KUNG FU: LA LEYENDA CONTINUA, MÁS.

Capítulo uno: El pasado siempre regresa (I).

Peter llegó de comisaría muerto, no es que hubiera mucho trabajo, el normal, era agosto y en California hacía mucho calor en verano, así que los delincuentes parecían haberse tomado unas vacaciones también. No había nada serio, cuatro carteristas de poca monta, un par de tipos trapicheando a la salida de una discoteca, un par de exhibicionistas, vaya lo que viene a ser un coñazo. Así que cuando al fin llegó a su piso estaba dispuesto a poner el aire a condicionado a toda potencia, poner algún partido en la televisión, beberse una cervecita bien fresquita y poner la mente en blanco.

Pero sus planes de no hacer nada ya se le aguaron, en el momento en que entró en su piso y vio a su padre sentado en un taburete de la cocina, leyendo uno de sus libros (Peter molesto se lo sacó de las manos y lo volvió a colocar en la librería) abrió la nevera sacó una cerveza fría la abrió le dio un buen trago, después le ofreció una a su padre aunque sabía perfectamente que su padre no bebía alcohol, ya que los monjes Shaolin no beben alcohol, pero era cuestión de educación, más que otra cosa.

- ¿Qué te trae por aquí, papá? (dijo Peter un poco cansado tirándose en el sofá)

- ¿No puede un padre visitar a su hijo? (dijo Kwai Chang Caine en ese tono de voz calmado y relajante, aunque a Peter le sacaba de los nervios)

- Por supuesto papá, por supuesto (y se quedó callado esperando que su padre le dijera a que había venido, pero Kwai Chang Caine no dijo nada solo se sentó al lado de su hijo. Peter puso la tele para ver un partido de baloncesto esperando que eso hiciera huir a su padre, pero el hombre miró atento al partido. Peter no disfrutó nada del partido, es difícil disfrutar cuando tienes a tu lado sentado a tu padre que más parecía una figura del museo de cera que un ser vivo. En eso que llamaron a la puerta. "Salvado" pensó Peter y se apresuró a abrir, ni siquiera le dio tiempo a picar una segunda vez)

- ¿Peter Caine? (preguntó el hombre del traje)

- Sí, yo mismo.

- Es para usted (entregándole una carta) ¿Puede firmar aquí?

- Sí, claro ¿De qué se trata? (Preguntó mientras firmaba).

- Por lo general son citaciones judiciales, pero no siempre, yo solo entrego el sobre.

- Claro, si, disculpe ¿He de darle algo?

- No, nada, con la firma es suficiente, que acabe de pasar una buena tarde.

- Lo mismo digo (y cerró la puerta, cuando se giró su padre ya estaba ahí detrás de él expectante) Una carta certificada (dijo forzando una sonrisa).

- ¿Del trabajo?

- No creo, las del trabajo, llegan a la comisaría (dijo abriéndola, Peter la leyó por encima y se tuvo que sentar. Era una demanda de paternidad, reconocía el nombre de la denunciante, claro que lo reconocía fue su primer amor, estaba aún en el refugio, fue un poco antes de conocer a Paul y Annie).

- ¿Qué pasa Peter? (dijo Kwai Chang Caine preocupado al ver la reacción de su hijo)

- Es una demanda de paternidad (y le dejó la carta a su padre) debo personarme en el juzgado número 12 el próximo jueves.

- ¿Reconoces el nombre?

- Si, lo reconozco (dijo pasándose la mano por la cara). Fue hace mucho tiempo, en otra vida (dijo en voz alta pero para sí mismo. Hacía 15 años de aquello, 15, si era padre, ¿Porque ahora?).

- Entonces ¿Tienes un hijo?

- No lo sé, papá, no lo creo. No, claro que no (decía más para convencerse así mismo que para convencer a su padre).

- Deberías ir y averiguar.

- No me jodas, papi ¿En serio? (dijo con sarcasmo pero eso solo le trajo un collejón por parte de su padre)

- Entiendo tu preocupación, pero eso no es excusa para que te comportes mezquinamente con los demás.

- Lo siento, papá, me ha pillado con la guardia baja (dijo recuperando la carta).

- ¿Quieres contarme quién es esa Amanda Suarez?

- Amanda Suarez (sonrió). Era una chica argentina, bueno al menos decía ella, pero jamás la oí decir ni una palabra en español, la conocí en el centro. Ella era dos años mayor y jamás me hubiera fijado en ella, pero cuando llegué al centro, todo rapado y con mis vestimentos del monasterio, bueno…ya era la única que no me trataba como un bicho raro. Al principio solo éramos amigos ¿Sabes? (A Peter se le iluminaba la mirada su padre se dio cuenta y sonrió. Un amor de juventud quien no sonríe al recordarlo), creo que fue la primera vez que me fije en una chica de esa manera, ya sabes (dijo poniéndose rojo). Ella me ayudó mucho a integrarme, ella y Paul y Annie. Sin ellos no sé qué habría sido de mí. El hecho es que cuando llevaba allí más de un año, empecé a sentir algo más que amistad por Amanda, al principio era platónico, pero crecí y mi amor por ella ya era algo más que platónico, y aunque ella al principio solo me veía como una mascota, o eso creo, con el tiempo ella también empezó a sentir algo por mi (Peter se volvió a poner rojo).

