En primer lugar, destacar que Morenatsu y sus personajes no me pertenecen; le pertenecen al Morenatsu Proyect Team. Si no han jugado, les recomiendo hacerlo porque es una de las mejores novelas gráficas que hay (eso sí, es bara/yaoi, como prefieran llamarlo).

Esta historia va detrás de la de "Retorno a Minasato", la cual puse a modo de introducción; tardé un poco en escribirlo porque no sabía en qué personaje centrarme porque me gustan varios.

No es una traducción, es una adaptación, es decir, que me he tomado la libertad de modificar diálogos, acontecimientos y escenas (al fin y al cabo es sólo un fanfic, ¿No?). Espero que les guste.


Hiroyuki echó un rápido vistazo a las mesas, sus amigos parecían expectantes ante la decisión de con cuál de ellos se sentaría. Un sitio llamó la atención del joven, pero antes de que pudiera dirigirse hacia él, su amigo Torahiko lo detuvo.

"Eh, Hiroyuki. Ven a sentarte conmigo"

El joven iba a decirle que ya había tomado una decisión, pero Kouya se le adelantó.

"¿Por qué no le dejas decidir a él?"

Torahiko soltó el brazo de Hiroyuki, el cual había agarrado para conducirlo a sentarse con él, y a continuación se encaró con Kouya.

"¿Qué es lo que ocurre?" le preguntó desafiante el tigre "¿Qué quieres que se siente contigo?"

"¿Acaso tienes algún problema con ello?" le respondió el otro.

Hiroyuki quería detenerlos, no quería que aquella reunión acabase en una pelea, y mucho menos si esa pelea era por su causa.

"Chicos, no tenéis por qué discutir. Quizá podamos sentarnos los tres juntos"

El hombre tigre se giró como si le hubiesen clavado un alfiler, y negó rotundamente con la cabeza. De nuevo Hiroyuki se preguntó si no habría algo detrás de aquello de sentarse todos separados…, el joven sintió como otra vez Torahiko tiraba de su brazo, por suerte paró enseguida porque su otro amigo, Juuichi el hombre oso se había levantado.

Sin decir palabra alguna, le dio un golpe a Torahiko y lo tiró al suelo, como había hecho al principio. Los demás no parecieron alarmados en absoluto, pero Hiroyuki no estaba acostumbrado a ello y se quedó paralizado. Kouya se sentó rápidamente.

"Nishimura, ¿Eliges sitio o no?" preguntó Juuichi con autoridad.

El joven se apresuró a sentarse con él, pues era el sitio que tenía en mente al principio. Juuichi no se esperaba que él fuera el elegido, y sus ojos se abrieron, pero rápidamente recuperó su expresión seria habitual.

Torahiko se levantó del suelo y puso una mueca de disgusto al ver a Hiroyuki sentado junto a Juuichi; rápidamente se apresuró a sentarse en su sitio.

Poco después llegó la comida, un montón de takoyaki, la carne típica de aquella zona de Japón, y verduras. Hiroyuki miraba con curiosidad a quien fue su amigo de la infancia; lo cierto es que de pequeño era algo más animado, pero el oso masticaba su comida en silencio, y además seguía con la misma expresión seria que había mantenido todo el rato.

El chico trató de adivinar qué podía ocurrirle a su amigo, pues no se atrevía a preguntarle directamente qué le pasaba. ¿Quizá tuviese algún problema con algún compañero en el Instituto? ¿O quizá había tenido una discusión con algún miembro de su familia? Bien podía ser una opción, ambas o ninguna. Aquello no llegaba a ningún lado, debía romper el hielo de alguna manera:

"Juuichi, crees que… ¿Está entrando mucho el sol por tu lado?"

Casi inmediatamente el muchacho se arrepintió de lo que acababa de decir, pues sonaba bastante ridículo, y se moría de la vergüenza.

"¿A qué viene esa pregunta?"

"Bueno, es que si te da el sol podemos cambiar los asientos"

No, aquello solo lo estaba empeorando, e Hiroyuki deseó que le tragase la tierra, pero para su suerte, Kouji que estaba cerca de ellos decidió intervenir.

"No te preocupes porque Juuichi parezca enfadado, en realidad esa suele ser la cara que pone siempre"

El oso se sobresaltó al oír esto.

"¿Pero qué cosas dices? Por supuesto que no tengo cara de enfadado siempre"

"¿No asustaste a unos niños el otro día?"

