-¿Es que no nos pueden dejar en paz? – Gritó Alice fuera de sí – ¡Te lo hemos dado todo!¡y ustede decean separarnos!

-Inglaterra… cállate y déjame hablar –respondió uno de sus superiores – tu insolencia hacía parece no tener límites. Es lógico que me odies, pero primero escucha lo que tengo que decir.

-Iggiko… - dijo Emily– deja hablar… primero oigamos que tiene que decirnos.

-Tú siempre tan pacífica America, Inglaterra debería aprender de ti.

-Eso no quiere decir que el odio hacia ustedes no fluya por mi venas superiores, tengan eso claro –respondió Emily sin dar lugar a discusión.

-Os he traído aquí para hacer un trato con vosotras – le dijo el superior de Inglaterra segido por el de america

– a pesar de tu actitud Inglaterra, ya me he cansado de veros sufrir. No puedo decir que os entiendo, a mi esos sentimientos me son tan ajenos como a vosotras el poder que yo ostento. Es por eso que no volveréis a tener que batallar entre ustedes nunca mas, pero no podemos afirmar una alianza después de su emancipasion, pero ya no deberán seguir fingiendo un odio que no sienten.

-Cuál es el truco… -respondió Alice suspicazmente – tiene que haber algo más, no se puede cambiar una vida por nada.

-Eso queridas niñas lo sabréis a su debido tiempo… -dijo el superior europeo- ahora las cosas seguirán igual que ahora. Una cosa si os advierto, nadie ha de ver vuestra relación.

-¿A qué te refieres? – preguntó Emily aunque ya sabía la respuesta.

-Pueden murmurar, pueden pensar y pueden sospechar –dijo el superior – pero por lo de ahora, nadie ha de presenciar los sentimientos que vosotras dos os profesáis, si alguien lo descubre… las consecuencias para las dos serán más que terribles. Avisadas quedáis. Ahora marchad en paz.

-Superiores… -murmuro Alice – Gracias…

-No me las des aún, es posible que a ti menos que nadie te guste el cambie el cambio Inglaterra –respondió el superior – es mejor, pero no necesariamente bueno, tenéis que perder algo, pero os aseguro que no será ni vuestro amor ni vuestras vidas. Nos veremos en unos años.

OoOoO

Emily se vistió a toda prisa, tenía que ir al congreso, tenía que verla, tenía que encontrarla.

-Vaya muy animada y rápida te veo esta mañana – le dijo Maddie cuando corría a su lado - ¿Te ocurre algo Emily?

-Simplemente estoy contenta – contesto la aludida – tengo ganas de llegar al congreso.

Nada más llegar a los pies de la escalera la vio, Alice Kirkland, tan bella y hermosa como siempre había sido, en lo alto, acaparando la atención de todo el mundo, pero sin que nadie acaparase la suya. Hasta que la vio, a su Emily, a quien llevaba esperando al menos veinte minutos Bajó las escaleras con paso lento y se puso delante de ella, la miró directamente a los ojos y dijo:

-Jones no me encuentro muy bien, ¿podrías acompañarme a mi casa por favor? – y girándose hacia Maddie añadió -¿Podrías dar tú el aviso en la sala de profesores?

Maddie miró a una y otra chica como si no se creyese lo que acababa de pasar y dijo un tímido:

-Va… vale

Y sin decir nada mas, ambas chicas partieron rumbo a la mansión Kirkland.

OoOoO

Cuando Seychelles les sirvió el té, Alice le dijo que el resto del día no quería ser molestada bajo ninguna circunstancia, que si necesitaba algo ya lo haría saber.

-Emily… -dijo la chica cuando estuvieron solas-quiero que te vengas a vivir aquí y hagamos pública nuestra amistad. Diremos que formamos una alianza y nadie dira absolutamente nada. ¿Estás de acuerdo?

Emily solo asintió sorprendida por la rápida resolución de Alice.

-Iggiko… en lo que refiere a Ivan…

-Dime Emily – le dijo la chica con una sonrisa – que quieres saber.

-¿Te molestara si le veo? –preguntó la chica algo preocupada. Ahora entendía la razón de su cambio de gesto ante su mera mención.

