Hola a todos! Una nueva historia , de antemano les agradezco, y espero que les guste esta nueva entrega, si más que decirles, los dejo con el escrito.
Capítulo 1:
"Más que excusas"
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Los años habían pasado en vano, su corazón se había quedado detenido hace seis años.
La vida en la ciudad era diferente; aún sin eso, todo se sentía diferente….TODO.
Su vida…
Si se pudiera llamar así a lo que tenía, era una rutina repetitiva día tras día, lo único que lo había hecho sentir diferente cuando era más joven ahora lo hacía sentir uno más del montón.
Al final del día, interiormente seguía sintiéndose en casi todos los sentidos como el Ranma de dieciocho, en el fondo era lo único que deseaba…seguir reviviendo esa época.
Pero a pesar de todo, los años habían pasado y habían causado un efecto relevante en él, bien podía seguir siendo atractivo para las mujeres, y tener un cuerpo que básicamente era mantenido por una serie de ejercicios realizados en dos horas incluidas en su rutina, antes de ir a la oficina, pero otra vez…eso no le hacía sentir mejor consigo mismo.
Estaba estancado, y se sentía como un mediocre. Trabajaba para sobrevivir, pero no disfrutaba de nada. La subsistencia era la única ley que lo mantenía de pie; eso y que tenía una madre a la cual amar y proteger.
Pero todo había pasado demasiado rápido, y jamás se había dado cuenta de la velocidad en cuestión, hasta cuando había encontrado en el fondo del armario, una foto vieja, del tiempo cuando sus sonrisas eran verdaderas y podía llegar a pensar que iba a ser el hombre más fuerte del mundo, el tiempo cuando era ella la que lo impulsaba a conseguir cosas inalcanzables para los demás. Sólo ella era capaz de hacerle sentir con vida.
Su vida era patética y carecía de sentido, nada lo tenía. El trabajo lo mantenía despierto, y el cansancio dormido. Las comidas le sabían a nada, y el ejercicio era solo un método de desfogue, que no llegaba a ser jamás las artes marciales que practicaba seis años antes.
Trataba de encontrarle la diversión a la vida, y básicamente esa era la respuesta del porque estaba sentado como un autómata ahora mismo en el karaoke con sus compañeros del trabajo.
—…pero Saotome, el sí es un grande, prácticamente vive su vida detrás del escritorio, personas como él llegan lejos—decía un hablador más, de esos que se le pegaban como lapas pensando que conseguirían algo bueno siendo sus amigos…una cosa era clara, Ranma Saotome tenía compañeros, no amigos.
—Lo que quiere decir que no tienes tiempo para salir con mujeres ¿verdad? ¿no tienes novia? —le coqueteaba esa chica…¿Cómo se llamaba? Mei, claro…la que le ofrecía el café los miércoles y usaba esos prominentes escotes para provocarle algo.
Y ese algo era… indiferencia total.
En ciertos momentos esa cuestión le preocupaba; jamás le había vuelto a interesar chica alguna desde que había abandonado Nerima; había intentado pensar en una chica en particular por más de una semana, pero hasta ahí iba su aguante, y regresaba a la chica del cabello azul…pensó que tal vez le sería más fácil si ponía la vista en chicas de condición parecida a la de ella, otra vez…nada funcionó.
Ninguna era como ella, ninguna peleaba como ella, ninguna se enojaba como ella, ninguna sonreía como ella, en general ninguna le hacía sentir ni lo más cercano a lo que ella le había hecho sentir, y todas se convertían en más que rostros desdibujados para Ranma.
A su edad, se le consideraba un hombre, uno que debía haber tenido al menos una relación en su vida, de la cual poder contar, y lo único que había tenido era ESO…con ella, lo más cercano a lo que podía llamar así.
—Para Saotome lo único que existe es el trabajo, todo lo demás es irrelevante—intervino otro de sus amigos.
—Ahhh, pero no olvidemos que fue un campeón en artes marciales, realmente nunca lo he visto en vivo y directo, pero dicen que era uno de los mejores, ¿cierto?—le inquirió a Ranma con la mirada, pero alguien más lo salvó de responder.
—Dirás que es, una vez que ganas un título es para toda la vida, además no hables en pasado que está aquí sentado con nosotros—hicieron una pausa, y el pelinegro pensó que habían apaciguado su curiosidad sobre su vida personal, sin embargo…
— ¿Todavía las practicas, Ranma-chan?—de inmediato negó con la cabeza a Mei.
