PRESENTACIÓN
Hola a todos.
Aquí les traigo de nuevo al muro, la historia de Jake, uno de los descendientes de William y Candy. Es una historia contemporánea, que sigue la línea de tiempo marcada en el fic "Candice". Un vistazo al ¿qué pasó después? con la familia de Candy y William a través de los ojos de este personaje, quien aún debe descubrir muchos misterios relacionados con él mismo.
Gracias por leer.
CAPÍTULO I
¡Caray! ¡Las cosas no deberían ser tan difíciles cuando uno es joven y tiene unos cuantos días libres! Sin embargo, ¿Qué puedo hacer? Debo trabajar tiempo extra si quiero ir a ese viaje de graduación que cuesta mucho más de lo que mis papás pueden permitirse. Ya bastantes ajustes han tenido que realizar al presupuesto del mes con eso de que a Rowena, mi hermanita, se le ocurrió a última hora que quería un regalo súper especial para su cumpleaños número dieciséis ¡Imagínense! ¡Una adolescente chillando a grito abierto porque quiere, necesita y desea con desesperación ese vestido de noche que descubrió en una boutique exclusiva! Papá optó por rellenarse las orejas con algodón mientras mamá intentaba negociar con Rowie. Sin embargo, cuando ella se pone en plan de princesa, no hay mucho qué hacer, salvo meter la cabeza bajo la almohada y decir sí a todo cuanto ella pida ¡Je! Me da lástima el pobre tipo al que le toque la desgracia de enamorarse de ella. Quiero a mi hermanita y mucho; pero hay ocasiones en que me agradaría que existiera un programa de inmigración a Groenlandia para inscribirla de inmediato en él.
Como les decía, es receso intersemestral y debo trabajar. Seguir a estirados tipos con blanquísimos pantalones cortos esmeradamente planchados que esperan que entienda algo de tennis, que me ría de sus chistes, que reúna las bolas perdidas y, por supuesto, que les diga que son los mejores ¡Diablos! Realmente detesto este campus: es tan exclusivo como los estudiantes que asisten a él. Sin embargo estoy aquí por una razón: justo la misma razón que me hace desear salir corriendo hasta la embajada de Groenlandia para inscribirme yo mismo a ese programa de inmigración que ojalá existiera.
El hecho amigos, es que estoy enamorado. Estoy enamorado como un loco de la mujer más hermosa que existe sobre la tierra. Daphne Clareton es el sueño de cualquier hombre. Ella es bellísima ¿Saben? Sus cabellos negros y sus ojos violeta son lo máximo aquí en la Universidad de Nuestra Señora de Beaupré ¡Qué digo en la universidad! ¡En todo Illinois! Aunque, como cada día que la veo pasar, vestida con sensuales trajes deportivos cuyas etiquetas tienen nombres de diseñadores italianos y franceses, comprendo a la perfección que, para mí, es un sueño imposible por seguro.
Daphne es hija del senador Clareton, uno de los hombres más importantes del estado de Illinois y también de la nación. Él es más importante ahora, porque se ha descubierto que es amigo íntimo del Presidente de los Estados Unidos de América. Dicen que crecieron en el mismo pueblo, y que el Día de Acción de Gracias, sus esposas se reúnen para preparar el pavo ¡Diablos! ¡A veces la gente es tan estúpida! ¿Cómo es posible que el hecho de que tu esposa cocine acompañada por la Primera Dama haga pensar a todos que tienes influencia sobre las decisiones presidenciales? Quiero decir, es sólo un pavo, y apuesto a que mamá lo prepara mucho más delicioso que cualquiera de esas dos señoras quienes, pese al respeto que me merecen, dudo que permanezcan en la cocina por más de treinta minutos al día ¡Qué digo al día! ¡A la semana!
