Pov. Edward

Estaba amaneciendo en el día 14 de Febrero, el día de los enamorados. Tenía ya todo solucionado. Tenía los pasajes para nuestro viaje y todo reservado, sería nuestro mejor San Valentín de la historia. Haría que Bella en estas vacaciones fuera mi reina. Y gracias a mi padre que había conseguido que en el instituto estuviera la escusa que teníamos que prescindir de unos días de escuela por un repentino viaje, tendríamos todo el tiempo del mundo para visitarla. Y además, como Bella en su infancia había vivido allí le haría el doble de ilusión.

Sobre las 6 de la mañana, cuando sobre el cielo salía el hermoso sol tiñendo todo con colores anaranjados, busqué a mi amada. Por toda la casa la anduve buscando pero sin resultado. Esto era muy extraño: Normalmente a estas horas y más este día estaría encima de mi besándome y riéndose como me encanta que haga.

Decidí buscarla por el jardín, el último lugar en donde no había mirado. De repente sentí su delicioso aroma. Elevé la vista y la vi sentada en lo alto del tejado mirando fijamente el amanecer. Con razón ni la había encontrado ni ella me había oído. Subí por las paredes y al llegar arriba sigilosamente me acerqué a ella. Cuando estuve a su espalda, la advertí de mi presencia cuando la rodeé por la cintura con mis brazos mientras que con mis labios la besaba profundamente el hueco del cuello que no le tapaba su sedoso cabello

-Buenos días mi ángel- la saludé. Ella se rió y suspiró

-Siempre son buenos cuando se comienzan de esta forma- me giré y quedé enfrente de ella mirándola con la sonrisa torcida que tanto le gustaba. Estaba bellísima y eso que iba como normalmente Alice la obligaba a ir. Hoy era simplemente una camiseta de color marrón ocrácea con unos vaqueros de mi color favorito. Llevaba pulseras de un tamaño bastante grande, pendientes de aro y el pelo algo revuelto pero seguía estando hermosa. Hasta hoy se podía decir que tenía una luz especial. Noté que tenía los labios pintados de un fuerte rojo carmesí, destacando notablemente sobre su pálida piel

-Estas despampanante esposa mía- la susurré en el oído. Ella me miró sonriente y rodó los ojos. Ya sabía que andaba buscando. Quería saborear su aroma y probar a que sabrían sus labios con ese pintalabios

Me acerqué a ella y uní nuestros labios en un dulce beso. En uno que decía te quiero. Luego volví a mi posición inicial y nos estuvimos mirando largo rato

-Bella- la llamé haciéndo que abriera los ojos

-¿Si Edward?

-¿Qué pasaría si te dijera que vamos a pasarnos una semana más o menos celebrando San Valentín?- se le abrieron de par en par los ojos. En su hermoso rostro se le dibujó una sonrisa y me miró directamente

-¡¿Lo dices en serio?- gritó eufórica mi esposa

-Si mi Bella. Ya lo he arreglado todo y iremos a- me acerqué a su odio y primero se lo mordí haciendo que los dos nos estremeciéramos- Barcelona- le susurré

Bella saltó de la alegría y se me abalanzó. Si que le gustaba la idea

-¡AY EDWARD, GRACIAS GRACIAS GRACIAS!- no paraba de agradecérmelo. Yo solo me reí por la cara de felicidad que tenía mi esposa- ¡BARCELONA! ¡QUÉ MARAVILLA! CUANTO AÑORABA ESTAR EN ESPAÑA

-Y lo más importante, estaremos solos. Sin hermanos molestos. Ni Emmett carcajeándose de todo lo que hacemos, ni Alice persiguiéndote para ir de compras ni Rose riéndose de lo que dice Emmett sobre nosotros, ni Jasper cambiándo nuestras emociones para su diversión. Solo tú y yo mi amor

-Eres el mejor Edward Anthony Masen Cullen- me susurró al oído. Yo no lo soporté mucho más. Le cogí su irresistible rostro y le besé sus sabrosos labios. Sabían aún a fresas y me encantaban. Me pasaría toda la vida besándoselos pero como siempre alguien nos interrumpió

Desde abajo en el jardín, a todo pulmón Emmett gritó:

-¡EDWARD Y BELLA CULLEN LEVANTEN FILAS!- Bella se asomó por el tejado enfurecida y respondió lo que nunca pensé que haría

