Los personajes de esta historia no me pertenecen, son propiedad de rumiko takahashi

Cap. 1

¿Es necesaria tanta maldad en este mundo? ¿Es necesario tener que sufrir por culpa de los demás? ¿Realmente es necesario tener que soportar todo este dolor solo para no ver a los que quiero sufrir?

Mi nombre es Kagome Higurashi, tengo 20 años y quiero morir en este preciso momento.

Suena un poco descabellado, pero, ¿Quién no quisiera tirarse de un puente cuando esta en el punto de que ya no soporta más vivir de esta manera?

Soy huérfana desde los diez años, creo que solo con eso basta para no querer vivir más. El único problema, es que necesito estar viva para cumplir lo que quiero.

Desde que mis padres murieron he estado viviendo con mi tía Tsubaki en Tokio, lugar de donde era madre. Nunca tuve muchos amigos, en verdad tampoco me interesaba, era buena estudiante y mis notas siempre fueron las más altas, incluso ahora en la universidad, estudio música y canto también. Mis profesores siempre pensaron que sería una buena doctora o una brillante abogada, supongo que se sintieron un poco decepcionados cuando decidí inclinarme hacia el arte, aun no me arrepiento de haberlo hecho.

Es una mañana lluviosa, amo la lluvia. Leo un artículo sobre mi banda favorita, al parecer vendrán para la ciudad dentro de poco, suerte que siempre tengo dinero para entradas, nunca sabes cuándo vendrá tu banda favorita a tu país.

Estoy sentada en la sala, mi tía está en la cocina preparando el desayuno. Vivimos en una casa más o menos grande, era la casa que mi difunto tío le dejo a mi tía antes de morir de cáncer en los pulmones, pobre hombre.

-¡Kagome!- escucho a mi tía que me llama desde la cocina- ¡El desayuno esta listo!

Me levanto y me dirijo a la cocina, puedo sentir el aroma de las tostadas francesas, mis favoritas.

Entro y me siento en el mesón donde hay un plato con tres perfectas tostadas y un jugo de naranja al lado.

-Itadakimasu- digo y procedo a comer.

-Estas callada hoy- me dice mientras come también- ¿problemas en la universidad?

-No, solo que estaba pensando que nombre le podría poner a la banda que estamos formando.

-¿una banda?- me pregunta algo sorprendida- ¿y qué tipo de banda?

-Pues- empiezo a decir algo pensativa- de metal sinfónico, todos coincidimos en ese género.

-Para tocar ese estilo necesitan una orquesta- empieza a decir mi tía- ¿de dónde sacaran una orquesta dispuesta a tocar con una banda de metal?

-No tendría que ser una orquesta completa- explico- en la universidad hay personas estudiando todo tipo de género musical y quieren formar parte de la banda.

-mmm ya veo- dice mi tía- pues, en ese caso tienes todo mi apoyo- dice mientras se levanta y recoge mi plato y su plato y me da un beso en la mejilla- se te hace un poco tarde, creo que ya deberías irte.

-sí, tienes razón- concuerdo con ella- iré a mi habitación a vestirme.

Me levanto de la silla y me voy directo a mi habitación.

Mientras me desvisto miro mi cuerpo en el espejo. No soy alta, mido 1.56 cm, tampoco soy delgada, mi figura es lo que la gente considera "reloj de arena". Mi piel es blanca y mis ojos marrones, mi cabello es lacio arriba y ondulado en las puntas, naturalmente es negro, pero me gusta tenerlo azul.

Me visto con leggins negros, una falda negra, una camisa roja mangas largas y mis adoradas botas militares. Cuando me maquillo me fijo en mis labios, recuerdo que cuando me puse ese piercing en el labio me dolió después, pero no tanto como el arito que tengo en la nariz.

Una vez que termino de vestirme me despido de mi tía y tomo mi rumbo hacia la universidad.


