Summary: Harry Potter ha vencido la muerte y a retomado su vida otra vez... acaso ¿condenado a repetirla de nuevo?
Disclaimer: Copyright © J.K. Rowling. 1997.
Notas autor: Hoy no hay mucho que decir.
Harry Dursley
el cáliz de fuego y la orden del fénix
Harry Dursley era un chico de diez normal, común y corriente. Tenía un gran padre con un gran bigote que era algo malhumorado. Su madre era delgada y muy cariñosa, aunque gustaba de oír las cosas ajenas. También tenía un hermano, Dudley; ambos eran gemelos desiguales y estaban muy emocionados porque pronto cumplirían once. Era una edad importante.
Dudley decía continuamente que esa era la edad que distinguía a los hombres de los niños. Aunque eso lo repetía todos los años desde que cumplió nueve.
Su cumpleaños lo pasaron en un parque de diversiones. Comieron todo lo que quisieron y compraron varios recuerdos. Harry estaba especialmente contento con un globo de helio color metálico.
De hecho, Harry era muy feliz con cualquier cosa. Disfrutaba incluso de leer el periódico con su padre, quien le explicaba meticulosamente los cambios en la bolsa y como afectaban en los taladros... y eso era porque Harry tenía un secreto.
Uno del que nadie nunca podría sospechar ¿Quién lo haría? Porque ese secreto, la verdad oculta de Harry, era que no tenía 11 años. Sino la edad exacta de 138 años.
127 en su primera vida, y 11 por el momento en la segunda, que por alguna razón extraordinaria se reanudo en el punto en el que su cicatriz fue creada, un 31 de Octubre. Cuando Voldemort mato a sus padres biológicos.
Pero nadie sabía esto. Nadie debía saberlo. Harry se había asegurado de guardar el secreto muy bien. Nadie debía averiguar que su alma estaba consciente, como la de un hombre que ha vivido casi un siglo y medio, a pesar de que su cuerpo era joven.
Porque Harry deseaba una vida de paz y tranquilidad... lo mejor que pudo al menos. Cuando cumplió 2 años, Harry había decidido cambiar el color y la textura de su cabello, de un negro encrespado a un rubio lacio. Los Dursley no pudieron estar más encantados que esa mañana cuando lo vieron tan rubio como ellos. Fue por esas fechas que la señora Figg pareció notar algo extraño, porque no dejaba de pasearse por la casa fingiendo que buscaba sus gatos o algo... hasta que por fin descubrió que Harry ya no era pelinegro sino rubio. Tubo suerte de verle la cicatriz un día cuando se le alzo el copete, debido a que había resbalado con un helado que se le había caído a Dudley.
Harry trataba de llevar una vida normal y le daba grandes resultados. Sus tíos lo amaban al ver que era como ellos, tanto que lo adoptaron a los 3 años. Petunia lo llenaba de besos y lo mimaba tanto como a Dudley; Vernor se mostraba tan orgulloso de él como de Dudley y gustaba de llevar a sus dos hijos al trabajo los sábados, para que vieran donde trabajaba su padre, y con suerte, ellos en un futuro.
Dudley seguía siendo tan consentido como de costumbre, pero quizás porque ahora tenía un hermano o al menos alguien con quien debía compartir, se mostraba más calmado y no hacía sus rabietas explosivas.
Harry disfrutaba mucho de los mimos de su madre y padre, pero sabía medirse... aunque a veces se dejaba llevar. No podía evitarlo. Ahora entendía a Dudley cuando solía comportarse como un cretino. Cuando tus padres te alababan aunque estuvieras mal es difícil no comportarte como un idiota.
Harry esperaba que ahora que toda su vida era feliz, Dumbledore lo dejara en paz, en el buen sentido de la palabra, para que pudiera hacer su vida.
Pero eso no evito que Hagrid se apareciera el día de su verdadero cumpleaños, el día que sus padres le habían ocultado fervientemente. Después de una increíble pelea entre Hagrid y sus padres, Harry tubo que intervenir para decirle al gigante que muchas gracias, pero que decidía quedarse al lado de su familia. A pesar de que Hagrid se veía en shock y defraudado, triste e incluso dolido y traicionado por su respuesta, vacilante acepto y se retiro en su motocicleta voladora.
El año siguiente Harry lo paso sin preocupaciones. El incidente de Hagrid había sido olvidado por su familia, o al menos eso aparentaban. Nadie mencionaba lo que había sucedido, pero Vernon y Petunia lo consentían más de lo habitual.
Para su segundo año en el colegio de Smelting, Harry y Dudley parecían llevar su vida normal, usando sus trajes de pantalones rojos y saco color arena y teniendo uno que otro encuentro de bastones muy patéticos.
Harry no sentía que le faltara nada. Hablaban con sus padres cada fin de semana. Su padre se mostraba orgulloso de que ambos estuvieran siguiendo sus pasos. Petunia no cabía en amor hacia ellos. Sus hijos eran normales. Extraordinariamente normales.
Para el inicio del tercer curso, en las vacaciones de verano, Harry tuvo uno de los golpes del pasado más grande que pudo haber recibido. Sirius llego a verlo. Transformado en un gran perro negro, se acerco a Harry... el chico le sonrío con cariño y acaricio al perro detrás de las orejas... Sirius le lamió el rostro y se fue sin mirar atrás... nunca supo que Harry trato de alcanzarlo, de gritarle que sabía quien era... de que de verdad lo sentía... que por favor se quedara.