-Por supuesto que no – respondió Alice con total sinceridad - él es tu amigo. Lo que viste estos meses eran celos porque no sabía si me elegirias o no, si te enamorarías de él y me olvidarías, pero ahora tengo claro que me amas Emily, y que estoy en tu corazón. Eso sí… si intenta propasarse, se las verá conmigo y ya salió perdiendo una vez…

Emily sonrió y asintió feliz. De pronto su cara se tornó en extrañeza y dijo ladeando la cabeza:

-¿Mañana no se celebraba la fiesta de tu cumpleaños? ¿Cómo es que no hay ningún preparativo ni nada?

-La cambie para la semana que viene Emily – dijo Alice –Además… se supone que no me encuentro bien.

Emily simplemente asintió con una sonrisa e hizo la última pregunta, la que Alice más esperaba:

-¿Y cuando vendré a vivir aquí? –pregunto Emily con una sonrisa.

-Hoy mismo si quieres, puedo enviar a que traigan tus cosas aquí – dijo Alice – si te parece bien claro.

-Me parece estupendo -La habitación de siempre o la que está al lado de la mía – dijo Alice cuando Emily salía por la puerta.

-La de al lado a la tuya –respondió la chica con una sonrisa.

OoOoO

Emily sintió un agradable calor recorriéndole el cuerpo cuando llego a cssa de Alice. Ahora estarían siempre juntas, tenían toda una vida para conocerse y amarse. Ese pensamiento la perturbo en gran medida, era tan feliz….

Alice interrumpió el pensamiento de su acompañante

-Mañana no hay nada que hacer, así que podrás dormir todo lo que quieras, tengo que hacer unas cosas y me acostare tarde. Ahora si me disculpas – dijo levantándose – Hasta mañana Emily.

Y así salió de la habitación dejando a la chica sumida en sus pensamientos.

*¿Y se va así? ¿Sin un buenas noches? ¿Ni un beso en la mejilla?*

Emily fue a bañarse y se entretuvo más de lo habitual intentado calmar sus con los vapores. Cuando llegó a su cuarto intentó leer, pero no era capaz de concentrarse, así que se dedicó a mirar su álbum de fotos, en el cual observo sorprendida que se conservaban las fotos que se sacaron ella y Alice. Espero a que Alice llegase a su cuarto y fue a su encuentro con su camisón blanco.

Llamo dos veces a la puerta de Alice y ella simplemente respondió con un "adelante".

-Emily ¿te ocurre algo? –Preguntó Alice – se me hace raro verte aquí tan tarde.

-Iggiko ¿Por qué no eres sincera conmigo? ¿Por qué no me dices lo que te quita el sueño?

-¿Cómo sabes que…? – comenzó Alice.

-No eres la única que conoce a la otra, dime tus miedos Iggiko. Tus culpas. Tienes miedo de que te rechace, y aun te culpas por lo ocurrido- al ver que la chica simplemente asentía siguió hablando – Me cuidaste, tuviste paciencia, me quisiste, esa es la Iggiko que eres, ahora solo somos tú y yo. Una vez me dijiste que no nos habían concedido una noche para las dos, que querías una noche para estar juntas ¿Aún la deseas?

Alice simplemente la miró sorprendida y asintió.

-Pues tu deseo se ha cumplido, esta noche será de las dos… - y dando una zancada, Emily besó a Alice tras lo que dijo – Te amo, Iggiko.

Alice abrazó a Emily y enterró la cara en su cuello aspirando el aroma de la americanana, flores, néctar y un olor que le recordó al sol de verano… la apretó más contra sí, sin poder creerse que ese momento fuera a llegar por fin.

Emily por su parte le colocó las manos en las caderas con esa timidez, pero en el momento que sus manos se posaron en el lugar y sintió el cuerpo de Alice contra el suyo perdió parte de esa timidez, 18 años es mucho tiempo, eso sin contar los siglos anteriores. Cuando la chica se dio cuenta, la inglesa estaba buscando sus labios, pero ese beso no era como los anteriores que se habían dado, estaba cargado de pasión, toda la pasión que les había sido negada y que ahora las golpeaba con la fuerza de un rayo. Sintieron el peso de la necesidad, que las agobiaba, que las empujaba a precipitarse y Alice sin saber de dónde sacaba las fuerzas se separó de Emily, aspiro profundamente y junto su frente con la de la muchacha diciéndole:

-Llevamos demasiado tiempo esperando esto como para estropearlo a causa de las prisas, tenemos toda la noche como tú bien has dicho, conozcámonos poco a poco Emily, quiero conocer y probar todo de ti.

