Resumen

¿Qué hubiese pasado si Ellen Smith, una atractiva científica consultor, nunca hubiese rechazado a Albert Wesker? Si… la misma mujer por quien Wesker sintió atracción cuando trabajaba en los laboratorios de Umbrella. Esta historia habla de cómo Ellen y Albert se acercan poco a poco a lo que podría ser una aventura sumamente interesante y extraña. Ambos consumidos por el dinero, poder y el egocentrismo, los dos saben que juntos podrían ser la pareja perfecta para acabar de una vez por todas con sus objetivos, pero ¿Por cuánto tiempo durará ese pensamiento?

Advertencia

Hola a todas las fanáticas de resident evil, y sobre todo de Albert Wesker.

Aquí les traigo una excéntrica historia, todo surgido por uno de los párrafos del libro "Resident evil: La conspiración Umbrella" que me ha dejado anonadada.

Esta historia esta basada, mayoritariamente, en el libro de Resident evil (vol. 1) así que si no has leído el libro, te encontraras con varios Spoilers.

También mencionar que se encontraran con un +18 durante la historia… así que preparadas chicas para sonrojarse.

Y por ultimo, mi ortografía… es mi gran debilidad, mis antiguas lectoras lo saben, pero créanme que hago todo mi esfuerzo por revisar la ortografía, les pido de corazón perdón.

Espero recibir Reviews de parte de ustedes, así me alegraran el día y lo mas importante, me animaran a saber que escribo historias que no solo a mi me interesan y me llenan, así que desde ya, muchas gracias a todos/as los/as que decidan leer este fic.


Capitulo 1

El mejor capitán

24 de Julio, 1998

Ambas manos en una pistola, una pistola que solo le quedaban diez balas. Anteriormente me había encontrado con varios zombies, los cuales deje en el suelo sin problemas, lo único que había que hacer, era dispararles su sus inservibles cabezas. Mis pasos eran ligeros y lentos, cada paso que daba hacia un leve ruido, ya que el piso era de madera, odiaba los pisos de madera por la misma razón. Mis ojos azules miraban cada rincón del pasillo, mis oídos estaba sumamente atentos a cualquier ruido, nada se movía sin mi permiso. Llegue hasta lo que parecía la mitad del pasillo, un pasillo tan angosto en donde solo cabía una persona normal al caminar, este pasillo se cruzaba con otro, miré a ambos lados, el lado derecho estaba completamente oscuro, mientras que el izquierdo era iluminado por una lámpara que estaba sobre una mesita de esquina. Mi memoria me decía que ese era el pasillo por donde debía seguir, en mi mente te divisaba el mapa completo de la mansión, no era primera vez que pasaba por estos lugares. Suspire, baje un momento mi arma y camine con mayor seguridad, quería llegar cuanto antes a la puerta del pasillo infernal. Pero había algo que mis ojos no habían visto… algo que ni siquiera mi mente recordó, en las paredes había una larga línea horizontal, muy delgada, una línea que llegaba hasta la puerta, estaba en la mitad de la altura de ambas paredes. -No puede ser - dije en voz baja con los ojos cerrados. De pronto se escucha el andar de un mecanismo junto con el ruido de una sierra, mis pies comenzaron a correr, mientras que mi corazón comenzó a latir como si de una taquicardia se tratara, era el susto que me había provocado la gran sorpresa y la gran estupidez de haber olvidado una de las miles de trampas que habían en la gran mansión de Spencer. Seguí corriendo, analice la distancia, sabía que no alcanzaría a abrir la puerta y saltar para salvarme, sentí como las grandes sierras redondas de ambas paredes se encontraban cerca de mí, así que no lo dude más, me deslice como un futbolista queriéndole robarle la pelota a su adversario, al hacerse más lento mi desliz, las sierras pasaron rápidamente sobre mi cabeza, siguieron de largo hasta llegar a la puerta, donde volvieron a guardarse en las paredes, pero luego se escucha la abertura rápida de una pequeña puerta sobre el techo, mire rápidamente, se trataba de quince o más cuchillas afiladas que amenazaban con caerme encima, estando recostada en el piso, coloque mis manos en el piso, cerca de mi cabeza, y rápidamente y con todas mis fuerzas hice que mis piernas me dieran el balance suficiente para lanzarme hacia atrás y escapar de las afiladas cuchillas. Lo había hecho perfecto, había escapado de todo lo que me esperaba si no hubiese accionado el botón secreto del pasillo, se trababa de la mismísima lámpara que había al fondo - hasta aquí has llegado - dije mientras sacaba nuevamente mi pistola y apuntaba a la lámpara, rápidamente saque mi linterna y la coloque debajo de mi pistola, ambas manos estaban ocupadas nuevamente. Me incorporé y deje escapar un suspiro, un suspiro de cansancio… pero no era todo. Unos pasos flojos se sintieron detrás de mí, los mismos pasos que un zombie haría, pero antes de girarme un disparo se escucho en el pasillo, me gire con decisión, ilumine a mi nueva dirección, el zombie había caído al suelo, apoyado en la pared izquierda, pero más al fondo, había una figura alta, de pie, y muy quieto, era Albert Wesker, en su mano derecha tenía su pistola favorita, la Beretta, y en la izquierda una linterna, deje de alumbrar su rostro, no quería cegarlo. Que vergüenza, nunca pensé que tuviera que agradecerle por "salvarme" de convertirme en un zombie.