Mientras estoy en la parada de autobuses puedo ver desde lejos a mi amiga Sango, estudiamos lo mismo lo único que nos diferencia en la carrera son nuestras voces y que estamos en secciones diferentes.

-Hola chica rara- me dice mientras me saluda con un beso en la mejilla- me gusta tu atuendo de hoy, ¿vas a cazar vampiros?

-Sí, y si sigues molestándome te clavare una estaca en el pecho- le digo fingiendo estar molesta.

-jajajajajaja ambas sabemos que me amas- me dice y me da un beso corto en los labios, no es que seamos lesbianas, solo lo hacemos porque somos muy unidas (demasiado diría yo)- ¿le dijiste a Tsubaki lo de la banda?

-Sí y se lo tomo muy bien, dijo que me apoyaría- le digo a Sango con una sonrisa- por un momento pensé que diría que no estaba de acuerdo.

Sango me mira mientras se come una barra de chocolate- vamos, tú sabes que ella no es como las demás personas- me dice en un intento de darme ánimos- a cualquier tía le hubiese dado un infarto cuando te hiciste las perforaciones o cuando te pintaste el cabello de azulo- dice mientras toma un mechón de mi cabello- a ella en cambio le fascino, lo sé porque estaba contigo en ese momento.

Me fijo en Sango, somos completamente diferentes en cuanto a nuestro aspecto. Ella es alta y delgada, tiene el pelo castaño y lacio, lo usa casi siempre con una coleta alta, sus ojos son marrones como los míos, usa una falda negra con zapatillas rosas y una camisa blanca sin tiras y un bolso muy bonito.

Esperamos el autobús pacientemente mientras fijo la vista en el cielo gris, dentro de poco lloverá. En ese momento llega el bus y lo abordamos.

Recuerdo que una vez leí en internet que la lluvia es el único camino mediante el cual el cielo y la tierra se unen y me he dado cuenta que es cierto. También en cierto modo siento que cuando me baño con en la lluvia es como bañarme con agua purificadora.


Cuando llegamos a la universidad nos dirigimos a nuestros salones.

Mientras camino por el pasillo no puedo evitar pensar en lo patéticos que podemos llegar a ser los humanos. Veo a una chica rogándole a su novio que no la deje, también a lo lejos escucho a dos chicas criticar a otra. Al final del pasillo me fijo en un chico, parece estar hablando con su novia, digo novia porque se empezaron a besar.

-aquellos se deben amar mucho, parece que van a comerse.- me dice sango señalando a una pareja al final del pasillo, cerca del aula de matemáticas.

Los reconocí. No me había dado cuenta antes.

-Son Inuyasha Taisho y Kikyo Roberts- le digo a mi amiga con cierto fastidio.

-Ah cierto- me dice sango- su novio es muy guapo.

-Seguro- le digo mientras me doy cuenta que hay que separarnos- voy a mi clase de canto lirico, nos vemos después.

-Seguro, nos vemos en el jardín- dicho esto cada una se va por su camino. Mientras voy caminando no dejo de pensar en lo que vi.

-Odio a Kikyo Roberts- pienso para mis adentros.

Es una chica mitad japonesa y mitad inglesa, típica chica millonaria que sueña con ser famosa, es más alta que yo y tiene el cuerpo de una modelo, y es bella como una, siempre lleva su pelo negro suelto y lacio. Estudiamos juntas en primaria y en secundaria, siempre me hacia la vida imposible, incluso ahora que ya crecimos, sigue siendo una maldita PERRA.

A su novio no lo conozco y tampoco me interesa conocerlo. Es un chico alto con buena forma, tiene el pelo negro y corto, es famoso por sus ojos dorados. Sé que su familia es una de las más ricas de Japón junto con la familia de Kikyo. Dicen que es todo un mujeriego empedernido, se de su existencia porque mi amigo Miroku es su mejor amigo, sin embargo, ese chico y yo nunca nos hemos dirigido la palabra.

