Descargo de responsabilidad: Háblese con Kusanagi sensei. El fic es mío, eso sí.
NOTA: Los mensajes van en cursiva. Basado en un meme que anda por esos caminos de la red…
CHIT-CHAT
Eran más de las doce de la noche, su abuelo y su hermano hace ya rato que dormían y se suponía que él debería estar estudiando, pero la verdad es que los libros yacían olvidados en la mesa de la cocina porque Hak había estado chateando con Yona. Que por qué se mandaban mensajitos en vez de tan solo llamarse por teléfono o cruzar la calle (eran vecinos), era un misterio en el que él no pensaba mucho. O mejor dicho, en el que Hak prefería no pensar…
Hak se estaba preparando un café bien cargado pero en cuanto volvió a sonar el teléfono —ese plic-plic que era tan igualito al vuelco de su corazón en el pecho—, dejó la taza en la mesa y se sentó, con el teléfono en la mano.
—escúchame —decía el mensaje de Yona. Una sonrisa torcida se le dibujó en el rostro. Esto era fácil, y también una mala idea, pero es que era demasiado fácil…
—Princesa, esto es un chat o.O. Te leo, no te escucho —le respondió él, tendiendo las redes metafóricas. Yona caería en la trampa, por supuesto que caería…
—es una forma de decir —explicó Yona. Podía imaginársela suspirando (ejem, resoplando), la molestia apenas asomando al amatista de sus ojos.
—forma de escribir —precisó él, sabiendo bien que solo la haría enojar más. Ah, dioses, es que era taaan fácil…
—te puedes callar?! —le espetó ella, y Hak supo que ya la tenía justo donde quería.
—no te estoy hablando, te estoy escribiendo —insistió él, y la sonrisa traviesa se hizo más grande.
—mira, Hak, como sigas así… —amenazó ella.
—no puedo verte, Yona. Es un chat.
—Eres odioso.
—Solo contigo, Yona —Ups. ¿Qué fue lo que dijo? Se le escapó…
—…
—Yona? —Ay, dioses… ¿Se habría pasado? ¿Habría dicho demasiado?
—…
—Yona? —Argh, ¿por qué no le contestaba? ¿La asustó?
—…
—Vamos, no seas niña… —Eso, hombre, tú provócala más. No es suficiente con enojarla, lanzarle una indirecta apenas velada sobre tu 'especial y particular' comportamiento con ella, sino que encima tienes que añadir más leña al fuego…
—…
—Sé que estás ahí, el doble check está en azulito. Puedo verte.
La respuesta llegó veloz como un latigazo.
—NO PUEDES VERME, HAK, ESTO ES UN CHAT! ! ! ! ! ! !
¡Guauuu! Bien devuelto, sí. Se lo sirvió en bandeja, eso hay que reconocerlo.
—O.O
—Y NO SOY NINGUNA NIÑA, PARA QUE TE ENTERES! ! ! !
Hak sonrió. Y había más de alivio que de diversión en esa sonrisa. Pues sí, bien sabía él que Yona no era ya ninguna niña, y de eso daban fe los impúdicos sueños que tenía últimamente con ella. Sueños, que, por otra parte, no hacían más que avivar la dolorosa llama que ardía en él.
Vamos, hombre, déjale tener la última palabra…, se dijo. Pero no lo pudo evitar… Y antes de darse cuenta ya lo había dicho, huy no, escrito.
—Pues tu comportamiento no es muy maduro precisamente…
—Cállate!!
—No te estoy hablando, princesa, te estoy escribiendo —Halaaa, y vuelta a empezar…
—…
—Yona?
Hak soltó una carcajada que resonó en las paredes de la casa dormida. Cuando se dio cuenta, aguzó el oído, tan solo un poquito arrepentido, no fuera que hubiera despertado al viejo o a Tae-Yeon. Pero no, seguían durmiendo, y los ronquidos del viejo casi podían escucharse desde la cocina.