- Peter cunado el incendio tenías 12 años y tenías 15 cuando Paul y Annie te adoptaron ¿De cuántos años estamos hablando?

- 15 (dijo bajando la cabeza muerto de vergüenza). Allí todos nos sentimos muy solos y desamparados, no es como fuera, ni como en el templo, maduras rápido y a golpes. A veces me preguntó que hubiera sido de mí si Paul y Annie no me hubieran adoptado (Peter se dio cuenta que su padre se ponía tenso y decidió matar el tema). Así que bueno, si Amanda y yo congeniamos, pero todo se acabó cuando me adoptaron, y dos meses más tarde su madre salió de la cárcel y le devolvieron la custodia de ella. Durante mucho tiempo estuve obsesionado con Amanda, pero pronto conocí otras chicas, empecé una nueva vida y no sé poco a poco la fui olvidando. Confieso que hacía años que no pensaba en ella.

- ¿Entonces puede ser que tengas un hijo, no?

- Bufff (resopló Peter) no lo creo.

- Pero…

- Si, joder, si lo hicimos, pero si hubiera quedado embarazada, ¿No crees que me lo habría dicho entonces? ¡No ahora tantos años después!

- ¡Peter! (le advirtió con el dedo, Peter se tranquilizó un poco).

- Quizás solo quiera dinero. Sabía que la familia que me iba a adoptar tenía dinero. Quizás piense que puede sacarme algo. Sea como sea el jueves saldremos de dudas. Igualmente llamaré a Paul, quizás necesite de un abogado (Kwai Chang Caine sintió como si su hijo en los momentos difíciles acudía a su otro padre, a su padre adoptivo, en vez de él, y aunque se sentía aliviado al saber que su hijo tenía gente buena con al que contar, había una parte de él muy escondida que sentía algo de celos de la relación de Peter con Paul).

La semana pasó lenta, muy lenta para Kwai Chang Caine pero para Peter pasó volada, quizás porque algo en él le hacía temer el reencuentro con Amanda. Había guardado un recuerdo de ella idealizado, era la chica dulce, lista, divertida y amable que le había enseñado ese nuevo mundo. Y ahora no quería pensar en ella como una mujer que quería aprovecharse de él y sacarle el dinero que creía que tenía su familia adoptiva.

Pero el jueves llegó y Peter se presentó en el juzgado, junto al abogado de la familia Blaisdell, sus padres adoptivos, su hermana adoptiva y su padre. El cuarto de hora de más que tardó el juez en despachar el caso anterior se le hizo eterno. Una vez dentro de la sala, Peter vio a dos chicos sentados acompañados de dos adultos. Pero Amanda no estaba por ninguna parte.

El juez los hizo sentarse a todos y empezó a leer en voz alta la demanda de paternidad interpuesta por Amanda Suarez contra Peter M. Caine. Después de leerla le preguntó a Peter si reconocía a Dante Peter Suarez y a Tomás Peter Suarez como hijos legítimos. El abogado de Peter pidió pruebas biológicas antes que su cliente contestara a esa pregunta, era la rutina, el juez emplazó una segunda vista para un mes más tarde cuando los resultados de las pruebas de ADN ya estuvieran listos. Y con eso se acabó, los dos chico se pusieron en píe y siguieron a uno delos hombres que los acompañaban.

- Eyyy, esperad (dijo Peter, el tipo aquel les dijo que si con la cabeza)

- Sois los hijos de Amanda ¿No? ¿Por qué no vino?

- No puede, está en el hospital (dijo Dante muy orgulloso). Pero tranquilo sabemos apañárnoslas solos, no queremos nada de ti, todo esto es cosa de Amanda (Kwai Chang Caine le chocó mucho que los chicos llamaran a su madre por su nombre, Peter en cambio ya no escuchaba se había quedado con lo del hospital)

- ¿En el hospital? Está bien

- Bastante bien para estar terminal, sino de que te crees que montaría todo este circo (dijo Dante una vez más). Tranquilo tío, lo más seguro es que no seas nuestro viejo, contigo ya van 4 a los que Amanda nos dice que es nuestro padre.

- Tres (dijo muy flojo Tomás).

- ¡Qué más da! Nos haremos las puñeteras pruebas y dentro de un mes nos vemos de nuevo (y prosiguió el paso hacía la salida. Tomás intentó esbozar una sonrisa y siguió a su hermano. El tipo aquel le alargó una tarjeta a Peter).

- Están en el centro Roosevelt, por si quisiera visitarlos. Su madre está en el hospital Santa María de los Ángeles, en el ala de oncología (Peter lo miró como si fuera a él a quien se le escapaba la vida). Debería apresurarse si desea hablar con ella. ¡TOMMY, DANTE, ESPERAD! (gritó al ver que los chicos bajaban las escalinatas de los juzgados) disculpen (y salió corriendo tras los chicos).