Bueno, lo cierto es que el padre de la chica más hermosa de Chicago, también es uno de los hombres más ricos de Chicago y, por lo tanto, ella es una especie de princesa en esta ciudad. Lo cual me deja fuera de la jugada y a años luz de atreverme siquiera a dirigirle un saludo. Resulta obvio que ella jamás se fijaría en un tipo como yo, que debe trabajar para pagarse la universidad y que en pleno verano se encuentra haciendo el idiota, recogiendo las pelotas que los tiros pésimos de Steven Machintosh envían a la pista vecina ¡Diablos!
¿Mencioné que Machintosh es el novio más reciente de Daphne? Pues lo es ¿Mencioné que Daphne le acompaña en sus prácticas cada vez que puede? Supongo que no tengo qué explicarles más y habrán adivinado la razón de que esté dispuesto a pasar por esta estúpida experiencia cada vez. Podría tomar otras actividades dado mi puesto de coordinador de asistentes; pero no, aquí estoy, y vale la pena porque puedo mirar a Daphne cada vez que lo desee. Su belleza compensa cualquier incomodidad.
Oh sí. Daphne Clareton es tan bella como asediada. Cuenta en su lista de novios al hijo de Borgestone, el millonario conocido como 'El rey de la basura'; a un acaudalado ranchero de Indiana, que se rumora donó una generosa cantidad para la campaña de su padre el período pasado; a un corredor de bolsa neoyorquino y hasta a un duque europeo al que conoció durante un crucero por las Bahamas. El duque le dio un anillo de compromiso; incluso aparecieron en esa revista donde sólo retratan a príncipes y personas con títulos nobiliarios o mucho dinero; pero al final la boda nunca sucedió. Todos dicen que la familia del novio se opuso terminantemente a que él se casara con alguien que no fuera de sangre noble ¡Otra patraña tan odiosa como la del pavo con la Primera Dama! ¿Acaso no somos todos iguales? ¡La aristocracia es la invención más estúpida que el hombre pudo pensar!
Claro que respeto mucho a los aristócratas, no me malinterpreten. Después de todo, son personas iguales al resto del mundo y en ocasiones bastante amables también. Una vez vino un príncipe de no se qué país aquí al campus, porque su hijo menor estaba disfrutando de una experiencia de intercambio escolar. Ese príncipe es la persona más amable que he conocido en los largos cuatro años que llevo trabajando aquí. Llegó temprano, acompañando a su hijo, y esperó con paciencia a que les asignara la pista; lo cual, debo reconocer, jamás ha pasado por la cabeza de Machintosh, quien vocifera y grita para ser el primero en ingresar. En fin, lo cierto es que padre e hijo me cayeron muy bien y creo que yo también les simpatizé; incluso me dieron las gracias por servirles de asistente y me felicitaron por mi excelente conocimiento del francés.
¡Ah! Si todas las personas fueran así, el mundo sería un lugar mejor ¿Porqué existirán tipejos tan odiosos como Machintosh? ¡Deberían desaparecer arrasados por un tornado o tragados por la tierra o algo por el estilo!
No me estoy quejando. Es sólo que el idiota de Machintosh acaba de lanzarme la raqueta a la cara porque se encuentra furioso. No lo culpo. Su contrincante lo ha vencido con blanqueada. Ha sido fácil, porque él tiene mucho más talento que Machintosh para esto del tennis. Además, pienso que su enfado se debe a que ha hecho el ridículo delante de Daphne. No puedo evitar que la alegría me invada; al menos ella verá, aunque sea por un segundo, lo estúpido que es su novio.
─¿Estás bien, Jake? ─la que pregunta, para mi mala suerte, no es Daphne, quien ahora se encuentra abrazando a Machintosh, intentando aplacar su mal humor y no me ha dedicado ni tan sólo una fugaz mirada. No. Quien se ha interesado por mi bienestar es Mandy Chesterton, una de mis compañeras de trabajo. Ella está becada en el campus igual que yo y trabaja todo cuanto puede para graduarse como artista plástica. A decir verdad, es la única persona que ha conservado su empleo durante el mismo tiempo que yo; lo cual es lógico, porque necesita el dinero tanto como yo. Mandy tiene especial talento para conseguir que todos obedezcan sus órdenes. Incluso hubo una época en que fue manager auxiliar del equipo de Futbol. Es muy alta, y gracias a eso alcanzaba perfectamente las orejas de esos grandulones para tirar de ellas cuando la fastidiaban, lo cual sucedía una o dos veces por día como mínimo, si mal no recuerdo.
