El ginecólogo
Personajes
Edward Cullen
Isabella Swan
Jacob Black
Rosalie Hyde
Emmet Swan
Jasper y Alice Cullen
Sumary
Edward Cullen es uno de los medico más joven de la ciudad. Bella es sexualmente activa y necesita ir a sus consultas matutinas.
Capitulo 1
Edward
Hoy había sido un día muy agotador. Vi mi reloj y marcaba las 9 de la noche.
Debía ir a cenar con Rosalie. El restaurante quedaba a pocas calles de mi consultorio.
Camine, estaba a solos 7 calles, no iba a sacar el auto por tan pocas cuadras. Preferí dejarlo estacionado en la cochera.
Hacia ya dos años que ejercía mi profesión, a veces me resultaba molesto e incomodo. Algunas de mis pacientes solo venían a tirar su dinero. En vano.
Tomaba muy en serio lo que hacía, en lo laboral nadie podía tener un mal concepto de mí.
Rosalie, me esperaba en la mesa reservada a mi nombre. Tan llamativa como de costumbre.
-Disculpa la demora – dije, besando su mejilla.
Ella era dulce, tierna, pero histérica y un poco molesta en algunos casos.
-Llegas 15 minutos tardes Edward – me reclamo, frunciendo el ceño.
-Tuve mucho trabajo hoy. Lo siento – la tome de su mano acariciándola, para evitar escuchar sus reclamos.
-Está bien – blanqueo sus ojos - ¿Qué ordenamos? – pregunto, enarcando una ceja, mientras se tocaba su cabello.
-Lo que tú quieras – apenas eche un vistazo a la carta.
La velada fue muy silenciosa, apenas hablamos. Comí liviano, no me encontraba con apetito, solo con ganas de irme a casa a dormir.
Las 7 manzanas, tuve que escuchar refunfuñar a Rosalie, por no traer el auto.
La deje en casa, molesta. Pero lo único que quería era llegar a la mía.
Mis hermanos, aun estaban despiertos. Era el mayor. Alice cursaba su último año de secundaria. Jasper, estaba en segundo año de ciencias económicas.
Pasaba casi todas la noche por casa. Mis padres deseaban mantener a la familia unida. Cuando les plantee la idea de irme a vivir solo, me costó bastante tiempo convérselos.
La condición fue pasar por lo menos 4 veces a la semana. Hoy no me apetecía estar solo en mi apartamento.
-Hola – salude. Alice y Jasper se encontraban en la sala, jugando un juego de play.
-Hermanito ¿tu aquí? – dijo Alice, colgándose de mi cuello, besando mi mejilla.
-Los extrañabas – dije riéndome.
-¿Qué hay Ed? – saludo Jasper, sin moverme de su lugar y sin sacar la mirada de la tv.
-Cansado, me daré un baño y me meteré en la cama.
Subí a mi viejo cuarto de adolescente. Mi madre lo mantenía limpio y ordenado.
Luego de la ducha, relajado, me acosté.
No podía quejarme de la vida que llevaba, tenía una familia casi perfecta. Una novia hermosa y trabajaba de lo que me gustaba.
Me consideraba una persona bastante tranquila. Me la pasaba estudiando, la medicina es como la tecnología. Nuevas enfermedades y curas aparecen.
Deje de vacilar, eran cerca de las 2 de la madrugada. Me dormí.
El despertador de mi celular, sonó a las 6 de mañana, aun deseaba quedarme en cama. Pero sin desperezarme me levante.
Desayune junto a mi familia. Jasper llevo a Alice a su instituto.
Mis padres se fueron a sus respectivos trabajos. Partí al mío.
Bella
Odiaba levantarme los sábados, para mis clases de apoyo. ¿Quién me mandaba a llevarme matemáticas?
Jacob pasó por mí, me abrigue bien para no sentir el frio viento en su moto, golpeando mi rostro.
Tome mi mochila y abrigo y Salí.
Hoy Jake iba a sacar una cita para el ginecólogo, quería que tuviera mi primera vez con él. Pero era muy insegura y quería informarme y estar preparada. Llevaba dos años saliendo con el, pero nunca deje que pasara a la última fase.
Llegue al instituto, por suerte Alice me acompañaba en mis clases, era peor que yo.
-Hola Bels, que cara – dijo acercando a saludarme.
