El nuevo Merodeador.
Disclaimer: Nada me pertenece todo salio de la brillante imaginacion de JK.
Ser el primogénito del gran Harry Potter tenia sus beneficios entre ellos, haber heredado la capa de invisibilidad que alguna vez perteneció a su abuelo. Su padre le había dicho que la compartiera con sus hermanos, pero eso nunca estuvo en los planes del muchacho. Primero porque no pensaba darsela a un Slytherin, aún si se tratase de su hermano Albus Severus y menos aún a Lily quien, según el criterio de James, todavía era muy chiquita.
James Sirius ya estaba en sexto año y era el Capitán y buscador de Gryffindor, llevaba el Quidditch en sus venas, además de ser un excelente estudiante y de tener a sus pies a cuanta jovencita quisiese. Amaba ser el centro de atención, que le dijeran que más rápido atrapando la snitch dorada que los dos Potter que lo antecedieron, que admiraran sus calificaciones o que las chicas peleasen por salir con él.
Todo lo buen estudiante y jugador que era, se iba por la borda en cuanto a comportamiento refería. James Sirius era sinónimo de bromas pesadas y podrían castigarlo por tres meses seguidos que jamás dejaría de hacer las suyas
Aquella noche en particular, decidió escabullirse de su cama para ir en busca una nueva aventura. Tomó su varita, se puso la capa encima y salió por el retrato de la Dama Gorda. Todo estaba en silencio y oscuro, tal cual a él le gustaba. Ni siquiera Filtch y su odiasa gata estaban cerca, lo cual ponía las cosas aún más interesantes.
El muchacho ya tenía dos castigos sobre sus espaldas. Uno fue por haber enjabonado, mediante magia, el piso del pasillo por donde debian pasar los Slytherins de sexto y séptimo provocando las patinadas y caídas de la mayoria de ellos. Tal vez, sino hubiese estando escondido mirando lo que sucedía y no se hubiese puesto a reir a carcajadas viendo como los estudiantes intentaban mantenerse en pie, no hubiesen sabido que fue él, pero que más daba había sido muy gracioso. Y el otro castigo fue por haberle hecho crecer una barba rubia de varios metros a Scorpius Malfoy mientras practicaba Quidditch con su equipo, lo que provocó no solo el enojo de Hooch sino la lluvia de insultos por parte de su prima Rose, novia de Malfoy.
Pero a él no le importaba, después de todo era un valiente Gryffindor y no se llamaba James Sirius en vano.
—¡POTTER! —gritó alguien rompiendo el silencio sepulcral del colegio- Sé que estás ahí.
—Maldita sea Albus, ¿Me quieres matar de un susto? —dijo James saliendo de debajo de la capa —¿Cómo rayos me…?
—Te escuché, si querés pasar desapercibido, tratá de no ir riendote. Por cierto, cincuenta puntos menos para Gryffindor, por tu irresponsabilidad de recorrer de noche el colegio cuando sabés que está prohibido.
—¡¿Cincuenta?, soy tu hermano, no puedes sacarme puntos —exclamó indignado.
—Si que puedo, soy Prefecto y si sigues protestando van a ser más, con lo cuál te recomiendo que vuelvas por donde viniste.
—Maldito Slytherin —farfulló James por lo bajo regresando a su Sala Común.
Después de todo, Albus Severus tampoco llevaba ese nombre en vano.