-¡¿Qué Emmett? ¿Ya por fin has dejado de tener relaciones con Rosalie? ¡Menos mal porque desde aquí, desde el tejado se os oía gemir de placer! ¡POR CIERTO, DILE A ROSALIE QUE YA ME HE ENTERADO DE QUIEN ME ROBÓ MI CORSÉ DE LEOPARDO! Y Emmett, que sepás, os lo podéis quedar, yo ya no lo quiero- se giró para verme pero yo me estaba partiendo de risa. Como era normal Emmett y Rosalie habían hecho el amor salvajemente

Pov. Bella

Sobre las 7, gracias a que Esme nos había echado de casa porque Emmett se estaba burlando nuevamente de Edward y de mi, elevando la voz y comportándose como el crio que era, estábamos en la puerta del instituto una hora antes de que empezaran las clases. Por lo menos estaba con mi amado Edward solos en un coche, sin tener que soportar a Rosalie y Emmett demostrándose su amor demasiado FÍSICO.

Me acurruqué más en el hombro de Edward mientras este me miraba directamente a los ojos y jugueteaba con mi cabello.

-Edward- lo llamé. Dejé de notar su suave mano acariciarme y al segundo su mano estaba sujetando mi mandíbula, elevándomela para que lo mirara directamente a los ojos

-¿Si Bella?

-¿Podríamos salir afuera? El estar todo el rato dentro de un coche no me acaba de gustar, me siento agobiada- me sonrió plenamente y me besó la mejilla

-Claro mi dulce esposa- salimos del coche y agradecí que no hubiera aún nadie en el aparcamiento del instituto. Edward y yo andamos un poco hasta que nos detuvimos delante de un banco. No teníamos la necesidad de sentarnos, ni mucho menos, pero era ya un hábito. El estar tanto tiempo con humanos nos había hecho coger hábitos. Como el de cambiar de peso el cuerpo, removernos el pelo, pestañear, simular que íbamos al lavabo…

No se cuanto tiempo pasó, pero sin que Edward y yo nos diéramos cuenta el aparcamiento fue llenándose de coches y por tanto de gente. A medida que llegaban los humanos llegaba el colorido. Muchas chicas andaban con grandes peluches entre sus brazos o caja de bombones. Otros se daban besos como si sus vidas dependieran de ello y el colegio se iba llenando de par en par con pancartas de I LOVE YOU o FELIZ DÍA DE SAN VALENTÍN.

De repente sentí como el aroma de unos humanos muy molestos entraban en el aparcamiento del instituto, se bajaban de sus autos y a todo correr se nos acercaban a Edward y a mí. Rápidamente cambiamos nuestras formas de estar apoyados, ya que hasta ahora habíamos estado con las manos dadas, y las cabezas apoyadas mirándonos y hablando de lo que podríamos hacer en nuestra estancia en Barcelona, aunque la verdad Edward ya había organizado todo para que fuera algo inolvidable

A todo correr aunque ellos lo intentaran disimular pudimos ver que por lados diferentes venían nuestros admiradores. Jessica Stanley había decidido volver a perseguir a mi marido. Laurent Gómez también venía a nuestra dirección con el ceño fruncido al verme con Edward. Luego estaban Erik Yorkie venía con cara de desesperación, buscándome por todos lados. Le seguía Mike Newton el granoso, y por último estaba Taylor Jonshon. Corrían desesperados en nuestra dirección y cuando llegaron y se vieron unos a otros, se echaron miradas no muy agradables

-¿Hola?- preguntamos a la vez Edward y yo, cogidos de la mano.

Los 4 pares de ojos nos miraron a la vez y si decía la verdad parecían más fieros que los puma que suelo atacar

Jessica se acercó a Edward y le dijo:

-¡Ho…hola Ed..Edward. FE…FELIZ SAN VA…VALENTÍN!- se le arrojó encima y le rodeó el cuello con los brazos. Instintivamente me levanté y miré directamente, con ojos asesinos a la mujer que abrazaba a mi marido

Él se zafó de ella casi al segundo y se levantó junto a mi. Me cogió de la mano y me la apretó con tal de tranquilizarme

-¡Jessica Stanley deja en paz a mi NOVIO!- le grité. Miré a Laurent y Jessica, las cuales las don llevaban una caja de bombones

-Ay Bella. Hoy es San Valentín y se puede conseguir de todo este día- me dijo morbosamente Laurent

-Si pero no cuando uno ama incondicionalmente a su novia- les dijo Edward. Me rodeó la cintura con su brazo y me besó el cabello

-¿¡Cómo puedes amarla!- gritaron a la vez Laurent y Jessica pero nosotros las ignoramos. Seguíamos andando en dirección al interior del instituto.