De pronto Juuichi pareció incómodo, y se dirigió a Hiroyuki.

"¿Crees que parezco enfadado?"

"Un poco sí…"

"Lo siento, es algo que estoy intentando corregir"

El muchacho se sentía mal por su amigo y quiso cambiar el rumbo de la conversación, pero antes de poder hacerlo, llegó el dueño del establecimiento para preguntarles qué era lo que querían beber. Tatsuki, el dragón fue el primero en responder, y pidió Sake, el licor de arroz.

"Pero él…" comenzó a decir Hiroyuki, que estaba sorprendido que pidiese una bebida alcohólica, al fin y al cabo el dragón no era mucho mayor que él.

"Sí" respondió el pequeño Shun "Tatsuki bebe a menudo"

"La ley es diferente para los dragones. Ellos asimilan el alcohol mejor que el resto de las especies" explicó Kouji.

El muchacho asintió y luego se apresuró a pedir un vaso de zumo; no se había dado cuenta, pero el takoyaki con verduras le había dado sed. El oso en cambio pidió un té.

Las bebidas llegaron poco después e Hiroyuki se bebió la suya casi de una sentada; Juuichi en cambio se bebió la suya con más calma; estaba a punto de terminarla cuando Tatsuki, en un claro estado de embriaguez llegó hasta su mesa.

"Chicos, ¿Por qué no echáis un trago conmigo?" preguntó "¡Venga, Hiroyuki!"

El muchacho negó con la cabeza, y el osó respondió:

"El alcohol no está recomendado para menores, Tatsuki"

"Oh, venga. Tú ya eres todo un hombre, Juuichi y lo sabes mírate lo fuerte y lo grande que estás" y, dicho esto sus manos se dirigieron a la entrepierna de este "Y ahí abajo también estás…"

Pero no pudo terminar la frase, pues antes de hacerlo, Juuichi le había atrapado en algo parecido a una llave y luego lo lanzó contra el suelo. Hiroyuki no tenía palabras; primero Torahiko, luego Tatsuki… sin duda el oso era aún más fuerte de lo que ya parecía de por sí, tendría que tener cuidado con sus palabras si no quería acabar mal parado… ahora que se acordaba, Juuichi de pequeño era muy bueno en el judo. Sí, algunos días cuando eran más pequeños le había visto con el uniforme puesto. ¿Eso significaba que aún seguía practicándolo? Al parecer, el muchacho había pronunciado su duda en voz alta, porque el oso le respondió que, efectivamente seguía practicándolo.

Hiroyuki quería preguntarle algo más, pero no pudo hacerlo porque en ese momento llegaron más platos a la mesa.

Después de comer, los chicos se pusieron a hablar sobre qué podían hacer.

"A mí se me ha ocurrido un juego muy chulo de supervivencia. Formamos dos equipos y nos escondemos lejos de Minasato. Luego tenemos que encontrarnos sin que los del otro equipo nos encuentren antes. Dura veinticuatro horas" dijo Torahiko.

"¡Qué juego más absurdo!" le respondió enseguida Shin, el gato el cual hacía a menudo comentarios despectivos aunque la mayoría sin mala intención.

"Si es verano, deberíamos hacer algo veraniego" apuntó Soutarou.

"¿Por qué no vamos a pescar?" propuso Shun.

"Somos un poco grandes para eso" le respondió con cariño Kouji.

"Ya lo tengo, vayamos a la playa" sugirió entonces Kounosuke, el tanuki, algo que les pareció a todos muy buena idea.

"Vaya, qué buena idea has tenido, Kounosuke. Es raro en ti" contestó Torahiko burlonamente.

"¿Qué dices? Yo no soy raro. Lo raro es proponer un juego de veinticuatro horas en medio del verano"

Y la respuesta les hizo reír a todos, salvo a Juuichi el cual murmuró algo así como que no era tan mala idea, pero disimuló al ser preguntado.

Finalmente decidieron que, la próxima vez que tuvieran todos libre su agenda irían juntos a la playa.

Todos lo estaban pasando bien, pero el tiempo pasaba y se hacía tarde e iba siendo hora de volver a casa. Hiroyuki iba a volver a casa de sus abuelos, que era donde se hospedaba, pero Torahiko insistió en acompañarlo.

"La residencia Ooshima está por otro lado" dijo Hiroyuki "No tienes que venir conmigo si no te pilla de paso"

"Pero es que me apetece acompañarte, si no es molestia" respondió él, a lo que el muchacho negó con la cabeza.