Ese año no fue tan agradable para Harry. Temblaba continuamente pensando en su padrino. Pensaba en su error. Que idiota había sido ¿Cómo había olvidado a Sirius? No, no solo a él. A tantas personas maravillosas... personas grandiosas... llevo el resto del año como pudo. Sus notas fueron tan grandiosas como de costumbre... pero ahora tenía una meta. Debía volver.
Debía regresar al mundo que juro olvidar.
Sonriendo con pesar, Harry entendió algo... la profecía era cierta. Él era el elegido. Y mientras Voldemort viviera, el no podría hacerlo. Uno de los dos debía morir... y no planeaba ser él.
Para las vacaciones de su cuarto año a Smelting, Harry había tenido la oportunidad de ir al Callejón Diagon, para cambiar algo de sus ahorros en dinero mágico, el cual era genial que fuera mucho. Con eso tuvo para comprar todo lo que necesitaba.
Compro libros avanzados de encantamientos, transformaciones, pociones y complementarios. Se hizo de un par de diarios viejos del Profeta y se informo de los acontecimientos recientes. Nada fuera de lo que recordaba estaba pasando... al menos aun no.
Compro la mayor parte que pudo y regreso a casa en un taxi. Tuvo oportunidad de esconder sus cosas antes de que su familia llegara de una salida con tía Marge, de la cual él se había librado fingiendo tener fiebre. Harry tenía decidido reaprender su magia. Sabía que podía usarla, sabía como hacerla funcionar... solo necesitaba sacudirse el polvo.
Esa noche, mientras todos dormían, saco la escoba de segunda mano que había comprado y se alejo de su hogar hasta un prado a las afueras de la ciudad. Practico hasta casi el amanecer y se regocijo de ver que su magia silenciosa seguía tan bien como años atrás, muy atrás.
Repitió la misma estrategia varias veces, hasta que una noche, una terrible punzada lo ataco. En un sueño, una visión, una muestra de la verdad que estaba ocurriendo... Voldemort acababa de matar a alguien... un hombre... si, si, lo recordaba, ese sueño ya lo había tenido... Voldemort estaba en la mansión de los Ryddle...
Harry sintió pánico. Estaba mal. Todo estaba mal. Debía hacer algo. Esa noche salió volando al campo donde practicaba, hizo una nota rápida en una hoja de libreta normal:
No sé si le sirva de algo DumbledorePero Voldemort esta en la mansión de los Ryddle.
Tiene a un espía en Hogwarts.
Vigile a Moddy.
En cuanto este listo, iré a ayudarles.
PD: Se que suena loco, pero Sirius Black es inocente.
El no mato a los Potter. Fue Scabbers.
Harry hechizó la nota y se la envió a Dumbledore, nadie más podría verla sino era él. El papel salió volando hasta perderse... y Harry regreso a casa... había sido una de las noches más horribles de su actual vida.
Tenía mucho que hacer. Cosas que debía hacer.
Cuando fue la hora de regresar a Smelting, Harry sentía que el corazón se le estrujaba. No sabía si debía irse en ese momento. Deseaba hacerlo. Pero entendía que aun le faltaba. Aun debía aprender un par de cosas más antes de irse al torneo de los tres magos... antes de regresar a Hogwarts.
O-o-o-o-o-o-o-o-O
O-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-O
O-o-o-o-o-o-o-o-O
—¿Dónde estamos?— pregunto Cedric Diggory a su compañero, observando el cementerio frente a ellos. Ya no estaban en el laberinto —¿Es otra prueba?—
—No lo sé, quizás— respondió el aludido, pelirrojo y lleno de pecas, que miraba la copa del torneo extrañado.
—Ron, ¿No escuchas algo?— pregunto Cedric, y un repentino resplandor verde llamó la atención de ellos, pero no pudieron ver que era, ya que un relámpago rojo los golpeo y cayeron bruscamente a tres metros.
Ron y Cedric se levantaron de inmediato y sacaron sus varitas, pero se mostraron pasmados ante lo que se abría a sus ojos. Era Colagusano, cargando un bulto entre sus brazos y apuntando su varita, pero no a ellos, sino a alguien más. Un chico rubio de anteojos, con unos vaqueros azules y camisa blanca con un chaleco verde oscuro, estaba a unos 6 metros a la distancia entre las tumbas, y caminaba a paso decido ¡Sin varita!
—¡¿Quién eres tú?!— chillo Colagusano asustado, cuando una voz ronca y fría hablo —¡Mátalo, ya!—
Un nuevo resplandor surgió de la varita del animago y se dirigió al chico. Este evito el hechizo desapareciendo y reapareciendo frente a Ron y Cedric. Estos apenas parpadearon cuando lo vieron frente a ellos, a una nariz de distancia.
—¡Deben irse!— les dijo estirando una mano hacia la copa que estaba en el piso, la cual levitó hasta él obediente —¡Deben avisar a Dumbledore de esto! ¡Voldemort desea un nuevo cuerpo y Moddy es en realidad Barty Jr. usando la poción multijugos! ¡Rápido váyanse!—
Apenas les dio la copa, ambos jóvenes fueron succionados, no sin que antes Ron pudiera preguntar quien era. Harry sonrío —Díganle que Harry Potter lamente haber tardado tanto—
Y justo cuando Ron fue succionado de nuevo, juro ver la cicatriz en forma de rayo, brillando fríamente en la frente del chico, mientras se giraba a la batalla.
