deseo y reconoció el reto en el brillo de esos ojos verdes. Anhelaba dominarla, ahora más que nunca. A pesar de que ella era su jefa, la morena sabía la posición que tenía en la empresa y no la trataba como todos. Durante un tiempo, Kara pensó que solo era una niña rica descarriada y pronto se iría, su sorpresa fue cuando los meses pasaban y ella seguía al pie del cañón, demostrándole su talento, pero sin llegar a ser del todo sumisa. A pesar de dar buenos resultados le frustraba que siempre tenía que hacer todo a su manera.

Kara llevó sus manos a su espalda para deshacer el nudo del top. Podía ver la ansiedad en los movimientos de Lena, que movía su cadera de forma involuntaria por no poder contener su deseo, así que decidió alargar la espera todo lo posible. Con lentitud llevó su brazo a la altura de su pecho y la mano que quedaba libre hasta su cuello, en cuanto deshizo el nudo atrapó la pieza antes de que cayera, manteniéndola en su lugar y evitando quedar expuesta. Lena era una mujer voluble y podía notar la frustración en su rostro por no tener lo que quería, cuando ella lo pedía.

Subió a la cama y se acomodó sobre el vientre de la chica a horcajadas.

-Dijiste que querías comerme por horas. Ahora lo harás

Con su dedo acarició el labio inferior de Lena y lentamente descendió por su barbilla. Cuando llegó a su cuello, abrió la mano y envolvió su garganta con fuerza, con una mirada altiva le dió a entender que ella era la dominante en este juego. Se mantuvieron unos segundos en una guerra silenciosa, hasta que Lena cerró los ojos y relajó su cuerpo, cediendo el control.

Kara siguió bajando por entre sus senos, acariciando la blanca piel, torturando sus pezones cada vez más rígidos, disfrutando las reacciones que provocaba en Lena. Con sus uñas rasguñó desde su cuello hasta su abdomen, rastro que rápidamente adquirió una tonalidad roja, contrastando con la piel de Lena. Kara disfrutaba el gesto y los jadeos de la chica, mezcla de dolor y placer acompañado de pequeños quejidos. Finalmente, soltó el agarre de su propio top y la parte superior de su cuerpo quedó libre ante la mirada de Lena, quien intentó acariciarla, sin embargo Kara no estaba dispuesta a ceder el control tan rápido. A medio camino, la rubia interceptó sus manos y las sujetó sobre su cabeza, presionando con su propio cuerpo y besándola con toda la pasión que había estado conteniendo.

Sintió a Lena gemir en su boca y decidió liberarla de su agarre. Guió sus manos hasta su cadera, invitándole silenciosamente a terminar de desvestirla.

Lena entendió el mensaje y viéndola a los ojos deshizo los nudos que sujetaban el bikini. Lo sacó en un movimiento suave y se excitó aún más al sentir la humedad de Kara sobre su piel. Sus gemidos aumentaron cuando la mayor empezó a mordisquear su oreja y a bajar por su cuello, acariciando la base de sus senos, juntándolos con fuerza y rozando con sus pulgares para después lamer y morder, primero uno y después otro, mirándola a los ojos. La morena sujetó su trasero e hizo presión hacia abajo, con lo cual le arrancó un pequeño grito de placer que chocó contra su cuello.

Kara se separó, volviendo a sentarse sobre su abdomen y dejó a Lena recorrer su cuerpo desnudo. Tocando sus pechos, bajando por su cintura y llegando hasta su monte totalmente depilado, sintiendo la suavidad de la piel, que brillaba por la lubricación acumulada. Dejó que separara sus pliegues nuevamente, esta vez sin arrepentimiento, mientras movía su cuerpo al compás de las caricias. Le permitió penetrarla, primero con un dedo y luego con dos, su humedad resbalaba por la mano de la chica mientras entraba y salía de ella.

Cuando sintió que estaba muy cerca de acabar, Kara se movió y acomodó sus rodillas a cada lado de la cabeza de la chica, quedando totalmente expuesta y al alcance de su boca. No quería perderse el placer de disfrutar esa lengua que la había estado tentado desde hacía tiempo.

Lena acarició sus muslos y sin dudarlo hundió su rostro, empezando a lamer primero sus labios y con cuidado los separó para dejar libre su clítoris, recorriéndola hasta su entrada. Poco a poco aumentó la velocidad, disfrutando el movimiento y los gemidos de la rubia.

