THE PRETTIEST ME

No recordaba un momento de su vida en el que se haya sentido bonita.

Ni cuando su padre pagó su cirugía facial llegó a tener esa sensación de ser bonita. Mucho menos en ese oscuro tiempo de su vida, ese que a veces desearía olvidar.

El sentimiento más cercano que había tenido a eso fue cuando Puckerman la embarazó y, mientras compraba ropa de maternidad, la encargada de la tienda le decía que era la madre adolescente más linda que había visto. Pero ella creía que se debía al embarazo, no a ella.

Intentaba recordar así fuera sólo un momento en el que ella, excluyendo su físico, se haya sentido hermosa. Pero no lo había.

Ningún vestido, ningún short, pantalón, falda o embarazo había logrado que la sensación de inferioridad que sentía cada que veía a las demás chicas desapareciera.

Ese era, quizás, uno de los motivos por los que trataba tan mal a las demás. Por eso le resultó tan irónico terminar entrando en ese club, tan ridículo a primera vista, en el cual la capitana era la chica a la que más se empeñaba en hacerle la vida imposible.

Y no quería relacionarse con nadie además de sus amigas y su novio en ese club, pero el destino como siempre tuvo otros planes y esa morena se quedó, indeterminadamente por ahora, en su vida. Ella la seguridad en su belleza personificada, y la otra la complejidad andante.

Fue con la que menos intentó convivir pero a veces le parecía que era con quien más similitudes tenía. Como ese día, cuando fueron al consultorio para que le tomaran las medidas a su nariz y, posteriormente, usaran las medidas para la cirugía de la pequeña diva.

Ella recordaba lo que eran esas sesiones pre-quirúrgicas, la fealdad que sintió mientras su nariz de aquel entonces era comparada con la de alguna desconocida y las miradas de las enfermeras, las cuales nunca pudo descifrar; pero a ella no le importaban, no le importó si eran de lástima o de envidia, porque estaba cada vez más cerca de ser bonita, lo sabía y lo admitía. No se engañaba a sí misma, ella se sentía fea consigo misma y abiertamente expresó su deseo de cambiar. Esa morena, en cambio, prefería excusarse antes que admitir que no estaba a gusto con ella misma; la principal diferencia entre ambas era esa, mientras la diva buscaba creerse mejor que Santana poniendo motivos para hacerse aquel cambio, ella concordaba con la latina.

Cuando Rachel le pidió cantar una canción junto a ella tuvo sus dudas sobre aceptar. Aunque al final lo hizo, mientras trabajaban en el mix, no dejó de sentir que había tomado la decisión equivocada; ahí, frente a todos, expondría disimuladamente su propio temer. Pero, por extraño que pareciera, por una vez ocurrió.

En el salón del Club Glee, frente a aquel grupo de adolescentes, por primera vez se sintió hermosa.

No supo por qué fue pero dudaba que haya sido por cantar con Berry, menos por la letra de dos canciones que ya había escuchado muchas veces anteriormente.

Tal vez fue porque consoló a una de esas chicas que ella despreciaba, tal vez fue porque esa misma chica no dejó de insinuarle en ningún momento que más allá de la apariencia ella creía que era hermosa. Tal vez fue por ser la primera vez en notar que su físico no es lo único que impresiona a la gente.

Sea el motivo que sea, al día siguiente Quinn se sentía diferente, con mucho ánimo para interpretar 'Born This Way' usando la camiseta donde se plasmaba su mayor vergüenza, y a esa sensación la acompañaba el recuerdo que la causó: la primera vez que en 17 años se sintió bella.

FIN