Harry escucho el sonido de una succión tras él, y supo que ambos se habían salvado. Entorno sus ojos a Colagusano, que temblaba, y a dos resplandores rojos centellantes que lo observaban escondidos en unos retazos de tela que el animago abrazaba contra sí.
—Potter— siseó la voz fríamente, en un tono enigmático —Así que has regresado—
Harry sonrío con calma —En realidad nunca me fui, igual que tú— y de sus manos surgió una luz parecida a llamas danzantes en un color rojo eléctrico — Sé lo que planeas, no puedo permitirlo. No puedo dejar que regreses—
Los ojos se estrecharon, parecían... divertidos. Una brisa impetuosa lleno el cementerio, agito los árboles y siseo fríamente una canción que solo ella conocía. El cabello de Harry se levanto al ritmo de la danza, y su cicatriz brillo con la luna. Los ojos se abrieron levemente... Y Harry notó como el cuerpo de Colagusano se relajaba y el brillo de sus ojos desaparecía.
—Un par de trucos no te salvaran de mi muchacho— dijo Colagusano con una voz profunda y monótona. Esta usando un Imperius se dijo Harry alzando sus brazos a la altura de su pecho usara a Colagusano para pelear.
El cuerpo de Colgusano dejo el bulto en una lapida y se giró inexpresivo a su oponente. Un segundo después, el animago lanzo varias centellas esmeraldas a una velocidad impropia de su corpulento y gastado cuerpo. Harry evitó las centellas creando varias barreras color zafiro. Escucho a Voldemort rugir furioso.
El cuerpo del animago se movió más rápido, centellas surcaron el aire con distintos colores. Harry no vio más necesidad de estar a la defensiva, empezó a atacar, pero se sorprendió al ver que su oponente no solo atacaba rápido, sino que también podía esquivar sus ataques con bastante destreza. El poder que Voldemort ejercía en Cologasuno era increíble.
Impresionante, aun para no tener su cuerpo regenerado pensó Harry, evitando y atacando lo más rápido que podía. Pero súbitamente una punzada le llegó desde su hombro, como si alguien le hubiese arrancado un brazo de tajo.
Cayó al suelo de cara, aun en shock por la marea de dolor y adrenalina que inundaba su cerebro y cegaba sus pensamientos. Una sensación de náuseas hizo que vomitara su propia sangre. Una patada repentina lo hizo rodar de costado y proferir un grito ahogado. Fue cuando lo vio. La silueta tosca era inconfundible: sin un trozo de nariz y con la cara rajada en varias cicatrices que deformaban su rostro, donde solo un ojo demasiado grande para ser normal fijaba su vista en él. Era Moddy. No. Barty Jr.
Harry no pudo decir nada. La voz de Voldemort volvió a rugir imperiosa —¡Toma su sangre!— escuchó Harry, tratando de hacer algo, pero Barty fue más rápido y lo desmayo.
Cuando Harry volvió a recuperar la conciencia, lo hizo profiriendo un agudo gemido de dolor punzante. Apenas pudo fijar la mirada, vio a Barty Jr ya en su verdadera forma sujetándolo por los hombros y poniendo especial empeño de clavarle los dedos en la herida de su hombro. Colagusano estaba a su lado, casi escondido en las sombras.
—Vean bien— dijo la voz de Voldemort retumbando con más poder que antes. Harry se giro sorprendido. Los mortifagos ya estaban reunidos. Alcanzo a distinguir en uno de ellos mechones rubios. Lucius Malfoy sin duda.
—Este es Harry Potter— dijo el Lord Oscuro, mientras sus seguidores proferían gemidos de sorpresa —Como sabrán, se dijo que este niño— añadió mirándolo con odio a través de sus ojos rojos ya regenerados —Fue quien me venció, que poseía poderes más allá de lo conocido. En realidad fue el sacrificó de su asquerosa madre muggle la que lo dejo ir con vida, y me dejo a mi en un estado débil — explico observando a sus seguidores.
—Me escondí por muchos años hasta que pude regresar... durante ese tiempo me entere de que no solo mis fieles seguidores me abandonaron— dijo y varios de los encapuchados temblaron —sino que al parecer, el niño que había sido la causa de mi debilidad había decidido renunciar a su magia y tomar una vida normal como un asqueroso muggle— dijo observando a Harry con interés —Más sin embargo, este niño a regresado con un poder increíble, incluso pudo igualarse a mi en mi momento más débil— hizo una seña a Barty, y este empujo a Harry al suelo.
—Pero ahora estoy en todo mi poder— dijo sonriendo y observando a su presa débil por las heridas —Y deseo poner fin a esto, para demostrar que solo yo, Lord Voldemort, soy él más fuerte. Así que levántate Harry Potter, es el deseo de Lord Voldemort que mueras aquí—
Harry, jadeando, se puso de pie con dificultad y lo miro desafiante —Creer que no puedo valerme por mí mismo en estas condiciones, es tu error— le dijo y se sujeto el hombro, donde una luz color jade brilló por un par de segundos. Cuando Harry retiro la mano, la herida profunda y sangrante que se apreciaba, había desaparecido y solo quedaba la piel suave y sana a la vista.
Barty, Colagusano al igual que los mortifagos se mostraron sorprendidos. Incluso algunos retrocedieron. Pero Voldemort no. Él dio un paso al frente y estrecho sus ojos. Había por fin reconocido la amenaza en el muchacho. No era solo un estorbo, sino que ahora, en su momento de máximo poder, el niño aun era un reto.
