Disclaimer: Todo es GRRM
Esto participa en los retos sanvalentineros del foro Hijos de la Rebelion y es para Flor, que comparte una de mis OTPs
Ned se paseaba por el enorme cuarto matrimonial retorciéndose las manos. Hacía mucho tiempo que no se sentía tan jodidamente inútil. Catelyn estaba allí, con el rostro contraído, la frente surcada por enormes gotas de sudor y las piernas separadas una de otra. Mordiéndose el labio cada tanto en tanto, al parecer el bebe estaba esforzándose mucho por abrirse camino a la vida.
—Puje mi señora, puje, que no hay otra manera para que la criatura salga.
El señor de Invernalia observó que la comadrona estaba tan o más afligida que su propia esposa y sonrió nervioso. Por enésima vez, tenía la sensación de que debía salir corriendo en el acto o si no se volvería loco. Miró a la puerta, como quien mira a la salvación personificada y luego echó otra mirada a su esposa, que volvía a morderse el labio.
—Otra vez, mi señora.
Respiró hondo. Los lobos no eran cobardes, no podían serlo cuando el invierno siempre estaba amenazando con venírseles encima. Así es que ya estaba decidido, se quedaría. Además, ¿Por qué estaba haciendo tanto lio? No era como que alguien fuese a matarle y Catelyn no estaba sangrando tanto como habia oído que pasaba en otros partos. Sin ir más allá, a su propia madre le encantaba regañar a Brandon por poner en riesgo su vida durante el parto.
—Estamos terminando, mi señora.
A la voz de aquello, se resolvió a acercarse a la Tully. Le dio la mano, mirando dentro de sus hermosos ojos azules, perdidos en algún punto de la habitación. Besó su frente y mentalmente dio gracias a los Dioses por haber estado tan lejos cuando habia sido el momento de Robb. ¿Habrá sido tan terrible como ahora?
—Ya se está asomando, mi señora. La última vez.
Y en nada, Catelyn Tully tuvo al bebe entre sus brazos. Era una niña, una preciosa bebe que tenía motas de pelo colorín por toda la cabeza y que dejó de llorar en el acto cuando encontró el regazo de su madre. Catelyn y Ned le observaron embelesados, sintiéndose los seres más felices del universo. Tendrían oportunidad de sentirse así tres veces más.
