Tu regalo de cumpleaños.

Sasuke Uchiha está a días de cumplir sus 21 años e Itachi ha encontrado lo que según él es: El regalo perfecto. ¿Qué pasará cuando el Uchiha menor se enteré cuál, o mejor dicho quién, es su regalo? SasuNaru.

Capítulo uno: ¿Dónde estoy?
SasuNaru Garantizado.
Nada me pertenece.

Este capítulo es introductorio, cuando pensé (creé) la historia, el orden de sucesos va así. Asique este primer capi es con Naruto, espero que no se les haga aburrido y me den una oportunidad.


Despertó confundido en medio de un mar de seda roja. Sus párpados le pesaban y sentía casi como si millones de agujas le perforaran el cerebro sin contemplación o piedad alguna. La habitación se encontraba en penumbra, alumbrada tan solo por los insistentes rayos de sol que se colaban entre las cortinas. ¿Qué había pasado exactamente?

No recordaba. Intento apoyar ambas manos sobre el colchón para coger impulso e incorporarse, pero sus sudorosas manos parecían ceder ante la fina tela que se resbala entre sus dedos. Soltó un suspiro y volvió a acostarse, esta vez la mitad de su rostro aplastado contra el colchón. Quizás si no tuviera tal resaca se detendría a admirar la comodidad que le brindaba, pero ese no era el caso, estaba ebrio y aunque el colchón estaba firmemente postrado sobre el armazón de la cama, el se sentía como si estuviera en un bote a la deriva del mar.

Entrecerró sus ojos azul cielo con fuerza, intentando recordar algo de la noche anterior, hasta donde su sobria memoria le daba entender, había ido a un bar, tomado un par de cervezas ( y una que otra cosa más fuerte) con amigos y así el hilo de recuerdos se iba perdiendo hasta hacerse casi nulo. Sin embargo recordaba risas, toqueteos y uno que otro roce malintencionado, una nube de humo, un grito y finalmente una mano que se cernía con fuerza contra sus orificios nasales, sofocándole. Abrió los ojos de golpe. ¿Acaso lo habrían secuestrado? No… no era posible. Quizás había sido un sueño y ahora que lo pensaba bien, la noche anterior había estado jugueteando con un castaño de ojos color oliva, quizás se encontraba en su hogar.

Con ánimos reanimados Naruto se levanto con sumo cuidado y observo más atentamente el lugar, el castaño debía de tener mucho dinero. Las paredes estaban cubiertas con un papel tapiz sin ninguna temática, era más bien un patrón, con fondo blanco y la imagen en plateado (que se reproducía seguidamente en el papel) hacían un detalle exquisito, los muebles de madera negra esparcidos decorativa y armoniosamente a lo largo de la habitación, no daban pinta de haber salidos baratos y luego estaba esa hermosa araña que colgaba del techo, quizás sí preguntaba le dirían que eran cristales Swaroski.

Un momento… - Mierda – acababa de recordarlo. Iruka-sensei explícitamente le había dicho que el autobús al día siguiente (o séase hoy) partía a las 8.00 am sin prorrogas, nervioso rebusco con la mirada por toda la estancia en busca de algo que le indicara el tiempo. Sí no aparecía a la hora indicada, lo sacarían del programa y ¿cómo haría él para volver a casa? Ya de por sí le había costado convencer a sus padres de que 'un pequeño viaje para aprender un nuevo idioma en un nuevo país' era una genial idea para antes de comenzar sus estudios universitarios. La verdad, únicamente había hecho este viaje porque suponía una total (pero breve) independencia de sus padres. Seis asfixiantes años de secundaria era suficiente para querer darle una probadita al mundo.

Ocultó su rostro entre ambas manos, tratando de conservar la calma, estar casi-ilegalmente en otro país no era tan malo pero el hecho de que quizás no pudiera salir de él… eso sí era una autentica canallada. Shikamaru se los había advertido tantas veces, repetidas veces les había dicho que en una de esas 'saliditas' (que no estaban permitidas por los supervisores) les iba a salir el tiro por la culata. Pero joder ¿Por qué a él?