Emily asintió a las palabras de Alice al tiempo que intentaba relajarse, sabía que la chica tenía razón en lo que decía, pero aún así era tan difícil, ella era tan hermosa, tan maravillosa, tan perfecta, tan… todo… esa era la palabra, era su todo.

-Te quiero Iggiko – le dijo Emily llevándola de la mano a la cama - Te amo como nunca en mi larga vida amé a nadie.

-Yo también te amo Emily – le respondió Alice dejándose llevar – lo daría todo por ti -Y ahora vamos a… -comenzó Emily pero se interrumpió de golpe, frunció el ceño y miro atrás.

Se escuchaban pasos por el pasillo, y Alice alterada pudo reconocerlos como Seychelles .

-esta ves se queda asi, pero ahora tienes que mentir Emily y sé que no te gusta.

La chica asintió y le pregunto:

-¿Qué quieres que diga?

-Cuando Seychelles llame a la puerta, abres tú, me verá acostada le dirás que tuve una pesadilla y alarmada por el ruido viniste a ver si me encontraba bien. – dijo Alice visiblemente alterada.

Justo en ese momento unos nudillos llamaron a la puerta por lo que Emily se acercó y la abrió. Cuando Seychelles la vio se quedó blanca como la cal.

-Disculpe… pensé que… solo quería asegurarme de que su primera noche aquí fuese agradable y como no contestaba en su cuarto me preocupé y vine a decírselo a la señorita.

-No te preocupes Seychelles , ya me iba a mi cuarto – y girándose hacia Alice añadió – Buenas noches Kirkland-Sama. Que tenga dulces sueños.

Cuando cerró la puerta, se volvió a Seychelles con una sonrisa.

-Lamento la preocupación causada – dijo la americanana – escuché ruidos en la habitación de la señorita Kirkland y me preocupé, razón por la cual fui a verla, pero solo era una pesadilla, espere a que se tranquilizara y ya estaba por salir cuando llegaste.

Seychelles asintió, se estaba imaginando cosas raras, desde luego necesitaba unas vacaciones.

-Lo siento de nuevo Jones, tampoco quería importunarla. –dijo Seychelles haciendo una reverencia.

-Por favor Seychelles no haga eso mas – le dijo Emily con una sonrisa- no soy nadie especial, ni importante, solo una amiga que la señorita Kirkland, no merezco un trato preferente. Ahora si me disculpa me voy a dormir que mañana nos espera un nuevo y largo día. Buenas noches Seychelles .

-Buenas noches Jones.

Cuando Emily entró en su habitación se apoyó contra la puerta y se dejo resbalar por ella. Nunca en su vida se le había dado bien mentir, pero la amenaza de sus superiores estaba patente y le aterraba. Parecía que en las situaciones límite era capaz de más cosas de las que pensaba.

Miró su cama con tristeza, Iggiko seguía en el cuarto de al lado y no se iban a arriesgar a que las viesen. Maldijo interiormente su mala suerte y se deslizó entre las sábanas. Esa cama era fría… no como la de Alice, que tenía su aroma y su calor.

Alice por su parte estaba enterrando la cabeza bajo con la almohada con desesperación, siempre había sentido un gran afecto por Seychelles , pero en ese momento pensar en ella la hacía sentir bastante irritada, le había arruinado su momento, le había arruinado EL momento y lo que es peor… se iba a ir a dormir sola y deseando terminar lo que quedo inconcluso. Pobre Alice… le esperaba una noche verdaderamente larga.