Ambos emprendieron el camino que separaba el Raimon de la casa de los abuelos de Hiroyuki. Mientras paseaban, el muchacho miró a su alrededor de nuevo. Definitivamente aquello era el Japón rural, la imagen de la paz y el sosiego alejada de aquellas ciudades tan aglomeradas y llenas de contaminación; esa imagen de contraste entre el medio rural y el urbano que hacía a aquel un país de contrastes.

"Apuesto a que aquí de noche se ven las estrellas perfectamente" dijo Hiroyuki rompiendo el silencio "¡En la ciudad es imposible con todas las luces!"

"Sí, se ven todas las constelaciones. Si quieres podemos ir a verlas…"

"¡Me encantaría!"

"El problema es que tendrá que ser otro día. Mañana tengo que ayudar a mis padres… ya sabes en la Residencia. Cosas del negocio familiar"

Torahiko parecía tan desilusionado, que el muchacho se dispuso a cambiar rápidamente de tema.

"Tora, me alegro mucho de que me hayas escrito esa carta. Ha sido un placer volver a verte, volver a veros a todos"

"Yo también me alegro de que estés aquí, Hiroyuki. Mucho"

Finalmente llegaron a la casa de los abuelos del chico.

"Espero que… podamos vernos este verano. Ya sabes que puedes pasarte por la Residencia Ooshima cuando quieras"

Hiroyuki asintió, pero no se comprometió, aún no había decidido qué quería hacer. Finalmente, se despidieron y el tigre volvió a su casa.

Día 2

Hiroyuki despertó en una habitación a la que no estaba acostumbrado y, durante un momento no supo dónde estaba; pero pronto recordó que era la casa de sus abuelos en Minasato. Era el segundo día de sus vacaciones y, con gran energía salió de su sábana para dirigirse al comedor. Sus abuelos ya se habían levantado. Su abuela le sonrió amablemente mientras le servía un cuenco de leche.

"¿Quieres unas galletas de arroz, Hiro?" preguntó la anciana "Aún tienes que crecer"

El muchacho rio para sus adentros. Aunque era cierto, desde luego nunca sería tan alto como lo era entonces Torahiko.

Su abuelo, que estaba leyendo el periódico, levantó la vista un momento.

"¿Qué piensas hacer hoy?" preguntó.

Hiroyuki no contestó enseguida. Pensó en que Torahiko le había propuesto pasarse por la residencia Ooshima, y que Tatsuki mencionó que estaba trabajando en el taller. Lo cierto es que ambas opciones parecían estupendas, pero no se decidía. Lo cierto era que no quería causar más molestia en casa así que pensó que podía dar una vuelta para aclarar sus dudas. Sí, eso le convencía más.

"Creo que voy a salir. Igual me paso a visitar a Torahiko cuando salga de su trabajo"

Su abuelo asintió con la cabeza y de nuevo volvió a su periódico.

Más tarde, Hiroyuki se encontraba dando vueltas por el pueblo. Lo cierto es que no había mucho que ver allí y aún quedaba un buen rato antes de que el tigre terminase su trabajo, así que se paró a descansar a la sombra de un árbol.

No le costó mucho distraerse, enseguida vino a su mente la imagen de Torahiko yendo a recibirlo; de no ser por aquella carta nunca habría vuelto, seguramente en aquel momento estaría en su casa viendo algún programa aburrido por la televisión solo porque no tendría otra cosa mejor que hacer...

De pronto, una voz grave lo sacó de sus pensamientos:

"Nishimura, ¿Te encuentras bien?"

El muchacho se dio cuenta de que era Juuichi, el oso siempre solía llamarlo por el apellido. Lo cierto es que resultaba algo incómodo, pero Hiroyuki sabía que solo estaba tratando de ser educado y lo dejó pasar.

"Sí, simplemente estaba pensando"

"Te vi aquí parado sin hacer nada y pensé que quizá te había dado un golpe de calor o algo. Me alegro de que no fuera así"

"Juuichi, ¿Qué es lo que estás haciendo?"

"Yo… estoy entrenándome"

A Hiroyuki le picó la curiosidad.

"¿Entrenándote? ¿Para qué?"

"Para un torneo de Judo, se celebra en Kazenari. Suele ser una vez al año"

Kazenari era una ciudad cercana a Minasato a la que se podía ir fácilmente en bus. La gente del pueblo solía desplazarse cuando necesitaban algo que no encontraban allí.