Empezó a dar vueltas por la habitación en una vano intento para calmar sus nervios. Siempre existía la leve, lejana y remota posibilidad (muy remota) de que esto solo fuera un sueño o alguna broma de sus compañeros (aunque no, ellos jamás gastarían tanto dinero en una broma) Se paso impulsivamente una mano entre sus rubios cabellos al tiempo que apoyaba la otra en su cadera. Se masajeo las sienes un instante hasta que oyó la puerta abrirse. Genial ¿cómo mierda no se le había ocurrido abrir la puerta?

Jo-joven – Naruto miró con marcada desconfianza a la recién llegada. Era una muchacha (y por su vestimenta debía de ser la mucama) de estatura promedio, ni muy alta ni muy baja. Cabello negro-azulado y ojos color perla (que en ese momento se le antojaron muy bonitos) nariz respingona y unos finos labios rosa-pálidos. Bastante fuera de lo común… esperen, quizás esta muchacha podría darle información sobre qué kuso hacía ahí, camino dando zancadas para llegar hasta donde ella y la miro por largo rato (aunque no fueran más que cuestión de segundos).

¿Quién eres? ¿Acaso tú sabes qué hago aquí? ¿Es esto una broma o algo parecido? – las palabras se agolpaban en sus cuerdas vocales tanto que sentía que se le hacía un nudo en la garganta, sus ojos azules miraban a la muchacha a la expectativa de que respondiera alguna pregunta, su tono de voz era suave pero firme ya que no quería cohibirla y que luego no dijera nada.

Hinata – respondió con un sonrojo cubriéndole sus adorables mejillas. Naruto la miro confundido por unos momentos, quizás porque él no sabía que la morocha sentía que iba a desfallecer en cualquier momento, había escuchado a Ten-ten (la otra mucama) decir que el muchacho era casi como un ángel caído, lo cierto es que no le había creído, Ten-ten solía exagerar las cosas…. Pero en esta debía concederle la razón. El muchacho enfrente de ella era tan perfecto, su piel bronceada, esos labios carnosos y qué decir de esos ojos azules que parecían reflejo del cielo, rubio como los rayos del sol… su sonrojo se extendió por todo su rostro preocupando al muchacho.

¿Estás bien? No quería presionarte. Disculpa – Hinata negó con la cabeza restándole importancia.

Hinata. Mi nombre es Hinata – repitió con un hilo de voz – El amo Uchiha me ha pedido que le bañe y arregle. El joven Sasuke llegará antes de lo planeado – explico la chica algo asustada, hablando más para sí misma que para él pero… ¿Nani? Amo Uchiha, Joven Sasuke, ¿quiénes eran esos? Sin darle tiempo a preguntar la peli-azul jaló de él para guiarlo a través de los pasillos y si la habitación en la que había estado encerrado era hermosa, el resto de la casa era increíblemente espectacular. En uno de los corredores pudo observar a través de los ventanales, los amplios jardines que rodeaban la mansión (ya había llegado a la conclusión de que eso no era una casa).

Después de un rato caminando, Naruto decidió que ya era tiempo de preguntar pero nuevamente callo, se acababan de detener frente a una puerta de roble inmensa (otra cosa que había descubierto, es que a los dueños no les daba pena ostentar sus riquezas). Escucho un par de risas a su espalda y observo que eran unas doncellas que avanzaban por el mismo corredor. Lo que le perturbo fue que una le guiñara el ojo. Aparto el rostro visiblemente contrariado y sonrojado, por lo que escucho unas risitas, esta vez más fuertes.

Si supieran hacía dónde el bateaba…

Entre – murmuró Hinata sacándolo de su ensimismamiento, ¿será que a partir de ahora lo llevaría al verdugo? Ciertamente no creía a la oji-perlada capaz. Armándose de todo valor que un extraño puede adquirir en un lugar extraño, entró, para su sorpresa seguido de Hinata.

Soltó un suspiro para calmarse a sí mismo, al ver que (como había mencionado la chica antes) solo era el baño. Un baño descomunalmente grande, pero a fin de cuentas un baño. La más pequeña (de estatura) carraspeo atrayendo su atención.

