El Asesino del Amor
La selva de Rio de Janeiro podía presumir de ser tranquila, segura y acogedora para todas las especies de aves que buscaban el refugio que una selva puede proporcionar; gracias a su especie de atractividad romántica muchas eran las parejas de aves enamoradas que llegaban a diario a disfrutar de la encantadora quietud y esplendor de la ciudad; al principio, a las aves que ya vivíamos aquí nos parecía algo molesto, pues creíamos que nos venían a invadir, aunque pronto empezamos a acostumbrarnos, e incluso algunas aves de los alrededores se organizaban entre sí para ofrecerles tours románticos por los lugares que ellos conocían.
Perla fue una de las primeras en unirse, le encantaban ese tipo de cosas, y el primer día que dio tour recuerdo que llego volando al nido en el que vivimos, muy exaltada:
Perla: -Blu, debiste haber visto, esas parejas en realidad son enternecedoras, me recordaron a nosotros en nuestros primeros días.
Yo: -Oye Perla deberías tranquilizarte, vamos relájate querida, eso puede hacerte daño.
Perla: -Ya lo sé, pero es que es grandioso, en serio debes venir.
Yo: -No puedo, debo quedarme a quedar los huevos, alguien tiene que hacerse cargo de ellos
Perla: -Ok, pero coste que te advertí de lo que te pierdes- dijo risueña- bueno regreso en una rato.- y se fue volando hacia la base de la brigada.
Claro, con el tiempo termine aceptando, sobre todo porque después de este tiempo nuestros hijos ya eran algo mayorcitos y podían cuidar de sí mismos.
Bueno, esta historia empieza una soleada mañana de verano, como habitualmente hacia me levante temprano para prepararme para mi turno en la brigada; deje todo preparado en el nido y me fui a la base; al llegar me encontré con mis compañeros de turno que, por azares del destino, eran nada más y nada menos que mis queridísimos amigos en Rio: Rafael, el tucán, algo viejo pero sabio y el más capacitado parar el puesto de líder; Nico y Pedro, la pareja atómica de músicos de Rio, expertos en armar cualquier ambiente para cualquier ocasión; Perla, que por el tiempo que llevaba de voluntaria tenía cierta experiencia en este trabajo pero aun así disfrutaba de lo que hacía; Luiz, que por cierto había superado ya su "problema médico" y ahora se encontraba colocado como "carruaje" cosa que , por cierto, no le molestaba, incluso le encanta ser montado para llevar a aquellas parejas felices por los lugares más románticos de Rio; y, obviamente, yo, la mente de todos los planes para que todo saliera perfecto. En la brigada éramos conocidos como "La pandilla de acción rápida", ya que, como en cualquier compañía normal existían paquetes de atención, y uno de estos era el personalizado, y como explica el nombre los clientes indicaban como querían el recorrido, o extras tales como una cena romántica bajo algún lugar encantado, o así. Como decía, llegue a la base y me encontré con mi equipo:
Rafael: Buenos días Blu,-me saludo alegremente- que tal va todo.
Yo: Muy bien, gracias por preguntar, y a ustedes que tal les va.
Nico: Ahh, yo no me quejo, el local va bien, está más lleno desde que todos se enteraron de que trabajábamos aquí.
Pedro: Y por cierto, donde está tu princesita -me pregunto con aire pícaro-.
Yo: Se quedó dormida,- dije recordando la agitada noche que habíamos tenido el día anterior (ojo, no va en doble sentido)- llegara un poco más tarde. Pero en otros temas, ¿Qué misiones atenderemos hoy? – Pregunte como era mi costumbre-.
Rafael: La verdad hoy no hay mucho trabajo; al menos por la mañana, en la noche tenemos una cena romántica de unos loritos que llevan varios meses de noviazgo y el macho le quiere pedir a la hembra matrimonio. –esto último lo dijo mirándome fijamente-.
No era secreto que yo me especializaba en la organización de este tipo de eventos, por lo que desde siempre he echado una manita en estos asuntos.
Yo: Bueno, entonces nos dedicaremos por ahora a las demás parejas y durante el descanso planearemos eso último- dije, empezando a planificar algo espectacular, aunque siempre respetando las decisiones del cliente-. Sirve que llega Perla.
Y así se hizo, al mediodía (hora del descanso) nos reunimos en la sala circular que cuenta con muchas comodidades, tanto para nosotros como para los clientes. Perla había llegado unos cuantos minutos antes, y yo me había dado unas cuantas escapaditas para planearlo todo con el lorito que resultó ser un ave bastante simpática, y cuyo nombre era Fernando.
Yo: Bueno muchachos- dije mirando a todo el equipo-, ya tengo el plan de acción. Acabo de ultimar los detalles con Fer.
Perla: ¿Quién demonios es Fer?- pregunto poniendo una cara que siempre hacia cada que algo le daba mucha curiosidad-.
Yo: Cierto; bueno, nuestro cliente se llama Fernando. –Acto seguido empecé a relatar todo el plan exactamente como mi nuevo amigo me lo había dicho-.
Unas cuantas horas más tarde
Ya todo estaba preparado y solo esperábamos la señal que habíamos acordado.
Flashback
Fernando: Y recuerda- menciono antes de que saliera volando de nuestro punto de encuentro por última vez en el día- cuando yo silbe es la hora de la acción.
Yo: Ok; entonces, nos veremos en el punto acordado- dije yo interrumpiéndome a la mitad de la frase-.