Harry volvió a emanar las llamas brillantes en sus muñecas, haciendo que gemidos de sorpresa sobresalieran del murmullo del viento.
— Tenemos un duelo pendiente desde hace mucho, sino me equivoco Voldemort— dijo Harry con calma, colocándose de perfil con la mano derecha extendida y su palma abierta, con las llamas danzando cada vez más rápido.
Fue como el sonido de un disparo lo que se escucho cuando la magia de Harry choco contra la de Voldemort. La onda de choque golpeo con fuerza a todos los mortifagos presentes, arrojándolos con violencia al suelo, mientras el resplandor por la lucha de la magia se expandía cada vez más.
Ninguno de los dos cedía. La magia de Harry y Voldemort había creado una especie de corriente con un núcleo que amenazaba con explotar en cualquier momento. Y mientras la amenaza crecía, Voldemort fijaba su mirada en Harry, y a su vez, él también.
Ninguno percibía la presencia de alguien más. Solo estaban ellos dos. Sus miradas desprendían el odio que sentían por el otro. El desprecio que emanaba de ellos por la existencia del adversario era infinito. Uno de los dos debía morir. Uno debía desaparecer... y ambos se asegurarían de ello.
Súbitamente, una tercera energía se proyecto contra ellos y golpeo el núcleo. Harry apenas logro cubrirse con su magia, rompiendo el vinculo.
El fuerte estallido creó una honda de energía que lo proyecto violentamente contra el suelo, haciéndolo rebotar cuatro veces antes de derrapar y golpearse contra varias lapidas que se rompieron a su paso.
Cuando por fin se hubo detenido bruscamente, el sabor fibroso de su sangre lo alerto de nuevo del peligro. El ambiente estaba inundado por una neblina plateada que no dejaba ver más allá de su nariz. Harry seguía jadeando con fuerza, tratando de enfocar lo que había pasado. Fue cuando noto varías figuras oscuras dirigiéndose a él.
Los golpes en su violento aterrizaje lo habían desconcertado. Su cabeza estaba lastimada y su visión era nula sin sus gafas. Harry alzó la mano en auto defensa, convocando su magia de inmediato en un resplandor plateado. La neblina a su alrededor se esfumó en un segundo, dejando al descubierto a sus adversarios, aunque no pudiera verlos del todo.
Uno de ellos estaba seca de él ¿Voldemort acaso? Harry iba a contraatacar cuando una mano se cerro sobre su muñeca —Te agradecería que no hicieras eso Harry—
Los ojos del chico se abrieron violentamente —¿D-dumbledore?— aventuro sorprendido.
—Si, creo que ese sería yo— dijo amablemente —Y si me dejas añadir, eso que hiciste hace unos momentos fue muy peligroso, un poco más y casi no la cuentas— su tono era calmado, y Harry sintió como Dumbledore lo ayudaba a levantarse.
—L-lo siento— dijo el chico torpemente, aferrándose al director para no caer —En su momento me pareció lo correcto— sonrío a lo que le pareció era el rostro de Dumbledore. Harry estaba seguro de que le estaba sonriendo.
—No hay nada que decir Harry, al menos logramos llegar e intervenir a tiempo —sonrío Dumbledore observándolo con cariño —Oh, mira. Alguien encontró tus gafas—
—¿Enserio? Muchas gracias— sonrío Harry, sintiendo como alguien más se las colocaba —No veo muy bien sin ellas— añadió, pero se quedo mudo al ver a quien tenía en frente.
Era un hombre mayor, algo pálido y demacrado, con un aire de belleza robada por acontecimientos terribles ocurridos a lo largo de su vida.
—Tienes los ojos de tu madre— dijo Sirius con la voz entrecortada y sus ojos brillando intensamente —Aunque de cerca. Te pareces un poco a tu padre— y temblando, abrió sus brazos para estrechar al joven ante él, temeroso quizás de sufrir un rechazo. Pero no fue así, Harry se dejo hacer, para que el hombre, ese gran hombre pudiera hacer lo que más deseaba desde hacia más de una década... abrazar a su ahijado...
Harry sentía que las lagrimas salían de sus ojos sin control, mientras sus mejillas se volvían tan cálidas como el abrazo que lo acogía con cuidado y cariño.
Era como estar en casa después de un largo viaje.
Lo que paso después fue como un sueño para Harry. Dumbledore creo un traslador y reaparecieron en la enfermería de Hogwarts. Harry nunca imaginó el gusto que le daría ver a madame Pomfrey ahí, porque apenas aparecieron, sintió como las piernas terminaban por fallarle y de no ser por su padrino, hubiese caído de cara.
—Gracias— sonrío Harry con cariño. Sirius amplió la suya y lo ayudo a erguirse —No, gracias a ti por regresar— le dijo en voz baja y acomodándolo en una de las camas, mientras madame Pomfrey se apresuraba a revisarlo. Obviamente tenía miles de preguntas, pero las hizo a un lado para realizar su deber. Era una profesional en toda la extensión de la palabra.
—Déjame ver tu hombro, estas empapado en sangre— dijo madame Pomfrey revisando el hombro del chico. Harry observo de reojo la enfermería. En una de las camas estaba el Moddy verdadero, y en otra estaba Ron y Cedric, cada uno en su respectiva cama acompañados de su familia, el primero con su madre, la señora Weasley, su hermano Bill, Hermione y Neville; el segundo con su madre y padre. Todos lo miraban con gran descaro.