No creo, que necesite ayuda. Siéntase como en su propio baño, yo eh… iré a hacer unas diligencias, pero no tardaré más de 10 minutos. – tras una pequeña reverencia salió. Naruto que ya empezaba a desvestirse fue interrumpido nuevamente, la interrupción le pillo por sorpresa y no pudo más que dar un pequeño saltó que casi hace que caiga de lleno en la bañera, sino fuera por todas las marañas que hizo para conservar el equilibrio.

¡Lo siento mucho! Nada más era para decirle que se tomé su tiempo – Naruto sonrió a duras penas a la muchacha y la despidió con la mano. Cuando se aseguro de que se había ido soltó un suspiro, miró la bañera rebosante en agua (caliente) y pensó de la que se había salvado, terminó de quitarse los bóxers para dejarlos por ahí y cuando iba a meter el pie para probar la temperatura, no se fijo y bueno… mucho gusto de conocerte barra de jabón que curiosamente esta en el suelo. Su pie se deslizo sobre el producto de aseo y su trasero (y otra cosa…) cayó de golpe contra el borde de la bañera y ni hablar del delicioso contacto de su piel con el agua caliente. Pero sin lugar a duda el golpe en la entrepierna y coxis fue lo peor.

Un grito fluyo como una plaga de termitas por todo los inmensos corredores de la mansión, colándose hasta en los rincones más incógnitos.


Dos plantas más abajo del baño, dos muchachos se encontraban jugando ajedrez en la cocina.

Gaara – llamó uno al otro. El aludido levanto su vista del peón que pensaba mover y la fijo en su contrincante.

¿Qué? – espetó no muy contento con el hecho de que lo hubieran desconcentrado. Ya había analizado 12 jugadas próximas en caso tal de que moviera el peón que pensaba mover.

¿No escuchaste algo así como un…? – El morocho hizo una pausa pensativo - ¿Grito? – finalizó con falsa curiosidad.

No. –

Eso pensé. – Gaara puso los ojos en blanco. Sai era molesto – Continua – rodó los ojos. Ahora tendría que analizar qué pasaría si movía el peón después de la pequeña conversación que había tenido con Sai.


Hinata tan solo había dado alrededor de 20 pasos (iba rápido) cuando escucho el grito proveniente del baño. ¿Oh no, será que el jovencito Konohamaru ha entrado para conocer al invitado? Hinata rogó porque no fuera así. Sería un gran problema para ella despegar al niño de la visita.

Tocó la puerta y al no recibir respuesta entro.

¿Está usted bien, joven uzumaki? – preguntó tan solo asomándose por el marco de la puerta con la mirada clavada en el suelo. Naruto reacciono y se acomodó como pudo. Mierda, sus pobres bolitas, ahora sí de verdad que no podría darle herederos a sus padres (porque a ellos la excusa de ser gay no les bastaba).

Sí, sí no te preocupes – murmuró conteniendo el dolor.

Bien, volveré dentro de un… rato. – Naruto asintió.

De acuerdo – añadió después de un rato. La muchacha inclino la cabeza a modo de reverencia y salió de ahí como alma que lleva el diablo, prometiéndose nunca más mirar furtivamente a Naruto cuando este no se diera cuenta, la imagen del trasero de Uzumaki, no se borraría… en mucho tiempo y ni hablar de cómo fue que se lo vio…

El rubio llevaba unos minutos ya ahí sentado, sin hacer más nada, cuando una duda lo invadió. ¿Cómo Hinata sabía su apellido? Y más importante que todo, como es que ella sabía su apellido y él no sabía pero nada del lugar en que se encontraba.

Hasta el momento lo único que sabía era que el hogar pertenecía a un tal 'Amo Uchiha' y que el joven Sasuke volvería pronto.

Ahora que se detenía a pensarlo ¿De dónde él había escuchado ese nombre y apellido antes?

Sumergió la mitad del rostro en el agua queriéndose olvidar de todo eso aunque fuera un momento.


Bien aquí está… un tanto largo. Quizás tedioso… Pero si me envían un review dándome sus sugerencias harían de esta historia algo que valga la pena leer. Le tengo cariño a la idea principal, ya sé cómo será el final y casi todo lo que sigue a continuación.

En fin, mucho gusto y espero que esto no se quede así ^^

.a.Superheroe.
¡Besos y abrazos!