¡Hola a todos! Bueno me he metido en este fandom así de repente. Nunca imaginé que una serie sobre estos divertidos animalitos llegase a gustarme tanto, pero para que engañarse , es buenísima. Si por casualidad alguno a leído mis otras historias sabe que tenía alguna (en realidad era una petición) pendiente sobre Hetalia, pero acabé borrandola porque simplemente, no me sentía inspirada, y no me gustó dejarla inacabada, pido perdón por ello.

No sé como será el público de este fandom pero espero que esta historia os guste. Aviso desde ya que los personajes están humanizados y que habrá temas bastante adultos, pero viendo algunos fics e imágenes en devianart sé que no sería la primera en hacer algo así ;). Obviamente no implica que no escriba en un futuro sobre nuestras aves-no voladoras preferidas como lo que son...animales, acercandome más a la serie.

Esta historia tendrá una veintena de capis más o menos.

También aviso que debido a mi agenda universitaria, no tengo mucho tiempo para actualizar, pero la inspiración con una historia propia no suele decaer, así que acabaré esta historia, más que nada porque ya tengo un borrador casí completo de toda la trama.

Espero que aunque solo sea una persona en toda la web disfrute mucho con esta historia

Acepto todo tipo de reviews, que siempre son muy bienvenidos.

¡Disfrutad con la lectura!


Prólogo: Enfentramiento

Frío.

Lo único que Kowalski era capaz de sentir era el frío. Había caído al suelo agotado, y la nieve le golpeo en la única parte descubierta de su anatomía, la parte superior del rostro.

Un frio tan punzante que quemaba.

Se encogió un poco contra sí mismo, y apretó los parpados con fuerza. Podía sentir el viento gélido de aquél páramo helado revolverle el cabello azabache.

Soplaba tan fuerte que era ensordecedor.

Intento abrir lentamente sus ojos azules como el mar, pero los cerró enseguida. Sin sus gafas era inútil, los copos de nieve le impedían ver y le golpeaban en la cara. Era desagradable, pero en realidad suponía el menor de sus problemas.

Apretó los dientes y lentamente se puso boca abajo a cuatro patas. Volvió a abrir los ojos, aunque no consiguió abrirlos del todo. En esa posición, el viento le daba por su flanco izquierdo, pero al menos podría ver algo.

Su cuerpo le dolía horrores, y maldijo mentalmente.

Tenía que llegar a ese otro bunker. Entrar en él y detener toda aquella locura.

Y no tenía mucho tiempo.

Pese a que la ropa que llevaba era específica para aquel clima tan hostil, permanecer demasiado tiempo fuera era la mejor forma de encontrar una muerte segura.

Se levantó con dificultad, poniendo una mano delante de sus ojos para intentar ver algo.

Entre la oscuridad pudo adivinar la silueta del edificio al que se dirigía.

No lo oyó. Lo sintió.

El suelo tembló, y Kowalski estuvo a punto de perder el poco equilibrio que tenía.

Sintió que algo oprimía su pecho.

En aquel suelo helado de la Antártida no se producían seísmos. Aquello solo podía significar una cosa.

En alguna parte detrás de él había habido una explosión, y no una precisamente pequeña.

No podía ser algo bueno.

"Rico…" pensó preocupado. Se abofeteo mentalmente.

No podía rendirse. El bunker estaba unos 7 metros. Empezó a andar con dificultad, intentando no mirar atrás.

Los peores pensamientos se apoderaron de Kowalski mientras se acercaba cada vez más al objetivo.

Tenía miedo. Rico, Julien, Marlene, Doris y Cabo estaban lejos, en la base, enfrentándose a Espiráculo y sus secuaces y acaba de sentir una explosión… ¿y si alguno de ellos estaba herido o algo peor?

Se le hizo un nudo en la garganta mientras sentía que le ardían los ojos pero se obligó a no llorar. "Es lo último que necesito. Que se me congelen en las pestañas y me impidan ver"

En realidad no sabía si algo así ocurriría pero Kowalski ya no era capaz de pensar racionalmente.

El genio solo sabía una cosa: Skipper estaba en aquel bunker a merced de Hans, y solo él podía detener al danés.

Por fin alcanzó la puerta. Torpemente tecleó el código de seguridad militar y entró.

La diferencia térmica le cortó el aliento un momento, pero no paró. Rápidamente se quitó el abrigo que ahora le daba demasiado calor. Dejó que el sonido de la voz de Hans le guiase. Sus huesos se quejaban, pero él siguió. Lentamente retiro el arma que llevaba entre el pantalón y su espalda y la puso en alto.

Aguanto la respiración y finalmente entró por la única puerta que estaba abierta.

Se trataba de una plataforma desde la cual se podía ver el piso inferior, la sala de control donde la maquina ya había sido puesta en marcha. Un hombre alto, de pelo moreno con algunas canas grises y nariz aguileña estaba toqueteando las teclas de la máquina. Estaba de espaldas a él, no pudo ver su sonrisa de satisfacción.