- …eso no estaba en el entrenamiento, Smith - bajó su arma y camino con paso ligero.

Albert Wesker era mi capitán en el equipo Alfa, había recibido por cinco meses su exigente entrenamiento, tenia toda la seguridad de decir que se manejaba mejor en el cuartel de policías que en los laboratorios de Umbrella.

- Un gracias no estaría mal… - solo con su forma de hablar me imagine una sonrisa burlona en sus labios.

- Lo tenía bajo control - contesté cortante. Caminé nuevamente hasta la puerta para salir de una vez por todas del pasillo. Wesker camino detrás de mí y ambos salimos de todo peligro.

La puerta nos llevo a una habitación que tenía una escalera, la cual llevaba a otra puerta, pero en el primero piso, había dos puertas más, y si mi memoria no me fallaba esta vez, cosa que nunca lo hacía, la primera puerta a la izquierda, era la que me llevaría a la habitación en donde Wesker y yo habíamos quedado de reunirnos - Buscaré a Barry, es hora de comenzar con esto. - dijo Albert

- ¿Quién más sigue con vida?

- Chris, Jill… del equipo Bravo no he visto a nadie aun… - Albert me observaba detrás de esas oscuras gafas de sol, en su rostro solo había… nada, era difícil adivinar lo que pensaba un hombre que mostraba siempre la misma expresión. - nos veremos en el estudio - Wesker giro solo un poco su alto cuerpo y abrió nuevamente la boca para decir - y ten cuidado ¿quieres? - lo ultimo lo expreso de forma seca y algo brutal.

- …Descuida - esbocé una sonrisa mientras arreglaba mi rubio cabello tomado en forma de cola de caballo - fui entrenada por el mejor capitán del los S.T.A.R.S - dije coqueta mientras me perdía en sus gafas, eso era más que suficiente para darle las gracias por lo que había hecho con el asqueroso zombie, Wesker se quedó de pie mientras que yo, me disponía a pasar por la puerta que me llevaría al lugar acordado.

Inicio del Flashbacks

Gritos de esfuerzo eran los que se escuchaba en la sala de entrenamientos, gritos de varios miembros de los S.T.A.R.S, (Escuadra de tácticas especiales y rescates) que trabajaban para agilizar y esforzar los músculos, era una sala que contenía toda clase de instrumentos para el ejercicios, colchonetas, boxeadoras, barras, etc. Todos practicaban con sus respectivos compañeros, era un especie de circuito, donde cada grupo debía pasar de una etapa a otra. Yo y Jill nos encontrábamos junto a la gran bolsa de cuero de boxeo, la mujer que era mucho más joven que yo, no lo hacía mal, pero se notaba que le ponía demasiado empeño para dar lo mejor, una lastima.

