Hasta lo imposible
Te encuentras mirando como el arroyo, que fluye por aquel frío bosque, sigue su curso. Se hace camino entre las piedras y, poco a poco, se mezcla con la dulce agua de río. Es el ciclo natural de las cosas.
Estás parada, inmóvil, y, cuando sientes sus manos en tu pequeña cintura, tus ojos se abren desmesuradamente. No lo has visto venir y no lo entiendes. Puedes ver el futuro, sí, pero él te pone nerviosa, extremadamente nerviosa, tanto que ni siquiera puedes tener una visión clara. Tampoco parecen detectarlo tus sentidos de vampiro.
Sus manos, aún agarradas firmemente a tu cintura, te parecen cálidas y demasiado grandes. A pesar de eso, te sientes como si pertenecieras exactamente allí y ningún otro lugar más.
La nieve comienza a caer suavemente, y los copos se posan sobre su cabello, dándole un aspecto cómico.
Jasper toma tu cara y, antes de posar sus suaves labios sobre los tuyos, te sonríe radiantemente. Y es ahí, cuando te propones hacer todo lo posible para que vuelva a sonreír de esa forma. Porque Jasper no se merece volver a sufrir nunca más y tú, Alice Cullen, harás hasta lo imposible con tal de verlo feliz.