Kowalski dudo. Tenía que detener a Hans, pero no sabía dónde estaba su líder, y no debía dañar la máquina, aquello podía tener consecuencias catastróficas.

Kowalski tenía una excelente puntería, pero incluso para él desde su posición existía la posibilidad de qué le diese a los engranajes…

De repente notó que alguien se tambaleaba abajo a su izquierda y vió como Skipper se lanzaba sobre Hans…pero enseguida el danés le pegó una patada en el estómago y este fue a estrellarse contra la pared vecina.

La cabeza de su comandante hizo un ruido al darse con el muro que a Kowalski no le gustó nada.

"Intentar eso fue muy tonto, Skipper" dijo con voz divertida Hans mientras se agachaba cerca del capitán y le cogía del pelo para que lo mirase a los ojos "y más estando tan débil"

"Mirate…estás acabado. La herida que tienes ahí es demasiado grave… morirás desangrado en poco tiempo" completó el de los ojos color miel mientras apretaba la supuesta herida de Skipper.

Desde su posición Kowalski no podía ver nada pero el alarido que soltó su capitán y amigo le heló la sangre.

Hans se río. Skipper intento moverse.

"Tss…" murmuró el danés. "Si te mueves solo te dolerá más". Skipper pudo ver como los ojos miel le miraban intensamente.

No quería darse por vencido. La rabia le inundó cuando se dió cuenta de que su mayor enemigo iba a salirse con la suya y que por eso le dedicaba su mejor mirada de victoria.

"Tu no…t-tu no te ganarás" murmuró "mis muchachos…"

"Ja! Tus muchachos no tienen nada que hacer. Espiráculo y sus secuaces acabarán con ellos, y probablemente se tome su tiempo. Puedo imaginarme al tierno Cabo llorando mientras Espiráculo tortura a tu teniente…según tengo entendido, le tiene un odio particular por haberse tirado a su hermana. "

Skipper gruño.

"Que pena porque yo estoy aquí. No te muevas Hans. O te vuelo los sesos" soltó entonces una voz.

Kowalski se había acercado todo lo que podía desde la plataforma superior. Ahora que Hans no estaba frente a la máquina no había peligro de dañarla, sin embargo se encontraba demasiado cerca de Skipper. Pero ya no podía esperar más.

Hans giró lentamente la cabeza, para mirar sobre su hombro.

Allí, a unos 3 metros por encima de él y en la otra punta de la sala estaba el científico. Lo miraba sin expresión en el rostro y sujetaba firmemente el arma. Y le apuntaba a la cabeza.

Kowalski intentaba no mirar a Skipper. El corazón le latía a mil por hora. Si disparaba, podía darle a su capitán.

Hans ya no sonreía.

El ambiente en la sala se volvió tenso.

"Suelta a Skipper y aléjate de él ahora. Y quizá te perdone la vida" dijo con voz fría.

El otro no se movió, solo apretó más fuerte la herida del capitán. Este volvió a aullar de dolor. Kowalski se asustó.

"¡He dicho que lo sueltes!" exclamó Kowalski con una voz que quiso sonar autoritaria, pero se puso un poco aguda en la palabra sueltes.

Aquello no pasó desapercibido para el danés.

Hans se detuvo. Ya estaba levantándose, se había movido unos centímetros hacia arriba. Solo se había apoyado en Skipper para hacerle daño mientras se levantaba y se alejaba de él, estaba obedeciendo a Kowalski, pero pudo escuchar el terror en la voz del segundo al mando.

Era su oportunidad para poner la situación a su favor.

Rápidamente cogió a Skipper y se lo puso a modo de escudo. Apenas tuvo que moverse para ello, solo inclinar un poco su cuerpo.

Kowalski parpadeó.

¡Mierda!

"¡Tu capitán debió enseñarte a dudar menos!" exclamó su enemigo.

El teniente cruzó la mirada de su líder. Los ojos claros como el hielo de Skipper le atravesaron, decían en silencio "Dispara. Ya. Es una orden".

Vio como Hans se movía otra vez hacia la máquina. Se acercaba peligrosamente al botón de inicio.

El tiempo pareció detenerse cuando Kowalski comprendió que Hans ya no pensaba en escapar. Le daría a aquella maquina aunque muriese, y se llevaría a Skipper con él a la tumba.

Él era el hombre de las opciones. Pero ya no le quedaban opciones.

Disparó.

Lo que Skipper le había dicho unas horas antes volvió a su mente, junto con los sucesos de los últimos meses.

Confío en ti soldado.

Todo era su culpa.


Y sí, asi empieza la historia, con el final ;) Ahora vendrá el laaaargo flashback. El que haya disfrutado con el prólogo que me lo haga saber.