Hak suspiró y volvió a reír, con más mesura ahora. Le encantaba encontrar nuevas formas de hacerla rabiar, una y otra vez. Eso era algo que Soo-Won no podía manchar y que le pertenecía a solo ellos dos. Esto era suyo, solamente suyo. Y lo adoraba.
Le echó una mirada a su teléfono —solo por si acaso— dispuesto a volver a sus libros, pero dos golpes suaves en la puerta principal lo interrumpieron.
¿Quién podría ser a estas horas? ¿Y por qué no habían llamado al timbre? Hak entrecerró los ojos y tomó el bate de béisbol que guardaban en el paragüero de la entrada y solo entonces, con el bate oculto a su espalda, abrió la puerta.
Era Yona, la misma Yona con la que chateaba hace un minuto. Lucía las mejillas encendidas, la mirada fiera, y el fuego rojo de su desarreglado cabello la rodeaba como el halo de una diosa. Y una diosa era Yona, sí, pero una diosa furiosa…
—Son Hak —dijo ella casi sin aliento. ¿Había venido corriendo? Bueno, solo tenía que cruzar la calle, de acuerdo, pero ¿corriendo? ¿¡Y en pijama!?—, ¿puedes verme bien? —preguntó, moviendo una mano frente a ella, señalándose de la cabeza a los pies, y luego dando una vuelta completa para que él la mirara.
—Uh uh —asintió él, el brazo con el bate cayó suavemente a su costado, mientras la miraba, resignándose a esa turbadora visión de Yona en pijama. Un pijama de dragoncitos de colores de manga larga y que cubría con excesiva modestia y recato todo lo que debía ser cubierto. Nada provocativo, nada sexy, más bien infantil si tuviera que ser preciso, pero sin embargo, por alguna retorcida razón, demasiado íntimo y perturbador para él… Más que nada porque ahora tenía una imagen muy concreta y detallada que añadir a sus sueños…
—Y doy por sentado que mi voz llega bien a esa cabezota tuya —añadió Yona.
—¿Y? —preguntó él, con voz ronca. A saber por qué maldita razón se le habría secado la garganta… Ella le hizo señas de que se agachara un poquito, de manera que sus rostros estuvieran a la misma altura. Por una milésima de segundo, el loco pensamiento de que Yona iba a besarlo pasó veloz por su mente. Pero tal cosa era imposible, ¿verdad?
—¡CÁLLATE! —le gritó ella en la cara, con los puños a los costados, con toda la fuerza que sus pulmones de niña rica podían.
Él se envaró y echó el torso hacia atrás, como empujado por la onda expansiva de tremendo grito. Arriba, Son Mundok se despertaba con el corazón en la boca, con los puños listos para entrar en combate, mientras que Tae-Yeon tan solo se dio la vuelta en la cama y siguió durmiendo en el pacífico sueño de los niños.
Hak tenía los ojos muy abiertos y su mandíbula había caído de puro pasmo, dándole un aspecto nada favorecedor.
Yona le sonrió, bastante satisfecha con la reacción obtenida, y muy digna ella, con ese aire de pura inocencia de la que nunca ha roto un plato, se dio la vuelta y muy amablemente por su parte cerró la puerta al salir.
Con el clic de la puerta, Hak por fin parpadeó y pareció regresar a sus sentidos, sacudió la cabeza y volvió a sonreír, en sus ojos destellos vivos de diversión. Y de algo más…
—Como desees, princesa —le susurró a la puerta—. Como desees…
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NOTA: Me dolió un mundo no escribir las mayúsculas iniciales, y nos hablemos ya de los signos de exclamación e interrogación, pero ahí queda XD
A quien lo sepa ver, referencia descarada a La princesa prometida ("The Princess Bride", también conocida según los países como Caballero negro, El pirata y la princesa o La princesa que quería soñar), que por cierto, tampoco me pertenece.
