Título: Azar
Renuncia: Nada es mío.
Sumario: El accidente con el trol no pasó, Hermione no es amiga de Harry ni de Ron.
Importante: Me parece que esto caería bajo la denominación de Crack Fic, están advertidos.
Parejas: Hermione Granger/Adrian Pucey
Notas: Sé lo que van a decir, esta tipa no ha terminado ninguna de sus historias y ya esta empezando otra, pero no es así, este fic va a ser muy pequeño, tres capítulos máximo.
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Septiembre de 1991
Hermione Granger caminó lo más rápido que pudo por los pasillos de Hogwarts en busca de un rincón solitario para poder llorar, no podía creer lo que había dicho sobre ella ese niño Weasley, después de que había tratado de ayudarlo con el encantamiento, eran de la misma casa, se supone que debían cuidarse mutuamente la espalda y ayudarse en caso de necesitarlo, eso es lo que había dicho la profesora McGonagall, dijo que ser parte de Gryffindor era como ser parte de una gran familia.
No era la primera vez que le sucedía algo así, en la escuela muggle a la que antes iba la escena era bastante frecuente, siempre había algún niño que la molestaba por ser inteligente y "querer lucirse", había querido creer que en el mundo mágico sería diferente, llegó llena de esperanzas y en su entusiasmo no pudo refrenarse de estudiar tiempo completo durante todo el verano, no era su culpa que una lectura fuera suficiente para comprender y asimilar toda la información, pero ya no importaba, en la escuela primaria no se había dejado lastimar por sus comentarios y estaba decidida a salir adelante en Hogwarts también, sería más difícil porque no tenía a su mamá, no tenía a una maestra en quien confiar y no tenía a una amiga que le secara las lágrimas, estaba sola pero Robert Granger, su papá, decía que lo que no nos destruye nos hace más fuertes y Hermione estaba decidida a no dejarse destruir por Ron Weasley y sus comentarios.
Al pasar por los baños de niñas Hermione pensó en entrar y dejar correr las lagrimas que le picaban los ojos y comenzaban a nublarle la vista pero sabía que alguna de sus compañeras de dormitorio la vería y entonces toda la escuela sabría de lo mucho que Ron Weasley la lastimó, ese era un gusto que no le iba a dar, así que Hermione siguió su recorrido hasta la torre de Gryffindor y después continuó hasta su dormitorio, una vez recostada en su cama con una almohada cubriéndole el rostro, Hermione dejó escapar un llanto amargo y resentido, sólo una vez, sólo esta vez, por única y última vez, por las esperanzas disipadas, para lavar el resentimiento y para calmar las ganas de odio, para empezar otra vez.
Esa noche Hermione no bajó a cenar, prefirió quedarse en su dormitorio con la luz apagada y con las cortinas de su cama protegiéndola de los susurros escandalosos de Brown y Patil, al parecer un evento excepcional ocurrió en la cena pero la castaña no puso atención, estaba demasiado cansada y mañana comenzaría de nuevo.
Se quedó dormida con la extraña idea de que un trol había entrado a la escuela.
Al siguiente día se alegró de no haberse quedado en el baño de niñas.
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Diciembre de 1993
Nerviosamente Hermione dijo la contraseña a la gárgola que custodiaba la entrada a la oficina de Albus Dumbledore, había planeado este encuentro durante todo el verano, había ensayado lo que iba a decir e incluso tenía argumentos a prueba autoridad déspota en caso de que el director de Hogwarts le negara su petición con un simple 'no'.
- Adelante- se escuchó la amable voz del profesor Dumbledore, inmediatamente Hermione tomó un largo respiro y entró a la oficina.
- Señorita Granger, adelante, tome asiento. ¿Puedo preguntar que la trae por aquí?-. Su voz parecía honestamente curiosa y amable, Hermione se acomodó en su silla y comenzó.
- Vengo a quejarme- inició Hermione con voz firme y con la mirada al frente, pero en cuanto las palabras salieron de su boca la chica se sonrojó y evitó los ojos azules del director, se supone que iba a pedir pero al parecer su boca prefería exigir y quejarse.