OoOoO

Cuando llegó la mañana Emily se levantó de un brinco de la cama, llena de energía y recordando lo vivido la noche anterior. Recordó su comportamiento y no puso evitar sonrojarse, nunca se imagino comportándose así de ninguna manera, le parecía impensable, pero Alice era como una droga para ella, la alteraba, la… ¿por qué no reconocerlo? Excitaba hasta el límite, sus movimientos, sus gestos, sus palabras, todo era un cúmulo de sensaciones que la volvían loca. Pero había algo que no estaba bien… algo que se le olvidaba, solo que no podía recordar el que… bueno ¿qué más daba? Seguro que no era nada que le importunara más adelante.

Alice por su parte no se despertó tan bien como Emily, había pasado una noche horrible y que el aroma de Emily permaneciese en su cama no la Françoisdó nada… cada vez que se movía y lo notaba, recordaba lo que había quedado en el aire y deseaba correr a la habitación de al lado a terminar lo que habían empezado. Pero se controló, su superior no se andaba con bromas y ella lo sabia…

Se arrastró como pudo fuera de la cama y se puso una bata, salió de la habitación y en el momento justo que se paró delante de la puerta, esta se abrió. Emily se quedó mirando para Alice, primero se sonrojo y luego sonrió dulcemente.

-Buenos días Iggiko – dijo la rubia y nada más verla los sucesos de la noche anterior volvieron a su mente.

-Buenos días Emily – respondió Alice sorprendida y encantada por el sonrojo de su acompañante.

*Vuelve a ser la Emily de siempre* pensó la chica encantada.

Bajaron a desayunar y hablaron de manera trivial de asuntos del congreso y la fiesta de cumpleaños, como si simplemente fueran dos grandes amigas, ese era un precio a pagar, vivir su relación en la más profunda discreción. No era un precio grande comparado con la pérdida de sus vidas, pero ambas chicas sentían una pequeña pena interior, si por ellas fueran saldrían y le gritarían al mundo entero el amor que sentían la una por la otra, sin vergüenza, sin temor, con la cabeza alta y las manos unidas.

Cuando les estaban retirando el desayuno, Alice se dirigió a Seychelles :

-¿Cuántas veces has tenido vacaciones desde que estas aquí?

-Pocas, señorita –respondió Seychelles con una sonrisa- sabe usted que siempre me he dedicando en cuerpo y alma a esta familia

-Pero dime… ¿no echas de menos a tu familia Seychelles ? – preguntó de nuevo Alice tentándola - ¿no te gustaría verlos más a menudo?

-Como a todo el mundo señorita – respondió la chica divertida con una sonrisa - ¿Qué clase de persona quiere estar lejos de su familia?

-Pues estáis de suerte – dijo Alice con una sonrisa peligrosa en el rostro.

-No entiendo… -dijo Seychelles con cara de estupefacción - ¿Qué intenta decir?

-Que tú y todos las personas que trabajéis en esta casa tenéis unos días de vacaciones, 5 días para ser exacta, os daría mas pero no me veo capaz de preparar la fiesta de cumpleaños yo sola.

Otra de las doncellas se adelanto unos pasos y se atrevió a preguntar:

-¿Está usted hablando en serio señorita Kirkland?

-Por supuesto - respondió la aludida con una sonrisa – es más, para aquellos que tengáis que desplazaros, yo misma os pagare el trayecto. Las cosas van a empezar a cambiar, desde ahora.

Todos los miembros del servicio de la familia Kirkland se miraron entre sí no sabiendo que hacer.

-¿Pero se puede saber a que estáis esperando? –Dijo Alice- vamos… en dos horas como mucho os quiero ver a todos de camino a vuestras casas.

Nadie dijo nada más, todos salieron lo más rápido que su educación les permitía de la habitación y se dirigieron a sus aposentos a recoger sus cosas. Cuando Alice miró a Emily le guiño un ojo, provocando el sonrojo de esta de nuevo. A Alice le parecía tan adorable verla así…

Emily tomó de la mano a su alma gemela y se puso de nuevo frente a ella, mirándola fijamente a los ojos mientras que con la otra mano subía acariciaba su cadera y su cintura.

-Vale, se acabó… -dijo Emily con gesto torturado.

-¿Qué se acabo? –preguntó Alice repentinamente asustada.

-El autocontrol –respondió Emily agarrando a Alice y llevándola a la cama con un rápido movimiento.