Giré el rostro y me reí al ver las caras de asombro y algo empanados de Yorkie, Newton y Jonshon, los cuales no decían nada y solo me miraban de una manera que ni quería analizar

Llegamos a mi taquilla y yo me dediqué a coger los libros para la siguiente clase que tendría, Historia. Esta para mi des fortuna estaba sola, sin nadie de mi familia y tendría que soportar las cartas de amor que los chicos me lanzarían, que horror. Cuando terminé, cerré la taquilla y miré a mi marido. Edward estaba apoyado en la taquilla del al lado, mirándome risueño

-Eres la más bella mi Bella- me rodeó la cintura con su fuerte y sentí como paseaba su nariz por mi cuello- Hueles tan bien. Como un humano de apetitosa- me susurró al oído. Menos mal que no había aún nadie dentro del instituto porque si no nos meteríamos en problemas. Aunque seguro que Emmett y Rosalie ya se la abrían cargado porque desde aquí los oía gemir de placer

-Edward, mi dulce Edward. Voy a tener que tenerte vigilado las 24 horas. Estas en peligro máximo- le susurré al oído mientras le acariciaba la barbilla. Como Edward no se tenía que afeitar porque simplemente su cuerpo no cambiada, y la última vez que era humano seguro que ni se preocupó por su higiene ya que lo único que le importaba era encontrarme; ahora tenía una pequeña muestra de pelo en la mandíbula que al acariciar con mi mano me raspaba algo. Era algo que me encantaba

-¿Y eso? ¿Es qué estoy en peligro?- ronroneó. Me eché a reír y acaricié una vez más su mandíbula

-Más o menos. El peligro es que hoy lunáticas humanas te van a perseguir por ser el día de San Valentín. Ya sabes, algo que nos ha pasado siempre- le recordé y deposité un dulce beso, que por suerte se había olvidado de coser un botón dejando a la vista su esculturoso pecho y pudiendo así besárselo

-Claro, pero yo también tendré trabajo. Millones de chicos persiguen a mi dama- me besó la mano y yo me reí. Estos actos me recordaban a nuestro verdadero tiempo, a cuando éramos humanos a principios del siglo pasado

-Es verdad. ¡Madre mía, lo que tendré que aguantar!- puse mi cabeza entre mis manos maldiciendo a los tontos humanos

-Tranquila Bella, solo pasaras una clase sin que esté yo a tu lado y cuando lo esté, ¡pobre el que intente algo contigo!

-Vale, eso me tranquiliza

Poco a poco fueron entrando más y más humanos en el colegio. Edward se puso de diferente manera conmigo, como si fuera un típico novio humano más

-Te veré más tarde amor. Tengo que ir a clase de Religión- me susurró al oído. Suspiré desanimada. Cogí mis libros de historia que no me servían de mucho. Más bien yo podría implantar la clase ya que sabía más de historia por todos los años que había tenido para estudiar

Estaba caminando hacía mi clase y me reí cuando vi, caminando por el campus, a un profesor corriendo en dirección al coche de Emmett. Cuando los vió intimando se puso rojo de la ira y vergüenza y grito desesperado:

-¡SEÑOR CULLEN Y SEÑORITA HALE! ¿QUÉ DEMONIOS HACEN?

Mejor para mi bien me alejé de la escena de guerra y fui para clases. Pero antes de entrar por los altavoces de la escuela se oyeron un mensaje:

-Señorita Isabella Hale, diríjase a dirección. Señorita Isabella Hale, diríjase a dirección- cambié mi rumbo perpendicularmente.