Hoy me dirán cuál es mi tipo de voz. Estoy un poco nerviosa ya que tengo que cantar una canción. Para no complicarme mucho escogí She Is My Sin de Nightwish, la canto desde que tengo 14 años, y la he practicado desde que nos dijeron que debíamos cantar.

A mi amiga sango ya le hicieron la prueba. Su voz es del tipo soprano, la voz más aguda en una mujer. Cuando me lo dijo estaba muy contenta, todas las cantantes quisieran ser sopranos, solo porque alcanzan las notas más altas. Yo sería feliz solo con poder cantar, en el registro que sea.

Casi llegando al aula de canto (que es bastante grande) puedo escuchar varias personas cantando, han de estar practicando.

Cuando entro me dirijo al último asiento, me gusta porque ahí nadie me molesta, solo Kikyo cuando me ve y dice alguna estupidez para humillarme, siempre lo logra solo que ya no le hago caso.

Los primero días recuerdo que iba al baño a llorar, hasta el día que me di cuenta que no necesito su aprobación para estar bien. Desde ese momento comencé a ignorarla y desde entonces soy más feliz.

La profesora entra y comienza a llamar a las personas por orden de lista para que canten y así de esa manera ella y otros profesores expertos determinen cual es su tipo de voz.

Yo soy una de las últimas, y espero en posición de descanso.

Una hora después…

Después de casi mil años es mi turno de cantar la maldita canción.

Empiezo con la voz un poco temblorosa y desafino un poco, pero me recupero rápido y trato de cantar como lo hacía en mis ensayos.

Al final de la canción vuelvo a desafinar un poco, pero no se nota mucho. Después de terminar de cantar espero unos 5 minutos.

-Desafinaste un poco al comienzo pero te recuperaste rápido- empieza a decir la profesora- lo hiciste bien y casi no hubo errores, por tu tesitura y el color de tu voz diría que eres una mezzosoprano dramática, tu voz no es muy aguda pero tiene es fuerte, pero no tanto como una contralto, felicidades.

Una vez dicho eso hago una reverencia en señal de respeto (en Japón es una costumbre enseñarle respeto a los profesores, sea cual sea su disciplina) y me retiro del aula después de tomar mis cosas y me dirijo a mi encuentro con sango.

Salgo al pasillo y me dirijo al jardín central, usualmente la mayoría de los estudiantes de música van a esa parte del lugar así que es normal ver a casi todos tocando sus instrumentos, bailando, cantando, pintando, etc.

Diviso a Sango a lo lejos sentada en la grama, esta con mi prima Rin, hija de mi tía Tsubaki. Sufrió mucho cuando murió su padre y yo la apoye así como ella lo hizo cuando quede huérfana. Ella diferencia de mi estudia literatura pero estamos pero estamos en la misma facultad de arte. Es una chica baja, un año menor que yo, blanca con el cabello negro y ojos marrones (cuando aún no me pintaba el cabello nos parecíamos demasiado), siempre llevan un gracioso mechón recogido del lado derecho de su cabeza.

-Kagome, que bueno que llegas- me saluda mi prima mientras me siento junto con ellas- Sango me estaba contando del día que le dijeron cuál era su registro local- me dice emocionada- ¿a ti te dijeron hoy? ¿Cantaste una canción? ¿Estabas nerviosa?

Ok, mi prima me abordo con muchas preguntas al mismo tiempo.- sí, me dijeron hoy, cante She Is My Sin de Nightwish, y si estaba un poco nerviosa.

-Sí es normal sentir nervios, yo cuando lo hice al principio me tembló la voz- empezó a explicar sango- pero al final me fue bien- me dijo con una sonrisa- entonces, ¿Cuál es tu tipo de voz?- me pregunto interesada.

-Soy una mezzosoprano dramática- le dije con una sonrisa.

