Antes de que empiecen a leer tienen que saber que esta no es mi historia. Es una traducción de "Fata dei desideri dei miei stivali". Yo leí la historia y me empezó a gustar, así que decidí compartirla con los demás hablantes del español. Ahora que si saben leer italiano, busquen la versión original. Es de Sarachan89. Bueno, comenzamos...
Capítulo 1
"El deseo"
Era una esplendida noche de inicios de septiembre y en la escuela de magia y hechicería Hogwarts todos los estudiantes estaban durmiendo en sus camas, descansando del cansancio del día apenas transcurrido. O mejor dicho, todos menos uno.
Sobre la torre de Astronomía un chico del sexto curso observaba el cielo estrellado. Era un chico con cabellos rubios y con unos ojos azules grisáceo que recordaban un cielo tempestuoso. Sobre su pecho era posible ver el emblema de la casa de Salazar Slytherin, una de las cuatro casas de la escuela.
La mirada fiera, casi altanera, era una de las características de los miembros de su familia, la noble casa de los Malfoy. Desde siempre le habían enseñado a esconder sus verdaderos sentimientos tras una máscara, lo habían adiestrado a fin de que supiese ser frío y sin piedad, ya que era necesario. Era el heredero de la casa Malfoy, debía estar cerca de convertirse en uno de los siervos del Señor Oscuro, debía estar cerca de poner su vida al servicio de Lord Voldemort, debía estar cerca de convertirse en un mortífago; no podía perder el tiempo con cosas como el amor, no podía pero le hubiera gustado.
Le hubiera gustado descubrir que significaba amar a alguien con todo su ser y ser amado, habría querido saber que quería decir amar incondicionalmente a alguien, lo habría realmente querido pero no podía.
Pensar en estas cosas lo entristecía un poco, a veces le venían además ganas de llorar, pero obviamente los Malfoy no lloran. No, los Malfoy no lloran.
Habría querido mandar al diablo todo, decir a su padre que no quería convertirse en un mortífago, pasar el resto de su vida como una persona cualquiera, enamorarse, encontrar un chico lindo con el cual pasar el resto de sus días. Ya había entendido que quería a un chico, no a una chica, porque a los problemas del heredero de la casa Malfoy se agregaba el hecho de que si su adorado papito descubriese que su único hijo era gay, no se lo habría perdonado nunca. Antes que sufrir tal descaro Lucius lo hubiera matado, esto era cierto.
Había pensado pedir protección a alguien y decirle que no tenía la más mínima intención de seguir los pasos de su padre, ¿pero a quién?
¿Dumbledore? ¡Por favor! ¿Cómo se le va a pedir ayuda a un viejo loco que sabe todo sobre todos, pero que se pasa la vida comiendo caramelos de limón?
Okey, descartado el director ¿quién quedaba? ¿Potter?
¡Aún peor! Okey, tal vez San Potter no era tan malo, pero tenía que admitir que ir a donde su enemigo diciendo: -Disculpa, pero no quiero convertirme en mortífago. ¿No podrías asegurarme tu protección?- no era exactamente lo que Draco tenía en mente. Nunca habría soportado hacer semejante cosa, aunque se sintiera tentado.
Dos menos. ¿Quién era el próximo? Okey, digamos que había un mar de gente que quizás habría podido ayudarlo, pero en ese momento no le venía a la mente ni uno solo, aunque no lo crea nadie.
Draco, pensando en todo esto, dijo:
-Lo único que quiero es ser feliz, quisiera poder realizar mis deseos y no los de mi padre.
Absorto en sus pensamientos, el joven heredero de casa Malfoy no se dio cuenta de que precisamente mientras él pronunciaba aquellas palabras, una estrella fugaz atravesaba el cielo para después desaparecer.
En otro lugar una voz dijo:
-Parece que finalmente hay trabajo para mí…
