Primero, mis amores, quería disculparme por estar desaparecida tanto tiempo, entre la universidad, la casa, el novio, y pues esa cosita llamada inspiración que no me llegaba, en especial quería comentarles que no creo que sea probable que continúe Siete Pecados, estoy totalmente estancada! Lo releo y releo y siento que me fallé a mi misma como escritora, siento que me falta creatividad en la historia, y pueeees en fin! No quiero terminar una historia totalmente mediocre, soy muy exigente conmigo y pues siento que aún no estoy lista para terminar una historia con tan buen planteamiento y trama, no sé cómo decirlo…no sé sacarle el jugo! Jaja aunque suene feo.

En fin! Esta historia está basada en un Doujinshi que amo y que seguramente ya conocen, tiene el mismo nombre del fic mis amores por si lo quieren buscar en Youtube, es un fic Narusasu.

Decidí escribir una historia basada en el por el simple hecho de que no me siento conforme con la actuación tan afeminada de nuestro amado Sasuke en el video, y pues aparte de que su final me dejó un poco "¿?" jaja Así que esta es una pequeña adaptación, será NaruSasuNaru, mucho más interesante, conservando como es debido las personalidades de estas hermosuras. No sé si sea un Two-shot, o tenga tres capítulos.

Sin más que agregar! Disfruten!


La Peor Noche

Capítulo 1: Autocontrol

Él no se consideraba alguien a quien sus emociones dominaran fácilmente, no era la clase de persona que actuara por impulso o algo más, excepto tal vez cuando era un simple niñato y la mayoría de sus actos levemente apasionados estaban solo dedicados a su fallecido hermano, después de tanto odio, venganza y pues…eso, su autocontrol e inexpresividad acalló cualquier comentario metiche del exterior.

—eh, solo un poco más, aguanta—decía Shikamaru con voz incomoda, sujetando su cuerpo con dificultad, pues sus piernas se tambaleaban como aguada gelatina.

—Mgh…—el esfuerzo con el que reprimía sus gemidos, que pinchaban sus labios rudamente para salir, era totalmente proporcional al esfuerzo con el que había entrenado toda su vida.

El chico de coleta tocó el timbre de un apartamento frente a ellos, del que ni siquiera se había percatado sino hasta que el Ding~Dong resonó en sus oídos.

—Un minuto! —se escuchó, estaba demasiado distraído con el hecho de tratar de mantenerse en pie como para fijarse en aquella voz totalmente reconocible para él.

Nada de impulsividad quedó dentro de él, pero, no estaba de más decir, que había una solo persona además de su hermano que era una excepción a la regla, una persona cuya voz chillona, personalidad competitiva e inmadurez innata hacían mella en su trabajada mascara de imparcialidad.

—Date prisa! Naruto! —fue por eso que cuando escuchó a Shikamaru mencionar justamente el nombre de aquella persona, un miedo totalmente justificado se deslizó por su columna. Abrió sus ojos desmesuradamente.

La puerta se abrió con un estrépito, revelando el rostro tostado y desconcertado del dueño de la casa, quién a todas luces se notaba que fue agarrado desprevenido, no estaba acostumbrado a recibir visitas.

— ¿Eh?¿Shikamaru?...¿Qué…—fue entonces cuando sus ojos imposiblemente azules se fijaron en el cuadro completo. Su rival y mejor amigo, estaba sostenido con esfuerzo por el brazo de Shikamaru, su piel marfilada se encontraba totalmente más pálida que de costumbre, exceptuando sus mejillas, que estaban levemente rojas, su mirada huraña más acentuada y su cabello negro estaba revuelto, algunos mechones se pegaban a su frente, perlada de sudor, su corazón se saltó un latido—¿Qué pasa…?¿Sasuke?

En cuanto su nombre salió de sus labios, Sasuke pegó un salto, tambaleándose un poco hacia delante. Ahora sin duda estaba preocupado.

