Hola a todos, espero que se encuentren bien, bueno, este es mi primer fic sobre esta pareja, una idea que surgió en mi loca cabeza, Jiraiya, es, en lo personal mi personaje favorito, y lloré cuando Kishimoto decidió darle cuello :'(.

Espero que sea de su agrado, y gracias adelantadas, por pasarse a leer.

Ningún personaje me pertenece y no gano nada al escribir.

Sin más, ¡A leer!

1.- Regreso a Konoha.

Parecía que fue ayer cuando se marcharon. Le parecía poco el tiempo que había entrenado, y, aunque, sus habilidades habían mejorado, para él no seguían siendo suficiente, tenía que ser más fuerte si quería traer a Sasuke de vuelta. Sin embargo, Naruto no era consciente de sus avances, había cambiado en ese tiempo, quedaban pocos rastros del niño que era, había crecido mucho, y su ropa había quedado destrozada por el entrenamiento, cambiando su atuendo. Y, aunque él seguía diciendo, que era el mismo, su sensei daba por hecho que no era así, aún conservaba sus sueños, pero empezaba a madurar y ese era un paso importante para lograr sus objetivos, indudablemente se había vuelto más fuerte, y más sabio, lo observó durante esos dos años, y le trajo nostalgia, se veía reflejado en él, igual de imprudente y necio, y, aunque no lo admitiera delante del chico, estaba orgulloso de poder entrenar al legado del cuarto Hokage, le había cogido un cariño especial, incluso le gustaba alardear de él, diciendo que era su nieto, estaba seguro que era el chico de la profecía, aquel por el cual eligió partir de su lugar natal y viajar, nunca pensó que lo encontraría en esa villa, más aún cuando, estando lejos, había escuchado que era una desgracia para los ninja. Aún recordaba cuando lo conoció, y comprobó, que había algo de cierto en los rumores que había escuchado, pero, él mismo sabía que sólo era un carbón que necesitaba ser pulido, al igual que él.

Ya habían pasado 2 años y era tiempo de regresar, pues, a pesar de estar entrenando, seguía sus investigaciones, y el peligro era inminente, Akatsuki se estaba movilizando, y tenía que protegerlo, sin embargo, no era su único motivo, para regresar a la aldea, tenía muchos, la mayoría responsabilidades para proteger Konoha, pero, había otra, y ese era el motivo por el cual frecuentaba aún más la aldea, desde que Tsunade fue nombrada la Quinta Hokage, Jiraiya se había vuelto su consejero, pero, para él se había vuelto el pretexto perfecto para disfrutar de su compañía. Nunca pudo conseguir una oportunidad, así que se había resignado a amarla en silencio, disfrutando de su compañía, y admirandola en las sombras, era duro, pero, prefería eso, a perderla.

Habían caminado por más de 1 semana, hasta que vislumbraron la entrada de la aldea, tal vez esa era la única parte que no había cambiado, las enormes puertas verdes, abiertas de par en par, y lo primero que se distinguía era el monte Kage, las caras de los shinobis que, cada uno en su tiempo habían protegido la aldea, una cara nueva aparecía, Tsunade, seguramente había hecho el pedido durante su ausencia, lo cual sólo hizo que Naruto sonriera.

-Así que la abuela por fin hizo que su rostro quedara para la posteridad-Naruto reía, los nervios y la gracia se habían mezclado - Me preguntó si seguirá siendo la misma gruñona.

- No lo dudes, lleva más de 50 años así, no creerás que dos años de ausencia servirán para aplacar la bestia que vive en ella - decía el Sannin mientras caminaban al módulo de la entrada - Es como tu amiga, ¿Crees que ella ha cambiado?

- No, no lo creo, aunque estoy ansioso de ver a Sakura.

Se plantaron enfrente del módulo principal, donde estaban dos jounin durmiendo, era muy temprano para el comercio, así que los ninjas decidieron descansar un poco, acurrucados sobre la mesa, hasta que una campanilla los despertó, haciendo que brincaran del susto, y se cayeran estrepitosamente de sus asientos.

-¿No hay mucha acción últimamente verdad? - Jiraiya había sonado la campanilla, un poco molesto por el descuido de los jounin encargados de la vigilancia.

- Jiraiya-sama - Dijo nervioso uno de los ninja - Bienvenido - después se dirigió a su acompañante y sonrió - Naruto, por fin a acabado tu entrenamiento.

- Sí, aún falta mucho por entrenar, pero estaba ansioso por regresar - los jounin notaron cambios en Naruto, hicieron la revisión correspondiente y les desearon un buen día a ambos.