—Estas limpio— dijo entonces madame Pomfrey perpleja, observando la piel lisa de Harry, solo manchada por la sangre de la túnica. Dumbledore lo observo detenidamente.
—Puedo usar magia para curar heridas hechas por maleficios oscuros— dijo Harry con calma, ajustándose las gafas —Pero he gastado demasiado poder— añadió buscando algo en su bolsillo —Necesito regenerarlo, estoy agotado...— saco una botella de color azul oscuro y bebió su contenido frente a todos, quienes no perdían detalle de lo que hacía.
—Espero que no les importe si reposo unos instantes— dijo observando a los presentes —Mi regeneración no tardara demasiado— se hizo un silencio inesperado. Harry se sintió nervioso y se acomodo el copete. Por dos segundos su cicatriz brilló claramente para todos (—¡En verdad es Harry Potter!— se escucho gemir a Amos Digory, seguido de un —¡Shhh!— de su esposa) —La-lamento incomodarlos de esta forma, sé que no me esperaban y que llegue sin avisar, lo siento— añadió sonrojándose apenado con la mirada baja.
Harry sintió una opresión cariñosa en el hombro, alzo la vista y encontró a Sirius sonriendo ampliamente, como nunca —Esta es la mejor sorpresa que he recibido en años. Me alegra tenerte de vuelta Harry—
El joven rubio sintió como la sangre se subía a sus mejillas —Gracias— de repente se vio nervioso —Um, se-señor Black...—
Sirius rió estruendosamente —¿Señor?— dijo divertido —Ese era mi padre, no seas tan formal, llámame Sirius— y le dio un par de palmadas amistosas.
—Esta bien, um... Si-sirius— sonrío Harry nervioso, era increíble volver a sentir esa lejana oleada de recuerdos ahora que estaba frente a las personas que fueron tan importantes en su vida.
Súbitamente se escucharon fuertes murmullos. Dumbledore miro a Sirius y este regreso a su forma animaga. Eso hizo a Harry alarmase un poco, es decir, los Diggory estaban ahí... de hecho... Harry se permitió un segundo de epifanía ¿Por qué nadie se preguntaba que rayos hacia Sirius ahí? De hecho ¿Por qué nadie parecía sorprendido de verlo en su forma animal? Es como si todos supieran quien es y lo que puede hacer se dijo confundido, antes de que las puertas principales estallarán al abrirse con violencia.
Fudge entro a la enfermería con paso decisivo y tras él, iban Snape y McGonagall.
—¿Dónde esta--?— el ministro no terminó su pregunta y observo a Dumbledore —¿Qué, qué son todas esas sandeces de que un mortifago esta trabajando bajo las ordenes de quien-tu-sabes? ¡Justo aquí en Hogwarts, en el torneo!—
—¡Le dije que subiéramos a su despacho Dumbledore!— dijo McGonagall furiosa —¡Le dije que usted no aprobaría que viniera a molestar a los heridos!—
Fudge le fulminó con rabia —¡Yo soy el ministro aquí! ¡Yo decido cuando debo hacer preguntas y donde!— se quito furioso su sombrero de hongo y lo estrujo en sus manos —Y más cuando una broma de mal gusto como esta planea ser burdamente insinuada al publico—
McGonagall puso cara de haber sido aporreada —¡¿Broma de mal gusto burdamente insinuada?!— repuso con sus labios tan apretados que formaron una sola línea —¡¿Cree usted que una broma simplona fue la responsable de la muerte de Berta Jorkins, Crouch padre y que casi cobra la vida de Alastor Moddy y de varios más inocentes?!— dijo casi escandalizada.
—¡Ya he escuchado suficientes tonterías!— dijo Fudge acalorado —Crouch Jr. murió hace años en Azkaban, Berta es muy descuidada, seguro se a perdido en sus vacaciones y Crouch seguramente anda por ahí también— Harry al igual que los demás no podían dar crédito a lo que escuchaban —En cuanto a Moddy, ya es muy viejo y a pasado por mucho, te recuerdo que confundió un reloj de regalo por un huevo de basilisco en su cumpleaños pasado— repuso firme —Y en cuanto a los chicos— dijo y fijo su vista en Ron y Cedric —Estoy perfectamente enterado de lo que han hecho; los favoritos de Dumbledore, creando escándalos desde que ese Weasley entro y dijo haber visto y peleado con quien-ustedes-saben, y en su segundo año y el tercero ni se diga con esas sandeces de que Sirius Black era inocente y ahora esto— dijo mirándolos con recelo.
Harry observo que Ron se ponía rojo al igual que Cedric. Y sus padres parecían querer estrangular al ministro.
—¡A estado leyendo a Rita Skeeter!— dijo Ron indignado, con su madre sujetando su hombro para que no se pusiera de pie.
—¡A creído todas sus sandeces!— continuo Cedric haciendo un ademán para levantarse, pero su madre le detuvo.
Harry se sorprendió por sus reacciones. Al parecer ambos eran amigos muy cercanos, y por lo que decía Fudge, ellos gozaban de una posición que antes ocupo Harry en Dumbledore... pero eso fue hace muchos, muchos años... y quizás era mejor así...