Sin argumentar más nada, permitió al dúo entrar en su pequeño departamento, Shikamaru pareciendo disgustado recostó a Sasuke, no sin cuidado, en la pared cercana a la puerta, donde el azabache jadeó con el esfuerzo, sus piernas temblaban.

El de coleta acarició el punto entre su hombro y su cuello, con gesto adolorido.

—De repente se desmayó, nos dio un susto—habló respondiendo a la anterior preguntado formulada por él—parece que el enemigo le ha dado algo durante la misión, nos lo escondió.

Su preocupación subió tres niveles más de ser posible.

— ¡¿Entonces por qué lo has traído aquí?! Los médicos ninjas podrían-

—No dejaría que lo examinaran—dijo resoplando con fastidio.

— ¡¿por qué!? —no podía evitar alzar la voz.

— ¿Y cómo quieres que lo sepa? —Dijo el de coleta frunciendo el ceño—El mismo ha dicho que no es algo que atente contra su vida, además, no puedo dejarlo solo, pronto tendré que irme a mi próxima misión, ¿Así que podrías examinarlo? —añadió señalando a Sasuke con su pulgar con gesto aburrido.

Permanecer al margen de aquello había resultado totalmente imposible, ¡¿Quedarse con el DOBE, en ese estado?! Eso sería algo totalmente contraproducente, pero toda su paciencia se fue al carajo cuando escuchó al desesperante rubio hablar.

—Por mi está bien, pero…—su tono revelaba una extraña mezcla entre indecisión y preocupación.

— ¡Ni hablar! Él…!—intento rebatir, pero fue tajantemente interrumpido.

—No me tienes nada de confianza teme, puedo apañármelas cuidando de alguien—dijo con tono ofendido el rubio, mirándolo fijamente con sus azules ojos como si estuviera realmente convencido de aquello.

Tratando de seguir suprimiendo aquellas sensaciones que lo estaban agobiando, no pudo conseguir hacer funcionar a su cerebro rápidamente para contradecir aquello, decir que el rubio no era ni siquiera capaz de mantener las plantas de su casa vivas o su dormitorio libre de alimañas y suciedad seria inservible, además, insistir haría parecer su situación instantáneamente sospechosa. Todo eso sin contar el hecho de que inexplicablemente sentía como su aversión y deseo de quedarse en esa casa con el rubio estaban a niveles iguales.

—Entonces te lo dejo a ti—dijo Shikamaru saliendo con rapidez de la revoltosa morada.

—Shikamaru! Dije que no! —intentó una última vez, sintiendo pánico cuando cayó en cuenta de nuevo de que la persona con la que estaba en esa casa era Naruto. Solo con Naruto.

El de coleta ni siquiera reconoció su existencia, dando por finalizada aquella problemática tarea.

Frunció el ceño con desprecio cuando la puerta se cerró.

—Bien…por ahora, deberías solo descansar—dijo el rubio con voz relajada, intentando esconder su creciente nerviosismo y preocupación, bien era sabido que Sasuke era totalmente arisco y odiaba el contacto humano, pero no haber aceptado revisión de los ninjas médicos o si quiera de Sakura era absurdo, era totalmente obvio que se encontraba mal.

Ignorando su mirada de odio, y fijándose solo en la leve señal de cansancio en los bordes afilados de sus ojos negros, pasó su brazo por debajo de la extremidad del azabache, pasando por su espalda, para ayudarlo a caminar.

Fue totalmente inesperado cuando su cuerpo tembló con fuerza, casi cayendo de bruces, de no ser porque él lo sostuvo.

—Gh…Mgh…—Exhaló el azabache contra la pared, tratando de sostenerse con un brazo, mientras Naruto lo miraba preocupado.

— ¿Estás bien? —preguntó, pero el pelinegro lo ignoró sin esfuerzo, tratando de concentrar su mente en algo desagradable, para no pensar de nuevo en como el toque de Naruto había hecho que su cuerpo vibrara de placer. Algo desagradable, vamos…La lengua de Orochimaru, la lengua de Orochimaru…puaj.