Cuando llegué, como siempre estaba la señorita Lemon. Una mujer de 60 años, con ya canas en el cabello y la pobre no oía ni la mitad de las cosas

-Hola señora Lemon, he sido llamada por el altavoz- dije lo suficiente mente alto para que me oyera sin molestias

-Hola Isabella, ¿qué tal estas?- a la señora Lemon como a muchos más profesores les era simpáticos, bueno, al igual que toda mi familia

-Muy bien señora Lemon, pero he venido hoy aquí porque antes de entrar en clases me habían llamado para que viniera

-¡Es verdad! El director Chase me ha pedido que cuando llegaras que fueras directa a su despacho

-Gracias señora- pasé por el pasillo que llevaba al despacho del director y llamé a la puerta antes de entrar- Buenos días señor Chase- saludé

-Hola señorita Hale. Pase pase- como él me pidió entré y me senté en una silla- Como imagino se preguntará que hace usted aquí

-Pues si, así es. Iba a ir a clase de historia cuando se me ha hecho llamar. ¿En qué le puedo ayudar o qué he hecho?

-Bueno, te he hecho llamar por unas cuantas razones. Primero, y que en principio no existía es que me acaban de informar que esto, tu hermana Rosalie y su novio Emmett Cullen han sido pillados en el aparcamiento del recinto haciendo cosas no muy adecuadas que digamos

-Lo lamento señor, es que mi hermana y su novio tienen una relación, digamos, excesivamente física. Y como hoy es San Valentín se han dejado llevar

-Pues por eso la he hecho llamar: quería llamar a su casa para informar que están expulsados por una semana pero el caso es que en el registro no tenemos el número de sus padres. Y como casualmente vivís todos juntos con los mismos padres adoptivos, si me podría dar su número de casa

-Esto claro. Es 8363346347. A estas horas en la casa solo estará nuestra madre Esme

-Si, claro. Su padre trabaja en el hospital. Bueno, gracias. Oiga, el hermano de Emmett Cullen, Edward es su novio ¿no?- me preguntó con la ceja alzada. -Así es- dije lo más inocente que pude

-Espero que ustedes sean más moderados que sus hermanos

-Claro señor- dije avergonzada. Hablar de estas cosas nunca me había gustado

-Eso espero- se sentó más en su sitio y me miró fijamente- Bueno, ya por fin le diré a que se debía principalmente su llamada

-Dígame pues

-Bien, como usted ha sido elegida la delegada de su curso. Cada año el delegado del curso se encarga de hacer un discurso en el Día de San Valentín. Y este año le toca a usted. El discurso que dará a última hora será sobre como se fundó este día, que se celebra, que recomienda que se haga en este día, que no y que al final, por último, dijera que se entregan las rosas que a lo largo del día los estudiantes han ido dando al profesor Choop. También quiero que desees un buen San Valentín. Y con tu discurso daríamos por finalizado el día y cada uno iría a sus hogares. Como no te hemos avisado con antelación, hoy no irás a clases y pasarás el día haciendo el discurso en la biblioteca o en la sala de ordenadores, donde prefieras

-Gracias señor- me levanté de la silla y en ese momento en la habitación entraron dos Emmett y Rosalie con la cabeza gacha y muriéndose de vergüenza. Al verme a mi también en el despacho, se pusieron aún más nerviosos

-¡Valla, hola señores!- iba a salir por la puerta pero el director me lo impidió- No Delegada del curso, quédese. Creo que debería ver que cosas poner en su discurso que ¡no! se deberían hacer. Señores, díganle que han estado haciendo

Emmett me miró directamente y tragó saliva. Yo me reí por sus caras

-Pues estábamos manteniendo relaciones sexuales en horario de clases- confesó Emmett. Yo me llevé la mano a la boca, haciéndome la sorprendida pero en verdad era para tapar las risas que me venían

-Tomaré nota señor, ahora me marcho

Mientras me alejaba por el pasillo escuché gritar al director: "¡Que idiotas que son, a quien se le ocurre semejante espectáculo!. Voy a llamar a sus padres y estarán expulsados una semana! ¿ME HAN ENTENDIDO?"

-O-

Cuando llegué al edificio en donde estaba la biblioteca, me sorprendió y alegró lo solitario que se veían los pasillos cuando no había alumno en ellos. Estuve caminando y de repente vi al señor Choop en la mesa en donde los alumnos irían diciendo a quien le mandan la rosa. Me acerqué a él y éste se sorprendió al no verme en clase

-Hola señorita Hale, ¿qué hace que no está en clases? ¿Se encuentra enferma?