-Hola, anoche Salí y volví tarde – menos mal que no me mire en el espejo antes de salir.
-Tengo tres pases vip, para una nueva disco – saco tres papeles de colores llamativos de su bolsillo.
-Claro que me anoto ¿le diremos a Jessica? – enarco una ceja.
-Mmmm…si, me sobra una – no le agradaba tanto la idea.
-Es para que sea una más, nada mas – la anime – Bien, a las diez en mi casa.
Tome mi lugar antes de que el profesor me regañara. Toda la clase encontraba una excusa para hacerlo.
Por suerte la mañana paso rápida, Jake pasó por mí a la salida. Habíamos quedado en ir almorzar.
El se había graduado el año pasado, y por ahora solo trabajaba con su padre en un taller de autos.
-¿Qué tal tu día? – pregunto, con esa sonrisa picara que me encantaba.
-Tranquilo. Esta noche saldré con Alice – dije mientras llevaba mi vaso de coca a la boca. Esperando al ver su reacción.
-¿Dónde iremos? – lo mire enarcando una ceja. Eso me había sonado a manada.
-Esto…es salida de mujeres, solas. Lo siento – le sonreí para que no se alarmara tanto.
-Está bien…pasara a la salida para traerte a casa – ignore las palabras controladoras de Jake.
Luego se me iba a ocurrir como excusarme.
Me llevo a casa, sin decir una palabra. Sabía que se encontraba molesto, pero se le pasaría. Eso no iba a arruinar mi salida.
Eran cerca de las 4 de la tarde. Me acosté a dormir una siesta. Necesitaba estar muy despierta esta noche.
Edward
Había recibido una llamada de unos ex compañeros de la universidad, James se había recibido y me había invitado a que nos juntáramos en un bar.
No era lo mío, pero no iba a venirme mal, salir con mis amigos hacia mucho que no los veías. No me gaste en invitar a Rosalie, sabía que ni de broma iba a aceptar.
Me prepare, eran cerca de las 10 de la noche. Mis compañeros pasaron por mí cerca de las 11.
Primero estuvimos en un bar, tomando un par de tragos. Me sentía un poco mareado y contento. No probaba alcohol al menos que sea navidad.
Era gracioso como arrastraba las palabras, al hablar.
Cerca de las 3 de la mañana, los muchachos, decidieron entrar en un disco. No era lo mío bailar.
Me quede en la barra tomando un trago espantoso, una mezcla de vodka y tequila. O tal vez era etílico e iba a ver la diferencia.
La música retumbaba en mi cabeza. Podía sentir el pálpito que producía en mi pecho.
Una hermosa joven, capto mi atención. Estaba con una rubia desabrida. No podía verle bien la cara a ambas. Las luces me cegaban.
Pero me esforcé para memorizar esa hermosa figura. Imposible de no notarlo. Llevaba puesta una falta corta y una diminuta playera ajustada a su esbelto cuerpo. Resaltaba sus pechos.
Compre dos tragos y me acerque a invitarla a que bebiera conmigo. No sabía ni lo que hacía. Estaba comprometido. Pero eso no me detuvo.
Le sonreí, entregándole un vaso. La amiga entendió la indirecta, y nos dejo solos.
Bailaba sensualmente, movía su cabello al ritmo de la música. Elevaba sus brazos, le pregunte su nombre, pero no la escuche.
Lo único que observaba era ella moviendo su hermosa figura. Sabía que era una mujer linda, pero no estaba seguro. El alcohol no permitía diferenciar tanto.
Ella se acerco bailando, frotando su cola a mi regazo. Inmóvil, solo disfrutaba del panorama. La tome de la cintura, presionándola más a mí. Tome con fuerza uno de sus muslos. No podía tomar el control de lo que era correcto hacer.
Ella se colgó de mi cuello, y meneo sin despegarse de mi cuerpo. ¿Qué había ocurrido con los vasos? No lo sé.
Recuerdo el aroma de su cabello, una mezcla de fresa con humo de cigarrillo. Su boca rosada. En todo momento mantuvo sus ojos cerrados, bailando.
De pronto me tomo de la mano, la envolvió en su cintura, e hizo que la siguiera. Protegí que no la tocaran en medio de tanto alboroto.
Se detuvo en el pasillo que conectaba a los baños. Se apoyo en mi pecho, hundiendo su rostro.