Naruto se acercó al rostro de Sasuke con señal de disgusto, dispuesto a reprocharlo, pero ahorrándoselo pues lo primordial ahí era su salud, volvió a jalarlo hacia sí mismo, ignorando el estremecimiento de dolor —o eso pensó—del azabache, guiándolo hacia su habitación, donde estaba la única pequeña cama disponible.

La cara del azabache estaba escondida tras su flequillo, jadeando pesadamente mientras este se apoyaba de él, por lo que Naruto tuvo que inclinarse ladeando la cabeza para examinar su rostro un poco, su boca muy cerca de su oído. Literalmente, sintió el calor emanando de Sasuke hacia su brazo y su torso derecho como si fuera un horno, ¿Tendría fiebre? Sin duda eso no era normal.

—Tienes el cuerpo muy caliente, Sasuke…—su voz suave, tratando de sonar sumisa, contraria a su naturaleza, para que Sasuke de una vez por todas se dejara hacer.

Pero contrario a lo que pensó, aquello fue un grave error de su parte.

Sus ojos negros se abrieron con toda la sorpresa que su imparcial rostro era capaz de expresar, la blanca piel de sus mejillas se tornó de un delicioso color rojo, y un estremecimiento volvió a sacudir su cuerpo.

— ¡Apártate de mí, maldita sea! —gritó furioso, empujándolo lejos de él, al estar muy cerca de la cama ya, sus pies se enredaron debido a su propio tambaleo y tropezando con un extremo de la misma, cayó encima del mullido colchón violentamente.

El olor del cobertor lo envolvió en un segundo, abrumándolo, consiguiendo que su cuerpo se estremeciera un poco más, aquél olor…ese era el olor que desprendía el rubio, totalmente concentrado en la tela, golpeándolo de lleno en la cara. Su miembro dolió. Aquello estaba saliendo muy mal, sabía que no debía ir.

Se sentó recostado de la pared del extremo, intentando alejarse de aquél aroma intoxicante, del que no había sido plenamente consciente que conocía tan bien hasta esa noche. Estiró una pierna y hundió su rostro ruborizado en su brazo derecho sobre su rodilla, intentando calmarse de nuevo.

—Sasuke…—con su mirada periférica percibió como el rubio de nuevo acercaba su cuerpo a él, con mirada dolida por su actitud.

— ¡No me toques! —dijo alzando la voz, estaba fuera de sus cabales, aquello era totalmente inaudito, quería arrancarse la piel a tiras solo por tener expuesta su piel ruborizada de tan vergonzosa manera, era totalmente indignante no poder controlar su cuerpo como ya tan acostumbrado estaba. Era incluso lógico de alguna manera pensar que de hecho esto le estaba afectando tanto por el hecho de que su cuerpo rara vez había sido satisfecho en el ámbito carnal, su escasa experiencia solo había sido presenciada por su dedicada mano. Todo esto no era más que su culpa, pensó, reprochándose.

—Si estás tan mal, por lo menos deja que vaya a buscar a Sakura-chan para-

—Si haces algo así te mataré—dijo controlando su voz.

Naruto frunció el ceño, su paciencia se estaba agotando, ¿qué se creía ese bastardo orgulloso? ¿Que lo dejaría morir solo por esa absurda amenaza?

Tratando de fundamentar su punto se acercó a él rodeando la cama y tocándole sin preámbulos la frente comprobando de nuevo el calor excesivo.

— ¡Pero estás ardiendo! —gritó.

Pero luego se sobresaltó cuando sintió que justo en el momento en el que Sasuke se percató de su toque, un escalofrío le recorrió todo el cuerpo, pudo verlo claramente.

Sasuke se tiró hacia un lado, de nuevo cayendo en las sabanas, captando su error en el instante en que sintió ese olor masculino y totalmente del rubio golpearlo con fuerza en el rostro, entrando por sus fosas nasales y bajando como un torbellino hasta su miembro, junto con el toque electrificante de la mano tostada.