—Dejé esas cosas hace mucho tiempo— respondió cortamente, como todo lo que decía en esos años. Claro, corto, conciso y preciso.
No más niño tonto que le daba vuelta a los asuntos y las palabras.
Este Ranma, que ya ni siquiera era él, le había dejado de importar su antigua identidad.
—Es una pena. Con las ganas que tenía de verte—suspiró Mei, como siempre sentada a su lado.
Una, dos, tres, cuatro o cinco copas…daban lo mismo, ni siquiera con alcohol podía verla como un gusto pasajero.
—Bueno Ranma tendrá sus razones—decía el que mejor le caía del grupo. Hentaro siempre hablaba con propiedad, y no le hacía preguntas impropias, siempre respetaba su privacidad, y le había ayudado cuando había entrado en la empresa; además que era un hombre bueno de mediana edad, en el que se podía confiar y al que podría atreverse a considerar más que un compañero.
—Si Saotome hubiera querido, podría haber abierto su propio dojo—habló el deslenguado del grupo; por supuesto, pensaba Ranma, que él debía ser ese sujeto, pero había dejado de discutir, y lanzar improperios si se sentía contrariado por alguien más—es decir…—carraspeó el muchacho que le hacía recordar a su yo de años atrás, mientras todos le miraban atento—…aún podrías si quisieras.
—Lo pensaré—dijo con una sonrisa falsa en la boca, y alzando su copa apresurada.
"Las artes marciales simplemente dejaron de significar algo para mí"—se respondió a si mismo mentalmente, mientras se atragantaba con la bebida.
— ¡Un brindis por mejores tiempos!—brindaban sus compañeros alrededor de él.
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Una hora después salía del pequeño bar a su departamento de soltero. Miró su reloj de mano
"Doce y siete"—leyó en su mente.
A pesar de intentarlo algunas pocas veces, nunca llegaba a emborracharse, siendo una de las cosas que más detestaba y se obligaba a hacer para mitigar su ansiedad. Había escuchado que ayudaba a olvidar…también que mataba las neuronas, tal vez esa era la conexión, hacer que murieran las malditas que tenían grabada a fuego en su mente a la peliazul.
Otra vez pensaba estupideces…
Caminar pensativo con las manos en los bolsillos se le había hecho una costumbre, tantos años en soledad, le habían hecho adquirir la costumbre de crearse conversaciones, a veces consigo mismo, a veces con ella…esas eran la conversaciones que más le gustaban, cuando ella le decía cosas lindas, cuando le sonreía o cuando le demostraba su mal carácter, pero todos y cada uno…solo eran alucinaciones creadas por su desesperación y aislamiento.
Se rio de sí mismo con sorna, pero si estaba seguro de que no estaba borracho, tal vez loco…sin embargo se sintió mareado de repente, su vista se volvió borrosa, sus pensamientos sin coordinación, y su corazón desbocado. Era ella. Era Tendo.
Se obligó a seguir de largo, no valía la pena mirar algo que no podía tener, miró a otro lado…ni soñar con algo que jamás podría tocar, pensó en otra cosa…!Maldita sea¡… apresuró el paso, pero de nuevo algo pasaba…era ella quien lo llamaba, no era una ilusión.
— ¡Ranma!…¡Hey, Ranma!—corría ella hacia él, debía estar tan hermosa como cuando tenía dieciocho en ese entonces.
— ¿No piensas decirme ni un hola por los viejos tiempos?—le preguntó media agitada, su voz sonaba a una sonrisa, y aunque no pudiera haberla visto, a Ranma le llegó hasta el alma.
Se quedó quieto, sin saber cómo reaccionar, un pie adelante y otro atrás. No volteó, pero tampoco avanzó, solo se quedó como todo el tiempo que había vivido sin ella… detenido.
Ella se acercó hasta tocarle el antebrazo con delicadeza.
