Los mapas de mi vida.

By Tenshi Lain

Notas en el diario de abordo:

Los personajes de One Piece pertenecen a Eiichiro Oda, yo solo los cojo prestados para jugar.

Esta historia está centrada en el concepto de Shanks/Fem (Shanks como chica, si te disgusta la idea, el botón para retroceder está ahí arriba). Tendrá un formato drabble, es decir pequeñas escenas que mostrarán la vida de Shanks desde su infancia hasta la edad adulta, no seguirán un orden cronológico y algunos temas se repetirán con diferentes escenarios. También habrá algunos que irán encadenados o tendrán una continuación. He de advertir que voy al día con el manga on-line (capítulo 611 a día de hoy), así que habrá spoilers para quien no lo esté. Avisados quedáis, leed por vuestra cuenta y riesgo Muajajajaja

¡Dedicada a Obsidiana Nevada! ¡Gracias por ayudarme a esclarecer escenas y aportar ideas!

Coordenadas: Primer encuentro entre Shanks y Mihawk.


Mapa 1: Te reto

Mihawk tenía un sueño, una ambición, una meta.

Convertirse en el mejor espadachín del mundo.

Para lograrla, tenía que derrotar a todos los demás aspirantes al título, y a sus 24 años llevaba una gran número conseguido. Viajaba por todos los mares, siguiendo los rumores e historias de todo espadachín que llegara a sobresalir. Los buscaba, los encontraba y los retaba. Hasta la fecha, había salido victorioso de todos los duelos.

Había luchado con hombres honorables, con hombres despreciables, con hombres inteligentes que luchaban con la cabeza, con hombres que centraban toda su estrategia en su fuerza. Con veteranos y novatos. Con los que la fama se les había subido a la cabeza, volviéndolos débiles por su propia soberbia. Con hombres que pensaban que eran los mejores cuando ni siquiera sabían sostener correctamente una espada.

Desde que saliera al mar en busca de su sueño había conocido toda clase de rivales.

También había aprendido a identificar tan solo con rumores a los que podían ser un buen reto y a los que eran simple morralla demasiado segura de sí misma. Por eso cuando escuchó a aquel par de marines farfullando sobre una nueva tripulación pirata capitaneada por un tal Akagami, prestó atención. Al parecer este individuo era realmente bueno con la espada, había logrado vencer al capitán Lotter Dos Espadas, del tercer escuadrón de la marina (Toda una leyenda). Había derrotado a una banda de secuestradores cerca de Shabondy con sus propias manos y ayudado a derrotar a un tirano en una isla de primavera. Su tripulación no era muy numerosa por el momento, pero algunos de sus integrantes empezaban a hacerse conocidos por los Azules.

Akagami parecía un rival muy prometedor. Un espadachín zurdo… Hacía mucho tiempo que no se enfrentaba a uno.

Le sonsacó a los dos marines la última localización conocida del pirata (solo le bastó una mirada para que los dos soldados rasos cantaran como canarios) y partió rumbo a una pequeña isla de invierno en la tercera ruta del Grand Line.

Apenas tuvo que buscar para encontrar el barco amarrado en una cala del lado este, no obstante parecía que los piratas habían decidido acampar en la costa, en una de las numerosas cuevas que se abrían a la playa.

Desembarcó con un salto y un elegante revuelo de su capa. Los piratas que hasta entonces habían estado atareados se dieron la vuelta y desenvainaron sus espadas, gritando y dando la voz de alarma ante la repentina aparición.

- ¿Quién demonios eres?

- ¿Cómo ha podido llegar hasta aquí en ese pequeño barco?

- ¿Has visto el tamaño de esa espada?

- ¿Qué habrá venido a buscar?

Mihawk miró alrededor evaluando la situación, no debían llegar a una docena de piratas y ninguno de ellos era digno de su atención.

- He venido a buscar a Akagami – dijo con voz autoritaria, varios hombres dieron un respingo y alguno retrocedió un paso sujetando con mayor fuerza su arma - ¿Dónde está?

- ¿Para qué quieres saberlo? – Mihawk miró más allá del grupo. Un hombre de largo pelo negro recogido en una coleta se estaba encendiendo un cigarro, con la mirada fija en él.

- He escuchado que es un gran espadachín, que podría ser calificado como el mejor del mundo. He venido a retarlo y comprobarlo por mí mismo.

- Así que ha retarlo – dijo con una sonrisilla -. Muy bien, que Akagami decida. Sígueme.

Los hombres se hicieron a un lado, abriéndole paso y mirando con sospecha al recién llegado. Mihawk los ignoró, más ocupado mentalizándose ante la futura confrontación. No iba a aceptar un no por respuesta.

El fumador lo llevó a una de las grutas, no era muy profunda y no tardaron mucho en encontrase con una hoguera y varias personas a su alrededor (al parecer estaban preparando la cena).

- Eh, Ben ¿Quién es tu amigo? – preguntó el cocinero mientras echaba en la gran cazuela varias verduras cortadas. Todos se dieron la vuelta para mirar, excepto una figura ataviada con una gruesa capa de invierno y un nada apropiado sombrero de paja.