— ¡NGH! —gimió entre sus labios, donde casi se hace sangre tratando de reprimir el sonido—Ng…ngh—su cuerpo se estremeció violentamente, siendo controlado apenas por su mente, nublada por el placer, agarró la almohada con fuerza escondiendo su rostro, y los dedos de sus pies se tensaron, el golpe del orgasmo totalmente inesperado lo noqueó por unos segundos, mientras respiraba pesadamente, aturdido y sorprendido por su completa falta de control.

—Sasuke…—captó apenas la voz de Naruto, aún perdido en el alivio de la liberación de placer—no me digas que es ese tipo de droga…—susurró sorprendido, ¿Sería posible? Pero todas sus dudas se disiparon en cuanto vio claramente como las orejas y el cuello expuesto de su amigo se tornaba de un tono rojizo, mudo de la vergüenza.

Ante su sorpresa y su nerviosismo ni siquiera atinó a reírse de su desgracia como habría sido normal en él, ni siquiera para aligerar el ambiente cargado, Sasuke estaba dominado por una droga afrodisíaca en ese momento, no había duda, y él en todo lo que podía pensar era en que aquello no podía ser una situación nada beneficiosa para su estatus sentimental actual para con el Uchiha.

—Era por eso…—escuchó la voz de Sasuke amortiguada por la almohada que sostenía contra su rostro, ahora volteando su cuerpo un poco hacia él, haciendo que sin darse cuenta revelara parte de la nueva humedad de su pantalón—era por eso que no quería que me dejaran aquí…—admitió contrariado y confundido, aunque se había liberado, aún seguía sintiendo su cuerpo tan caliente y necesitado como al principio, su miembro totalmente duro y erguido como si no se hubiera descargado ya, algo no estaba bien, incluso sentía como si todas las sensaciones se hubieran intensificado incluso más con su orgasmo, horrorizado sintió como cierta parte de su cuerpo palpitaba, casi dilatándose sola, no es posible…

Naruto sintió como su cuerpo se saltaba otro latido al ver como la entrepierna del azabache se hallaba húmeda, esto era demasiado bueno para ser real, el Uchiha, excitado, caliente y sudoroso en su cama, sin poderlo evitar. Parecía un castigo divino mandado por Kami, quién sabía más que nadie que su atracción insana por el azabache había incrementado cada vez más con el paso de los años, convirtiendo aquél deseo injustificado en amor, dándose cuenta demasiado tarde, pero sin pensarlo siquiera dos veces, se guardó cada parte de sus peligrosas emociones y continuó actuando como siempre.

Pero esto estaba más allá de su autocontrol, él no era de piedra, eso siempre le había quedado claro, en especial en sus entrenamientos matutinos compartidos con el Uchiha, donde la sangre hervía y el placer de la adrenalina de la competencia era lo más cerca a la satisfacción carnal que sabría que podría sentir en conjunto con el azabache, pues que sus sentimientos fueran correspondidos era algo que ni en sus sueños se planteaba.

Observó sorprendido al Uchiha, un sonrojo creciente en su rostro por el rumbo morboso de sus pensamientos.

Sacudió la cabeza tratando de aclararse.

—D-Da igual! A este paso debes estar por morir! —Dijo alzando la voz de nuevo preocupado, sabiendo que la retención del placer era lo más doloroso que podría existir—Me iré a la otra habitación para que puedas estar solo…!—finalizó volteándose no sin algo de esfuerzo, pues parecía que un imán hecho especialmente para él se había erguido sobre el cuerpo del albino.

— ¿Cómo puedes pretender…ser tan inocente? Hn…dobe—dijo Sasuke sin alzar la voz, desconcertado ante el impulso que le obligaba a conseguir que Naruto no abandonara la habitación.

—Pero…!—escuchó.

— ¡Cállate! —gritó, antes de que alguna excusa estúpida escapara de los labios del rubio, no pretendía dar a entender que quería que se quedara de todas maneras, su orgullo estaba bastante magullado hasta ahora, y la divinidad que le había otorgado impulsos extraños a su cuerpo esa noche, se iba a joder si pretendía que debía dar su brazo a torcer.