Hiroyuki recordó que nunca había visto participar a Juuichi en ningún torneo cuando eran niños, seguramente hubiese desaprovechado la oportunidad de hacerlo. Lo cierto es que tenía curiosidad por ver a su amigo en un combate de judo real.

"¿Podría ir a verte? Si no te importa, claro"

"No, bueno, no me importa siempre que sepas comportarte"

El tono de voz de Juuichi indicaba que había una historia detrás. Hiroyuki decidió no preguntarle, pero estaba casi seguro de que Torahiko tenía algo que ver.

"¿Pero no te importa entrenarte en vacaciones? Lo cierto es que el torneo podría ser en otra fecha…" opinó el muchacho.

"¡Qué va! Cuando algo te gusta de verdad hay que poner esfuerzo en ello. Si no te esfuerzas te quedas en algo mediocre"

Hiroyuki quedó asombrado ante la determinación de Juuichi. Lo cierto es que de más pequeño este no mostraba aquella actitud tan decidida, aunque por entonces ya era al menos, más responsable de lo que era él. El muchacho no pudo evitar sentir algo de envidia ya que, entre otras muchas cosas, a él nunca se le dieron bien los deportes.

Juuichi se dio cuenta de que había pasado un buen rato y se despidió de Hiroyuki para continuar con su entrenamiento.

"Lamento haberte hecho perder la concentración"

"No importa, Nishimura. Después de todo yo empecé la conversación. Bueno, adiós"

"Adiós"

Poco después, el muchacho supo que había esperado lo suficiente para que el horario de trabajo de Torahiko hubiera llegado a su fin, así que se levantó para dirigirse a la Residencia Ooshima. De pronto el muchacho sintió cómo sus ropas estaban impregnadas de sudor, algo que no era raro considerando el calor que hacía.

"Ya me daré un baño cuando llegue a casa" pensó.

Cuando el tigre salió de su trabajo y se encontró al muchacho esperándolo se puso muy contento, y rápidamente se mostró entusiasta de hacer algo juntos.

"¿Por qué no damos una vuelta?" sugirió el tigre, algo a lo que el muchacho se mostró favorable, así que ambos anduvieron un buen rato por el pueblo, simplemente disfrutando del tiempo libre que tenían sin preocupaciones. Lo cierto es que allí todo le recordaba a su infancia.

"¡Mira, Tora!" exclamó el muchacho señalando a uno de los columpios "En uno de esos columpios fue donde Kounosuke se cayó y se rompió un brazo"

"Sí, y todavía me acuerdo de lo que escribimos luego en su escayola… ¡A nuestros padres no les gustó nada que usásemos ese vocabulario tan sucio!"

Y ambos rieron; sí, lo cierto es que de niños Kounosuke, Torahiko y él estaban tan unidos como los tres mosqueteros; juntos habían gastado muchas bromas y se lo habían pasado genial. Era cierto que alguna vez se habían pasado de la raya, como aquella vez que encontraron un lagarto y lo metieron en clase, este se escapó y se fue directo a la mesa de su maestro Botan; pero lo cierto es que no cambiaría aquellos recuerdos por nada.

"A papá le hubiera gustado volver conmigo" comentó Hiroyuki "Seguro que él también hecha todo esto de menos"

"¿Y por qué no se lo has propuesto?"

"Pues porque tiene que trabajar, y porque me parece que a mi madre no le gustaría…"

De pronto deseó no haber dicho aquello; era cierto que su madre era uno de los motivos por los que había tenido que mudarse, pero no quería hacerla ver como la única culpable, él podría haber contactado con ellos más a menudo.

"Los padres pueden ser un poco aguafiestas a veces. Mi padre siempre está diciéndome que todo esto de la natación es una pérdida de tiempo"

"¿Natación?"

"Es cierto, no te lo he contado. Empecé en el Instituto, quería hacer algún deporte que me ayudara con mi desarrollo, y encontré ese. Lo cierto es que me gusta bastante, y me ayudó a estar en forma ¿De dónde crees que vienen mis músculos?"

Y dicho esto sacó bola.

"¿No quieres tocar, Hiroyuki?

Ambos continuaron charlando hasta que se hizo la hora de cenar y tuvieron que despedirse.


Torahiko era un buen personaje, pero él nunca llegó a tener ruta en el juego, por eso decidí darle algo más de importancia en este fanfic.

Hasta aquí el primer capítulo. Son muchos días, así que en función del tiempo que tenga trataré de escribir más de uno por capítulo.