- Ya veo, y ¿puedo saber por qué?-
- Son las clases… los maestros son muy buenos y sé que esta es una de las mejores escuelas, créame estoy muy orgullosa de estar aquí… pero francamente no puedo más-. No lo podía creer, se supone que había ensayado esta entrevista, sabía qué es lo que iba a decir, pero muy pocas veces había hablado con el director y se sentía un poco, bueno demasiado, intimidada.
- ¿A qué se refiere? Espero que no este pensando en abandonar la escuela-. Hermione notó que el director sonaba un poco inquieto ante tal prospecto.
- No, es sólo que… No hay un reto, no quiero sonar arrogante pero honestamente me aburro en clase, la teoría la sé y la práctica la perfeccioné antes de comenzar el curso, incluso estoy ayudando a algunos alumnos de cuarto grado en sus clases. A excepción de Adivinación, que abandoné por falta de credulidad, tengo excelentes calificaciones en todas las demás clases, incluso pociones- explicó Hermione tratando de no sonar como una molesta y arrogante sabelotodo, pero era la verdad, cada día los maestros le intentaban enseñar algo que ya sabía, este año incluso había solicitado una giratiempos para poder tomar más clases pero era igual, incluso las nuevas clases fallaban en excitar su mente, Aritmacia era hasta el momento su favorita, compleja y exacta, requería de razonamiento y lógica, la materia en sí estaba bien pero las clases eran demasiado básicas, ella quería lidiar con problemas complejos, no era ninguna neófita.
- Ya veo…- murmuró Dumbledore, y sí veía, entendía qué es lo que decía la chica, estaba seguro de que no era la primera en sentirse así, él mismo había sufrido de falta de estimulación intelectual, sabía que tan frustrante podía ser sentarse a escuchar algo que había aprendido desde mucho antes; para lidiar con el aburrimiento de las clases él se había concentrado en las antiguas leyendas de las reliquias de la muerte, con algo tenía que combatir el ocio. Tom Ryddle también había pasado por lo mismo, había sido un auténtico genio, al no encontrar un reto en sus clases, el chico se había volcado en magia compleja que explotara todas sus habilidades y lo obligara a ir más allá, magia negra. Sí, Dumbledore sabía perfectamente que a veces la inteligencia puede llevar a lugares peligrosos, es fácil dejarse llevar por el ocio cuando no hay retos en las clases. Pero en realidad, no había mucho que hacer al respecto, excepto seguir estudiando y tratar de sobrellevar el aburrimiento con algún pasatiempo, preferiblemente uno que no requiriera de hacer visitas frecuentes al ala prohibida de la biblioteca.
- En el mundo muggle, cuando algo así pasa, lo más recomendable es llevar al alumno a instituciones especiales, escuelas que exploten su potencial y le ayuden a desarrollarse en todos los ámbitos que desee… cuando eso no es posible, entonces el consejero escolar recomienda que el alumno avance uno o dos grados según el resultado de las pruebas de ubicación que presente, hay prodigios que se gradúan sin siquiera pisar el salón de clases- comentó Hermione tratando de leer las expresiones del director de Hogwarts.
- ¿Y qué es lo que sugiere señorita Granger?-. Albus Dumbledore no tenía duda de que Hermione Granger era la bruja más inteligente que Hogwarts había visto en varios años, la prueba estaba en que justamente el año pasado la chica había hecho un interesante descubrimiento que impresionó a la comunidad mágica, sí, era inteligente, pero de ahí a que pudiera pasar sus EXTASIS en su tercer grado había un largo camino.
- Quisiera tomar clase con los alumnos de cuarto grado- sugirió la castaña preparándose para la negativa del director, había buscado precedentes en la biblioteca de la escuela pero no había encontrado nada, al parecer dejar que un alumno se saltara un año nunca se había hecho, aunque Dumbledore estuviera de acuerdo, la decisión no era completamente suya.