—¿Y que si lo he hecho?— soltó Fudge dirigiéndose a Dumbledore —¡Siempre te he dado rienda suelta! Te he mostrado mucho respeto y todo, incluso cuando tus ideas eran descabelladas, decidí bajar la cabeza y no decir nada. No hay muchos en mi lugar que te hubieran dejado contratar hombres lobo o tener a Hagrid aquí o que decidir enseñar a tus estudiantes sin consultar al ministerio, pero si vas a actuar contra mí...—
—El único contra el que planeo combatir es Voldemort, Cornelius— puntualizo Dumbledore con un brillo en sus ojos que emanaba un aura poderosa —Estas segado por el miedo de perder la cartera que ostentas y por tus arraigadas ideas de la limpieza de sangre— dijo y observo al ministro como si fuera alguien desconocido —Si sigues cerrado a abrir los ojos Cornelius, nuestros caminos se separan aquí. Has lo que debas, que yo haré igual... y si tu lucha es en contra suya, entonces seguiremos del mismo lado—
Fudge no encontró la forma de discutir a eso, murmuro algo in-entendible, y Snape se cerro frente a él, mostrándole el antebrazo, donde la marca de los mortifagos seguía muy nítida. El ministro retrocedió aterrado —Mire, mire la Marca Tenebrosa— le dijo bruscamente —No esta tan nítida como hace una hora aproximadamente cuando me abrasaba, pero aun puede verla. El Señor Tenebroso marcó con ella a sus mas fieles seguidores, los cuales debíamos desaparecer al momento que el nos convocara, sin importar donde fuese. Se ha hecho cada vez más clara durante este curso, incluyendo la de Karkarov ¿Por qué cree que a escapado esta noche? Porque delato a demasiados compañeros como para esperar una bienvenida cordial en el caso que decidiera regresar al redil—
Fudge los miró pálidos a todos, con sus ojos casi desorbitados —N-no se, no se a que están jugando tú y tus profesores Dumbledore— dijo temblando.
—No están jugando—
La voz de Harry sorprendió a todos y al ministro incluso lo hizo dar un respingo, ya que no había notado que estaba tras él —¡¿Qui-quien eres tú muchacho?!— dijo Fudge fulminándolo con rabia.
Harry que había estado sentado hasta el momento como un espectador, se puso de pie y se descubrió la frente. La cicatriz brilló en ella y tanto Fudge, como McGonagall y Snape abrieron los ojos sorprendidos.
—Ha... Harry Potter...— chillo Fudge alejándose de él como si pudiera atacarlo. El brillo en los ojos del chico era idéntico al de Dumbledore hacía unos momentos, emanaba una aura de poder —¡Imposible, imposible!¿Qué-qué haces aquí? ¡Tú no eres un mago, decidiste quedarte en el mundo muggle y vivir como un muggle! ¡Tu no puedes hacer magia con la varita!— dijo aterrado el ministro.
Harry extendió su mano derecha y convoco las llamas escarlatas en ambas. El ministro retrocedió hasta topar con la pared de la salida. Snape y McGonagall no cabían en su asombro, al igual que los demás; exceptuando a Dumbledore y Sirius que habían visto de lo que era capaz.
—Yo no necesito de varita para hacer magia— continuo Harry y señalo la cama donde estuvo sentado para convertirla en una pluma, luego en auto, en una mesa, en una silla, en un cerdo, un caballo, una cebra, una morsa, todas y cada una de esas formas hasta que le regreso de nuevo a su forma verdadera; con sus sabanas exquisitamente lizas y ordenadas.
Harry observo al ministro con calma, mientras sus manos seguían con las llamas en ellas — Es verdad que decidí quedarme en el mundo muggle para vivir tranquilamente al lado de mis padres y mi hermano— bajo la vista —Me siento algo avergonzado, porque no me siento digno de estar ante estas personas tan maravillosas que han luchado en contra de Voldemort por tantos años, mientras yo solo me dedicaba a ser feliz— sonrío con pesar y de forma amarga —Pero ya no puedo seguir huyendo. Voldemort a regresado— observo fijamente al ministro —Por favor, le ruego que habrá los ojos señor ministro. Yo he regresado, sólo porque Voldemort lo ha hecho ¿Qué otra razón tendría sino?—
Fudge le miraba pálido y lleno de un sudor frío. Harry le miro suplicante. Deseaba poder redimir todos sus errores, deseaba poder... poder....
—¡Potter!— gimió McGonagall sorprendida, al ver al joven arrodillándose ante el necio Fudge. Nadie daba crédito a lo que veían.
Harry estaba a cuatro patas y con la mirada clava en el suelo. Sentía odio así mismo. Quizás todo hubiese sido diferente si él hubiese aceptado su lugar desde el primer momento. Pudo matar a Voldemort desde antes. Pero ahora... ahora...
—Se lo ruego, por favor señor Ministro— le suplico Harry sintiendo como las lágrimas escapaban de sus ojos —Se lo ruego por favor, ayúdenos a detener a Voldemort. Se lo ruego ayúdenos— alzo la mirada a Fudge. El hombre seguía con su expresión de terror, sudando y negando, murmurando —No... no... él no a regresado... no puede, no, no, mentiras, mienten todos, él, él a muerto, se fue... ¡NO ME VEAS ASÍ!— grito y salió huyendo.
—¡Señor ministro!— Harry se puso de pie e intento seguirlo, pero Snape lo detuvo sujetándolo de la cintura con fuerza —Déjalo— ordenó el profesor con profundidad.