-Emily, realmente me sorprendes, un segundo eres tímida y al siguiente ardiente… me has dejado totalmente desconcertada.

-Si no te gusta puedo intentar controlarlo – respondió Emily seria – me costará, pero por ti puedo hacerlo.

-No, no me refiero a eso- respondió la Inglaterra jugando a entrelazar su mano con la de su compañera – me refiero a que… eres como el día y la noche, me encanta tu personalidad, tus sonrojos. Pero en estos momentos, eres puro fuego Emily.

-Yo seré el fuego, pero tú eres el pirómano, ¿Quién te crees que me enciende? –respondió la chica con una sonrisa.

-La verdad es que eso ya me da igual –dijo Alice estrechándola entre sus brazos- sinceramente nunca creí poder llegar a estar así contigo. Cada día no podía soportar la idea de que me rechazaras, de dejar de verte, no podía soportar la idea de perderte. Y la primera vez que me besaste… no me lo podía creer… fue una sensación tan maravillosa…

Emily elevó la cabeza y besó a Alice de manera dulce y prolongada.

-Me gusta proporcionarte sensaciones maravillosas Iggiko, te las proporcionaré cuantas veces quieras. Para algo soy tu… ¿está bien usar el término novia?

Alice la miró un segundo y murmuró:

-Emily Jones , mi novia… no me gusta cómo suena…

-Bueno… -dijo Emily con expresión triste-entonces…

-Mi eternidad, mi futuro, mi destino… esas cosas suenan bien –dijo Alice ajena al cambio de humor Emily – mi alma gemela. Pero novia… suena tan… banal… todo el mundo tiene novias y novios, nosotras tenemos algo más que eso, llevamos una eternidad luchando por estar juntas, nos enfrentamos nuestros jefes por tener esto, no te puedo llamar simplemente mi novia. Ya sé lo que eres Emily…

-¿Y que soy? – preguntó la chica emocionada

-Eres mi vida… 0o0o0o0o0o

La luz del sol se filtraba por la ventana proporcionándole a Emily Jones un agradable calor en la espalda, se removió un poco y sintió a su lado un cuerpo cálido. Poco a poco fue abriendo los parpados y miró a su derecha, Alice Kirkland estaba durmiendo con una tranquilidad que se reflejaba en su cara y en su postura, boca abajo con las manos debajo de la almohada y con la cara vuelta hacia ella. Emily la miró y sonrió, amada por muchos y admirada por todos, pero ella era la única dueña de su corazón.

Se irguió un poco y miró a su "vida" como habían acordado llamarse. Una melena preciosa, un cuerpo de escándalo y unas manos… como se movían esas manos, como besaban esos labios… como la hacía disfrutar esa boca… lentamente comenzó a besarle la parte baja de la espalda, ahora estaba dormida, no podía perder el control y asustarla, se apartaría del objetivo que buscaba. Notó que suspiraba en sueños y que se removía un poco, el dulce despertar estaba cerca… con las manos comenzó a acariciar la cara interna de los muslos, y continuó sus besos hacia el norte, besando su cuello y llegando a la oreja. Pudo notar como poco a poco Alice se despertaba, por lo que su mano derecha subió el trayecto que le quedaba de muslo y comenzó a acariciar el tesoro que guarda con su compañero. Alice exhalo un gemido.

-Iggiko te diría que lamento haberte despertado, pero sabes que no me gusta mentir… - le dijo Emily en el oído.

-Si me despiertas así… no me molestas… en absoluto… - dijo Alice entrecortadamente.

-Además es un poco tarde – respondió la americana – ya son las once de la mañana.

-¡¿Qué son las qué?! – Exclamo Alice levantándose de un salto– maldita sea, tenía que hacer una llamada muy importante a causa de un proyecto a las diez. Tengo que ir al despacho.

-Buenos días… - escuchó Emily como decía al teléfono su amor – lamentó haberle hecho esperar, mi servicio está de vacaciones y yo he estado enferma. Sé que no es escusa, pero no pude dormir muy bien anoche y me quedé dormida, lamento mi falta de seriedad, no se repetirá.