- Bien, mi turno…- dije mirando mi reloj de pulsera, donde se habían cumplido los cinco minutos que cada uno tenía para entrenar. Deje a un lado la gran bolsa negra de boxeo que colgaba sobre nosotras. Mientras nos cambiábamos de lugar, miré a los demás, todo el resto del equipo eran solo hombres, no eran mucho, tan solo éramos cinco parejas, miré de reojo a un hombre que estaba de pie mirando a los demás, era alto, delgado, y tenia su físico atlético, tenia sus brazos cruzados, su piel era casi pálida, pero no tanto como la mía, la tez sus antebrazos desnudos lo delataban, su rostro era serio y no mostraba expresión alguna, sus ojos verdes estaban fijos en los movimientos que hacia Redfield en el suelo, medía más de un metro ochenta, era el segundo hombre más alto que había visto en mi vida, el primero, era mi padre. Su cabello corto de un color rubio casi oscuro estaba peinado hacia atrás, siempre lo llevaba de la misma forma, era gracioso pensar que utilizaba una peineta y un poco de gel para que su cabello quedara intacto y que ningún pelo de su cabellera saliera de lugar, claro que lo hacía, y al terminar frente a un espejo lo hacia con un estilo Elvis. Eso provocó que saliera una sonrisa de mi boca mientras veía nuevamente al capitán. Me gire para ver a mi compañera detrás de la bolsa de boxeo, estaba preparada.

Pensé que lo mejor era comenzar con la rutina básica, la rutina que quedo gravada en mi cabeza por casi dos años en las fuerzas especiales de Inglaterra. Cada uno de mis brazos hacían tres golpes rectos, luego de eso, golpeaba un poco más abajo, como si se tratara del abdomen de mi contrincante, seguido por una patada alta legando a la cabeza de la bolsa de boxeo, mi pie quedaba recto en el aire, luego baje nuevamente mi pierna para preparar un medio giro para golpear definitivamente el rostro del gran saco negro, esta vez mucho más fuerte y con la planta del pie golpee la bolsa, esto provocaba que hiciera un pequeño salto, como si de una patada "voladora" se tratará. Nuevamente hice el mismo recorrido, pero esta vez más rápido y con mayor agilidad, ¡pecho, pecho, abdomen, abdomen, mejilla y rostro! el último golpe lo había dado con todas mis fuerzas, eso provoco que lamentablemente Jill cayera al suelo, pero por fortuna había colchonetas debajo de nosotras. Sentí como las miradas de todos los que estaban entrenando miraban a mi compañera en el suelo, preguntándose que era lo que había sucedido. No me asuste y mucho menos me preocupé, tan solo Jill se había caído de espaldas, me acerque a ella caminando y extendí mi brazo para ayudarla a ponerse de pie - lo siento - dije fríamente mientras la ayudaba a incorporarse. Jill dijo unas cuantas cosas que no alcance a escuchar, pero no parecía estar enojada, me gire y no quise mirar a nadie, así que me limite a mirar mis manos, como si estuviese revisando mis nudillos.

- Yo me encargo señorita Valentine - dijo una suave voz detrás de mí, me giré y allí estaba, Albert Wesker sosteniendo la gran bolsa de cuero de boxeo, lo miré con el ceño fruncido, pero no tenía más remedio que seguir entrenando con el patan de mi capitán, me preparé, y juré que esta vez lo haría mejor y con más fuerzas, sería una grata satisfacción para mí verlo en el suelo al igual que Valentine.

Desafortunadamente no sucedió nada, Wesker se limito solo a moverse un poco a cada golpe que daba, estaba segura que sabía mis intenciones de querer derribarlo, al finalizar sonrío, parecía divertirle todo aquello.

Wesker dejo de sostener la bolsa y dijo - ¡Cambio!

Fin Flashback

No fue difícil tener que amenazar a Barry, solo era cuestión de observarlo para ver su punto débil, en el departamento siempre cuando podía, le echaba una mirada a la fotografía de su familia, era conmovedor ver su rostro cambiar de una actitud a otra.

Abrí la puerta de la entrada del pequeño estudio, analice la habitación y allí estaba Ellen, de espaldas, al parecer no le sorprendió el echo de ver que alguien abría la puerta, me giré para cerrarla definitivamente con llave, así, si alguien intentaba abrirla, no la iba a derribar desperdiciando balas, no en estas circunstancias.

- ¿Has encontrado algo? - pregunté para interferir con el silencio que ambos teníamos en la habitación.