Harry lo miro sorprendido, las lagrimas salieron con más intensidad de sus ojos... incluso en ese momento... Snape estaba tratando de ayudarlo... el hombre que nunca dejo de amar a su madre... él, él estaba, estaba... —Si, señor— respondió al fin, abandonando sus fuerzas haciendo que el profesor de pociones le soltara.
—Cornelius, me temo, a tomado su decisión Harry— dijo la voz serena y reconfortante de Dumbledore, sonriéndole con carillo y un brillo intenso en los ojos — Y lamento decir que era de esperarse. No nos toma por sorpresa, pero esto a cambiado todo—
Harry asintió, y seco sus lágrimas con el dorso de la muñeca. Dumbledore se coloco frente a él y estrecho cariñosamente su hombro. El brillo de sus ojos se volvió profundamente cálido. No hubo necesidad de palabras. Harry percibió el bello sentimiento que emanaba de la mirada de Dumbledore.
No pudo evitar sonreír y entonces, Dumbledore hizo algo que nunca había hecho, alboroto el cabello del joven frente a él con cariño, el cual se sonrojo intensamente; y cuando volvió a alzar la mirada, Dumbledore se había girado y se encaminaba a las camas de Ron y Cedric.
Harry seguía rojo tomate, con una expresión de sorpresa increíble, mientras se sujetaba un mechón de cabello, tratando de acomodárselo torpemente. Sonrío ligeramente, cuando sintió algo intenso a su lado: al girarse descubrió que eran McGonagall y Snape, observándolo atentamente.
Harry se acomodo el copete rápidamente y los miro nervioso —Hola, mucho gusto...um, soy Harry Dursley, pe-pero creo que ustedes están más familiarizados con Harry Potter....— bajo la mirada más nervioso aun y los miro de reojo — Pu-pueden llamarme como gusten, profesora, profesor—
—Tienes los ojos de tu madre— dijo McGonagall sonriendo con calma —Te pareces mucho a ella... aunque veo también algo de tu padre — Snape gruño al fondo —Aunque, has cambiado desde la ultima vez que te vi— añadió la profesora, observando el cabello de Harry con interés.
—Gra-gracias— sonrío Harry jugando con un mechón de su cabello rubio y lacio —Lamento no haber conocido a mis primeros padres...— dijo con pesar —Todos poseen un brillo especial y cálido cuando los mencionan...— Harry bajo la mirada... habían pasado tantos años... ya no recordaba a sus padres... las fotos que guardaba con tanto cariño, perdieron su recuerdo poco a poco en su memoria con el paso de los años.
Pero alzo la mirada sonriendo de inmediato —Pe-pero no ha sido todo malo, mi mamá y papá me han criado con mucho cariño junto con mi hermano Dudley. He sido muy feliz a su lado, no me a ha hecho falta nada— les aseguro con animo y sonriendo con gentileza.
La profesora McGonagall pareció dolida y conmovida al mismo tiempo. Snape no cambio su expresión fría.
—Iré yo a verlo— la voz de Bill llamó la atención de Harry, y observo como se despedía de su madre y hermano, para de inmediato abandonar la enfermería. Dumbledore también hablo con Amos Digory y su esposa, el primero asintió fervientemente y salió después de Bill, no sin antes darle una mirada de curiosidad a Harry.
Dumbledore se giro a Harry y paso su mirada a ambos profesores —Minerva, por favor dígale a Hagrid que necesito verlo en mi despacho, y si accede, también con Madame Maxime—
La profesora asintió y salió después de darle una sonrisa a Harry.
—Bueno— dijo Dumbledore —Y ahora, ya es tiempo que dos de nosotros se acepten... Sirius, te ruego que regreses a tu forma habitual— el perro negro alzó la mirada y regreso a su forma humana. Snape pareció sorprendido y horrorizado al mismo tiempo que su mirada se cargaba de un odio infinito —¡¿ÉL?!— bramo a Dumbledore.
El director continuo —Esta aquí porque yo lo llame. Y al igual que tú Severus, confió plenamente en él— dijo pasando la mirada de uno a otro —Ya es hora de que dejen sus diferencias del pasado atrás y confíen el uno en el otro— indico. Harry sonrío nostálgico. Eso nunca iba a pasar. Jamás.
—Me conformare, a corto plazo, con un alto a las hostilidades— dijo impaciente Dumbledore, al ver que ninguno se movía y no dejaban de darse miradas de odio y repudio —El tiempo apremia. Dense la mano, ahora. Ambos están del mismo bando y sino podemos confiar los unos en los otros no habrá esperanza—
Snape y Sirius apenas rozaron las manos se soltaron enseguida.
—Con eso bastara por ahora —dijo el director colocándose entre ellos — Ahora, lo que ha hecho Cornelius no nos toma por sorpresa, pero cambia el peso de la balanza. Tengo una tarea para ambos —se giro a Sirius —Hay que reunir al antiguo grupo y alertarlos. Por favor sal ahora mismo Sirius, ve con Remus, Arabella Figg y Mundungus Fletcher, deben saber lo que a pasado. Escóndete un tiempo con Remus, iré a buscarte después—
Sirius asintió y se giro a Harry sonriendo —No tardáremos en vernos. Te lo prometo— se acerco a él y lo abrazo con fuerza —¿Sabes?— le susurro al oído sin soltarlo —Yo, yo soy tu padrino Harry, tus padres me encomendarón tu cuidado y eso haré—
El chico sintió como sus mejillas se calentaban y sus ojos se humedecían —Si, entiendo— le dijo con voz entrecortada y abrazándolo a su vez con fuerza... Harry deseaba permanecer así un poco más. Pero sabía que no iba a poder ser...