Sentí una necesidad. La tome del mentón, llevando su boca a la mía. Ella respondió mi beso, tomándome del cabello con una delicada fuerza. La bese con una pasión descomunal. Introdujo su lengua en toda mi boca. Escribió el abecedario en ella.
Sin soltarla de su cintura, la metí dentro de un baño vacio, con desesperación. Sin soltar su deliciosa boca, lleve mi mano a su entrepierna, acariciando por encima de su braga. Estaba caliente y húmeda.
Continúe mi beso, bajando hasta el centro de sus pechos. Ella froto mi miembro excitada, sobre el pantalón.
De inmediato me lo desprendí, metió su mano, y suavemente me lo apretó. Haciéndome soltar un gemido.
Su excitación se mojaba más y más, introduje dos dedos dentro de ella, consiguiendo que ella gimiera en mi boca. baje su braga, subí su falta.
La puse de espalda a mi pecho, ella se inclino unos 90° grados, hacia mí. Acomode mi miembro para hacerlo entrar en su cavidad. Lentamente la penetre, pero me costó demasiado. Ella grito, rasgando las paredes.
Mi miembro se acomodo en sus húmedas paredes, acoplándose a ella. Cogí velocidad, haciendo sus gemidos música para mis oídos. Masajees sus pechos pasionalmente.
Su respiración se dificulto, sus gemidos aumentaban. Me aferre de sus hombros, para que sintiera todo dentro de ella. Introduciendo todo mi miembro hasta el fondo de su cavidad.
Luego, En la última estocada ambos nos corrimos. Sintiendo un placer que jamás había experimentado. Saque mi miembro, la volteo besándola con dulzura.
Salimos del pequeño cuarto del placer. Sus cabellos todos alborotados, cubrían su rostro.
Se mojo su rostro, y fuimos a la pista. En medio de ella, la rubia que estaba con ella, me la arrebato, llevándola de mi lado.
Busque el número de mis amigos en mi celular, los llame para saber donde andaban. Luego de equivocarme como cinco veces. Me esperaron en la barra.
Fui a su encuentro y me llevaron a mi apartamento.
Isabella
Me bañe y comencé a arreglarme.
Elegí una minifalda de jeans claro, y un estraple pegado al cuerpo, color negro. Me puse unas botas hasta las rodillas.
Me maquille, no muy ostentosa, recogí mi chaqueta gris y baje.
Las chicas estaban esperándome en la sala. Por suerte Emmet había salido con sus amigos, así que Alice tenía vía libre. Había conseguido algo de éxtasis, para esta noche.
Al llegar a la disco, pasamos directo al baño a tomar la pastilla.
En la pista hora más tarde, la mezcla de alcohol y alucinógenos surtía su efecto. No sentía las piernas. Todo daba vueltas. Una extraña excitación recorría mi cuerpo.
Un chico, se me acerco, me tomo de la cintura, dándome algo de beber. Mi ebriedad me impedía ver su rostro. Solo me deje llevar por la música.
Lo tome de la mano, para que me acompañara al baño. ¿Qué hacia? No lo sé.
Lo arrincone contra la pared, comenzamos a besarnos desesperadamente.
Con fuerza lo tome de su camisa, terminado en un pequeño y excitante baño.
Inconsciente, frote su miembro excitado. El hizo lo mismo con mi centro. Me giro quedando de espalda a él.
Me inclino, levanto mi falda, y sentí un dolor horrible, pero amortiguado por mi demencia. Pero rápidamente fue reemplazado por un enorme placer.
Oía el sonido de nuestra piel chocando, froto mis pechos haciéndome excitar más aun.
Saco su miembro, me volteo, levanto ambas piernas y apoyada en la pared, me penetro.
Sentí toda la dureza de su miembro dentro de mí. No paraba de gemir.
En la última estocada nos corrimos, yo lo hice dos veces, y ambas tuvieran la misma intensidad.
Nos dimos un beso y salimos. Había experimento mi primer orgasmo. Mis primeros dos orgasmos.
Estábamos ambos sudados. Cuando nos encontramos en la pista, Jessica me saco de su lado. No me despedí de él.
Ni si quiera sabia su nombre.
Alice me metió a lauto, y me llevo a casa.
Todo daba vueltas a mí alrededor. Era horrible.
Ya en casa, caí rendida en mi cama.
Aun me sentía aturdida. Pero el sueño me gano.