- No… - respondió Ellen en medio de un suspiro - …Es una lastima que no podamos acelerar este proceso… me parece frustrante tener que quedarme aquí encerrada mientas los que los otros miembros buscan las llaves…

- Será mejor que guardes silencio, escuche disparos a unos metros de acá hace unos minutos.- dije mientras ella aun no se giraba para verlo. Caminé hasta llegar a una de las sillas que habían en la pequeña sala, me recline sobre el respaldo y pensé en lo complacido que estaba conmigo mismo por todo lo que había conseguido hasta este momento, lo que podía haberse convertido en un desastre estaba resultando ser una operación estupenda, gracias a que había pensado con rapidez. Pero de pronto, una voz me saco de mis pensamientos, Ellen se giro para verme, sus ojos azules parecía sorprendidos, le hice un movimiento con mi mano para que se quedara quieta, se trataba de voz de Barry, quien no estaba solo, alguien lo acompañaba.

- …Y entonces oí disparos y me acerque corriendo

- Espero poder devolverte el favor si alguna vez te metes en problemas -era la respuesta de Jill - De verdad me has salvado la vida.

Miré a Ellen nuevamente, estaba atenta a la conversación mirando la puerta cerrada.

- Solo ten un poco mas de cuidado, este lugar es peligroso.

Se hizo una pausa, pero todo indicaba que los dos aun seguían allí, de pie.

- ¿De verdad crees que todavía están vivos? - pregunto Barry de pronto.

- Si, además de los casquillos de bala, había todo un rastro de esas malditas criaturas al otro ala, muertos. Todos con un tiro amplio en la cabeza, ese tuvo que ser Chris… - eso hizo que Ellen sonriera ampliamente, al parecer parecía orgullosa, siempre fue muy exacta al disparar, eso pasaba cuando trabajas mucho con el francotirador, una de sus armas favoritas.

- Entonces ¿ese emblema de la estrella, ya estaba ahí? - me imagine como ambos miraban el emblema que estaba a un lado de esta puerta.

- No, lo encontré en otra habitación con trampa. Este lugar parece estar repleto de ellas. De hecho creo que deberíamos seguir buscando a los demás. - contesto Jill.

- No sé… quiero decir que tienes razón, que deberíamos tener cuidado, pero hay muchas habitaciones, y nuestra principal prioridad debería ser asegurarnos una ruta de escape. Si nos dividimos, podremos intentar encontrar con mayor rapidez los demás emblemas y buscar a los demás al mismo tiempo - hizo una pausa nuevamente y se sintió un suspiro, definitivamente el echo de que su familia quedara amenazada, lo estaba afectando - …además - continuo - ahora ya sabemos a lo que nos enfrentamos, y mientras utilicemos el sentido común, no tendremos problemas de ningún tipo.

- Barry… - pregunto al paso de unos segundos Jill - ¿te encuentras bien? Pareces… cansado

- …No, estoy bien, Solo… estoy muy preocupado por Chris, ¿sabes?

- Creo que fue una mala idea que Wesker lo mandara solo averiguar ese sonido extraño - dijo sinceramente Jill.

- Si… pero son terrenos desconocidos, de todas formas, uno de los cuatro debía averiguar que sucedía. - contesto Barry.

- ¿Sabes que sucedió con Wesker y Ellen?

- Al parecer están divididos, a Wesker no le hubiese gustado desperdiciar un camino menos por ir acompañado.

- … de todas formas, hacen un buen equipo juntos. - comento Jill, tal vez, recordando lo sucedido en el entrenamiento de hace semanas atrás.

- Ellen tiene una asombrosa habilidad, estoy seguro de que aun sigue con vida.

- Espero el capitán no se quede atrás… necesitaremos de cada uno de nosotros para salir nuevamente al bosque. - deseo Jill.

Ambos hicieron una pausa, miré a Ellen, quien ahora miraba el estante con libros que había en una pared a su izquierda.

- Creo que volveré al ala este para ver si encuentro algún rastro de Chris, ¿Por qué no pruebas arriba y comienzas a buscar los demás símbolos? De ese modo podremos registrar todas las habitaciones y luego regresar a la sala principal.