—Bueno, debo irme— dijo Sirius entrecortadamente, pasándose la manga de la túnica en el rostro —Es hora— le sonrío a Harry y después de darle un apretón breve en el hombro, volvió a su forma animal y salió de la enfermería sin girarse.
—Severus— continuo Dumbledore observándolo con ojos brillantes —Ya sabes lo que quiero de ti. Si estas dispuesto...—
—Lo estoy— contesto Snape. Harry juro que por un segundo, el profesor de pociones le había visto de reojo antes de contestar.
—Buena suerte entonces— le deseó Dumbledore, y con una mirada de aprehensión, lo observó salir de la enfermería en silencio. Después de una pausa, se giro con una sonrisa cálida a Harry. El director abrió los labio para decir algo, pero el chico lo hizo primero: —Muchas gracias— dijo tan repentinamente que el director pareció sorprendido.
Harry se sonrojo con los ojos húmedos —Yo, yo le doy las gracias por esta oportunidad de estar con ustedes. Todos han sido muy amables conmigo a pesar de que no los conozco... yo, yo— una lagrima rodó por la mejilla de Harry — Yo se, sé que estoy rodeado de personas maravillosas e increíbles, pero, pero— vacilo un poco, mientras más lagrimas escapaban de sus ojos —S-sé que desea hacerme preguntas, esta en todo su derecho señor, lo entiendo— seco su rostro con la manga de su camisa —Pero, pero, yo...— Harry trataba de que las palabras salieran de su garganta, pero parecía que tenía algo que impedía que eso sucediera —He borrado la memoria de mi familia—
Sus ultimas palabras causaron una gran impresión en Dumbledore, que palideció.
Harry continuo rápidamente, deseaba decir todo antes de que ya no pudiera más —Ellos ya no recuerdan nada de mí, les hice creer que solo han tenido a mi hermano. Después los he protegido con el fidelio y sólo yo soy su guardián secreto. Ni Voldemort ni nadie puede encontrarlos ahora—
Dumbledore ensombreció la mirada —Harry... ¿Qué tratas de decirme? ¿Acaso...?—
El chico le miró con un aura de poder —Ahora que Voldemort a regresado, he aceptado mi papel en esta guerra... no voy a renegar de ello ni pienso dejar más esta responsabilidad en nadie. Muchas gracias por todo lo que han hecho por mí. Estoy consciente de que si he podido llevar una vida tan feliz es gracias a usted, a todos— Harry se inclino respetuosamente —¡Estoy muy agradecido, muchas gracias por lo que han hecho por mi y mi familia!—
Las lagrimas salían sin control de Harry. No deseaba causar más problemas. Deseaba que Dumbledore pudiera entender lo mucho que había significado para él... todo lo que significaba aun ahora. Quería decirle todo pero no había tiempo, así que si iban a tener últimas palabras, deseaba que fueran de agradecimiento y esperanza.
Harry se enderezo, y sonrío con cariño y tristeza, mientras Observaba a Dumbledore, algo confundido —Creo saber como detener definitivamente a Voldemort—
Esas palabras hicieron que Dumbledore abriera sus ojos más de lo normal —¿Cómo has dicho?— añadió rápidamente recuperando su compostura.
Harry negó con calma —No, en realidad, se como hacerlo— bajo la mirada y guardo las manos en los bolsillos de sus vaqueros —Pero esto es algo que debo hacer... sólo yo puedo hacerlo— retrocedió un poco, Dumbledore pareció intentar moverse, pero no pudo. Su mirada se poso de inmediato en Harry, parecía preocupado.
Harry sonrío con cariño —Por favor entienda que no puedo dejar que intervenga. Usted es muy importante y ...— se acerco a la venta más cercana, con la mirada de Dumbledore y los demás sobre él. Dio un agudo silbido y se quedó un segundo mirando el horizonte antes de continuar —¿Señor?— dijo con calma —¿A tenido usted alguna vez un deseo egoísta, que a pesar de que pueda poner triste a alguien más, es un deseo que no puede reprimir?— Harry se giro a Dumbledore sonriendo —Yo lamento tener esa clase de deseo ahora—
La señora Diggory gimo sorprendida, cuando un auto color azul oscuro de reciente modelo, se asomo por la ventana y tan silencioso como llego, abrió una de sus puertas a Harry. Este subió a la orilla de la ventana y coloco un pie dentro. Se giro a Dumbledore y sonrío de nuevo —La próxima vez que nos veamos, prometo explicarle todo, sin secretos— se sonrojo levemente y añadió —Y perdone por petrificarlo, pero por lo que he visto, usted es una persona noble, usted me detendría... si yo estuviera en su lugar, no cabe duda de que tampoco lo hubiera detenido—
Harry se despidió con una ultima sonrisa y entro al auto cerrando la puerta que no emitió ningún ruido. Silenciosamente se perdió en el horizonte lleno de estrellas.
Continuará ………………….
Ok, este es el primero. Los demás no van a tardar.
Y pido mil perdones por no estar subiendo nada para los otros fics que ya se que tengo pendientes. Prometo subir lo antes posible, no desesperen. Este año es el año de terminar lo que tengo pendiente.
Feliz 2010!!!!