—Hey, no somos extraños—le estaba hablando como si nada hubiera pasado entre ellos…como sino…— a no ser que ahora no puedas hablar porque un gato te comió la lengua, lo cual sería muy lógico, por tu INCAPACIDAD para detenerlos—bromeó para hacerlo reaccionar y lo había logrado…
Había logrado que él le diera la cara, era el vivo retrato de su recuerdo, más maduro y asentado, igual de guapo, pero de todos modos el mismo que ella…
—Yo no…— se detuvo en seco, se había sonrojado como cuando trataba de decirle algo lindo, sin embargo esta vez se trataba de un simple saludo, y ni eso le salía de la garganta
—Hola…Akane—ella le sonrió con candidez como si nada hubiera pasado, como si todo fuera igual, con esa condenada sonrisa que lo tenía esclavizado.
—Yo…—lo miró otra vez, sus ojos azules grisáceos…los mismos—pensé que no te volvería a ver…—tantas noches de ansias pensándolo, tantos años pensando que le diría si por casualidad se lo encontraba, tanta practica que a la hora real no le había servido para nada; era complicado tratar de hablar con él—…menos aquí. —le confesó y eso parecía haber hincado un poquito en Ranma.
— ¿Pensaste que me quedaría en Nerima para siempre? —dijo más molesto de lo que había querido que ella notara. Todo el amor que sentía, todo el resentimiento por los años sin ella, todo se juntaba en aquel momento, a punto de querer explotarle en la boca, todo lo que había aprendido a no hacer; se había ido al caño. Para su suerte, antes que pasara, ella cambió de mirada, ahora era triste y serena, una de lamentación.
—No, yo…no es así, yo...es que nunca imaginé a un Ranma así como el que está parado aquí al frente de mí—movió sus manos con nerviosismo, tratando de aclararle las cosas. Sin embargo para Ranma era diferente, tal vez era pena oculta detrás de lamento, porque no era ni la mitad de sus ambiciones que cuando chico. La moderación y su actitud falsa desaparecieron por un momento…
— ¿Sigues teniendo la particularidad de cocinar terriblemente mal?—trató de apaciguar su impertinencia en un tono amistoso.
—Sabes que si—le sonrió a ojos cerrados con una voz casi infantil.
—Entonces, no has cambiado demasiado—luego se examinaron, comprendiendo mutuamente lo mucho que sus vidas habían cambiado, a pesar de conocerse ahora no sabían cómo tratarse; pasaron segundos que les parecieron eternos.
— ¿Quieres pasar? —dijo dubitativa y temerosa, la invitación había salido con naturalidad y por impulso de su boca—yo invito—inquirió, sin poder echarse atrás señalando el pequeño local de comida japonesa. Tal vez su boca sabía lo que hacía, tal vez necesitaran hablar de…lo que sea.
El asintió y la siguió dentro.
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—Vaya, ¿quién lo diría?, nosotros dos, tomando tragos…esto sí que es nuevo— diez minutos en los que ambos habían tratado de rellenar sus bocas para no tener que hablar. Ranma la observaba de forma seria, intentando transmitirle algo.
—¿Qué esperabas? Hemos crecido, con la edad nuestro paladar ha desarrollado el gusto por la bebida alcohólica—dijo Ranma de forma casual, dándole un sorbo a su sake.
—Yo…—miró a otro lado avergonzada—…realmente no le encuentro el gusto a esto—…solo es una excusa para…— susurró, se callaron.
Ranma se quedó mirándola por buen rato. Su dulce Akane, todavía tenía ese aire fresco de sus años anteriores, todavía lucía inocente, y ahora llevaba el cabello largo como cuando la había conocido…se preguntaba cómo había estado todos esos años…si tal vez habría conocido a alguien…
De pronto Ranma se percató de algo; Akane llevaba el uniforme de las azafatas.
—¿Tu trabajas aquí? ¿Cómo es posible? Pensé que tú…— se adelantó, haciendo suposiciones. Akane se sonrojó tremendamente, y él supo que debía haber cerrado la boca, en vez de sonar tan impresionado.
De repente se sintió mal, un pequeño dolor se instaló dentro de él. ¿Qué había pasado con el dojo? Era posible que sin el compromiso…ella, al igual que él…también…
—Ya, seguro me dirás no lo esperabas de mí, y luego empezaras a presumir de tu gran empleo—dijo ligeramente afligida, y en tono de reprimenda juguetona, quitándole importancia al asunto; Ranma sentía que se ahogaba.