-No señor Choop, estoy muy saludable-me aguante la risa- Es solo que el señor director me la librado de clases ya que tengo que hacer el discurso de San Valentín- le aclaré

-¡Ah, el discurso! Pues este año será bueno por lo que veo y dígame, ¿tiene a alguien en mente a quien mandarle una rosa?- me echó una mirada demasiado consistente. Hasta a los profesores les atraía, bueno, a todo humano le atraíamos los de nuestra especie

-Pues si señor. Antes de ir a la biblioteca he pensado que mejor dejar la rosa ya que no voy a salir de allí hasta que termine de escribirla. He oído que hay diferentes tipos de rosas

-Si, está la rosa de amistad que es una blanca, esta es para las amistades que quieras dar una rosa. Luego está la rosa roja, que es para esa persona que quieres pero no quieres que se note demasiado y por último el ramo de rosas rojas y blancas, que es para cuando quieres que sea algo muy especial y le quieres decir a esa persona que lo quieres a rabiar

-Vale, gracias. Pues quiero que mande una rosa blanca a Jasper y Rosalie Hale y Emmett y Alice Cullen. Y por último un ramo de esos rojos y blancos a Edward Cullen- terminó de apuntarlo en un papel

-De acuerdo. Así será y que le salga bien la redacción

-Eso espero. Gracias- me alejé con una sonrisa en el rostro hacia la biblioteca

Pov. Edward

Tras dejar a Bella me dirigí a clase de Religión. Para mi suerte fui uno de los primeros y me pude sentar por el principio. Me agradaba mucho la forma en la que hablaba este profesor aunque lo que dijera ya me lo supiera de sobras

A medida de que llegaban los alumnos, llegaban las miradas que me dirigían las chicas de amor y de odio de los chicos.

-Perdona, ¿está ocupado?- elevé la vista y vi a Samantha Wiles. Una chica que me llegaba admirando en secreto. Yo la sonreí lo más amable que pude

-Lo siento Samantha. Sé lo que sientes hacia mi y me halaga pero es que yo ya estoy saliendo con una persona. Lo siento de verdad

-No pasa nada. Como era San Valentín pensaba que era la hora y…- pobre chica. Su cabeza estaba hecha un lio pensando que no le podría gustar de ella

-Oye Samantha, no es que no me gustes ni te encuentre fea es solo que yo ya tengo novia, Isabella Hale, y estoy muy enamorado. Pero si te sirve de consuelo, a Ned Mozley le gustas. Lo he notado- se le iluminó el rostro y lo miró. Este nos estaba observando y al ver que ella le miraba ocultó avergonzado la mirada

-Gracias Edward- Samantha se acercó a Ned y empezaron a hablar. Me alegraba haber juntado a dos personas en el día de San Valentín

Cuando terminó la clase y por tanto las miraditas que me lanzaban las chicas salí disparado a por Bella. En mitad de mi recorrido escuché como me llamaban

-¡Edward!- me giré y vi a Alice tirando de Jasper corriendo hacia mi.

-¿Qué ocurre Alice?- no podía leerle la mente, la tenía bloqueada

-Que no vallas a por Bella en ninguna de sus clases

-¿Por qué?

-Es que el director, al ser la delegada del curso, le ha pedido que haga el discurso de San Valentín y no va a ir a ninguna clase hoy, lo he visto.

-¡Que pena! ¡Teníamos todas las demás clases juntos! Por un día a la semana que compartimos casi todas las horas

-Tranquilo Edward. Bella terminará de escribir el discurso para la clase después del almuerzo. Es decir, soporta dos clases mas y ya- suspiré desanimado

-De acuerdo, gracias Alice. Adiós chicos- me despedí de Jasper y Alice y me dirigí a Biología.

Al entrar en clase el señor Barney estaba esperando a que se tocara el timbre para llamar al orden

-Señor Barney- lo llamé

-Si señor Cullen

-Quería informarlo que hoy Isabella Hale no vendrá a su clase ya que está haciendo el discurso para el final del día

-De acuerdo, gracias

La mañana pasó sin novedades. En todas las clases me las pasaba aburrido pensando en Bella y viendo si en algún momento se quitaba el escudo para poder hablar con ella, pero no, nunca lo hizo. También tuve que soportar en las clases que las chicas me preguntaran sentarme conmigo ya que no veían a mi novia pero en todas las ocasiones me negué.

Al final llegó la hora del almuerzo, la hora en la que Bella ya terminaría. Antes de ir al comedor, me pasé por la mesa del señor Choop para dejar mi rosa. O debería decir rosas ya que encargué rosas blancas para mi familia y el ramo de rosas para mi amada.