- Señorita Granger, entiendo cómo se siente, me gustaría poder ayudarla pero como ya debe saber, eso nunca se ha hecho, un cambio así necesitaría del visto bueno del Consejo de la escuela- explicó Albus Dumbledore a su alumna tratando de no darle esperanzas falsas.
Hermione entendió lo que el director no dijo, el consejo de la escuela estaba formado por varios padres de familia, en su mayoría de sangre pura, no todos ellos eran del todo malos, pero la mayoría estaban comprados por Lucius Malfoy, Hermione no lo conocía personalmente pero había escuchado lo suficiente para saber que el hombre haría todo lo posible para evitar que una hija de muggles recibiera un trato tan especial, eso sería reconocer que hay inteligencia en los sangre impura.
Pero precisamente porque tenía a los "sangre-endogámica" en su contra es que quería hacerlo aún más, algunos Slytherin como Draco Malfoy habían comenzado a molestarla con virulencia desde que comenzó el nuevo periodo escolar, sus primeros dos años de Hogwarts había pasado relativamente desapercibida, no era más que esa niña empollona y molesta, Draco Malfoy ni siquiera se molestaba en dirigirle algún insulto, estaba demasiado ocupado peleando con Harry Potter y Ronald Weasley, lo único que Hermione había soportado del rubio fueron miradas de disgusto y siseos de desprecio, nada que no pudiera quitarse de la espalda con la sonrisa condescendiente de quien entiende los conceptos básicos de genética y sabe que entre más variedad haya en la alberca de genes, menor posibilidad de cigotos podridos, en cambio, estaba segura de qué Malfoy no sabía ni quién era Mendel.
Pero este año, el Slytherin la había detenido en varias ocasiones para dejar oír su molesta y estúpida opinión, así que Hermione se había visto obligada a regresar el favor, y por primera vez, Draco Malfoy la había llamado "sangre sucia", había escuchado antes el insulto aunque no dirigido a ella, sabía que era un insulto grave en la sociedad mágica, sin embargo Hermione sabía que dicha palabra estaba basada solamente en falta de educación así se que se limitó a mirarlo como la sabandija que es y le pidió que por favor fuera sacudirse la ignorancia a otro lado.
Hermione sabía porque la nueva actitud hostil y directa, el año pasado había atraído atención indeseado sobre sí misma, un basilisco aterrorizó a los alumnos de Hogwarts, petrificó a varios alumnos y mató a una chica de primer grado, Ginny Weasley; cuando la niña desapareció Hogwarts tuvo que cerrar sus puertas por quince días, los alumnos se fueron a sus hogares (Potter y Weasley tuvieron que ser llevados en calidad de bulto) y los pasillos se llenaron de aurores y expertos en bestias mágicas, pero antes de irse Hermione Granger entregó los frutos de su investigación y sus conjeturas a la única auror que quiso escucharla, Nyphadora Tonks. No era nada impresionante, simplemente les sugirió buscar en las tuberías y usar básicas gafas oscuras cuando encontraran a la bestia, si la reina de las serpientes mata cuando mira a la víctima a los ojos, de ahí sigue que si no puede ver los ojos… pero al parecer los magos no eran familiares con accesorios de moda, así que renuentemente acreditaron a Hermione la idea, los Slytherins no estaban felices, la mascota de Salazar había muerto a manos de los aurores que a pesar de todo llegaron demasiado tarde, cuando llegaron a una cámara secreta del castillo Ginny Weasley yacía muerta y con una cuaderno en la mano en el cual confesaba haber sido la culpable de despertar y soltar al basilisco, pedía perdón a la escuela y a sus padres quienes nunca creyeron que su hija pudiera hacer algo así, tampoco el niño-que-vivió lo creía y aseguraba haber visto un diario que podría llevarlos al verdadero culpable, pero nadie encontró el dichoso diario, lo único que le dio un poco de validez a su historia fueron unas huellas en la cámara y la falta de varita en el cuerpo de Ginny Weasley, pero no fue suficiente para los aurores y unos días después las clases reanudaron. Lucius Malfoy, presidente del consejo de Hogwarts ordenó que se clausurara la cámara y al ver que no iba a poder lograr la expulsión los Weasley pidió que se les mantuviera bajo estricta vigilancia.
