Esa noche fue especial, era nuestro primer aniversario, como no serlo.
Tenía todo planeado; nos conectaríamos al Matrix y después de una cena
romántica tenía esperado una gran sorpresa.
Había trabajado 3 meses en ese archivo, buscando desde la gota de lluvia perfecta hasta el souffle de chocolate que tanto le gusta. Pensarás: "Lluvia, ¿para qué?", pero a Trinity le encanta una noche llena de estrellas con una leve lluvia. Además si le daba frío yo podría abrazarla en mi intento de darle un poco de mi calor.
Todo parecía perfecto, ese mismo día me conecte al Matrix para arreglar los últimos detalles. Tenía toda una "ciudad" para nosotros solos.
Estaba muy nervioso... Ella llegó dos horas antes para arreglarse. Mujeres... ya sabes como son.
Justo en el restaurante empecé a sentirme mareado. "Nervios", pensé. A fin de cuentas todo es parte de mi mente. Sentía como el tiempo pasaba lentamente.
Por fin, entro por la puerta principal, se puso aquel vestido negro que tanto le gusta y yo no podía quejar. Al verla entrar al restaurante sentía como la gabardina aumentaba 15° a la temperatura ambiental. Decidí dejármela pero le quite su abrigo y lo colgué.
Acomodé su asiento. "Gracias", dijo y me besó en la mejilla. "Te ves muy bien", comenté. Ella respondió con una sonrisa y se sonrojó. Suficiente para mí...
Estabamos al lado de una ventana con una vista que, aunque era ficción, se veía maravillosa.
"Una gran masa de luz artificial", pensé. "La luna."
Decidí ahorrarme mis comentarios y llamé al mesero.
"¿Qué desean comer?", preguntó.
Trinity miraba fijamente hacia fuera.
Pedí al mesero que se retirara. "¿Qué sucede?", le pregunté-
"Tu creaste es archivo, ¿verdad?", me preguntó. "Si", le dije, "¿por qué?" "Me encanta", dijo mientras apuntaba a la ventana.
"Llama al mesero estoy lista para ordenar", me dio.
Después de la cena decidimos ir a caminar, tomados de la mano empezó a llover. Aquella lluvia que es un rocío para la piel. No duele cuando cae y no es suficiente como para huir de ella.
Nos dirigíamos al parque unas cuantas luces lo iluminaban de manera en que todo tipo de luz solo iluminara el centro. Ahí nos esperaba el souffle de chocolate.
"Todo esto es bellísimo", me dijo, "muchas gracias".
Cuando nos sentamos en la banca y empezamos a comer, traté de hacerme a la idea de que de ahora en adelante nada ni nadie podría separarnos.
Cuando terminamos la tomé de la mano y la llevé a una fuente cercana.
Diseñe la fuente con un patrón de tiempo; cada 2 minutos el agua cambiaba de color.
Nos sentamos en un columpio frente a la fuente. Los nervios me carcomían.
después de unos cuantos minutos empecé: "¿Sabes algo?, he estado pensando."
"¿Ah, si?, y ¿en qué pensabas?".
"Pues, mi futuro ahora se ha convertido en NUESTRO futuro y pensaba que tal vez podríamos formalizarlo", le respondí. "¿De que hablas, Neo?", me preguntó.
Me arrodille y saque una pequeña caja blanca de mi gabardina. La abrí y le mostré el anillo... "Trinity, ¿quieres casarte conmigo?."
Después de haberlo dicho y al pasar 2 minutos me di cuenta de que la ponía nerviosa. M e puse de pie y la abracé. Empezó a llorar. "¿Qué sucede?", le pregunté.
"Neo... claro que quiero casarme contigo..."
Había trabajado 3 meses en ese archivo, buscando desde la gota de lluvia perfecta hasta el souffle de chocolate que tanto le gusta. Pensarás: "Lluvia, ¿para qué?", pero a Trinity le encanta una noche llena de estrellas con una leve lluvia. Además si le daba frío yo podría abrazarla en mi intento de darle un poco de mi calor.
Todo parecía perfecto, ese mismo día me conecte al Matrix para arreglar los últimos detalles. Tenía toda una "ciudad" para nosotros solos.
Estaba muy nervioso... Ella llegó dos horas antes para arreglarse. Mujeres... ya sabes como son.
Justo en el restaurante empecé a sentirme mareado. "Nervios", pensé. A fin de cuentas todo es parte de mi mente. Sentía como el tiempo pasaba lentamente.
Por fin, entro por la puerta principal, se puso aquel vestido negro que tanto le gusta y yo no podía quejar. Al verla entrar al restaurante sentía como la gabardina aumentaba 15° a la temperatura ambiental. Decidí dejármela pero le quite su abrigo y lo colgué.
Acomodé su asiento. "Gracias", dijo y me besó en la mejilla. "Te ves muy bien", comenté. Ella respondió con una sonrisa y se sonrojó. Suficiente para mí...
Estabamos al lado de una ventana con una vista que, aunque era ficción, se veía maravillosa.
"Una gran masa de luz artificial", pensé. "La luna."
Decidí ahorrarme mis comentarios y llamé al mesero.
"¿Qué desean comer?", preguntó.
Trinity miraba fijamente hacia fuera.
Pedí al mesero que se retirara. "¿Qué sucede?", le pregunté-
"Tu creaste es archivo, ¿verdad?", me preguntó. "Si", le dije, "¿por qué?" "Me encanta", dijo mientras apuntaba a la ventana.
"Llama al mesero estoy lista para ordenar", me dio.
Después de la cena decidimos ir a caminar, tomados de la mano empezó a llover. Aquella lluvia que es un rocío para la piel. No duele cuando cae y no es suficiente como para huir de ella.
Nos dirigíamos al parque unas cuantas luces lo iluminaban de manera en que todo tipo de luz solo iluminara el centro. Ahí nos esperaba el souffle de chocolate.
"Todo esto es bellísimo", me dijo, "muchas gracias".
Cuando nos sentamos en la banca y empezamos a comer, traté de hacerme a la idea de que de ahora en adelante nada ni nadie podría separarnos.
Cuando terminamos la tomé de la mano y la llevé a una fuente cercana.
Diseñe la fuente con un patrón de tiempo; cada 2 minutos el agua cambiaba de color.
Nos sentamos en un columpio frente a la fuente. Los nervios me carcomían.
después de unos cuantos minutos empecé: "¿Sabes algo?, he estado pensando."
"¿Ah, si?, y ¿en qué pensabas?".
"Pues, mi futuro ahora se ha convertido en NUESTRO futuro y pensaba que tal vez podríamos formalizarlo", le respondí. "¿De que hablas, Neo?", me preguntó.
Me arrodille y saque una pequeña caja blanca de mi gabardina. La abrí y le mostré el anillo... "Trinity, ¿quieres casarte conmigo?."
Después de haberlo dicho y al pasar 2 minutos me di cuenta de que la ponía nerviosa. M e puse de pie y la abracé. Empezó a llorar. "¿Qué sucede?", le pregunté.
"Neo... claro que quiero casarme contigo..."
