Bella POV

¡Apura el paso, idiota! Me ordené a mí misma. Iba de camino hacia la casa de Charlie Swan, mi padre, que celebraba el primer aniversario de casado con su esposa Sue. Y os preguntareis quien soy yo en esta historia. Soy Isabella Swan, hija de un matrimonio prematuro y alocado entre Charlie Swan y Reneé Dywer, los cuales se divorciaron a los pocos meses de haber nacido yo. Mi madre me llevó con ella a Florida, pero hace dos años vine a vivir con mi padre ya que mi madre acababa de casarse con Phil, a si que decidí dejarles espacio para que celebraran su luna de miel y vine a vivir con Charlie a Forks y ya llevo aquí unos dos años.

Volvamos al presente. Llegué al punto donde había quedado con mi mejor amiga Rose y su marido Emmett para ir a la cena pero allí no había nadie. Genial pensé, ahora encima llegaremos más tarde todavía. Bueno, como no hay mal que por bien no venga, seguiré con la historia de mi vida. Conocí a Rosalie en el colegio y a partir de ahí fuimos inseparables. Ella y yo somos dos polos opuestos: ella es rubia, ojos azules, cuerpo 10, apasionada de la moda y las fiestas. En el otro polo me encuentro yo: pelo castaño, ojos marrones, dos pies izquierdos, amante de los libros, la literatura y quedarse hasta el amanecer con un buen libro entre las manos. Rosalie, en una de sus alocadas fiestas, fue a Las Vegas y al día siguiente apareció en Forks con Emmett y encima casada, y ya llevan 2 años de feliz matrimonio.

Sentí un claxon e inmediatamente me acerqué a ellos. Los dos me miraban con sonrisas amplias… Mejor no pensar qué estaban haciendo para llegar tarde me recomendé.

¡Ya era hora! me quejé infantilmente.

Venga ya enana – Emmett se rió – solo vamos 5 minutos retrasados, no te alteres.

Asentí débilmente y continuamos el trayecto hasta la casa de mi padre y su mujer. Al poco de haber comenzado a viajar hacia allí, Rose me sacó de mi ensimismamiento.

Eh, Bella… ¿Te importa si viene con nosotros un viejo amigo de Emmett? Preguntó la rubia suavemente

¿Jasper? ¿No estaba de quinta (sí, quinta, literalmente) luna de miel con Alice?

Rose bufó exasperada, como si lo que acabara de preguntarme fuera lo más obvio del mundo.

No Bella. El chico del que te hablo se llama Edward Cullen, Emmett lo conoció cuando estuvo en el ejército y ha venido a vernos. Tu padre está informado de su asistencia. Tranquila.

Solté una especie de llanto/queja entre dientes antes de contestar a Rose.

Rosalie… ¿Quieres dejar de intentar emparejarme con todo ser que tenga un pene entre las piernas?

Emmett comezó a reir a carcajada limpia y yo me ruboricé al máximo. Rosalie me miró alzando una ceja.

Venga, Bella, confía en mí. Solo será una cena. Intenta ser amable y punto, no hay más discusión.

En este punto de la conversación, yo había cruzado los brazos y estaba enfurruñada y Emmett seguía riendo a carcajada limpia. Me dediqué a mirar por la ventana hasta que el flamante jeep de Emmett se detuvo frente a una casa que más bien parecía una mansión. Volví a la realidad cuando oí cerrarse la puerta del coche y me giré a ver quién era ese tal Edward amigo de Emmett.

Lo que no esperaba era encontrarme con semejante dios griego. Me dediqué a mirarle de arriba abajo sin ningún pudor… Ojos verdes, pelo cobrizo rebelde, piel pálida, cuerpo no muy musculoso pero tampoco muy delgado. Un pastelito declaró mi yo interno.

Edward me sacó de mi ensimismamiento carraspeando, alzando una perfecta ceja y con una de esas sonrisas que mandan tus bragas al suelo… Al volver a la realidad me di cuenta que mantenía su brazo extendido hacia mí, esperando mi saludo. Alargué mi brazo y apreté su mano.

Bella Swan, un placer.

Edward Cullen, debo decir que el placer es mío dijo guiñándome un ojo.

Ay Dios, qué buena cena me espera en casa de Charlie y Sue.