Nozomi bajo de su cuarto a la cocina, era su primer día de clases en el instituto Otonokizaka.

-buenos días-saludo a sus padres.

-buenos días hija -saludo su papá

-buenos días- dijo su mamá – hoy te llevare a clases

-¿no tiene una reunión importante hoy?- pregunto Nozomi

-si pero tu padre se encargara de ello, no tienes que preocuparte por eso-dijo con una sonrisa

-después de la reunión pasaremos por ti-hablo su padre- hay un lugar al que queremos llevarte-dijo dándole una sonrisa a su esposa y esta le correspondía con una sonrisa cómplice.

Después de desayunar su padre se fue al trabajo, mientras que ellas se fueron el auto de su mamá.

-¿adónde iremos?-pregunto Nozomi

-es una sorpresa- respondió su mamá. Ambas estuvieron en silencio por un rato, hasta que su madre lo rompió- ¿hija hay algo que te esté preocupando?

-no…hm…solo me preguntaba cuánto tiempo más estaremos aquí antes de volver a mudarnos.

-¿no te gusta esta ciudad?

-no, no es eso, es solo que… es la primer vez que nos quedamos tanto tiempo en una ciudad.

-supongo que tenemos buenas razones- dijo su madre

-mucho trabajo, verdad.

-no es solo el trabajo, tu padre y yo nos conocimos aquí, además tu naciste aquí también, esta ciudad es muy especial para nosotros- dijo su mama dándole un sonrisa.

Después de unos minutos llegaron al instituto.

-nos vemos a la hora de salida, si tardamos un poco nos esperas- dijo su mama, dándole un beso en la frente.

-si- dijo Nozomi saliendo del auto.

-espera, toma esto- dijo, dándole una cajita forrada.

-¿para mí?- pregunto Nozomi recibiendo la cajita.

-es un regalo de nosotros por haber ingresado a Otonokizaka

-gracias- sonrió Nozomi, entrando al instituto.

Nozomi busco su aula, estaba en el aula 1, al llegar busco un asiento en la última fila, pero ya que todos los asientos de atrás estaban llenos opto por quedarse en medio.

Ya que Nozomi había estado desde el anterior año, conocía a algunas de sus compañeras de clases, pero por un incidente que ocurrió cuando estaba en secundario no se hablaba con ninguna de ellas.

Las clases transcurrieron con normalidad. Al llegar el recreo Nozomi decidió dar una vuelta por el instituto, en uno de los pasillos habían barios alumno amontonados viendo el ranking de ingreso. Nozomi se acercó por curiosidad viendo la lista, no se sorprendió mucho al ver que ella ocupaba el primer puesto, después de todo sus calificaciones siempre fueron las mejores, y sin contar que no habían muchos postulantes.

El instituto Otonokizaka se había caracterizado años atrás por contar con una gran cantidad de alumnado, pero ese año había una gran reducción. Los alumnos de tercero contaban con cinco secciones al igual que los de segundo, pero es año los de primero solo llegaba a tres secciones. Habían comenzado a ver rumores que el instituto podría cerrar en pocos años.

Nozomi regreso a su aula para almorzar, ya allí decidió abrir el regalo de sus padres. Cuando vio lo que era sus ojos brillaron de felicidad.

-es una baraja de cartas de tarot,…son hermosas- pensó acariciando con sus dedos las cartas- supongo que las pudo estrenar ahora.

Con mucho cuidado las barajeo para después poner tres de ellas boca abajo. Voltio la primer carta, la sacerdotisa.

-significa Pasividad y paciencia, pero también es una advertencia de debilidad y miedo- pensó Nozomi. La segunda carta fue la rueda de la fortuna.

-significa cambio, también indica rapidez en la consecución de eventos y sorpresas traídas por el destino. Supongo que significa que algo nuevo me sucederá.

Nozomi voltio la última carta.

-¿los enamorados?...significa… ¿amor?...- la mirada que Expresaba Nozomi cambio a seriedad. Recordó que cuando estuvo un secundaria algunos chicos se le declararon pero eso solo provoco que se distanciara más, tanto de chicos como chicas.

Después de que almorzara, se puso a leer un libro hasta que la campana sonó. A la hora de salida sus padres ya la esperaban en la entrada.

-¿y a donde iremos?

-si que eres impaciente- contesto su mamá

-es solo que tengo curiosidad,…hoy quería ir al templo- pensó.

Pasaron alrededor de 20 minutos hasta que dejaron de ver edificios para poder apreciar hermosos campos verdes.

-¡es …hermoso!- admiraba Nozomi

-este terreno le pertenece a un amigo, Nishikino me dio permiso para visitar el lugar, más adelante hay un gran campo lleno de flores.

-tu padre y yo te compramos esto- le entrego una caja mediana.

-vaya dos regalos en un día, ¿celebramos algo?- pregunto Nozomi abriendo el regalo.

-solo nos sentimos orgullosos de nuestra pequeña hija- dijo su mamá con voz un poco burlona.

-¿pequeña?- repitió Nozomi. Su mamá acostumbraba a llamarla así.

Sus padres eran protectores y cariñosos con ella, tenía todo excepto su tiempo, eran raras las ocasiones en las que podían pasar juntos los tres en familia, pero cuando podían sus padres se encargaban de hacer que se divierta y disfrute.

Después de unos minutos como su padre lo dijo había un hermoso campo lleno de flores en especial lirios que eran los preferidos de Nozomi.

-te gusta- pregunto su mamá

-…es realmente hermoso.

Así pasaron la tarde en ese lugar, sacaron varias fotos de los tres juntos, en algunas solo Nozomi, o sola con su mamá o papá. Esa fue una de las mejores y pocas tardes en las que podía estar con su familia. Mientras iba atardeciendo vio al cielo ya se podían ver algunas estrellas, agradecía a dios por poder tener esa tarde maravillosa.

En otra parte del mundo, una chica rubia también miraba el cielo.

-solo faltan cinco días…- susurro para si misma.