-¿Ah?, ¿Cómo así?- me pregunto algo curiosa.

-Pues- comencé a explicar- mi voz no es tan aguda como la tuya, aunque puedo cantar con una orquesta sin ningún problema, mi voz no es tan grave, sin embargo, es fuerte.

-Oye eso es increíble- me dijo Sango, parecía más emocionada que yo- es un tipo de voz que se parece a ti.

-¿Cómo así?- pregunte dudosa.

-Pues, es una voz que se caracteriza ser melodiosa pero fuerte según explicaste, igual que tu- empezó a explicar de un modo parecido al de un poeta describiendo la cosa más hermosa que ha visto- cualquiera que te ve podría pensar que eres muy ruda y valiente y eso es verdad, sin embargo, también eres una persona muy amable y dulce una vez que te conocen mejor.

-Sango tiene razón- comenzó a decir Rin- cuando te conocí pensé que me comerías- dijo riéndose- pero cuando te conocí me di cuenta que eres una de las personas más agradables.

-¿En serio?- dije incrédula-de verdad, sus palabras me hacen sentirme bien conmigo misma

Era verdad, esas palabras me llegaron al corazón, claro que no lo diría en voz alta, ya que mis amigas me conocen tanto, ellas saben que sus palabras me llegaron al alma y más.


Ese día todo iba de maravilla, me fue bien en mi clase de piano, cada vez mejoraba más mi intento de lograr una buena voz de cabeza y la canción que interprete en clase de canto lirico le gusto tanto a la profesora que me pidió que le dijera el nombre de la banda.

Todo iba de maravilla hasta justo cuando era lo hora de salida cuando todo el mundo se dirigía a la puerta principal, llego Kikyo (alias Maléfica) e hizo que me tropezara y que cayera boca abajo rompiéndome la nariz y que me empezara a sangrar.

Por un momento estuve a punto de gritar, pero no le daría el gusto a esa maldita de verme llorar, no escuchaba lo que la gente decía, pero podía escuchar la voz de un hombre reclamando.

En ese momento me levante, la sangre goteaba hasta mi boca. En ese momento grite, no de dolor, sino de rabia, tenía una mirada de asesino en serie.

Me voltee hacia la maldita que hizo caer y la vi ahí junto a su novio. Este la tenía por el brazo, por su mirada supuse que no estaba contento, mientras Kikyo me veía, riéndose de mí.

-Vaya, creo que te rompiste la nariz- dijo con su acento de niña rica, mientras deshacía el agarre de su novio- deberías ir al hospital, podrías desangrarte y morir.

Me fije en su ropa, una blusa, unos tacones, una cartera y unos pantalones que se veían que eran caros. Me fije en su rostro, tenía esa sonrisa que me hacía querer golpearla cada vez que me miraba.

-Kikyo, déjala en paz- le dijo su novio, serio.- me disculpo por lo que mi novia te hizo- empezó a decir amablemente, también me fije en su ropa, vaqueros de jean oscuro, zapatos, una camisa roja y una chaqueta negra.

-No te metas- le dije enojada, mientras caminaba hacia Kikyo- esto es entre tu novia y yo- una vez terminada mi oración le propine un golpe a Kikyo justo en la nariz, pude sentir como se rompía.

Si no hubiese sido porque Inuyasha la agarro se hubiese caído, tengo la mano pesada.- parece que ahora estamos iguales.- le dije mientras recogía mi morral y los cuadernos que se me habían caído.-llévala al hospital- le dije a su novio.- parece que le rompí la nariz, podría desangrarse y morir.

Todo el mundo estaba en silencio, incluso el novio de la perra, ambos me miraban sorprendidos, Kikyo con rabia, Inuyasha solo me miraba estupefacto.

Lo último que recuerdo fue que volví a desplomarme en el suelo, o eso sentí, ya que no recuerdo haber sentido un golpe, alguien me atajo antes de caerme por completo.