Descargo de responsabilidad: Akatsuki no Yona pertenece a la maravillosa Kusanagi Mizuho.


MAZUI

—¡Así no, Bestia del Trueno, lo vas a quemar! —exclamó Yoon.

Hak no le hizo caso y siguió removiendo el caldero con el caldo de pollo.

—Se está espesando mucho, se te pegará el arroz —comentó Yoon irritado.

Hak continuó ignorándolo.

—¡Has puesto demasiada sal! —gritó Yoon—. ¡Quedará asqueroso!

Hak solo sonrió.

Los dragones asistían callados al evento, arrugando la nariz ante el olor del potingue cocinado. Incluso Zeno, con su apetito insaciable, hizo lo mismo… La comida de Yoon era mil veces mejor…

Finalmente, cuando Hak se dio por satisfecho, retiró el caldero del fuego y sirvió una ración del mejunje resultante en un cuenco.

Observado por todos, se puso de pie y caminó el breve trecho que le separaba de la tienda de Yona. Levantó la lona y unos sonoros achís y achuás en rápida sucesión salieron de dentro.

—No tengo apetito, Hak… —se le escuchó decir a Yona.

—Debes comer, princesa —dijo Hak.

—Pero… —protestó ella.

—Hazlo —le ordenó él.

Y Yona debió hacer lo que Hak tan amablemente le pidió porque un minuto después se escucha un grito escandaloso por todo el campamento.

—¡PUAG! ¡PUAG! —el pobre Ao pegó un brinco y fue a esconderse dentro de la piel de Shin-Ah. Yona seguía gritando—. ¡ES HORRIBLE! ¡ASQUEROSO! —y justo cuando Yoon entró para rescatar a Yona del brebaje infecto de Hak, la encontró con los ojos arrasados por las lágrimas y una arrobada expresión de felicidad en el rostro—. ¡GRACIAS! ¡MUCHAS GRACIAS!

Yona se lo comió todo. No dejó ni un grano de arroz. Los chicos aguantaron todo lo que pudieron pero la curiosidad al final les pudo más.

—Señorita… —dice Zeno—. Si tan horrible está, ¿por qué te has comido lo que el señor ha cocinado?

Ella sonrió, con los ojos nublados por la añoranza y la nostalgia.

—Es igual que el caldo que me preparaba mi padre. Cuando estaba enferma, mi padre lo cocinaba con amor y cariño, solo pensando en mí y en que me mejorara pronto…

Y en ese momento Yoon y los dragones tuvieron la certeza de Hak lo había preparado exactamente de la misma manera.

Con todo su amor.