Así que eso dejaba a Hermione en una posición bastante vulnerable, sabía que no podía pedirle a Dumbledore que abogara por ella, el patriarca de los Malfoy estaba buscando cualquier excusa para correr definitivamente al director, casi lo había logrado el año pasado pero los demás miembros alegaron que no había nadie más para la posición y ante una mayoría unida, Lucius Malfoy no tuvo de otra más que ceder. Este año, el presidente no era Lucius Malfoy sino el papá de Ernie Macmillan, eso le daba un poco de esperanzas.
- Lo sé, por eso he pedido una entrevista con el Sr. Macmillan, pienso que tal vez cambiar de grado en este año sería difícil porque le ciclo escolar ya ha empezado pero si al final de este curso me da a oportunidad de presentar los exámenes de tercero y de cuarto grado entonces el siguiente año podría comenzar en quinto grado- explicó Hermione.
- Ya que los exámenes para cada año son distintos días, no veo porque no pueda hacerlos si es que verdaderamente se siente capaz, sin embargo déjeme advertirle que no está permitido que se sobrepase en sus horas de estudio y preferiría que no abusara del giratiempos- advirtió Albus Dumbledore a su alumna, no estaba completamente seguro de que la chica consiguiera permiso para presentar los exámenes pero supuso que valía la pena hacer el intento.
- ¡Gracias!- exclamó Hermione con una gran sonrisa, eso es lo único que buscaba del director, su consentimiento para presentar los exámenes, si los pasaba, y era seguro que los iba a aprobar, entonces el consejo no debería tener objeciones para permitir su rápido avance.
La castaña salió de la oficina de Albus Dumbledore sintiéndose emocionada ante el prospecto de tomar clases que presentaran un reto, ya estaba harta de sentarse al frente del salón y contestar preguntas ignominiosamente fáciles, esperar impaciente a que el resto de la clase hiciera el hechizo correcto, soportar las miradas resentidas de chicos como Ron Weasley, escuchar las preguntas obvias de algunos Ravenclaws que creían poseer una mente exquisita cuando en realidad sólo eran medianamente e inteligentes y demasiado estudiosos, estar rodeada de niños que carecían de sentido común básico, niñas lloronas e insípidas que lloraban por cosas estúpidas.
Le dolería abandonar a Neville, su mejor amigo, el chico era un manojo de nervios cada vez que tenían clase de pociones y era bastante inseguro, Hermione lo había ayudado cuanto pudo en todas las clases y en sus problemas de timidez y autoestima, era lo mínimo que podía hacer, desde el primer día de clases Neville había sido el único que la trató bien, a pesar de ser hija de muggles, a pesar de que los maestros la felicitaban mientras que a él lo veían con exasperación, Neville nunca se desquito con ella, nunca había cedido a la tentación de unirse a Ron Weasley en sus burlas y nunca le reclamó ser una sabelotodo, en Neville Longbottom Hermione encontró al mejor amigo que había buscado desde ese primer día de clases, juntos habían salido adelante a pesar de las burlas y los comentarios del resto de la escuela, por eso Hermione se había propuesto una misión en segundo grado, hacer de Neville Longbottom el joven confidente y listo que debió ser, el heredero de sus padres y futuro patriarca de los Longbottom, el niño que vivía dentro y tenía miedo de salir, ahora solo tenía el resto del año para lograr su cometido porque al siguiente curso estarían en distintos grados, Neville estaría sólo en pociones.
