Este fic participa en el reto "Viñetas de emociones" para el foro En una tierra mítica y en una época mágica.

Disclaimer: Nada que se reconozca me pertenece, pertenece a la serie Merlín de la BBC.


1. DUDA

—Isolda, te lo he dicho ya veinte veces: deberías quitarte esa ridícula idea de la cabeza. No puedes hacerlo.

—¿Y por qué no, Zinna? —preguntó la aludida a su hermana con una pícara sonrisa en su hermoso rostro.

—¡Porque no es más que un mendigo o un ladrón! Tú misma me lo dijiste —le recordó Zinna, que al ser la mayor de las dos siempre era la voz de la razón en todas las discusiones.

—Tal vez sea así —cedió la joven muchacha mientras metía en un zurrón todo lo que necesitaría, imaginando todas las aventuras que experimentaría al fugarse con aquel extraño—. ¡Pero tú no viste sus ojos, cómo me miró!

Todo había sucedido muy rápido. Esa misma tarde había ido a la plaza del mercado para contemplar los puestos y los tesoros que allí se vendían. Sin saber exactamente por qué, alzó la cabeza en el momento correcto, en la dirección adecuada, para encontrárselo a él. Sus miradas se cruzaron durante un fugaz segundo, pero fue suficiente para que toda su vida cobrara sentido de golpe. Al instante siguiente, Isolda le perdió de vista, por lo que buscó frenéticamente por toda la plaza.

Ni siquiera entendía de dónde provenía aquella necesidad de volver a verle, pero no parecía tan importante comprenderlo. Cuando, con el corazón en un puño, había renunciado a encontrarle, él se acercó por su espalda con suavidad, le susurró una promesa al oído y volvió a desaparecer. Así consiguió una última mirada, una sonrisa, un nombre y una cita para esa misma noche.

Isolda echó a correr en dirección a su gran casa para preparar su bolsa, subió las escaleras con la felicidad de una persona que se sabía enamorada y buscó a su querida hermana para contarle lo que acababa de suceder: había encontrado finalmente su destino. Pero la alegría de su hermana menor no era motivo suficiente para que Zinna no recelara de aquella situación.

Todo parecía salido de una de esas historias que su madre solía leerles a las dos de pequeñas: un flechazo instantáneo entre dos enamorados que vivirían felices eternamente. Isolda siempre había adorado esos cuentos, por el amor, sí, pero también por la aventura. Zinna sabía bien que su hermana soñaba con que ella misma algún día se echaría a los caminos para vivir como sus heroínas. Pero también sabía que eso no era lo que ella querría de verdad para su futuro, aunque todavía no lo supiera; ya se lo haría ella ver.

—Cariño —dijo mientras se acercaba a Isolda como en señal de paz—, sé que ahora te parece muy buena idea. Pero ni siquiera sabes quién es él, ni si en verdad desea lo mejor para ti.

—Sí sé quien es —afirmó con testarudez, para evitar que su hermana viera cómo con sus palabras le provocaban pequeñas (minúsculas) dudas—. Se llama Tristán, y es la persona con la que siempre he estado destinada a estar.

Zinna suspiró exasperada, pero no se iba a rendir tan fácilmente.

—Sé que llevas toda tu vida deseando escapar de aquí. ¡Pero eso es porque tú no sabes lo que hay ahí fuera! —"¡Eso es lo que quiero descubrir!" pensó Isolda—. Madre te metió aquellas ridículas ideas en la cabeza: ¡mujeres en los bosques viviendo aventuras como simples bandidos! —resopló como si encontrara aquella idea realmente grotesca.

Los ojos de Isolda se iluminaron al pensar que esa vida era posible, Tristán le había prometido todo aquello, juntos vivirían mil experiencias inolvidables. Zinna se dio cuenta de que se estaba equivocando y que tenía que cambiar de táctica.

—Aún cuando él no te deseara ningún mal, pasarías hambre y frío y cada noche soñarías con volver a tu cómoda cama —Isolda estaba convencida de que eso no ocurriría, ella era una mujer fuerte—. Le romperías el corazón a padre —soltó Zinna viendo su última oportunidad.

Y surtió efecto. Isolda se sorprendió al ver cómo su hermana había encontrado la única cosa que realmente le podría hacer dudar. Fue a su casa convencida de que iba a hacer lo correcto fugándose con un hombre al que acababa de conocer, por extraño que pareciese, y pensando que nada le haría cambiar de idea. Pero su hermana había conseguido sembrar la duda en su corazón.

—Además, ¡estás prometida! Pince es muy rico y podrá darte una buena vida; nunca necesitarás nada.

—Como si eso me importara... Yo no le amo. Ni él a mí, solo me quiere como un trofeo más para impresionar a sus amigos, como si solo fuera otro de sus perros de caza —dijo distraída, pues realmente no le estaba prestando atención.

Oía a su hermana continuar hablando, pero no entendía las palabras. ¿Qué debía hacer? ¿Acaso no era su responsabilidad como hija permanecer al lado de su padre y obedecer sus deseos? Ella le quería mucho, desde que su madre falleció había sido todo lo que le quedaba, pero en ese momento había encontrado a alguien más. ¿Era tan egoísta por desear vivir su vida? ¿Querer ser feliz junto a aquel amor que acababa de descubrir?

"No", decidió. Había encontrado su camino y, más importante, a la persona con la que ansiaba recorrerlo. No se perdonaría nunca dejarlo escapar, sabía que nunca sería feliz si se quedaba; sería duro decir adiós, pero era lo mejor.

Sonriendo besó a su hermana en la mejilla expresándole cuánto le importaba y Zinna calló, comprendiendo que Isolda había tomado su decisión. La adoraba demasiado como para querer que su último recuerdo fuera de tristeza por lo que la abrazó deseándole lo mejor, aunque le dolía. Isolda abandonó la habitación en busca de su padre. "Él también me perdonará", se decía para conseguir fuerzas.

Pero ya no tenía ninguna duda, le había elegido a él y sabía que no se arrepentiría; solo tenía que escuchar a su corazón latir con alegría prometiéndole un nuevo futuro que se aproximaba lleno de felicidad pero también con algunas penas; el inicio de una leyenda.


Pfff... No sé ni cómo ha quedado. Tenía muy pocas palabras y he tenido que borrar muchas frases =S Por cierto, el texto (sin disclaimers ni títulos) tiene exactamente 1000 palabras (apurando).

No he podido profundizar en lo que sintió cuando vio a Tristán, pero espero que se entienda que es un amor ÉPICO y no un encaprichamiento... jeje (no sé si ha quedado claro)

Solo sé que me he quedado con muchas ganas de profundizar en el instante en que se conocieron, así que posiblemente escriba un one-shoot... XD

Pero bueno, lo importante de este capítulo era la duda, así que espero que eso ya esté cumplido.

Saludos - Selenia.