—Si—dijo con ironía, mientras se desarmaba el nudo de la corbata—tengo un gran empleo y la mayor parte del tiempo, estoy…—sopesó como proseguir con su explicación—aburrido del papeleo sobre mi escritorio, así que no te engañes—se dirigió a ella desenfadado—no eres la única que tiene un empleo...así—puntualizó simplemente, sin querer llegar a ser ofensivo. Ella retiró su mirada un instante, tratando de pensar en una respuesta adecuada.
—Bueno, Ranma, es que verás…—trató de explicar, sin embargo Ranma la detuvo. Era lo mejor. Saber menos de ambos. No le servía de nada informarse sobre lo que había pasado en todo ese tiempo separados, cuando sabía que no podía involucrarse en su vida nuevamente. Era mejor así. Akane lo entendió.
—No tienes que explicarlo—dijo volviendo a ser el Ranma de periodo actual. El serio, frío, y distante. Akane suspiró inaudiblemente, y trató de levantar el ánimo a su charla.
—Te cortaste la trenza—dijo con mejor humor Akane. Ranma asintió condescendiente—se te ve diferente—trató de halagarlo sin que llegase a sonar como un halago en sí mismo.
Otra sonrisa más e iba a creer que le estaba coqueteando.
—Tenía que hacerlo, o hubiera estropeado el look empresarial—dijo tratando de calmar el ambiente, Akane sonrió a sus anchas.
La conversación siguió por unas incómodas, pero deseadas horas más, entre espacios, risas, recordando amigos y tocando temas sin una mínima importancia real, hasta que por voluntad propia habían decidido irse de allí.
Y a las tres de la mañana, ambos salían del bar tomados del brazo, sin estar ebrios, pero pareciéndolo, y se reían a carcajadas, mientras Akane le recordaba una de sus millones aventuras juntos.
—En ese momento, pensé que…podía explotar en risa por tu expresión, realmente no tenías la culpa, pero no me di cuenta hasta mucho después.
—Es cierto, nunca me creías, incluso si la verdad te golpeaba en la cara—de repente se detuvieron, sabían lo siguiente a pasar. Akane se sintió incomoda, no sabiendo como terminar todo. Ranma estaba de nuevo con la manos en los bolsillos.
—Eh…Ranma, realmente fue un gusto volver a verte—le dijo velozmente—yo…realmente quería encontrarte—le confesó bajito. Y Ranma lo entendió todo. Ella podría estar igual que él, sin embargo no se lo diría, a menos que…
—Akane—la llamó con intención, acercándose otra vez a ella, reteniéndola con la mirada.
—Sé que es estúpido, ¿verdad?—explicaba Akane, con la mirada fija en el suelo, y su mano sobando su fino cuello— A mí me gustaría—se llenó de coraje—...sinceramente creo que…—pero como otras veces, Ranma le ganó.
—Me gustas…—soltó repentinamente, sin llegar a creérselo realmente. Un nudo en la garganta como antaño se hizo presente, sin embargo se calmó…si ya estaban reunidos de nuevo, al menos debía intentarlo, aunque solo fuera eso, lo que nunca se había atrevido a decirle, después de todo había estado esperando para dejar salir todo—…yo Akane, me gustas desde la secundaria… y yo…¡rayos!—se palmeó la frente— pensé que jamás podría decirlo, pero…—ni siquiera podía mirarla de lo avergonzado que se sentía confesándole todo.
Se debía ver ridículo. Sí…ahora comprendía porqué en ese mismo instante, Akane se comenzó a burlar y reír a pequeñas risotadas del tímido Ranma de veinticuatro años.
Ella se estaba riendo…en su cara, de sus sentimientos.
—Tonto—dijo cortamente su odiosa peliazul, Ranma se enfureció por su gesto y por su agravio ¿Cómo salía de una situación así?
Sin embargo, antes de que su cerebro pudiera aplicar una de las leyes de Newton…"Toda acción, tiene una reacción", la peliazul se le adelantó…y no supo cómo pero ya se estaban besando, sus dulces y deseados labios junto a los suyos, calentando sus ansias de ella, glorificándolo una vez m{as con su maravillosa presencia sobre él, jamás había imaginado algo así… luego ella pareció recordar algo, y se retractó, otra vez lo lamentaba, pero esta vez Ranma estaba decidido a no dar marcha atrás.
