The Sharpest Lives

The Sharpest Lives

- Frank-

Nunca olvidaré la primera vez que te vi, cruzaste aquella puerta metálica y fue como si todo el lugar se iluminará, me quede estático, micrófono en mano, mirándote como un idiota mientras los demás chicos continuaban tocando aquella pésima canción que tanto odiaba, tú solo te limitaste a devolverme la mirada, supongo que transcurrieron algunos minutos porque de pronto sentí un golpe en la cabeza de parte de alguno de mis compañeros de banda.

- No te distraigas Iero y sigue cantando, debemos desocupar el estudio en una hora.- con esas simples palabras me saco de aquel estado de aturdimiento, sacudí un poco la cabeza intentando despejar mi mente para concentrarme, pero fue inevitable posar mi vista nuevamente en aquel extraño, que ahora me sonreía. Me sentí molesto… acaso el tipo ese se estaba burlando?, quien rayos era y por que estaba en el estudio si este se encontraba reservado para Pencey Prep?, una terrible incomodidad se hizo presente, respire profundo, cerré mis ojos y solo me limite a darle vida a esa letra absurda que para mi carecía de sentido, para cuando terminamos voltee con la esperanza de verlo nuevamente e interrogarlo, pero como si se hubiese tratado de una ilusión, el lugar se encontraba vació, tal como yo mismo me sentía en aquel momento.

Cuanto tiempo había pasado? En un momento tan intenso como el actual resulta difícil saberlo, las cosas solo pasan, los días, meses y años transcurren sin que quiera darme cuenta, ahora todo es tan diferente, asusta…

- Este lugar si que esta oscuro -mucho mas de lo que recordaba- A tientas buscó el reloj despertador y al encontrarlo maldijo algunas veces. La noche Anterior había salido con los chicos, como ya era costumbre, no recordaba del todo pero seguramente había sido lo mismo de siempre, beber tanto como pudieran en aquella casa rodante en la que se trasladaban, luego salir a conseguir algo de polvo, con la euforia que los inundaba buscar algún lugar con buen ambiente del cual probablemente los correrían por causar desorden o comenzar alguna pelea, luego bajar de la nube y estrellarse contra la realidad, siempre que eso pasaba el mas afectado resultaba ser Gerard, lo que resultaba bastante obvio, era quien mas bebía, quien mas se drogaba, el que comenzaba los problemas y a quien debían rescatar cada noche y llevar semi-inconsciente a casa, para algunas veces velar su sueño por miedo a que se ahogara en su propio vomito.

Y ahí estaba el, siendo victima de una maldita resaca, la que de seguro le acompañaría por el resto del día…

- La próxima vez no te seguiré Gee…- se prometió a si mismo en voz alta, esperando que esta vez su fuerza de voluntad le permitiera cumplir. Se levanto y descalzo camino hacia el cuarto de baño, lavo su cara y sus dientes intentando en vano mejorar su aspecto.- al diablo!- agradeció profundamente que el día de hoy solo tuvieran ensayo, si hubieran quedado para alguna entrevista Brian los habría matado, sonrió al pensar en aquella escalofriante posibilidad.- ya basta de tonterías.- le hablo a su otro yo frente al espejo, debía apresurarse si no quería que el sermón de su representante se extendiera demasiado, prefería cederle el papel de victima a Gerard, después de todo él era bueno no escuchando.

Sin perder mas tiempo se metió a la regadera para tomar un baño rápido, agua fría, realmente la necesitaba. Una vez fuera tomo lo primero que encontró, se vistió y salio rumbo a la casa de Gerard, a aquel sótano en el que solían practicar.

Extrañamente el camino se le hizo corto, miro la entrada principal y no observo ni el más mínimo movimiento, mejor, así no tendría que hablar con nadie, ni disimular el horrible dolor de cabeza que tenia. Golpeo un par de veces pero nadie contesto, volvió a llamar pero nuevamente no hubo respuesta, miro su reloj y pasaban de las 12, se supone que llegaba tarde, donde demonios estaban todos?, cogio el celular y llamo Ray, por suerte este no tardo en responder.

- si diga? – una voz jovial se escucho del otro lado

- donde rayos están todos?- se apresuro a preguntar

- buenas Frank, estoy bien gracias por preguntar.- soltó de forma irónica mostrándole lo mal educado que había sido.

- Muy gracioso, ahora se bueno y dile a frankie donde demonios se metió todo el mundo.- uso el tono mas meloso que pudo y en respuesta solo recibió risas. Sintió ganas de lanzar el celular lejos.

- Supongo que no te acuerdas de mucho de lo que ayer paso…- adivinando la respuesta prosiguió sin darle tiempo a interrumpir.- ayer mientras intentábamos salvar a Gerard de la golpiza que querían darle esos tipos, alguien llamo a la policía, la gente se disperso, como te sentías mal partiste directo a tu departamento y yo fui a dejar a Gerard a su casa, pero entre todo el revuelo desaparecieron Mickey y Bob, Brian los encontró en la estación de policía, se enojo tanto que nos dio algunos días para que nos recuperáramos.

Escuchando el relato de su amigo la historia se ordenaba en su mente. Esta vez la pelea había pasado a mayores, si no hubieran intervenido, en vez de terminar en una celda Brian habría tenido que visitarlos en el hospital.

- genial, unas vacaciones imprevistas no me vienen mal, además…

- tienes resaca – termino de completar la frase.

- No se como diablos lo haces, pero a veces asustas Ray.- al fin sonrió

- Todos me lo dicen… hey fank! ya que estas en casa de Gerard podrías echarle un vistazo, me dejo algo preocupado, cuando lo deje en casa no se veía nada bien.

- Si, descuida, yo me hago cargo esta vez, bye. – colgó. Observo alrededor y suspiro intentando hacerse a la idea de que pasaría mucho tiempo allí, suspiro profundamente y volvió a golpear la puerta con más fuerza. Un toque, dos toques, un tercero, nadie habría. Afuera hacia frío y no estaba dispuesto a esperar más, utilizo aquel viejo truco que el mismo dueño de casa le había enseñado en algún momento que tampoco lograba recordar.

Al cruzar el portal se encontró con algo que no esperaba, desafortunadamente para el aquel punzante dolor de cabeza se agudizo, a pesar de lo oscuro que estaba recorrió con la vista el lugar.

- el huracán Gee ataco de nuevo. – cerro los ojos como si eso realmente sirviera de algo. – Será un largo día.- se lamento consternado, dejo a Pansy sobre la cama y fue directo al baño donde seguramente se encontraba el responsable de aquel monumental desorden, no se molesto en llamarlo, iría directo a regañarlo, en su cabeza ordenaba las frases a decir cuando se choco con una escena que ni en sus peores pensamientos espero presenciar.

Se quedo estático frente al umbral, la blanca tina convertida en cascada y por ella escurriendo un suave líquido rosáceo, sangre y agua combinadas tiñendo el lugar, en el piso aquellas hojas de color plateado, sus fieles compañeras, a las que guardaba celosamente en un bolsillo secreto de su billetera. Dentro de aquella cama de loza el cuerpo -aun más - pálido del chico con el que hace algunas horas había estado disfrutando de aquel cóctel de alcohol y pastillas, su negro cabello revuelto, vestía las mismas ropas del día anterior, tenía los ojos cerrados y una inexplicable expresión de tranquilidad, mientras de sus muñecas aun escurrían brillantes gotas color rubí.

Parpadeo incrédulo, si esa era una pesadilla, rogaba por que alguien lo despertará...