Kyle:
Los gemidos sexuales de su madre y los llantos de su hermano lo despertaron a media noche, sentándose en la cama logro agudizar su oído, no solo gemidos, el rechinido de la cama y el golpe de la cabecera contra la pared de adjunto, sonidos a los que estaba acostumbrado, no le sorprendía despertarse gracias a los llantos de su hermanito, era su instinto advirtiéndole quizá, ya que los sollozos eran apenas audibles desde su habitación. Perezoso y fastidiado pasó en frente de la puerta de sus padres y su corazón golpeo ligeramente más fuerte en su pecho, sin hacer ruido corrió hasta la habitación de su hermano y lo encontró encorvado sobre su cama llorando como solía hacerlo gracias a los fantasmas de su niñez.
-Mamá…mami.
-shhh, Ike, aquí estoy. Su pálida mano acaricia la temblorosa espalda de su hermano quien encuentra consuelo en los brazos del pelirrojo, llora de alivio y se aferra a sus brazos con sus uñas sin advertir el quejido de dolor que escapa de la garganta del mayor, la cama y los pantalones de dormir de su hermano están mojados con orina y no tarda en procesar que su pijama también se está mojando.
Espera hasta que Ike se calme y lo lleva al baño, le baja el pantalón y luego la ropa interior para limpiarle la orina y le entrega la mitad inferior de otro pijama para que se vista, en la habitación de Ike, Kyle remueve las sabanas húmedas y las lleva hasta la lavadora en el piso inferior, vuelve para encontrarse a su hermano hincado y con su cabecilla entre las barandas de la escalera, su carita cansada y sus ojos entrecerrados esperándolo, le toma de la manita y lo lleva a su habitación, cierra la puerta detrás de él y mira divertido como Ike intenta subir a su cama fallando en el primer y segundo intento al ser la cama más alta de lo acostumbrado, al lado aun se escucha los gemidos y las blasfemias pero parece no importarle más. El pelirrojo se desviste al sentir su ropa pegajosa por la orina y sabiendo que no tiene más pijamas limpios se coloca una vieja camiseta de Terrance & Philip y se recuesta al lado del cálido cuerpo de su hermano. "por alguna razón los niños pequeños siempre son muy cálidos" escucho alguna vez decir a una de las amigas de su madre.
Kyle odia la orina casi tanto como a las bananas, pero siempre haría esto por su hermano, sin importar las veces que pasasen hasta que se detuviesen. A eso le llamaba amor de hermanos.
Enfocando el angelical rostro de su hermano noto la ventana estaba abierta de par en par. ¿Cómo reaccionar? Kyle sabía quien era el culpable y no se molesto en fastidiarse siquiera, en la mañana antes de ir a clases buscaría lo que ese gordo estúpido le habría "pedido prestado" esta vez.