Sin saberlo, Neville también había hecho mucho por su única amiga, la salvó de una soledad inminente y la obligó a salir a tomar el sol en vez de empolvarse en la biblioteca, pero no pudo hacer nada para suavizar esa arrogante actitud de mandona sabelotodo que Hermione usaba para tapar su inseguridad, al contrario, al pasar la mayor parte de su tiempo libre estudiando y leyendo, Hermione se dio cuenta de una cosa, era realmente inteligente, perspicaz, intuitiva, entendía fácilmente la teoría mágica y la practica era como la tabla del uno, no era simplemente que se la pasara memorizando libros en la biblioteca, había dejado de estudiar y leer para pasar con excelentes calificaciones las materias, ahora estudiaba por el conocimiento en sí, con el fin de saciar la sed de su mente y las inaguantables ganas de saber y entender más, buscaba retos cada vez más difíciles, problemas más complejos, pociones casi imposibles, hechizos antiguos, desconocidos, nuevos, modificaba conjuros y encantamientos para que se acomodaran a sus necesidades, las clases de tercer año simplemente no eran suficientes; como resultado de su curiosa y profunda mente Hermione dejó usar su inteligencia para cubrir sus inseguridades, ya no se sentía incómoda ni inadecuada, su nueva escuela yo no le daba miedo y no sentía la necesidad de mostrar su cocimiento para probar que sí pertenecía al mundo mágico, sin embargo su actitud siguió siendo bastante insoportable para sus compañeros de clase, si antes compensaba su inseguridad con su actitud de sabelotodo ahora su seguridad la volvía una arrogante y orgullosa chica que rara vez se molestaba con ejercer la humildad.
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Junio de 1996
Hermione Granger estaba molesta, enojada, iracunda, estaba preparada para maldecir y hechizar al primer idiota que se atreviera a interponerse en su camino, esperaba que ese idiota fuera el-estúpido-niño-que-no-tuvo-la-decencia-de-moririse-y-no-tiene-reparos-en-poner-en-peligro-la-vida-de-los-demás, y hablando de Harry, "el Huérfano mártir", Potter:
- ¡Potter!- el chico volteó a ver quien lo llamaba y al ver a Hermione Granger, ex -compañera de clase y compañera de casa, se preparó para un enfrentamiento.
Hermione se paró justo enfrente del chico y lo miró de arriba abajo con una mirada de reproche y disgusto.
- Quieres explicarme por qué insana razón mi mejor amigo está en el hospital de San Mungo peleando por su vida- de acuerdo Neville no estaba exactamente peleando por su vida pero el chico si estaba bastante maltratado y necesitaría permanecer en el hospital dos semanas más, sobra decirlo, Hermione no estaba feliz.
Harry sintió la necesidad de desviar la mirada y aceptar su culpa pero no iba a dejar que la castaña empollona lo hiciera sentir mal, ya tenía suficiente consigo mismo, además Neville fue el que insistió en acompañarlos a él y a Ron al departamento de misterios, fue bajo su propia responsabilidad, el chico les había asegurado que había conseguido una varita a su medida y que había estado practicado con Hermione lo suficiente para poder defenderse, Harry detestaba admitirlo pero estaba agradecido de que Neville se les hubiera unido a la expedición, sin él Ron habría muerto.
- ¿Qué no leíste el periódico Granger?- sabía que no era lo correcto responderle de esa forma, pero en realidad sólo así podía hablar con la chica, la animosidad entre ella y los dos amigos de Gryffindor había crecido bastante gracias a Ron y su inhabilidad para mantener la boca cerrada.
Hermione entornó los ojos y cruzo los brazos en actitud desafiante, asi que "el elegido" iba a jugar al sarcasmo, absurdo, Hermione había demostrado que su lengua era venenosa cuando así lo quería, pero en esta ocasión su rabia requería de mediadas extremas para ser tranquilizada. Además, tenían un público, quería que esto quedara en la mente de todos los presentes.
Harry creyó que estaba a salvo, después de verlo con ira en esos ojos cafés, la leona de Gryffindor se dio la vuelta y sus rizos lo golpearon en el rostro pero Harry no se molestó, al menos no había tenido que pelear con la chica.
