No hablábamos mucho, pero cada vez que nos cruzábamos habia una conexión en las miradas que no sabia explicar. Ella era la cajera del supermercado de la esquina de casa, Heather era su nombre. Rubia, de ojos celestes y piel blanca, suave, con pecas que le daban una mirada muy especial.
Iba lo mas seguido posible para hablarle, pero no siempre la encontraba. Odiaba esos días.
Pero uno, junté coraje y fui decidida a hablarle y pedirle su celular, pero en ese momento recibí una llamada. Era ella, no se como había conseguido mi numero, no sabia que decirle. Sabia mi nombre, yo estaba que no sabia que hacer.
Mientras hablaba con Heather, sonó el timbre. Miré por la cámara y era ella. Yo era un desastre, mis pelos estaban todos revueltos y mi ropa sucia, no podía atenderla así no a ella. Pero tampoco la iba a hacer esperar, así que me arregle como pude, me até el pelo y abrí la puerta.
Traía una bolsa de papel madera con una baggete de pan que sobresalía. Podía oler un olor muy rico, era su pelo. La hice pasar y se acomodo como si fuera su casa. Y de la nada se puso a cocinar. Le pregunte por que había venido y me dijo que queria darme una sorpresa porque se había dado cuenta que ella me gustaba como yo le gustaba a ella.
Empezamos a hablar, y ella sirvió 2 copas de vino. Las horas pasabas y nosotras seguíamos y seguíamos hablando. Ya eran alrededor de las 3am y ya habían pasado 4 botellas de tinto cuando ella dijo: Creo que me tengo que ir. Yo no queria que se fuera asi que le ofreci quedarse a pasar la noche. Inmediatamente me beso desesperadamente. Yo la seguí porque eso era lo que buscaba, estar con ella, pero me gustaba de verdad, no era solo algo carnal.
De a poco, fuimos caminando para el living, nuestras manos recorrían el cuerpo una de la otra. La ropa iba quedando tirada por todo el pasillo. Camisa, remera, jean, pollera, medias, zapatos, hasta que estabamos en ropa interior. Yo no podia creerlo, estaba ahi, era mia, sabia que la tenia ahi para mi, solo ella y yo.
Desabrochó mi corpiño y sus manos rosaban mi espalda, los escalofríos no paraban. Su boca besaba mi cuello, mi pecho y bajaban por mi panza hasta llegar a mi bombacha. La arranco con sus dientes y su lengua me hacia ver el cielo. Sabia exactamente como hacerlo, arriba, abajo y a los costados, yo sentia como mi humedad recorria mi zona y ella la usaba para gozar. Tenia un vacío en el estomago, nunca lo habia sentido, con ningún hombre ni mujer con los que habia estado. Ella era algo nuevo.
Woow, gozaba mucho, intentaba contener mis gritos por los vecinos, pero no pude, soporté pero no lo logre. Podía sentir la sonrisa en su boca, no me pregunten como. Era algo indescriptible.
Ahora era mi turno de hacerla gozar, pero ella por algo se resistía no podia entender el por qué. Pero no queria arruinar el momento asi que no insisti, pero mis manos no se quedaban quietas, tocaron cada centimetro de su cuerpo y mi boca iba atras y lo besaba.
Estábamos las 2 disfrutando el momento, que era nuestro. Yo notaba que ella estaba cansada asi que la levante entre mis brazos y la lleve a la cama, ya que el sillon no era muy cómodo para que ella pudiera dormir, la acoste ahi y me quede junto con ella, abrazadas como habíamos venido al mundo y acariandonos el pelo.