Al entrar en el comedor, ya toda la familia estaba allí. Con sus bandejas pero sin probarlas ni nada

-Hola chicos- me senté y rodeé con el brazo los hombros de Bella. Ella dejó descansar su cabeza sobre ellos y juntó más nuestras sillas

-Hola Edward- me miró nervioso Emmett. Espero que no me esté leyendo los pensamientos. ¡Ay Emmett, cállate! ¡Seguro que lo está haciendo ahora mismo!

-¿Qué ha ocurrido aquí para que Emmett esté tan nervioso y Rosalie no se quede quieta en su silla?- pregunté

-Nada. Solo que han pillado a Emmett y a Rose en mitad de sus momentos- me explicó Alice

-¿Otra vez chicos? ¿No teníais suficiente con lo de esta mañana?- pregunté riéndome. Toda la familia menos Rosalie que me miraba con odio y Emmett que me gruñía también se empezó a reír

-Si bueno, cambiando de tema. ¿De qué va el discurso que has escrito Bella? ¿No hablará de nosotros no?- preguntó nervioso Emmett

-¡Cla…claro que no!- dijo entre risas Bella- Ya lo veréis esta tarde cuando lo lea delante de todo el mundo

-Estoy impaciente- le susurré en el oído

-Edward, ¡no se vale seducir a Bella para que te lo cuente antes!- dijo enfurruñada Alice. Yo me reí por lo bajo. Habían descubierto mi plan…

-Tranquila Alice, aunque me sedujera y me besara, no diría nada. Estos labios están sellados- hizo como si se cerrara la boca con una cremallera

-¡Te lo comes Edward!- gritó emocionado Emmett

-Ya veo…- me puse la mano debajo de la barbilla, haciendo que estaba pensando aunque ya sabía que haría.

Alice se rió por la visión en donde sabía cual era mi plan

-Ten cuidado Bella, el plan de Edward es realmente bueno- la advirtió Alice. De la nada 5 pares de ojos se posaron en mi pero los únicos que me importaban eran los de mi Bella

-No me dejaré engatusar. ¿Me has odio Edward? ¡No te va a ser nada fácil!- me dijo Bella. Yo solo me reí

-Ya veremos…

A los minutos nos levantamos para ir a clase. Emmett, Jasper y Rosalie se fueron por un lado y Alice se despidió de nosotros y se fue por el otro. Yo miré a Bella, la cual estaba leyendo algo

-¿Qué les princesa?- le pregunté interesado mientras íbamos a clase

Elevó la vista y rápidamente escondió la hoja

-¡No te importa Edward Cullen!- me reí ante su cara y le cogí una mano para entrelazar nuestros dedos

-Como quieras pero de alguna forma u otra lo acabaré sabiendo- me miró a los ojos y negó con la cabeza

-No te resultará tan fácil como tú te crees- rodé los ojos ante su seguridad

Entramos a la clase de Literatura, ella en el asiento de la ventana y yo en el del pasillo. Pasamos un rato sin hablarnos, tan solo ella se dedicó a mirar por el espejo y yo a pensar como sería la mejor manera de hacer para que me lo contara

-¡Orden en la clase!- gritó la señora Olivarie. La clase se sumió en el silencio y la señora salió por la puerta y al momento entró con una televisión- como hoy es San Valentín y va a ser imposible daros clases con todas vuestras hormonas a flor de piel, os pondré la película de Romeo y Julieta y así os calláis. ¡Y a quien oiga hablar le suspendo esta evaluación!- apagó las luces y encendió el monitor

Minutos después la clase estaba bañada con las imágenes de Romeo y Julieta. Esta era mi oportunidad y con nuestro sensible oido de vampiro me dispuse a que habláramos a un volumen bajo

-Bella- la llamé. Ella giró la cabeza en mi dirección pero aun pendiente del televisor

-¿Si Edward?

-He estado pensando en nuestro viaje y me preguntaba que qué te gustaría más. Si que te llevara a la sorpresa en moto o en un carro tirado por caballos- a Bella se le iluminó la cara. El anzuelo estaba suelto

-¿Caballos, moto? ¿Cuál es la sorpresa Edward?