-Sí… exactamente… -decía Alice cada vez más nerviosa – esa información es correcta…

-Sí, sí… espero… no hay ningún problema… -dijo la chica y tras tapar el auricular con la mano y mirar a Emily dijo en voz baja – Emily, no te estás portando bien.

-Es usted muy amable ofreciéndose a terminar el trato con el vicepresidente – dijo Alice – gracias por preocuparse por mi salud y sí, guardare reposo… gracias por la indicación y sí también beberé muchos líquidos. Que tenga un buen día.

Emily se levanto para qué Alice pudiese colgar el teléfono y la miró con nuevos ojos de deseo:

-Míralo por el lado bueno – dijo la chica acercándose de nuevo a ella y mordiéndole el lóbulo de la oreja – te he ahorrado trabajo. cogiendo a Emily la colocó allí subiéndose encima.

-Eres terrible – dijo la rubia besándole el cuello - ¿no podías esperar ni media hora?

-No podía esperar… -respondió Emily entre suspiros –

De pronto comenzó a sonar un teléfono móvil y Alice miró al cielo murmurando:

-Me odias ¿verdad?

Abrió el cajón rápidamente y sacó el teléfono "Ivan Braginski" lo descolgó y dijo 2 simples palabras:

-No estoy

Tras lo que tiró el móvil hacia atrás sin contemplaciones y este reventó contra la pared.

Emily le pasó por las manos por detrás del cuello y la volvió a atraer hacía ella, no le importaba lo más mínimo quien había llamado.

OoOoO

*¿Me acaba de decir que no está y me ha colgado descaradamente?* Pensaba Ivan mirando el teléfono *¿Qué le pasa a esta mujer?*

Ivan Braginski intentaba contactar con Emily, llamó al domicilio Kirkland, pero estaba comunicando y decidió intentarlo en el móvil personal de Alice. Pues si no le cogían el teléfono tendría que presentarse personalmente en la casa, necesitaba hablar con Emily cuanto antes.

OoOoO

En ese momento escucharon una moto entrando en los terrenos.

-No me lo puedo creer… - dijo Alice bajando de la mesa y acercándose a la ventana –este niño ya me tiene harta, ¿no entiende las simples palabras "no estoy"?

Rápidamente se dirigieron a la habitación para ponerse algo por encima, tras lo que Alice bajó a abrir la puerta.

-¿querías algo? – Preguntó la chica – íbamos a bañarnos.

-¿Las dos juntas? –preguntó Ivan.

-Por lo general, como ya sabrás, el término "nos" indica que la acción va a ser realizada por más de una persona, es decir, sí, las dos juntas, al igual que hacen todas las amigas.-dijo Alice con aire molesto.

-¿Por qué me dijiste que no estabas y colgaste Kirkland? – Preguntó Ivan analizándola con la mirada – Es obvio que un baño no es tan importante como para no poder atender una llamada durante unos minutos.

-Me llamaste cuando estaba manteniendo una conversación muy importante para el futuro de mi nación – respondió la chica empezando a enfadarse por el cuestionario – y como comprenderás… no voy a dejar esperando al superior de Japón para hablar contigo.

-¿Podrías avisar a Jones de que quiero hablar con ella? – Preguntó Ivan – es importante.

-Primero deja que se tome un baño y se arregle correctamente – respondió Alice – yo te haré compañía mientras tanto. ¿Quieres tomar algo?

-No gracias… - dijo Ivan pasando por su lado, momento en el cual se giro y le dijo – hueles a ella, hueles a Emily…

-Lógico – respondió Kirkland mintiendo descaradamente – esta es su bata. ¿A qué quieres que huela?

-¿Y qué haces tú…? –comenzó Ivan

-Mira Ivan, si estas intentando insinuar algo, será mejor que lo digas directamente – respondió Alice ya visiblemente molesta – pero me parece una autentica falta de respeto que te presentes en nuestra casa, sin avisar, y me avasalles a preguntas. Y sí, has oído bien, nuestra casa, ahora Emily vive aquí y es tanto suya como mía. En último lugar si te apetece pasa al salón y espérala allí, no tengo ningunas de seguir con la inquisición, es decir… tú, detrás de mí y sinceramente lo que hagas me importa más bien poco. Si tú no muestras respeto por mí yo no estoy obligada a hacerlo si no es de cara al público. Que tengas un buen día.