Ambos ninjas continuaron con su camino. La aldea no había cambiado, todo estaba como lo recordaban, el sol se alzaba sobre el monte Kage, y empezaba a iluminar la villa, los aldeanos salían a apertura sus negocios o a hacer sus actividades cotidianas, algunos los miraban, y se sorprendieron de lo mucho que había cambiado Naruto, pequeños saludos y cuchicheos acompañaron el camino hasta la entrada del edificio del Hokage.

-Naruto - Jiraiya observó la imponente construcción - Necesitó avisar a Tsunade de nuestro regreso, no es necesario que me acompañes, ve a tu casa, descansa, aún falta que muestres los resultados de tu entrenamiento - Naruto observó al sabio pervertido, y sólo asintió, desviándose de la entrada principal para tomar otro camino.

Por su parte el Sannin sonrió con nostalgia - El destino siempre se encarga de encontrarme contigo, qué le voy a hacer- suspiró y entró al edificio, la estancia era acogedora, vitrinas dejaban entrar los primeros rayos del sol, una mesa redonda en el centro, donde ocupaba lugar una atractiva mujer de cabellos castaños y piel de porcelana, ahogando su nerviosismo, camino hasta la recepción, donde la mujer, le dedicó una cálida sonrisa.

-Jiraiya-sama, es un gusto verle - dijo al tiempo que hacía una reverencia.

- Gracias, dime preciosa - dijo el ermitaño, dedicándole una sonrisa galante - Puedo tener una audiencia con la Hokage - La mujer, rió suavemente y le indicó las escaleras. Se despidió de la recepcionista y subió hacia su oficina, estaba cansado, y ligeramente acalorado, por el encuentro anterior, su debilidad, las mujeres, y aunque nunca tenía suerte, a menos que hubiera dinero de intermediario, le encantaba " investigar" un poco más, sonrió para sus adentros, y siguió su camino hasta pararse frente a una puerta de caoba, tocó suavemente y escuchó una voz de mujer alentándolo a entrar.

-Tsunade - dijo entrando - al parecer, tienes mucho trabajo para estar muy temprano en la oficina - La vio, y su corazón palpito, en medio de torres de papeles se encontraba el rostro ojeroso de aquella mujer, dos mechones dorados enmarcaban su rostro, y escasos rayos de sol, que entraban por las ventanas, pegaban en su cabellera, soltando destellos, haciéndola, para él, realmente hermosa, parecía que el único desorden era su escritorio, su cerdito, dormía plácidamente en un sillón acomodado en un rincón, y ella aunque cansada le dedicó una sonrisa.

- Mi trabajo nunca termina - dijo rompiendo el silencio - Las relaciones diplomáticas con las demás aldeas constituyen mucho papeleo - dijo suspirando - Supongo que Naruto esta en su casa.

- Sí - Jiraiya camino hasta sentarse en la orilla del escritorio - Está agotado por el viaje de regreso, pero se recupera rápido, es un Uzumaki después de todo.

- Kushina siempre tenía una fuerza vital extraordinaria, sin duda es su hijo - Tsunade se había estirado en su sillón y adoptado una posición más cómoda - Imaginó que su entrenamiento dió resultados favorables.

- Los verás en unos días, pero, sé que quedarás satisfecha - en su voz había un deje de orgullo - Siempre terminaba yo más agotado que él - dijo dedicándole la única sonrisa que sólo ella había visto, tan franca y sincera, que sin necesidad de palabras le hacía saber que estaba feliz de verla.

- Confió en ti - lo miró a los ojos, y, aunque sabía las intenciones de Jiraiya, y las múltiples veces que lo había rechazado, esa sonrisa hacía que el corazón le palpitara, después de todo, era lo único bueno que había sobrevivido con ella a un pasado lleno de tristeza, le correspondió su sonrisa haciendo que se ruborizara. Jiraiya estaba realmente emocionado, quería estar más cerca de ella, pero los ecos de unos pasos rompieron la ilusión, acompañado de la entrada de Shizune que, se sorprendió un poco al verlos.

-Tsunade-sama, Jiraiya-sama, lamento interrumpir, la reunión con los sabios comenzará en 30 minutos - Tsunade suspiró cansinamente y le dió las gracias, Shizune hizo una reverencia y salió de la habitación dejándolos nuevamente solos.

- Son un lío esos ancianos - dijo un poco decepcionado.

- Sí - suspiro - no entiendo como mi abuelo confió en ellos - se levantó y tomó su chaqueta y se dispuso a la ir a la sala de reunión - al mal paso, darle prisa - el Sannin sólo asintió y la vio marcharse, con el ánimo algo desinflado abrió la ventana y se dispuso a marcharse también, estaba enamorado, a su edad, ridículamente estaba enamorado, suspiro cansado y en un parpadeo desapareció, ya habrá tiempo de verle de nuevo, aunque sólo él suspire por ella.