Barry camino a un extremo y dijo finalmente - Buena suerte- oyó una puerta abrirse y cerrarse y; momentos después, el ruido de unas botas sobre el suelo de madera, seguido de otra puerta que se cerraba. Los dos miembros de su equipo habían seguido su camino para ir en busca de los emblemas que faltaban.

Me parece he escogido la habitación adecuada para esperar

Ellen se movió de donde estaba y camino a la biblioteca.

- ¿Sabes a quien me encontré merodeando por los pasillos? - pregunté con toda confianza, sabiendo que ya no había nadie cerca.

Ellen no respondió, tan solo pasaba sus delgados dedos por el lomo de cada libro, como si estuviese buscando uno en especial.

- A Juan Toleman

- Me hubiese encantado ser yo quien le disparara en la cabeza… - Contesto sin ninguna emoción, dando por hecho de que era un zombie más.

- Lo sé… no sabes lo bien que me hizo.

Wesker recordó lo último que había dicho Ellen, era cierto, ahora solo tocaba esperar a que Barry tuvieras todos los emblemas en su mano. Miré nuevamente donde se encontraba, observe su figura e incline levemente mi cabeza, su cuerpo parecía esculpido por un profesional, sus curvas eran perfectas, el traje especial de los S.T.A.R.S resaltaba todo lo bueno que tenía. Ellen había tomado uno de los libro de la estantería mientras me ponía de pie para acercarme a ella, coloqué mis manos en su perfecta cintura y la acerqué a mí con delicadeza, mi rostro se acerca a su cuello para darle memoria a lo que habíamos pasado en su departamento en la ciudad de Racoon City, mi calido aliento se acercaba cada vez más a su cuello desnudo, pero antes de querer depositar un beso, Ellen se aparta y dice - No Wesker… - me quité con lentitud mientras observaba lo que tenia en las manos - Mira… - me quede mirando el libro y sentí como mi buen humor iba desapareciendo gradualmente, no podía ser, era imposible. Tome el libro que se titulaba "Águila de este, lobo del oeste". Era imposible que los investigadores hubieran enloquecido pero sin duda no estarían tan chalados como para cerrar por completo los laboratorios. No había razón alguna para ello. Lo abrí casi de forma frenética, rezando para que estuviera equivocado. Deje escapar un gemido de furia incontrolable al ver lo que había metido en el hueco interior del falso libro: era un medallón con un águila grabada en una de sus caras. Era parte de una llave para otra de las enloquecidas cerraduras de Spencer.

- No puede ser…- dejo escapar Ellen.

Era la conclusión de un chiste cruel, tenia que encontrar todos los emblemas para poder salir de la mansión. "Águila de este, lobo del oeste" repetí nuevamente en mi mente.

Lo mismo que esta escrito en la fuente

Una vez en el patio, tendría que atravesar un retorcido laberinto de túneles que acababan en una sección oculta del jardín. Allí estaba la fuente de piedra que señalaba la entrada a los laboratorios subterráneos. Se trataba de dos medallones, una con la imagen de un águila y el otro con la de un lobo. El hecho de encontrar el medallón con la imagen de un águila, significaba que la puerta estaba cerrada, y también que el medallón del lobo podía estar en cualquier lugar, absolutamente en cualquier lugar de esta maldita mansión. Ahora sus probabilidades de entrar primero a los laboratorios se habían reducido a cero, incapaz de controlar su furia y su rabia, agarro el medallón y arrojo el libro contra la lámpara de la mesa, sumiendo la habitación en una repentina obscuridad. Sintió como Ellen había soltado un ahogado grito, corto y leve. Rápidamente te sienten sus movimientos y de pronto sus ojos observan la luz de la linterna en sus manos.

- Tenemos que ir por ese medallón ahora… - dijo Ellen, como si todo lo que había pensando, lo hubiese dicho en voz alta y así, ponerla al día.

- Pues felicidades, ahora tienes algo que hacer. - dijo molesto.

Ya no tenía sentido guardar el emblema del viento, su plan perfecto se había ido al drenaje.

Ellen no dijo nada, tan solo camino con su linterna a la salida para ir en busca, de una vez por todas, del medallón que faltaba. Completamente enfurecido, Wesker se quedó de pie en medio de la obscuridad, con los puños apretados, intentando no gritar de rabia.