Otra noche sin dormir, otra noche en la cierra los ojos y lo primero que aparece en su mente es su rostro, aquellos ojos grises, fríos, pero cuando la miraba a ella eran tan cálidos, tan llenos de amor que accedía siempre a lo que le pedía, su cabello rubio palatinado y su piel blanca, como si de un ángel se tratara. Su ángel…

Una rebelde lágrima cae desde uno de sus ojos color almendra, recorre su mejilla, hasta desaparecer en sus labios. Esos labios que nunca más podrán probar los de él, porque la dejo, por que cuando más felices eran, la vida se lo arrebató…

Cansada de no poder dormir y de que miles de recuerdos la invadan, sale a caminar a la orilla del mar. Porque ese era el sueño de él, vivir al lado del mar, dormir con el sonido de las olas estrellándose contra la playa.

Camina y deja que las olas mojen sus pies, sentir el agua fresca la despeja un poco, pero ni eso logra borrar aquellos felices recuerdos que no hacen más que llenarla de añoranza y de tristeza.

-¡¿Por qué?-grita al cielo, a sabiendas d que no va a obtener respuesta- ¿Por qué te fuiste?, ¿por que cuando más felices éramos, cuando nuestros amigos habían aceptado nuestra relación, cuando habíamos conseguido la casa de nuestros sueños, y cuando estábamos a días de casarnos?, ¿por qué? ¿Por qué me tuviste que dejar...?-termina en un susurro

Pero lo que ella no sabe, es que no está sola, a su lado hay un ángel que la cuida, a su lado esta él, queriendo abrazarla y poder decirle que está bien, poder probar sus labios otra vez, limpiar las lagrimas que siempre están presentes en su rostro, volver a pintar la sonrisa que antes adornaba su cara. Él siempre está con ella, jamás la abandona y hay noches en las que no soporta verla tan triste, que no soporta saberse el causante de esa tristeza, así que la abraza, sabiendo que ella no lo sentirá, sabiendo que para ella, él es invisible, él no está.

La ve, sentada en la arena, escribiendo su nombre junto a ella, y llorando por su recuerdo, como cada mañana, que le escribe una carta, le dan un beso y la pone sobre su lado de la cama, que queda tapizado con cartas dirigidas a él, que sin que ella sepa, él las lee, y lagrimas traviesas se resbalan de sus grises ojos. ¿Por qué cuando habían logrado tantas cosas, un camionero borracho tubo que acabar con su vida?, que rápido acabó con la felicidad de dos personas, que rápido él se fue de este mundo, porque ahora él lo comprende, la vida humana no vale nada, es tan frágil y delicada, que en menos de un segundo se puede terminar, al igual que la felicidad, al igual que la luz de los ojos almendrados de la castaña…

Ella sigue en la orilla del mar sentada y llorando, sus hombros se mueven al ritmo de sus sollozos.

-tranquila Hermione, no estás sola, yo estaré siempre contigo, aunque tú no lo sepas- él sabe que ella no lo escucha, sabe que hablarle es en vano, pero se sorprende al escuchar que ella abre sus labios y deja escapar tres palabras que hacen que él, se una a su llanto:

-Draco… te amo…