Casi sintió en carne propia el enojo emanando de Naruto, cuando de repente percibió como un peso hundía la cama a un lado de su cuerpo, se destapó el rostro con rapidez, dirigiendo un puño con habilidad al rubio que ahora se encontraba sobre su cuerpo arrodillado en la cama con cada pierna a un lado de sus caderas.

Naruto detuvo su puño con una mano ágilmente, sujetándolo entre sus dedos, una sonrisa ladeada en su rostro. Su ceño fruncido con molestia.

— ¿Qué mierda haces? Apártate—dijo el azabache con todo la seriedad que pudo reunir, luchando contra el palpitar alocado de su corazón, el sonrojo en su rostro, y las palpitaciones de su miembro bajo la tela de su pantalón.

—No conseguirás nada quejándote como un cobarde, teme—habló suavemente, sonriendo con burla, el azabache frunció mas el ceño, si es que era posible, ¿Cobarde, él? —date prisa y córrete de una vez.

Como si su cerebro corriera en cámara lenta, observó con incredulidad como el rubio se inclinaba un poco sujetando su puño contra la sabana y metía su tostada y ágil mano derecha en su pantalón humedecido.

A partir de allí, no hubo nada que pudiera hacer, ni para evitar aquella mano que lo estaba llevando al paraíso, ni para evitar los sonidos que le desgarraban la garganta.

—Nh…mhh—gimió con la mente nublada, el placer se entremezclaba con el dolor de forma agonizante. Cerró los ojos con fuerza.

—Wow…—escuchó al rubio—estás muy pegajoso Sasuke…—su cuerpo se estremeció al escuchar su nombre en aquellos labios mientras sentía como amasaba su miembro con maestría bajo la tela—Tal y como pensé…si te corriste hace un rato.

Su sonrojo solo fue superado por su impotencia y su furia.

— ¡Te mataré! —dijo con esfuerzo, su voz ronca, en serio mataría a Naruto…pero luego...cuando su mano dejara de distraer sus pensamientos de esa manera.

—Sí, si…—dijo con voz relajada y burlona, era obvio que sus amenazas ya no surtían efecto en él, menos en aquella situación tan deshonrosa—Imagina que es la mano de una chica…—dijo con voz suave y distraída, cuando sus ojos se decidieron a abrirse, el rubio rápidamente soltó el puño de Sasuke que sostenía anteriormente contra la sabana, y dirigió su mano hasta su rostro, tapando sus ojos.

Sasuke no lo apartó, ya no podía, el rubio hizo una leve presión en el glande, procurando mover su mano tal y como cuando se daba placer a sí mismo.

—Ah! —gimió Sasuke, sus labios entreabiertos, luego el rubio bajó su vista por el torso con aquella camisa con cuello ancho que usaba siempre humedecida por el sudor, y seguidamente, hasta su mano, perdida en el miembro sonrosado y caliente de Sasuke, era grande, y palpitaba con considerable fuerza, su excitación era imposible de suprimir ya, su propio miembro apretaba contra su pantalón buscando liberación—Ah! Duele maldita sea! —gritó Sasuke con voz ronca, cuando bajó su mano hasta sus testículos y los masajeó.

—Te has aguantado tanto que aunque sea suave lo sientes muy fuerte—dijo con los ojos entrecerrados de placer, aquella escena ni siquiera había sido creada por sus sueños más locos, era demasiado perfecto, tocar su piel, sentir su calor, y escuchar sus jadeos entrecortados, ¿Cómo sonaría su nombre en sus labios ahogados de placer?

Sin darse cuenta, la mano de Naruto que tapaba el rostro de Sasuke se relajó notablemente, dejando una rendija abierta entre sus dedos, permitiendo que Sasuke al entreabrir sus ojos observara con su excelente visión aquella escena en la que se encontraba.