-Ah, no te lo diré. Creo que será mejor que se lo cuente a…Alice y que ella decida- me miró horrorizada. Ella sabía que si se lo contaba a Alice, esta aprovechando que ella lo sabía y Bella no. La haría chantaje con la ropa y luego más tarde no se lo diría dejando que lo descubriera cuando yo le diera la sorpresa

-¡Todas menos Alice!- sin querer elevó la voz y los humanos de las dos filas de delante se miraron a mirarnos

Esperé a que dejaran de mirarnos para seguir engañándola

-Si Bella, se lo diré a Alice. Además, pensaba que las cosas eran mejores siendo sorpresas ¿no Bella?- la miré elevando una ceja. Ella se mordió el labio y me miró directamente a los ojos. Se veía que estaba teniendo una lucha interna con ella misma

-No lo vas a conseguir Edward. Si, tienes razón, prefiero las sorpresas. Así cuando llegué a Barcelona será una mayor sorpresa de San Valentín- me miró risueña y se giró a mirar a la película

Yo me hundí en la silla y resoplé. Mi fantástico plan al traste. Mejor esperar a que algo saliera mal.

Cuando la señorita salió un momento al baño, yo me acerqué a su oreja y la susurré insenuándome:

-Tienes razón mi damisela y te haré caso. No se lo contaré a Alice, ya he tomado una decisión y respecto a lo del discurso, he decidido que prefiero llevarme el impacto de lo bien que lo escribes a la vez que todos. Eres mi dulce señora y te amo- sentí como se estremecía ante lo cerca que estaba de tocar su oreja con mis labios

Se giró para verme y sonrió. Se le iluminó el rostro y vi en sus ojos el fuego. Ese mismo fuego que sentía yo cuando estaba cerca de ella

Por suerte para la salud de los dos, la clase terminó a los 10 minutos. Recogimos nuestras cosas a prisa y salimos por la puerta. Atravesamos los pasillos y sin tocarnos, porque si lo hacíamos causaríamos que no nos pudiéramos resistir, fuimos en busca de Jasper, con el que teníamos la siguiente clase, Calculo.

-Hola Jasper- dijimos con voz tensa ambos. Él nos miró con la ceja alzada y al ver que no estábamos dados de la mano sospechó, además de que debía de notar en nuestras emociones lo que ocurría

-Hola chicos, ¿pasa algo? No estáis…

-¡No pasa nada! Anda, vallamos a Cálculo que llegamos tarde

Los tres juntos nos dirigimos a la clase y por suerte Jasper iba en el medio impidiendo que sintiera la tentación de tocar a Bella. Se que lo normal es que no importase que en este día la diera algún beso, pero es que no era eso de lo que tenía necesidad. Si no de hacerla mía, saborear su cuerpo, sentir su piel contra cada milímetro de la mía…

Por suerte la hora de la tortura había terminado. Yo me había sentado junto a Jasper en Cálculo ya que a él no se le daba muy bien pero no sirvió de mucho. Teníamos a Bella delante de nosotros y cada movimiento que hacía me llamaba la atención. Al final, por suerte, Bella había tenido que irse antes para poder ir a la parte del auditorio donde se dan los discursos.

Jasper y yo fuimos a por los demás y todos juntos nos dirigimos al auditorio. Entre mucho pensar y pensar, decidimos que ponernos delante era la mejor opción para no tener que ver como los humanos se besaban a escondidas. Nos sentamos todos juntos en la segunda fila y aguardamos a que algún adulto pusiera orden en la sala

-¡CALLENSE TODOS!- gritó desesperado el señor Smith. Este era conocido por su mal genio e inmediatamente la sala estaba en completo silencio- Gracias. Ahora el señor director Chase dará comienzo a la reunión del día de San Valentín

El señor Smith se marchó dejando paso al señor Chase. Este cogió el micrófono y dijo con autoridad:

-Buenos días alumnos del penúltimo curso. Quería decir que como es tradición aquí en el Instituto de Forks, dará en vez de mi el discurso de este día el delegado de curso. Este año le pertenece la palabra a la señorita Isabella Hale. Señorita Hale, son todo suyos- en la sala entró mi adorada esposa y yo podía notar lo nerviosa que estaba

Pov. Bella

-Señorita Hale, son todo suyos- cuando el señor Chase pronunció estas palabras se me vino encima la realidad de los nervios.

