Herencias
Capítulo 1
Herencias. Las herencias en esta sociedad son algo muy complicado sobre todo si uno es homosexual. De acuerdo a cómo te vea el juez, serás condicionado o heredero. El heredero es quien, sin importar si encuentra pareja o no, recibirá toda la herencia de su progenitor mientras que al condicionado le dan ciertos requisitos para recibir todo lo que el dueño actual quiera dar.
A mí, me tocó ser un homosexual condicionado. Mis condiciones son que consiga un esposo antes de los veinticinco. Actualmente tengo casi veintidós. Mi padre es dueño de una pequeña casa en el campo de Longbourn que produce dos mil libras al año. No somos ricos pero tampoco somos pobres. Podemos disponer de tres sirvientes que ayudan a papá en el campo y los establos, dos cocineras excelentes, dos mucamas y un carruaje con conductor. Con mi madre, logró criarme a mí y a mis cuatro hermanas. Yo soy el hijo mayor, después me siguen Rachel, la más tranquila e inteligente de todas y con quien hablo de todo; después Marley, quien adora tocar el piano y leer más que cualquier cosa; luego Quinn, quien es extrovertida, ruidosa y demasiado coqueta para una dama con reputación; y finalmente está Kitty, quien sin pensarlo sigue los pasos de Quinn como una fiel y ciega oveja. También tengo dos tíos que viven en Londres, Will y Emma Shuester; ella es la hermana de mi madre y al no tener hijos, las propiedades que no son muchas pasarán directamente a mí.
Mi abuelo murió cuando yo tenía dieciséis años, un año después de que yo me declaré homosexual frente a mis padres y, para mi mala suerte, también frente al abuelo Hummel. Las consecuencias de aquel acto fue que en el testamento de mi abuelo se decía que yo era un condicionado y que si no conseguía pareja para antes de mis veinticinco, al morir mi padre todo pasaría a ser de su sobrino, Adam Crawford, reverendo de Rosings. ¡Cómo recuerdo la reacción de mi madre cuando supo de la noticia de mi herencia!
-¡Ay de mí! ¡Qué acaso nadie se preocupa de mis pobres nervios! Ahora no sólo tengo que cargar con cuatro hijas sino también con un homosexual condicionado.-Dijo acostada en el sofá mientras Marley y Rachel le daban aire con sus abanicos.
Así estuvo ella por varios meses hasta que se tranquilizó y volvió a dirigirme la palabra y comenzó a buscar por todas partes algún homosexual, de preferencia heredero, para tener más seguridad. A mí la verdad no me interesa si fuera heredero o condicionado, con sólo que haya amor entre nosotros me basta.
Llego yo entonces de un largo paseo con uno de los libros de la biblioteca de mi padre, y en eso escucho a mi madre decirle a mi progenitor:
-¿Se ha enterado, señor Hummel? Alguien acaba de llegar a Netherfield, dicen que es un hombre alto, nada feo y con buen dinero. ¿No sería bueno invitarlos a comer un día o quizás ir nosotros mismos para darles la bienvenida?
Siempre tan desconsiderada.
-¿Por qué sería una posibilidad hacer eso o incluso pensarlo, mujer?
-Señor Hummel, ¿no entiende? El joven es soltero y rico, si conoce a nuestras hijas podría enamorarse de alguna y entonces pedir su mano o con suerte, hasta podría ser la salvación de nuestra familia.
Cuando mi madre dice "salvación" se refiere a un posible futuro esposo para mí. Nunca entendí porqué no ha sido capaz de decir: "Nuestro hijo podría enamorar a ese joven" o algo por el estilo.
-Señora Hummel, no se apure con algo que podría esperar.
-¿Qué no me apure? ¿Acaso sabe usted dónde obtuve esta increíble información? Con nuestros vecinos, los Weston.
-Sigo sin entender ¿cuál es la prisa? Los Weston sólo tienen varones y su hija, Harmony, todavía no tiene edad para entrar en sociedad.
-Sí pero también recuerde que uno de esos varones es homosexual y condicionado, no podemos arriesgarnos.
-Pues entonces tenemos más oportunidades que los Weston al tener más mujeres en caso de que ese forastero sea como nosotros.
En eso mi padre abre la puerta y apenas noto que mis hermanos también se acercaron a escuchar la discusión acerca de recién llegado. Desafortunadamente somos adictos a escuchar rumores con toda nuestra atención posible, gracias a mi madre. Al vernos, mi padre inclina la cabeza saludándonos a todos. En eso habla como siempre Quinn:
-Padre, yo creo que mi madre tiene toda la razón, debemos conocer a este caballero para que algún día pueda ser mi esposo.
-¿Quién dice que será TU esposo, Quinnie?-Interrumpe Kitty de manera juguetona.-Todas tenemos oportunidad de tener esposo, incluso Kurt si tiene suerte. Sin embargo, ninguna logrará nada si no nos arriesgamos.
-¿Ve, señor Hummel?-Vuelve a insistir mi madre-Todos estamos de acuerdo, así que le exijo que vaya y haga que conozcamos al forastero.
-No.-Todos esperamos el ataque de nervios de nuestra madre pero mi padre hace una seña para que esperara-No será necesario hacerlo porque yo me encargué de que el señor Weston invitara al forastero cuyo nombre, me enteré, es Finn Hudson.
Mi madre abraza a mi padre con alegría y tranquilidad, mientras que Kitty y Quinn se encargan de saltar y bailar por toda la casa, mientras Marley se dirige a su habitación para leer y Rachel y yo sonreímos al ver ese espectáculo que siempre deseamos que sea personal pero que desgraciadamente no lo es. Sé que mis posibilidades de conseguir pareja no son buenas debido a que mis prejuicios y necedad afectan hasta al más orgulloso y arrogante, además de que los modales de mi familia no son la encarnación de la decencia.