La mano de Naruto se encontraba alrededor de su miembro hinchado, subiendo y bajando suavemente y con maestría, deslizándose con facilidad debido a la previa humedad que lo había acontecido, su rostro tostado estaba inclinado, totalmente absorto en la escena, un leve rubor en sus mejillas, pero su rostro masculino estaba totalmente dominado por la lujuria, mientras apretaba sus labios y fruncía su ceño en un intento por concentrarse solo en Sasuke.

El azabache abrió los ojos un poco más, totalmente abrumado por la escena y por la variedad de imágenes que acudieron a su mente como un torbellino.

Aquella misma mano tostada, cerrada en un puño con frustración, relajada alborotando los mechones de esa rubia cabeza, también extendiéndose hacia él como gesto de invitación, de bienvenida…La mano que nunca lo abandonó. Aquél rostro obscurecido por una intensa frustración, sus ojos azules iluminados por una inusitada tristeza, también frunciendo el ceño y frunciendo la boca en un puchero infantil y demasiado adorable para sus 19 años, luego estaba su rostro tostado iluminado por una sonrisa amplia y avergonzada, sus ojos azules entrecerrados con picardía y felicidad, aquellos ojos que siempre lo siguieron, que nunca dejaron de observarlo.

Cerró los ojos fuertemente, avergonzado, confundido, furioso, de nuevo envió su puño certero hacia el rostro absorto del rubio, que a pesar de su distracción, detuvo el golpe con sorpresa.

—Maldición! —dijo Sasuke con voz baja y frustrada, aún ronca debido al placer, Naruto lo observo desconcertado, su ceño fruncido y sus labios apretados, su rostro inclinado hacia un lado, dejó caer el puño tan rápido como lo lanzó, sus ojos llenos de una emoción desconocida.

Naruto se sintió como el mayor imbécil egoísta del mundo, se había dejado llevar, y aunque el cuerpo de Sasuke se estremeciera de placer, no quería decir que aquello le gustara, después de todo su cuerpo estaba dominado por una droga y estaba totalmente vencido ante cualquier tipo de caricia.

Sacó su mano rápidamente, apartándola del calor abrazador que desprendía Sasuke de su entrepierna.

—Lo siento…esto no te gusta nada ¿Cierto? —dijo con culpabilidad, se había pasado—Pero estoy preocupado por ti…

Y repentinamente, sintió los brazos fuertes de Sasuke enredados en su cuello, esta vez sentado, recostando su peso en su cuerpo, como si se estuviera rindiendo.

Un sonrojo que nada tenía que ver con fiebre ascendió a su rostro bronceado.

—Sasu…

—Muere... —dijo, el sonido amortiguado en su hombro.

Una gran pierda cayó en su cabeza, ¿Algún día podré entender a este tipo?

—Eh?

—Esto es culpa tuya! —dijo con voz impotente, el rubio estaba sorprendido—Tu..! Tocándome de esa forma…y en una cama que huele a ti!

¿Eh? ¿EEEH?

Sasuke había dicho lo que él creía que había dicho ¿cierto?

—Con eso…—susurró el rubio aturdido apartándolo de su cuerpo—es que mi olor…te excita? —se fijó en cada detalle de su expresión, que pasó del horror por darse cuenta de lo que había dicho, a la vergüenza y luego a la indignación.

—NO..! —gritó sin convencimiento, sus labios temblaron levemente y luego su rostro se frunció con molestia y vergüenza de nuevo, dejando caer de nuevo su rostro en el hombro del rubio, rindiéndose.

—Sasuke…?—su cuerpo había quedado sobre él, su entrepierna sobre la pierna izquierda de Naruto, se estremeció levemente cuando sintió el roce.

—Mierda…—susurró impotente—Yo no soy…así…—dijo incrédulo, aquello estaba sacando su lado más escondido sin duda, sentirse atraído a ese extremo por Naruto era algo que pensaba echar en culpa totalmente a la droga—Este no soy yo!

Naruto observó su fuerte cuerpo sobre él, que inconscientemente se frotaba contra su pierna buscando alivio, su espalda tensa, la acarició con una mano, una duda atormentaba su mente.