Tomé el micrófono y con mi voz aterciopelada empecé a hablar

-Gracias señor Chase- me aclaré la voz y comencé a leer- "No se muy bien como empezar este discurso sin sonar repetitiva o aburrida pero lo que tengo por presente, es que primero quería deciros que, tener pareja es lo mejor que os puede pasar, que aun que no lo creáis, esa persona estará a vuestro lado en los momentos malos tanto como en los momentos felices.

El estar enamorado es lo mejor que le puede pasar a una persona, y que si la persona es la indicada podréis ser muy felices a su lado siempre que la cuidéis y la améis con todo vuestro ser.

El Día de San Valentín es una celebración tradicional en todo el mundo en donde los enamorados, novios o esposos expresan su amor y cariño mutuamente, demostrando de diversas formas el amor que se han expresado día a día durante todos los años que se conocen.

Algunas personas creen que es una fiesta cristianizada del paganismo, ya que en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. Pero no importa que se pensara por aquel entonces o se piense ahora, lo único importante era y es saber que es un día en donde uno esta hecho para amar a esa persona que llevas incrustada en el corazón. No importa ni la edad ni el sexo de tu amado, lo único que tiene que importarte realmente es que esa persona es tu amada.

Y esto que os estoy contando es lo que pensaban muchas personas durante el año 270 d. C, cuando el Emperador Claudio II prohibió los casamientos por la incomprensible razón de que así sus guerreros no se distraerían pensando en sus amadas y se concentrarían en defender a su patria. Pero todo esto cesó cuando un médico romano se hizo sacerdote y sin importarle lo que le pasase a su vida, casaba a los soldados que habían encontrado el amor. Y hoy, 14 de febrero es llamado San Valentín porque fue el día en que Valentín, así se llamaba ese buen romano, declaró marido y mujer a una pareja por última vez. Ese mismo día Claudio II lo descubrió y no se sabe que fue del pobre hombre. Pero su hazaña siempre la tendremos grabada en nuestra memoria y hoy, cuando beséis, cantéis, deis la mano a esa persona especial quería que recordarais que gracias al sacrificio de ese hombre hoy día podéis estar junto a esa persona, por siempre. Con esto termina mi discurso pero me queda por decir algo, ¡Feliz Día de los enamorados!"

Tras decir esto, la sala estalló en aplausos y por primera vez en toda la lectura levanté la vista. A todo el mundo se le surcó una sonrisa por el rostro y sabía que había hecho bien mi trabajo. Miré a mi Edward, él cual estaba de pie al igual que toda mi familia aplaudiéndome con todo su ser.

Bajé del escenario y me acerqué a los brazos de Edward. Este me estrechó entre sus brazos y me dio un beso en los labios.

-Te amo Bella

-Te amo Edward- nos sentamos en nuestros asientos y esperamos a que el director retomara la palabra

-Muchas gracias señorita Hale, ¡ha sido un discurso soberbio!- me escondí más en el pecho de Edward. No me agradaba ser el centro de atención- ¡Bien, ahora daremos paso a la entrega de rosas!

Poco a poco fue nombrando los nombres, siguiendo el orden en la que estábamos sentados. Por eso nosotros fuimos unos de los últimos y como a medida que te daban las rosas tenías permiso para irte, a la hora de que nos tocó no había casi ni un alma

-Isabella Hale-me llamó el director. Miré a Edward y este me sonrió. Subí de nuevo al escenario y me asusté al ver la carretilla que traían- ¡Tiene 5 flores blancas, 40 rojas y 2 ramos!- se me quedó la cara de espanto

Se oyó la fuerte risotada de Emmett y por ello supe que un ramo era de él, una de sus bromas. Por lo tanto el otro ramo era, como no, de Edward

-Gracias- cogí la carretilla avergonzada y regresé a mi sitio- y un millón de gracias para ti- le susurré a Edward

-Ya me lo agradecerás mañana en Barcelona.

Al final de la velada, los Cullen terminamos con bastantes flores. Rosalie tuvo 4 blancas, 66 rojas y 3 ramos, los cuales supimos que había mandado Emmett. Éste pelele tuvo 4 blancas, 34 rojas y un ramo. Alice tuvo 4 blancas, 46 rojas y un ramo. Jasper 4 blancas, 30 rojas y un ramo. Y Edward, con Edward casi salto de la furia; 4 blancas y 129 ramos.

En fin, tendría que marcar más mi territorio