Fernando: Y que la magia de comienzo- termino el con mucho entusiasmo
Fin del flashback
En ese momento se oyó un silbido, alto y claro, tal y como habíamos acordado y dije a mi equipo:
Yo: Ok amigos, es la hora, no les tenemos que fallar. Recuerden cada paso del plan
Perla: Perfecto, chicos a sus posiciones de batalla- dijo con una sonrisa, a ella le encantaban este tipo de detalles tanto ya que le recordaban al día en el que yo le pedí matrimonio-.
Rafael, Pedro y Nico: ¡A la orden!
Aquella noche fue una de las mejores que puedo recordar, todo salió a la perfección, desde el paseo bajo la luz de la luna por las calles más románticas de Río, hasta la sorpresa del pastel, que yo había añadido como extra.
Perla supo dirigir perfectamente a todos y cada uno lo hizo de forma impecable; el momento más emotivo de la velada fue cuando, y bajo la luz de unos cuantos faroles chinos algo grandes, Fernando le pidió matrimonio a Laura (así se llama la lorita). Ella al principio se quedó totalmente quieta, daba la impresión de que ella creía que eso solo era un paseo nada más, por un momento pensé que ella se negaría o saldría volando a toda su velocidad (cosas que, obviamente, solo podría pensar alguien sin experiencia en el amor, como soy yo), pero en el momento que se agacho justo como estaba Fernando, solo para aceptar la propuesta celebre en mi interior, no solo la satisfacción de haber hecho mi trabajo bien hervían en mi interior, sino la felicidad de que una pareja más era feliz, de una vez y para siempre. Esa era la parte que más me gustaba de mi trabajo. Al fin, y después de ver como la pareja se iba a buscar algún lugar a donde dormir, nosotros regresamos al cuartel general.
Solo de entrar podías darte cuenta de que algo iba mal, de que había problemas, y estos al parecer eran bastante graves, pues incluso el jefe de la compañía estaba presente. El jefe es un búho de algunos pares de años más que yo, con un pasado oculto y misterioso había huido de su lugar de origen hacía ya bastante tiempo; a él las parejas felices que usualmente atendía le llenaban tanto de felicidad como a mí. Recuerdo que una vez me dijo:
Flashback
Yo: ¿Por qué hace esto?, me refiero a cuál es la razón de que lo haga, que lo motiva a seguir – aun no entendía muy bien sus propósitos, en algún momento pensé que era para ganar algo de fortuna, pero al ver que no cobraba nada a sus clientes me quede maravillado, los empleados que trabajaban con él lo hacían por gusto.
Charles (así se llama el búho): Amigo azul, -me contesto pacientemente- esto no se trata de razones o de sentido, nada me impide hacer algo solo porque quiera.
Yo: Entonces, esto no tiene razón de ser – le interrumpí-.
Charles: Yo nunca dije eso. Eres inteligente, lo puedo notar por la manera que has resuelto los casos que te he presentado; la razón que yo tengo para hacer esto es que me llena de felicidad ver a esas parejas felices tan enamoradas. – Dijo, al parecer, era igual de sentimental que yo-. Una vez alguien viejo, gruñón y sabio me dijo que un poco más de amor en el mundo a nadie le hacía mal.
Fin del Flashback
Charles: Equipo, tenemos que hablar –el simple hecho de su cara seria ya era motivo de preocupación. Inmediatamente nos llevó a su oficina, algo alejado del cuartel solo había estado ahí en dos ocasiones. Nos miró y nos dijo- Chicos, tenemos alerta roja.
Perla: Y que la ocasiono, un puñado de abejas asesinas, una manada de osos suelta del zoológico, -parecían entusiasmarle los problemas de alerta roja, esta solo se activaba cuando algo impedía el correcto funcionamiento de todas la actividades-. Usted solo díganos y nosotros nos haremos cargo.
Charles: Me alegro de tu reacción, ¡ese es el entusiasmo!, pero es algo aún más grave.- al parecer, lo que fuera que hubiese activado la alerta era demasiado grave, y mi viejo amigo búho no parecía dispuesto a reconocerlo-. Hoy atacaron a varias parejas, en total son seis los muertos.
Eso nos dejó devastados, en ocasiones había piquetes o mordeduras que se trataban a tiempo y se remediaban, pero una muerte, JAMAS.
Yo: Pero señor,- dije curioso- que ocasiono esas muertes.
Charles: Un ave- y dejo en su escritorio una gran pluma blanca, que pude reconocer de un águila- una bastante grande. Todas las víctimas tienen el mismo rasgo de muerte, todas recibieron un tajo en el cuello.
Nico: No se preocupe jefecito, nosotros lo solucionaremos.
Charles: Sabía que podía contar con ustedes, aunque esta vez contaran con ayuda- y tomo un comunicador, que en mis tiempos de mascota había visto usar a los policías-. Tengo varios amigos que le pueden proporcionar ayuda.
Hizo varias llamadas importantes en clave y al final nos miró a todos.
Charles: Chicos, en serio no saben que agradecido me siento. Esto representa un gran favor hacia mí;-al decir esto adopto un tono medio lastimero, aunque inmediatamente recobro su tono de voz normal-. Mañana recibirán instrucciones, es pero verlos aquí temprano, de acuerdo.
Todos los demás: ¡Si señor!
Me fui a dormir con una mezcla de sentimientos, entre la emoción por volver a emprender una nueva aventura y el temor por esta ave sanguinaria que acabo con 3 parejas ese mismo día.
Perla: Wow, por fin después de todo este tiempo pasara algo emocionante. –dijo, demasiado emocionada-.
Yo: Si, pero creo que por ahora debemos dormir. –para ese entonces ya nos habíamos acostado-
Perla: Descansa, Blu- dijo, dándome un beso tierno-
Yo:Buenas noches Perla. – y así nos quedamos dormidos hasta el día siguiente, con una aventura en camino-.