De pronto sintió el aliento tibio de la mujer entre sus piernas y sus dedos haciendo a un lado su bikini. Soltó un largo gemido al sentir la lengua de Kara abriéndose paso entre sus pliegues y atrapar su clítoris entre sus labios. Con esfuerzo recordó que debía seguir con su tarea y continuó lamiendo, ahogando sus gemidos entre las piernas de la rubia.

Kara no aguantó mucho después de que Lena comenzó a penetrarla con su lengua, recogiendo todo el líquido que salía de ella. Todo su cuerpo se estremeció y se corrió con un sensual grito que erizó la piel de Lena y la dejó también al borde.

Kara se levantó poco después de que su cuerpo dejará de convulsionarse por el placer, besó a Lena, mezclando los sabores de ambas.

-Todavía no acabamos.

Le dijo antes de caminar hasta la cómoda, de dónde saco una caja plateada y de su interior unas correas y un objeto de color negro.

Colocó con agilidad el arnés, ajustándolo a sus caderas para asegurarse de que ambas recibirían placer.

Regresó y con muy poco esfuerzo jaló a Lena hasta la orilla de la cama. Después tomó el bikini de la chica para terminar de desnudarla. Lena levantó la cadera para facilitar la tarea, mientras se mordía el labio y veía el dildo entre las piernas de la rubia.

Silenciosamente, Kara se debatía entre sí embestirla de un solo golpe o penetrarla despacio, permitiendo que su cuerpo se acostumbrara al tamaño del juguete.

-Separa tus piernas.- ordenó

Kara vio el rubor en las mejillas de Lena mientras obedecía dócilmente. Sonriendo satisfecha por al fin lograr dominar a la chica de ojos verdes.

Con sus dedos recorrió su entrada sintiéndola muy mojada, tomó el juguete y comenzó a pasarlo por su entrepierna para lubricarlo. El dildo que al principio era de un negro matizado se volvió brilloso por los fluidos de Lena. Notaba su respiración agitada.

Se acercó a besarla una vez más pero Lena la detuvo.

-Espera.- jadeó en su oído.

-¿Pasa algo?- movía su cadera muy despacio, dejándola sentir el peso del silicón entre sus labios y contra su clítoris.

-No, nada…. Hazlo.- pidió con voz ronca, debido a la excitación.

Kara sintió los vellos de su nuca erizarse con esa suave petición y el deseo implícito en ella. Bajó su mano por entre los cuerpos de ambas. Guío la punta hasta la entrada de Lena y con sus caderas empujó suavemente. En cuanto sintió la estrechez de la chica, descartó embestirla, así que empezó a penetrarla muy despacio, saliendo y entrando un poco más en cada movimiento, esperando a que su cuerpo la recibirá con mayor facilidad. Ambas suspiraron cuando, después de varios minutos, Kara estuvo totalmente dentro y sus cuerpos chocaron.

Se besaron nuevamente y la rubia inició un suave vaivén con sus caderas. Apenas se movía al principio, conforme Lena se acoplaba al ritmo se empezó a mover más rápido. Entrando hasta el fondo y arrancando un grito cada vez que el juguete alcanzaba un determinado punto en su interior.

Kara la tomó por la nuca y, se acomodó para hacer las penetraciones más profundas y rápidas, provocando que los gritos de la joven aumentarán mientras su segundo orgasmo se desarrollaba.

-¡Kara, ya casi! Así, sólo un poco más.

La rubia se acercó a besarla nuevamente y con una última embestida Lena gritó y sus dedos se clavaron en la espalda de la mayor, la envolvió con sus piernas y Kara liberó su orgasmo también.

Siguió empujando con fuerza mientras ambas se corrían, entrando con dificultad en Lena y sintiendo como sus paredes se cerraban en torno al dildo con cada embestida.

Cuando Lena aflojó su agarre, la rubia se retiró con extremo cuidado y se dejó caer junto a ella. Aún tratando de controlar su respiración y los espasmos provocados por el orgasmo.

Aflojó las correas y removió el juguete, con uno de sus dedos limpió los jugos de la chica pero se encontró con un rastro de sangre. Preocupada se levantó y encontró el edredón manchado justo debajo de Lena.

Su expresión pasó de preocupación a pánico.

-¿Te lastimé?

Lena negó con una sonrisa traviesa en sus labios. Kara se dejó caer en la cama, viéndola a los ojos.

-¿Eres virgen?

-Era… Hasta hace unos minutos.- aclaró la joven.

-Mierda.- dijo antes de cubrirse la cabeza con una almohada.