─Estoy bien, Mandy ─respondo, aunque en verdad me molesta tener que ignorar el dolor. Sin embargo, la alternativa es estrangular a Machintosh con las cuerdas de la red y eso significaría que dentro de cinco minutos estaría desempleado y sin posibilidades de reunir lo que necesito para pagarme el viaje y tampoco tendría con qué pagar los libros y demás materiales que requeriré los siguientes meses. Es cierto que estoy becado; pero como no pude obtener un crédito que la institución admitiera, aún debo hacer frente a varios gastos. Este trabajo dentro del campus es lo mejor que me ha sucedido: tengo libertad para tomar mis clases y puedo utilizar las instalaciones deportivas sin pagar la cuota respectiva; además de que las propinas son buenas ¡Diablos! ¡Creo que estoy sangrando!
─¡Estás sangrando! ─Mandy confirma mis sospechas y coloca una pequeña toalla de franela sobre mi rostro, intentando contener la pequeña hemorragia. Percibo el inconfundible aroma a lavanda del suavizante que Mandy utiliza siempre para enjuagar su ropa y comienzo a tranquilizarme. No vale la pena armar alboroto por una estupidez ¿Cierto?
─Tranquila ─explico a Mandy─. No es nada. Lo que sucede es que la raqueta tiene un borde disparejo ─digo, y comprendo que es verdad. Es curioso, pero la raqueta de Machintosh está desgastada de una manera inusual ¡Ja! ¿Y así quiere ser campeón en el próximo torneo?
─¿Sabes, Jake? ─Mandy me mira y en sus ojos puedo distinguir un brillo extraño, como el de mil estrellas peleando por emitir el resplandor más intenso ¿Suena tonto, verdad? pero así me lo parece. Recuerdo aquella vez que ella encestó el punto de la victoria durante la jornada deportiva de empleados contra catedráticos, ese día creo que también brillaron estrellas en mis ojos, porque lo cierto es que de verdad me emocioné por ese estupendo tiro ¿Mencioné que Mandy juega basquetbol como nadie? ¡Es la reina de los tiros de tres puntos! Bueno, justo ahora Mandy me mira como si estuviese participando en una carrera y hubiese cruzado la meta en primer sitio dejando al segundo lugar un kilómetro atrás. Extraño.
─¿Qué? ─pregunto, mirándola. Ella me confunde ahora, porque siempre me descoloca verla sonreír, ya que eso es algo que no hace seguido conmigo. Su sonrisa resplandece como la luz del sol en primavera.
─¡Eres un tipo estupendo! ─exclama, y luego me da un sonoro beso en la mejilla al tiempo que me abraza efusivamente. De paso, desordena mis cabellos, revolviéndolos con sus fuertes dedos jala-orejas de jugadores de Futbol. Es curioso, pero ella siempre hace eso para demostrar cariño. Buena suerte la mía que no me quiera demasiado a menudo. A decir verdad, la mitad del tiempo ella sólo desea matarme y la otra mitad resopla disgustada por cualquier cosa que digo. Todos por aquí piensan que soy la persona que le ha impulsado a perfeccionar ese odioso gesto de poner los ojos en blanco. No veo porqué; es decir, no creo ser tan desagradable. Sólo soy un tipo normal... tan normal que me enamorado de la misma chica de la cual se enamoran todos los tipos en Chicago y sus alrededores.
Suspiro con pesar mientras comienzo a seguir a Mandy hacia la enfermería. Sin poder evitarlo, dirijo una última mirada a Daphne Clareton y el perdedor de su novio. Y, pienso que, por una vez, sería bueno no ser un tipo estupendo, sino un tipo con mucho, mucho dinero.