— ¿Qué quieres hacer…Sasuke? —dijo soltando su aliento tibio contra el cuello del azabache, quien se estremeció más por la pregunta, pero que sin duda tembló también al sentir su respiración.

—Como si pudiera decirlo, dobe! —susurró con voz amortiguada por su hombro.

Naruto calló un momento, pensando todas las posibilidades, todas las formas en las que aquello podría salir mal, pero atraído sin remedio hacia la vergüenza implícita en las palabras del albino. No podía ser…

— ¿Lo que quieres hacer es tan malo…que ni siquiera puedes pronunciar las palabras? —susurró con calma, pero apenas soportando los latidos violentos de su corazón.

Sasuke apretó sus brazos alrededor del cuerpo tibio y bronceado del rubio, y escondió aún más el rostro en su hombro, aquello estaba fuera de discusión. Ni en esta, ni en ninguna otra vida pronunciaría todo aquello que su cuerpo le rogaba que hiciera. Su orgullo había caído ya demasiado solo con el hecho de mostrar placer tan abiertamente ante esa inmadura persona que consideraba su mejor amigo, todo estaba fuera de control.

Escuchó un suspiro de nuevo proveniente de Naruto, un leve movimiento y el sonido de tela rasgándose.

Se apartó lentamente, su curiosidad pudiendo más que su vergüenza.

Repentinamente el rubio tomó su muñeca derecha con seriedad, y ató un pedazo de lo que parecía ser tela de la manga de su camisa en la misma.

—Olvida todo lo que pase mientras tengas esto atado a la muñeca, en cuanto te la quites, nada habrá pasado nunca—dijo con voz suave, y sus ojos azules serios.

No pudo evitar sonreírle con burla.

—¿Qué clase de patraña es esa? —dijo el azabache con voz burlona. Pero Naruto no cayó, sonrió ampliamente, sin intimidarse.

—Olvidaremos todo—susurró con voz seductora, acercando su rostro al del albino, incitándolo a decir las palabras.

En vista de cómo su erección parecía querer salir de aquél pantalón como si tuviera vida propia, el dolor a duras penas lo dejaba pensar con claridad y otra parte de su cuerpo que ni sabía que podía llegar a palpitar de esa manera, tomó la palabra de Naruto y sin pensarlo más habló.

—Solo házmelo, estoy ardiendo!—dijo el azabache lanzándose de nuevo sobre el rubio en un abrazo necesitado—Méteme algo—demandó.

El calor avergonzado de su rostro calentando el hombro de Naruto.

— ¿Qué quieres que…—comenzó a decir Naruto, también avergonzado con toda la escena ahora que el azabache había expresado sus deseos, pero sin poder evitar que una parte de su cuerpo palpitara con lujuria.

—Obviamente quiero que me la metas!—dijo Sasuke con voz ruda, furioso por tener que ser tan explícito, pero demasiado excitado como para seguir retrasando su desfogue.

Naruto abrió los ojos desmesurados, sin poder creer que todo lo que había evitado si quiera soñar se presentaba ahora ante él en una realidad accesible.

Apartó a Sasuke con suavidad, viendo como sus ojos profundos y negros como la noche se entrecerraban con lujuria al observar su rostro, como si solo con mirarlo se excitara, aquellos ónice estaban tan determinados esta vez, que Naruto trago saliva con esfuerzo, un sonrojo libre de vergüenza estaba presente en el rostro albino, la sangre acumulada ahí solo por el simple hecho de que la droga había calentado tanto su cuerpo que se revelaba de esta forma. Su boca entreabierta, jadeando anticipadamente, como si solo con pensar en Naruto dentro de él, su respiración se acelerara.

Sin poder resistirlo más, dejando la incredulidad del rubio para después, decidiendo hacer el primer paso ya que su ojiazúl amigo parecía demasiado incrédulo y avergonzado con su actitud a pesar de su anterior seriedad ante el tema, se abalanzó sobre sus labios tostados, con un jadeo perdiéndose en su boca.