—Esto fue…lo siento, creo que estoy un poco ebria– se tocó la frente, tratando de demostrar una jaqueca que no tenía, Ranma sonrió al ver su oportunidad, y con suavidad tomó su mano y la bajó hasta sus hombros. La miró con más seguridad en su vida y le dijo:
—Es solo una excusa para que no te bese—y finalmente la besó otra vez, y ella no se opuso. La besó como había deseado desde que se había dado cuenta que era la primera vez que se enamoraba, y se daba cuenta ahora, ya mayor, en lo profundo de su corazón que ella sería la única… así no terminaran juntos, así solo pudieron compartir esos escasos segundos.
Se separó de ella, sin aliento. Sus labios rosados e hinchados, abriendo y cerrando como un hermoso capullo, incitándolo a tomar más.
—Nunca he besado a nadie más— le confesó en una simple frase, que le aseguraba más de mil intenciones escondidas. Akane le sonrió incrédula.
—Es solo una excusa para dejar que me beses—Ranma le dedicó una sonrisa, indicándole que era mentira, aunque sabía que tal vez ella no le creería de momento.
Sin embargo ella se atrevía a besarlo por segunda vez, y se sentía maravilloso. Todos los años reprimiéndose de algo como eso. Era injusto y tenía ganas de gritar, pero su boca estaba ocupada en otros asuntos.
Un poco después, maldecía de nuevo al aire en sus pulmones. Después de todo, el seguía enamorado de la misma chica, después de todo…quería que ella lo supiera, aunque nada pasara
—Ranma…yo—Akane se ponía nerviosa, removiendo sus ojos de un lado a otro—… ¿qué significa esto? No entiendo lo que…—Ranma la miró con intención de hacerla escuchar.
—Estoy seguro de lo que siento, Akane pero tú no, ¿verdad? Si no sientes lo mismo es igual…—y Akane no le miró sin entender la profundidad de sus sentimientos, ni los de ella misma. Estaba atrapada por sus propias emociones, y sentía una presión gigantesca en el pecho.
—Ranma, yo…—pero de nuevo él la interrumpía dando por sentado las cosas
—Lo entiendo—dijo en una frase corta sin replicar, ni enojarse, le dio un corto beso en los labios, y luego se marchó, dejando a una Akane anonadada y estupefacta.
Maldito era Ranma por dejarla de nuevo…maldito el orgullo de ella por no ir detrás de él—se decía internamente, mientras borraba las lágrimas que caían con furia, antes de regresar a casa, por el camino contrario por el que veía al amor de su vida escaparse.
Una vez más…Ranma se le escapaba de las manos. Una vez más habían excusas…
Pd: Cualquier duda, estoy aquí para aclararles
Pd 2: Gracias the-girl-of-pig-tailed por hacerme recordar hahaha, este no es un one shot, es una historia completa y planeo subir capitulo nuevo cada dos semanas :)
Gracias a todos los que leyeron mi primera historia, enserio,y a las chicas que dejaron sus reviews:
Sia
Thank you so much, darling, Yes i d wish have more time to publish one thousand stories Thanks for leaving a comment. Mua!
the-girl-of-pig-tailed
Gracias! Yo también leo tus historias, por cierto estaba leyendo el capítulo nuevo de Nuevas vidas, me gusta ver a Akane y Ranma como padres. Un besito mua!
rya16
Muchas Gracias, linda. Te leo también y con gusto espero tus nuevas historias. Mua!
Colito
Muchas gracias por tu review, Colito, me alegra mucho que te haya gustado. Saludos y muas para ti tbn
Guest
Me encantaría saber quien eres, pues que decirte me encanta que te haya gustado y te haya hecho creer en el amor , de eso me inspiro para crear mis historias, a todas nos gustaría una historia de amor como la de Ranma y Akane. Tu review me emocionó y espero algún día publiques desde tu cuenta asi podría leer tus historias. Muchas gracias y un besote para ti..mua!
Auri22
Auri! Gracias, de verdad por tu comentario, sin ser demasiado intencional se me pasa la mano de romántica hahha, aunque no lo busque a veces, me termina saliendo una escena romanticona, espero volver hacerte llorar, pero solo de la emoción, un besito para ti …mua!
jannika1990
Muchas gracias, Jannika, me pone feliz que te haya gustado,ya sabes, en fanfiction hay muchos criminales con una sola historia hahah, siempre estoy apretada con el tiempo, pero en mis tiempos libres pienso en tramas nuevas y las escribo, hay muchos borradores que arreglar todavía…gracias por el apoyo y tu comentario, un beso..mua!
