Notas: Otro drabble :)

Disclaimer: El universo de Haikyuu le pertenece a Furudate Haruichi.


Cuando Kuroo decidía de la nada aparecerse en una escuela de otra ciudad destacaba por demasiadas razones, así que todas las miradas no tardaron en apuntar a la misma dirección, y cuando a su lado Hinata le preguntó si acaso esa cresta andante no se trataba del capitán terrorífico de Nekoma, Yamaguchi tecleó un mensaje a alta velocidad en la categoría de urgente.

Como una alerta sísmica que se disparaba entre la aparente calma.

De: Yamaguchi

«El capitán de Nekoma está aquí, en Karasuno.»

Cuando Tsukishima avistó el mensaje ya era tarde para alguna salida de emergencia. Estaba en medio del punto de desastre, al terminar de despachar a la decepcionada muchacha con una floja reverencia que apenas alcazaba para ser respetuosa y girar en sus pies.

— Yo, Tsukki.

El rubio fue mordido por el estupor, mirando a sus costados como si esperara abrir algún agujero interdimensional que lo sacara de allí. Todos en el pasillo habían cesado sus actividades sólo para mirarlos ya que siempre llamaba la atención alguien con un uniforme diferente, además de su presencia tan… peculiar, que sobresalía por sí sola.

— Kuroo-san…

— Parece que eres popular.

Metió la mano en el bolsillo de su gakuran, jugando con el reproductor mp3 al que se conectaban sus audífonos— No realmente. Es sólo que Yamaguchi y el camarón insistieron demasiado en que al menos debería escuchar lo que me querían decir.

— Ehh, ¿y qué le respondiste?, ¿que ya te gusta alguien más, que tus sueños ya tienen dueño y tu corazón late al son de un solo nombre~?

— Simplemente que no estoy interesado. ¿Qué haces aquí?

— Cancelaron las clases, y como tampoco nos dejaron usar el gimnasio pensé en pasar por aquí. —sonrió con su habitual e irritante jocosidad, como si nada más hubiese tomado un pequeño desvío de camino a su casa y no un tren bala a casi tres horas desde Tokio— Así que, ¿no sería más sencillo a mi manera?

— No.

Automáticamente puso las manos al frente como el mismo Kuroo le había enseñado que bloqueara, sin embargo, esta vez no sirvió de nada y fue como escuchar el golpe de la pelota de su lado de la cancha sentenciando el marcador del partido. Sus ojos estaban casi saliéndose y aunque tuviera los labios fruncidos hacia adentro para evitar el contacto, los de Kuroo puestos en ese lugar lo hacía oficialmente un beso, más con el ruido innecesariamente desmesurado con el que el mayor se separó, mostrando una expresión de autosuficiencia.

Las manos de Kei se cerraron en la ropa del otro.

Afuera del edificio, la conmoción se hizo presente cuando varios corrieron avisando que un estudiante de otro colegio acababa de caer por las escaleras.

"Tsukkiii…" susurró Yamaguchi con laxitud, preguntándose qué tan indulgente se mostraría la corte ante un intento de asesinato.