- Me llamo Mihawk. He venido a retar a un duelo al capitán Akagami.

Todos se lo quedaron mirando con las cejas alzadas, después intercambiaron miradas y algún cuchicheo. La figura encapuchada irguió la espalda.

- ¿Qué clase de duelo? – preguntó con voz rota y ronca. Como si hubiera bebido mucho o estuviera medio afónico.

- Un duelo de espadas, por supuesto.

- ¿Espadas, eh? Hace mucho que no tengo un buen duelo – giró ligeramente la cabeza, Mihawk solo alcanzaba a verle el ojo izquierdo, tres cicatrices verticales le cruzaban desde la frente hasta la mejilla.

- ¿Aceptas mi desafío?

Akagami se puso en pie, dejando atrás la capa gruesa. De su cintura colgaba una espada de estilo sable, mostraba señales de mucho uso pero también de buen mantenimiento. Una buena arma.

- Por supuesto – contestó con una sonrisa depredadora -. Vayamos fuera.

Los dos espadachines se dirigieron a un pequeño descampado cubierto de nieve no muy lejos del campamento. Los hombres de Akagami se arremolinaron en torno al área, hablando entre excitados y preocupados sobre el duelo, algunos hacían apuestas sobre lo que duraría, que espada se rompería primero, cuantas heridas recibirían. Ninguno apostó que su capitán perdería.

- Las reglas son simples – anunció Ben de pie a un lado del descampado –. El primero que no pueda continuar peleando pierde.

- Por mí perfecto – dijeron los dos a la vez con las manos en las empuñaduras.

- ¡Empezad!

El chocar de metal contra metal restalló en el claro.


Le dolía la cabeza.

Le dolían los brazos.

Le dolían las piernas.

Le dolía todo el cuerpo.

Gruñó intentando abrir los ojos ¿cuándo había sido la última vez que se había sentido tan machacado? ¿Lo había estado alguna vez? Hasta intentar recordar le dolía. La luz era tenue. Temprano por la mañana seguramente. Estaba acostado en un camastro, cubierto por una manta abrigada. El ambiente olía a frío y desinfectante.

- Ah, veo qué por fin despiertas – Mihawk giró la cabeza con bastante esfuerzo. Sentado en un taburete a su lado estaba el hombre de cabello negro, al que los piratas habían llamado Ben.

- ¿Cómo… – tragó saliva para intentar aclararse la garganta. La notaba seca y rasposa - ¿cómo acabó el duelo?

- Empate – contestó con una risilla baja y áspera –. Los dos caísteis agotados a la vez. Aunque después de estar cuatro días y tres noches luchando sin descanso ¿qué más se podía esperar? Hicisteis polvo la tabla de apuestas.

Con un gruñido indefinido Mihawk se sentó. Estaba cubierto de vendajes y parches, cortes, moretones y arañazos. Hacía mucho tiempo que no acababa tan hecho polvo.

Hacía mucho tiempo que no disfrutaba tanto de un duelo.

- ¿Y tu capitán? – preguntó mirando alrededor. La tienda era lo bastante amplia como para albergar tres camastros más, pero solo el suyo estaba ocupado.

- Despertó hace una hora, probablemente aún estará intentando acabarse las provisiones de toda la semana – contestó encogiéndose de hombros -. El ejercicio físico siempre la deja hambrienta. Y al perecer también la ha ayudado a deshacerse del catarro.

Mihawk asintió con la cabeza, lo cierto es que él también notaba un gran agujero en el estómago. Parpadeó dos veces al comprender que le había sonado tan extraño en esa frase.

- ¿Hambrienta? – repitió mirando a Ben con el ceño fruncido.

Antes de que este pudiera contestarle, la lona de la entrada de la tienda fue apartada de un tirón y la figura exuberante de Akagami entró. Vestía una simple blusa holgada de algodón, probablemente para que no molestara tanto con los vendajes que le cubrían el tronco. Sin embargo, estos no lograban ocultar lo que sí había logrado el grueso jersey que llevaba el día del reto.

- ¡Ya estás despierto! – exclamó con una gran sonrisa – me alegro. Estoy segura de que estarás hambriento así que te he traído esto – y dejó sobre su regazo una bandeja con sopa, pan y algo de fruta. Mihawk no miró la comida. El hambre había quedado relegado a un segundo lugar ante el impacto de la reciente revelación.

- Eres una chica – dijo sin inflexión en la voz. Akagami parpadeó una vez lentamente.

- Pues claro que lo soy – dijo con tono de obviedad.

- ¿Acaso no te informas antes de ir a retar a la gente? – preguntó Ben. La guasa en su voz era irritantemente notable. Mihawk no se dignó a contestarle.


Puesto que este es el primero de mis mapas he decidido empezar con una presentación. Tengo otras escritas, pero esta me pareció la más adecuada.

Ya me diréis que os parece.

Ja ne!