Insulae
N/A: Aquí nunca hubo una guerra, ¿vale? Es una especie de Au. Y sí, ya lo sé. ¿Qué hago aquí en vez de estar actualizando mis otras historias? Pues no lo sé yo tampoco. Es sólo que me ha llegado la creatividad.
. . .
Rutina.
Curso escolar 1997-1998.
Lunes.
- Herbología
- Encantamientos
- Historia de la magia
- Runas Antiguas.
- Un pequeño receso, perfecto para adelantar trabajos.
- Historia de la magia
- Pociones
- Pociones
- Pociones.
Era como si el universo conspirara para que el día fuera insoportable. Pocas personas sobrevivían a tres horas seguidas de pociones, y dos de historia de la magia. Pero, Hermione Granger pertenecía a esa minoría. Entre clases podría adelantar tareas, y pasearse por la biblioteca a sus anchas. Quizá incluso y le diera tiempo de jugar una partida de ajedrez con Ron. La castaña era una mujer de rutinas; le gustaba planificar y organizar todo su día, para saber con certeza lo productiva que podía ser. Era impoluta, nunca fallaba. Y con todo, sabía improvisar, ese no era su miedo. ¿Acaso tenía ella un miedo y por eso planificaba cada detalle? No, sólo gustaba de ser exacta.
De todas formas, todas sus precauciones se fueron al traste cuando un apesadumbrado Seamus Finnigan llegó presuroso a su lado.
— ¡Hermione! —Tomó aire. Se había puesto colorado por el esfuerzo. — Para ser tan bajita, caminas rápido.
La bruja no sabía si eso era un reclamo, un cumplido, o una falta de educación hacia su estatura, por lo que su rostro sólo mostraba una seria confusión.
— ¿Qué sucede?
— Dumbledore quiere hacer un comunicado. Después de encantamientos, nos citó a todos los de séptimo en el gran comedor. ¿No es genial? Nos saltaremos seguro una clase de historia. — Y en efecto, en el rostro del muchacho se reflejaba una amplia sonrisa, que dejaba entrever sus dientes perfectamente blancos.
Hermione, decepcionada por la falta de clases, se limitó a levantar los hombros.
— Bueno, gracias por avisarme.
— No pasa nada. ¡Ah, por cierto! Si vez a alguien de séptimo, avísale.
— Eso haré.
Seamus se fue corriendo de nuevo. Seguro que sería una buena lechuza algún día. Hermione sonrió para sí cuando ese pensamiento cruzó por su cabeza. Acababa de desayunar, así que ahora se dirigía solemne, hacia los invernaderos. Harry y Ron se habrían quedado profundamente dormidos, así que supuso que la alcanzarían más tarde. Para evitar que sus tripas rugieran a media clase, les llevaba galletas y fruta envueltas en una servilleta. Esto también llegaba a ser una rutina; todos los domingos, ese par se quedaba despierto hasta tarde, y por consiguiente, los lunes se levantaban con cara de muertos frescos. No despertaban del todo hasta la hora de la comida.
Y así transcurrió su día, rutinario. Hasta que llegó al salón comedor, para escuchar las palabras del anciano director. Tomó asiento a un lado de Harry y de Seamus, quien parecía haber participado en un maratón.
— Señoritas, caballeros. Me alegra mucho tener a todos nuestros alumnos mayores reunidos aquí, al igual que a nuestros docentes. — Y en efecto, todos estaban ahí; desde Mcgonagall, hasta Hagrid. — El motivo de esta inesperada congregación, es simple: El profesor Binns tiene planeado hacer un proyecto de lo más interesante. Debido a que son los estudiantes de mayor edad, hemos acordado que son lo suficiente responsables, maduros y cuidadosos como para hacer una excursión tan ambiciosa como la que planeamos. — Algunos murmullos empezaron a llenar el ambiente, pero callaron de golpe cuando el decano prosiguió — Hay una Isla, en el océano pacífico, cerca de las islas Midway, donde reside la civilización de magos más antigua de la que tenemos registros. Nuestro querido profesor Binns tiene familiares ahí, que, amablemente, nos brindaran alojamiento y guía. Debido a que es una colosal distancia, no podemos aparecernos, y tampoco queremos usar trasladores. No, ustedes viajaran en barco, de manera que la experiencia sea más didáctica y recreativa. Este proyecto también va a compartir calificación en su materia de estudios muggles, así que van a sobrevivir sin la mayor cantidad de magia posible.
Justo entonces, una serie de exclamaciones, chillidos y risas se elevaron por el lugar.
— Van a aprender muchas cosas en este viaje, muchachos. Los viajes sirven para conocer las costumbres de los distintos pueblos, para amar más nuestro rincón natal, para despojarse de prejuicios; Viajar es una buena forma de aprender y de superar miedos. Espero también que se diviertan, sobretodo.
Fue ahora el turno de Minerva Mcgonagall, para dar indicaciones.
— Habrá dos barcos, uno para Ravenclaw y Hufflepuff, y otro para las casas restantes. — Murmullos y reproches no se hicieron esperar. Hermione pensó, "¿Por qué siempre es slytherin y Gryffindor? ¿No puede ser Ravenclaw con Gryffindor? ¿Hufflepuff y Slytherin? ¿No? — Asimismo, dos camerinos. De chicas y chicos. Van a tener que trapear la borda, preparar la comida, y demás quehaceres; Dumbledore ha logrado rescatar y reparar barcos caídos de antiguos piratas del siglo XVIII; Uno se llama Rebecca, en el que iremos la profesora Sprout y su servidora. En el otro barco, El Ranger, donde Madame Trelawney y el profesor Flitwick van a apoyarnos, viajará ravenclaw y hufflepuff. Pero primero. — Hizo levitar un montón de pergaminos, que se pararon enfrente de algún alumno. — Sus padres o tutor, deben darles el permiso.
Hermione salió del lugar claramente emocionada. Con todo, les habían dado permiso ese fin de semana para ir a casa, y hablar con sus padres para pedir la autorización.
La gryffindor sólo esperaba que su madre no le pusiera trabas.