Los demás alumnos lo vieron casi en cámara lenta, por un segundo creyeron que no iba a haber confrontación, la castaña se dio la vuelta y parecía dispuesta a irse pero al último momento volvió a enfrentar a Harry Potter con fuego en los ojos y con un derechazo que se estrelló con un retundo golpe en la mejilla del niño-que-vivió, Hermione Granger había puesto todo el peso de su cuerpo en el golpe y Harry Potter no se lo esperaba, por eso no fue realmente sorprendente para el público el ver al elegido tratar de mantener el equilibro con torpes pasos y sus gafas en el suelo, completamente arruinadas, pero al parecer la castaña no había terminado, en seguida sacó su varita y la apuntó al cuello del chico.
- Escucha y escucha bien Potter, te he visto por cinco años de Hogwarts arrastrar al pelirrojo en cada misión suicida que se te ocurre, por mi ustedes dos pueden seguir jugando Sherlock y Watson cuanto deseen, pero si alguna vez vuelves a llevar a Neville a otra de tus "gestas de héroe iluso" te juro que el señor oscuro va a ser el menor de tus problemas. La única razón por la que sigues en pie es porque le prometí a Neville que no te lastimaría, mucho. Sé que tu complejo de héroe te impide ver la realidad a tu alrededor, si quieres jugar a ser el Mesías del mundo mágico anda tú con tu delirio pero no arrastres a los demás, alguien necesita decirte que no eres nadie especial, ya basta de hacerte la víctima, te crees atrapado en situaciones que no creaste, pues no es cierto, si tan solo dejaras de meter tu ofensiva nariz en asuntos que no te atañen y crecieras unas cuantas neuronas en tu cabeza en vez de usarla para parar bludgers, no te verías inmiscuido en tanto peligro-. Con eso Hermione se dio la vuelta y con un golpe de sus rizos a la cara del chico se alejó con pasos lentos pero decididos, como una leona paseando deliberadamente por enfrente de su presa, necesitó de toda su fuerza de voluntad para no sobarse la mano derecha.
Harry la vio irse mientras esperaba a que su rostro dejara de dolerle, ese golpe había sido completamente inesperado, estaba preparado para un hechizo, una maldición, pero no un puñetazo, ahora Harry sabía cómo se debió haber sentido Draco Malfoy en tercer año cuando la castaña le había aplicado el mismo tratamiento, lo mismo que Ron, a quien le había tocado su turno en cuarto grado cuando se burló de Hermione por no tener una pareja para el baile de navidad, para untar limón en la herida, aunque no adrede, Hermione se había presentado al baile del brazo de Viktor Krum, estrella de quidditch.
- Harry ¿estás bien?- le preguntó su novia, Cho Chang, mientras recogía sus lentes del suelo, el chico seguía demasiado estupefacto como para responder. Podía probar sangre en la boca.
Al ver que Harry seguía con una mano en la mejilla, la chica lo tomó del brazo con intención de llevarlo a la enfermería.
- ¿Qué sucede Potter?¿El golpe de Granger te terminó de dejar imbécil?- se burló Draco Malfoy en cuanto Potter y su novia pasaron por enfrente de él, había visto todo el encuentro y no podía resistir las ganas de reír, casi le daban ganas de enviarle flores a la sangre sucia, quien diría que algún día se alegraría de que la castaña tuviera tan buen derechazo, sentía un profundo sentimiento de satisfacción y de envidia, la chica de sexto había hecho algo que él mismo había deseado hacer por años pero nunca había logrado, poner a Potter en su lugar, especialmente ahora que su padre podría haber ido a Azkaban por su culpa, afortunadamente el estúpido de Potter había actuado exactamente cómo lo habían previsto los mortífagos, al creer que el licántropo estaba siendo torturado el chico corrió ciegamente hacia la trampa, quitarle la profecía fue fácil, pero los aurores llegaron y no les dio tiempo terminar con el cuatro ojos y los dos idiotas que lo acompañaron al departamento de misterios, Potter dio nombre y descripción de los mortífagos pero como todos escaparon nada se pudo comprobar.