Cuando Alice subía las escaleras, Ivan Braginski se dio cuenta de lo ridículos que sonaban sus celos y de lo de descortés que había sido, le pediría perdón en cuanto la volviese a ver.

Alice por su parte entró en la sala de baño justo cuando Emily salía del agua.

-Líbrame de él Emily, me da igual que lo eches o que te lo lleves a dar un paseo, pero que se vaya de esta casa, ahora.

-Iggiko ¿Qué ha sucedido? –preguntaba Emily visiblemente extrañada.

-Empezó a hacer un montón de preguntas raras y la verdad esta es nuestra casa y merezco un respeto. –Respondió la rubia – si está celoso que se aguante.

Cuando la rubia oyó el posesivo que Alice acababa de utilizar la besó dulcemente, nuestra casa… sonaba bien, sonaba muy, muy bien.

-De acuerdo, me visto y me lo llevo – dijo Emily – solo échame de menos.

-Emily… - dijo Alice agarrándola del brazo – seguramente va a declararse otra vez.

-¿Otra vez? – Dijo la chica mirando al suelo – ya van tres… pero no te preocupes Iggiko que a la tercera no va la vencida.

Y dándole otro beso salió del cuarto, Alice en cambio se dejó caer dentro de la tina de la sala de baño con ropa y todo. Sí, Dios la odiaba y no había duda ya.

OoOoO

-Verás Emily – decía Ivan apoyado en uno de los arboles que rodeaban los terrenos de la mansión Kirkland- yo quería decirte que lo eres todo para mí, que te quiero y quiero protegerte siempre.

-Ivan… - dijo Emily mirando al suelo – lo siento… pero mi corazón está ocupado. Sé que es un amor imposible… pero aún así… no quiero traicionarlo

*Odio mentir… no lo soporto…* pensaba la chica nerviosa *pero no quería darle ninguna oportunidad a su amigo y tampoco podía desvelar la verdad*

-Pero si es un amor imposible entonces yo… -comenzó el chico.

-Por favor… no hagas eso… eres mi amigo – dijo Emily apenada – mi gran amigo Ivan, siempre me has protegido y Ayudado, pero no puedo verte como algo más, de verdad. Cuando digo que mi corazón está ocupado no miento, no puedes imaginarte la cantidad de tiempo que lleva así, no lo entenderías… perdóname por favor…

Ivan Braginski no dijo nada, la miró asintió y se marcho con aire deprimido.

Cuando Emily vio a su amigo irse con esa cara, sintió como se le apretaba el estómago, sintió pena por dañar a aquel que la había protegido hasta el hecho de dar su vida, a ella le gustaba referirse a Ivan como su gran amigo y protector y verlo con esa cara, no la hizo para nada feliz. Apoyó la espalda en un árbol cercano y cerró los ojos, aspirando profundamente el aire puro. Ella era buena por naturaleza y no le deseaba mal a nadie y lo peor de todo, no podía evitar sentir una sensación de culpabilidad dentro de ella, pues la felicidad al lado de Iggiko era indescriptible…

Con paso lento se acercó a la casa y subió a la habitación, Alice la esperaba tumbada en la cama y con los brazos abiertos, ella simplemente se dejo caer y la rubia la abrazo diciendo:

-Tranquila, has hecho lo correcto, ahora estás conmigo, en casa.

Emily no pudo evitar acurrucarse entre esos brazos que olían tan bien y sonreír, ese era su lugar predestinado, no había ninguna duda al respecto, se sentía tan cómoda y feliz.

-Si hubieras visto su cara… -decía Emily- …

Alice no puedo evitar sentir una ligera sensación de preocupación, no es que dudase del amor de Emily, ni de ella tampoco, era que Ivan ya demostró en una ocasión estar dispuesto a todo con tal de conseguir su amor y no quería tener que volver a competir con él. Era un chico noble y con un gran corazón y a Kirkland tampoco la agradaba saber que la razón de su infelicidad se debía a que ella era la dueña del corazón que él tanto anhelaba.

-Emily… el amor es duro – le dijo Alice besándole el pelo – míranos a nosotras, sufrimos como nadie en esta vida por amor e incluso llegue a hacer las peores bajezas posibles por ti.

Emily notó como Alice apretaba los puños y se abrazó más fuerte a ella.

-Eso ya pasó Iggiko – le respondió segura de sí misma- ahora todo es diferente, estamos juntas y me haces muy feliz. Nunca te lo había dicho, pero sigo sin poder creerme que de todo el mundo yo haya sido la elegida.

-Emily… -comenzó Alice.

-No – dijo la chica incorporándose y poniéndole un dedo sobre los labios- ahora me toca hablar a mí. Iggiko, eres fuerte, bella, hermosa, inteligente, atlética, educada… podría pasarme todo el día diciendo tus virtudes pero ese no es el caso, cuando la gente pasa por tu lado te mira con admiración y deseo, recibes proposiciones casi todos los días y tú nunca miras a nadie, solo a mí… Podrías tener aquí contigo a cualquier persona que deseases y me tienes a mí, a una chica que… realmente no es nada.

-No vuelvas a decir eso jamás – respondió Alice agarrando a Emily por las muñecas y tirándola en la cama para colocarse sobre ella visiblemente enfadada. – nunca te atrevas a repetir semejante infamia de nuevo.

Emily la miraba sorprendida, ¿Se había enfadado por ese comentario?

-No es que tú no seas nada Emily, para mi eres lo primero, lo eres todo – respondió Alice con una sorprendente ternura contando su ira anterior y acariciándole la mejilla izquierda – cuando todos me daban admiración y deseo como bien dijiste antes, tú me dabas lo que realmente necesitaba, cariño y confianza. Todos los días deseaba verte, deseaba salir de ese mundo de falsedad en el que me veo inmersa cada día, no había interés bajo tus actos, yo pensaba que era simplemente amistad y por eso… por tratarme así me enamore perdidamente de ti.

Emily la miraba a los ojos sin poder decir nada, Alice le había dicho que la quería, pero nunca de esa manera, nunca le había explicado tan detalladamente las razones.

- yo ya soñaba contigo y me sentía mal conmigo misma, pues no te merecías unos pensamientos que yo consideraba pecaminosos. Si no fuera por ti… yo no sería feliz Emily, seguiría siendo una muñeca con un corazón de hielo. No conocería el amor, el cariño, el entregar tu cuerpo sin pudor ni miedo a la persona amada… no conocería nada de nada… solo la soledad y el desasosiego que me acompañaban siempre que no estabas a mi lado. Mi vida, lo eres todo, tú me haces brillar.

Miró a la rubia directamente a los ojos y esta se perdió en la profundidad azul de Alice, sus ojos eran preciosos, hipnóticos.

-Cuando dijiste que me querías me sentí feliz – dijo Alice –y me abrazaste fui feliz, ahora soy feliz. Pero cuando te marchas, como ahora con Ivan, siento que todo mi corazón te echa en falta, quiero abrazarte, acunarte, protegerte, amarte… lo que nos reste de existencias. Quiero atarme a ti y necesito saber que tú también quieres lo mismo.

-Iggiko yo… -comenzó Emily – no sé qué decirte… pero bueno… no me malinterpretes, claro que quiero lo mismo, pero no sé como explicártelo… tú has usado unas palabras tan bonitas y tan sinceras que… yo solo… yo…

-Bésame – pidió Alice a modo de suplica y con una cara de tortura– bésame, por favor…

Emily levantó el rostro y accedió a la petición de su amor, la besó con dulzura y amor, intentando demostrar en ese beso todo lo que no podía demostrar con palabras, todo el amor que sentía.

-No se necesitan palabras para demostrar algo Emily – respondió Alice con una sonrisa - acabas de decirme con ese beso todo lo que el vocabulario humano no puede expresar.

Y echándose hacia un lado se acurrucó en el pecho de Emily cerrando los ojos, quien la abrazó y acunó.

-Se está tan bien aquí… -dijo la rubia- pero tenemos que levantarnos para ir a comer…

Emily sonrió y besó a Alice, adoraba a esa chica, no sabía que tenía que la volvía loca.

OoOoO